Katarina – Volumen 12 – Capítulo 1: Vida cotidiana (1)

Traducido por Shisai

Editado por Lugiia


Una niña correteaba por el jardín de la mansión Claes mientras la cálida luz del sol caía desde lo alto. A mí, Katarina Claes, se me alegraba el corazón solo con verla disfrutar.

En mi día libre del Ministerio de Magia, me senté en una silla colocada en el jardín y me deleité con la relajante visión de esta niña mientras comía los dulces que habían preparado en la mesa que tenía delante. ¿Cómo puedo expresar lo bien que lo estaba pasando?

Cada vez más relajada, la visión de la niña me hizo recordar mi propia infancia. Pasé mi vida como la egoísta y engreída hija de una familia noble, hasta que un día, cuando tenía ocho años, caí en el jardín de un castillo y recuperé los recuerdos de mi vida pasada: aquellos como una chica de instituto en un país llamado «Japón».

A medida que me fui acostumbrando a estos recuerdos, me convertí en una chica extremadamente buena. Más en serio, me di cuenta de que este era el mundo de un juego otome que había jugado en mi vida pasada hasta justo antes de mi muerte, uno llamado Amante Afortunado.

Entonces, comprendí que había renacido como la villana del juego, donde cada ruta me llevaría a un mal final… Para evitar de algún modo mi perdición, puse en práctica una amplia gama de planes. Para fortalecer mi magia, empecé a cultivar un campo; perfeccioné mis habilidades con la espada; y me dediqué a fabricar serpientes de juguete cada vez más realistas. Siete años después, finalmente entré en la Academia de Magia, escenario de la historia del juego, y conocí a la heroína del mismo, María.

¡Que empiecen los malos finales! O al menos eso creía, pero aunque el juego tuvo su dosis de crisis, concluyó con un final amistoso y logré evitar cada uno de los malos finales, saliendo ilesa.

Tras pasar al siguiente curso, me enfrenté a varios incidentes extraños, como mi secuestro y el de mi hermano, pero también resolví estos problemas; al final, pude graduarme en la Academia y comenzar a trabajar en el Ministerio de Magia.

Ahora es el momento de dar lo mejor de mí como miembro trabajador de la sociedad, pensé en aquel momento para animarme, pero entonces llegó una revelación impactante. Lo creas o no, Amante Afortunado tenía una secuela. Su título era Amante Afortunado II: Amor en el Ministerio de Magia. En este juego, tras graduarse en la Academia, nuestra protagonista, María, empieza a trabajar en el Ministerio de Magia y profundiza en su romance con el objetivo de su anterior conquista; sin embargo, puede enamorarse de un nuevo personaje.

Cuando me enteré de esto, me preocupé, pero después de pensarlo mucho, me di cuenta de que, a raíz de los acontecimientos del juego original, la villana, Katarina Claes, habría sido asesinada o exiliada de este reino.

Yo había entrado a trabajar en el Ministerio de Magia, pero la Katarina del juego no. Siendo así, no había ningún problema. No quedaba ninguna posibilidad de perdición. Sin embargo, el alivio que sentí fue efímero, desvanecido por la visión en mis sueños de Katarina, la villana, en una pantalla de juego, llevando una capucha y haciendo su regreso… Y lo que le esperaba después era, tal y como pensé, la perdición. Esta vez, en lugar del exilio fuera del reino, me esperaba una larga condena en prisión… Justo cuando creía que había conseguido evitar todos los malos finales, surgieron nuevos en serie, y mis días de evitarlos empezaron una vez más.

Para empezar, ocupaba mis días practicando el uso de la Magia Oscura que había obtenido por casualidad para crear una cortina de humo que pudiera utilizar cuando necesitara huir, y buscando a tientas un método de escape que pudiera utilizar si acababa encarcelada; no obstante, descubrí que los acontecimientos de Amante Afortunado II terminarían dentro de otros seis meses. Me decidí y pensé: Muy bien, en ese caso, solo tengo que aguantar otros seis meses, ¡y habré evitado los malos finales una vez más!

Mientras hilvanaba estas palabras en mi cabeza y miraba al cielo…

—Estos dulces de aquí también están deliciosos. Por favor, pruebe uno —sugirió una hermosa muchacha de cabello y ojos castaño rojizos.

—Gracias, Mary. Me serviré yo misma —dije, metiéndome en la boca una de las golosinas que Mary me había recomendado—. Qué rico.

Al decir esto, la niña que había estado correteando por el jardín se acercó. Entonces, fijó su mirada en el caramelo que yo sostenía en la mano.

—¿Quieres uno? —le pregunté. Tras mostrarse un poco sorprendida, asintió levemente con la cabeza.

—Aquí tienes —dije, agarré otro y se lo di a la chica, en cuyo rostro se dibujó una sonrisa.

La niña vaciló antes de agradecerme en voz baja, y luego se metió el caramelo en la boca. Era adorable verla masticar con las mejillas hinchadas.

—Qué linda —dije sin pensar.

—Por supuesto. Es natural que nuestra hija sea muy linda —presumió Mary. Después de que ella llamara a la niña y le quitara las migas que tenía pegadas a la boca, esta sonrió y echó a correr de nuevo hacia el jardín.

—Ahh, qué linda.

—Sí, realmente lo es.

Mientras murmuramos estas palabras entre nosotras, una voz llegó a nuestras espaldas.

—Hm, ¿de quién es esa mocosa?

Al oír esa voz familiar y un poco áspera, nos dimos la vuelta y vimos al cuarto príncipe, Alan, de cabello plateado y ojos azules. A su lado, estaba su gemelo mayor, Jared, el tercer príncipe, de cabello rubio y ojos azules.

A la pregunta de Alan, Mary respondió sin vacilar:

—Es mi hija.

Alan, sobresaltado, abrió mucho los ojos.

—¿Eh? Me estás tomando el pelo. ¿Cuándo demonios la diste a luz? Aunque debería preguntar quién demonios es el padre.

Sonriendo al confundidísimo Alan, Mary soltó una risita y contestó:

—Pues, es hija mía y de Katarina.

—Huh… ¿Eh…? Una niña nacida entre dos mujeres… No, quiero decir, desde cuando tú y Katarina… —En este punto, la mente de Alan estaba completamente enredada.

Observando la agitación de Alan con una expresión indescriptible en el rostro, Jared abrió por fin la boca.

—Alan, cálmate. Solo se trata de una broma malintencionada. Esa chica es hija de la segunda hermana mayor de la señorita Mary, y, por lo tanto, es su sobrina.

—¿Eh? ¿Sobrina? —respondió Alan sin comprender.

La expresión de Mary cambió ahora que Jared le había estropeado la diversión.

—Vaya, esto no me gusta. Así que parece que estaba al tanto —respondió.

Yo, que había imaginado que Mary probablemente solo se estaba burlando de Alan y no me había entrometido, no pude decir nada y me limité a sonreír ambiguamente. Era verdad, la niña que correteaba por el jardín de mi familia era la hija de la segunda hermana mayor de Mary, su sobrinita.

Ahora mismo, su hermana mayor estaba embarazada de su segundo hijo y no podía moverse demasiado. Al no poder jugar activamente con su pequeña, había confiado su hija al cuidado de la tía Mary. Cuando me enteré por Mary, me quedé en shock. Porque, hasta entonces, tenía entendido que ella no se llevaba bien con sus hermanastras, que tenían otra madre. Pero entonces, ella me explicó cómo había arreglado su relación con su segunda hermana mayor.

—Mi segunda hermana mayor inició un romance con su ahora marido, al que conoció durante su estancia en la Academia, y luego se casaron. Por aquel entonces, tanto mi hermana como su marido, habían estado comprometidos con otras parejas, pero en ambos casos pudieron romper sus compromisos de forma amistosa. Además, recibieron la bendición de sus antiguos prometidos. Sin embargo, los padres de su marido habían adorado a su exprometida desde que era muy joven, y esperaban con impaciencia su matrimonio y que se uniera a su familia. Consideraban que mi hermana mayor los había alejado de ella, y la rechazaban terriblemente por ello.

♦ ♦ ♦

La hermana mayor de Mary, quien había pasado por todo eso para casarse y unirse al hogar de su marido, reveló que se veía obligada a convivir con los comentarios despectivos de su familia política. Aunque rara vez sacaba el tema delante de su marido, siempre que no estaba en el trabajo, era objeto de un aluvión constante de desprecios. Mientras vivía en esas circunstancias, recordó lo que le había hecho a Mary. Al encontrarse en una situación similar, por fin se dio cuenta de la crueldad y la insensatez con que había tratado a su hermana menor.

Oh, ¿qué he hecho?, pensó para sus adentros. Estaba segura de que si iba a disculparse con su hermanita después de tanto tiempo, Mary no la perdonaría. Al contrario, podría reprenderla. Pensando esto, no pudo armarse de valor.

Pero después de dar a luz a su primera hija y de que su encantador marido abandonara la escena, sus suegros se mofaron:

—Esta bebé no se parece a nuestro hijo, ni en el color de su cabello ni en el de sus ojos. No podemos estar seguros de que sea su hija. Cualquier hijo de una madre que robe al prometido de otra mujer merece sospechas, ¿no cree?

Al oír esto, parece que la hermana de Mary se puso furiosa.

Aunque ciertamente se habían juntado con la bendición de su exprometida, la hermana de Mary había sido tachada de haberla apartado. Ella lo había soportado al principio porque sus acusadores eran los padres de su marido, pero una vez que insultaron a la niña por cuyo nacimiento había arriesgado su vida, ya no pudo mantener la boca cerrada. Al parecer, alzó la voz contra sus abusos.

En lugar de dejar que le hablaran como quisieran, finalmente les contestó y le contó a su marido lo que había aguantado durante todo ese tiempo. Entonces, tuvieron la idea de ponerse en contacto con su antigua prometida, y que ella contara a los padres de él su versión de los hechos.

La exprometida resultó ser una mujer muy audaz, y dijo a la abusiva familia política:

—En primer lugar, nunca tuve sentimientos románticos hacia él. Como amiga de la infancia, le di mi bendición cuando por fin encontró a alguien a quien quería. Al enterarme de que ustedes eran el tipo de personas que intimidan a la amada esposa de mi amigo, ahora me siento desilusionada.

La hermana de Mary contó que, tras oír tal declaración, sus suegros acabaron revisando su actitud hacia ella.

En realidad, su hermana había seguido el ejemplo de Mary cuando perdió los estribos de aquella manera, recordando cuando ella misma se había hecho más fuerte. La verdad era que, cuando era pequeña, Mary solo podía escuchar los insultos de sus hermanas mayores, agachando la cabeza en silencio. No obstante, poco a poco, se había hecho más fuerte y tenaz, y un día empezó a replicar y a mirar al frente con la cabeza en alto. A partir de entonces, fue una joven fuerte y dominante.

Recordando cómo se había comportado Mary en aquellos días, decidió que ella también dejaría de agachar la cabeza cuando otros hablaran mal de ella y, en su lugar, miraría al frente.

Así, después de haber resuelto el problema de su casa y de que su estado físico se hubiera recuperado lo suficiente, se dirigió a encontrarse con Mary. Entonces, se disculpó profundamente por todo lo que había hecho en el pasado.

—No soy tan desvergonzada como para esperar que me perdones, pero al menos quería disculparme y darte las gracias, porque debido a ti pude cambiar. Lamento todo lo que he hecho hasta ahora. Y gracias —había dicho la hermana de Mary, agachando la cabeza. Por supuesto, Mary no era capaz de perdonarlo todo de golpe, pero desde aquel giro de los acontecimientos, se habían esforzado por profundizar en su vínculo y, poco a poco, su relación había mejorado.

Con el tiempo, se habían acercado lo suficiente como para que ahora Mary pudiera cuidar de la hija de su hermana cuando el estado de esta no era tan bueno.

♦ ♦ ♦

—Mi segunda hermana mayor obedecía más o menos a mi primera hermana mayor, así que, si me viera obligada a describirla, diría que al principio era una persona callada, como lo fui yo, pero últimamente ha empezado a defenderme, hablando con firmeza contra mi primera hermana mayor, la cual sigue despreciándome y hablándome con desdén. Me sorprendió mucho cuando ocurrió. Supongo que la gente puede cambiar si quiere.

Al hablar de este tema, la expresión de Mary se tornó tímida, y casi parecía una niña pequeña. Con aquella serie de acontecimientos, la sobrinita de Mary, quien hoy volvía a estar a su cuidado, había venido aquí a jugar, pero me preguntaba por qué Alan, su prometido, no sabía nada de esto, y por qué Jared sí lo sabía.

—Ya me había cerciorado de esa información —dijo Jared con una sonrisa en cierto modo sombría. Sí. Es el tipo de hombre que no me gustaría tener como enemigo.

—Pero pensar que Mary tiene una sobrinita… Supongo que no sería raro que tuviéramos sobrinos por esta época —soltó Alan.

Ciertamente, Alan y Jared tenían dos hermanos mayores que se habían comprometido. Por lo general, a su edad, ya se habrían casado, y no sería raro que ya hubieran tenido hijos. La edad típica del matrimonio en este mundo era joven, aunque para los estándares de mi vida pasada, diría que son muy jóvenes. No obstante, según los criterios de este mundo, el príncipe primogénito, Jeffrey, y su prometida, Susanna, eran bastante tardíos por no haberse casado todavía.

—Mi hermano mayor, Ian, es muy estricto, así que probablemente esté pensando que mientras el hermano mayor Jeffrey no se haya casado aún con Susanna, él no se casará… o algo parecido —especuló Jared.

Hablando de Ian, el segundo príncipe, había intentado inútilmente mantener las distancias con su prometida, aduciendo como razón:

—Mi prometida Selena es demasiado adorable, y siento que podría acabar tocándola. Aunque sé que no debo hacer tales acciones antes de casarnos.

Se había mantenido tan distante que, como resultado, su prometida Selena había llegado a preocuparse de que le desagradara a Ian. Aunque, desde entonces, ese malentendido se había resuelto y, al parecer, ahora eran muy cariñosos. Desde luego, daba esa impresión.

—Sí, yo también sé lo que probablemente esté pensando el hermano mayor Ian, pero me pregunto cuánto tiempo piensa seguir así el hermano mayor Jeffrey. No puede ser que esté en malos términos con la señorita Susanna, su prometida —añadió Alan con expresión perpleja.

Yo había pensado lo mismo. Los había visto juntos muchas veces y siempre parecían llevarse bien.

—Bueno, en su caso, creo que hay todo tipo de razones… —Jared se quedó un momento sin palabras, como si se le acabara de ocurrir algo. Finalmente, continuó—: Sin embargo, dejando a un lado el pensamiento del hermano mayor Jeffrey, los que le rodean están cada vez más impacientes.

—Correcto, ¿te refieres a la gente de la facción del hermano mayor Jeffrey?

Aunque se les conoce como los cuatro hermanos Stewart, principalmente eran los dos hermanos mayores los que tenían cada uno su propia facción. Nominalmente, los dos eran hostiles. El hecho de que, entre bastidores, los cuatro hermanos se llevaran bien, solo lo sabían unos pocos confidentes cercanos, entre los que me encontraba yo. Nadie fuera de este grupo era consciente de lo amigos que eran realmente los cuatro príncipes.

—Sí, el padre de la señorita Susanna, el marqués Randall, parece estar especialmente descontento, y ha expresado sus quejas aquí y allá.

Al oír estas palabras de Jared, Alan refunfuñó:

—Marqués Randall, ese vejestorio… Solo espero que no traiga problemas. —Después de decir eso, la expresión de Alan se volvió sombría.

Disculpa, preferiría que no sacaras a relucir temas tan poco pacíficos en los apacibles jardines de la mansión Claes. Aunque la sobrinita de Mary —quien nos saluda entusiasmada desde lejos— no pueda oírte, Mary y yo sí.

Sabiamente, Mary y yo no habíamos prestado atención a su conversación, pero llamarlo un tema que no tenía nada que ver con nosotras en realidad no serviría de nada. Actualmente, las dos éramos las prometidas de estos príncipes, y en este reino donde el heredero al trono no era necesariamente el hijo mayor, sino que era seleccionado por el gobernante de turno, no podía decirse que nuestras posiciones no estuvieran relacionadas.

—Existe la posibilidad de que tal vez abandone al hermano mayor Jeffrey, quien es incapaz de dejarse engañar, y se acerque a ti o a mí. Si llega ese momento, por favor, ten cuidado. Tú eres, después de todo, simple y fácil de engañar.

Ante estas palabras de Jared, Alan frunció el ceño.

—Tú… ¿Cómo puedes hablarle así a tu propio hermano menor?

—Es porque eres mi hermano menor que te hago el favor de decírtelo —respondió Jared con indiferencia, provocando un encogimiento de hombros y un suspiro de Alan.

Me pregunto si Alan pensó que no podría ganarle en un concurso de palabras. Aunque, me temo que es exactamente así. Yo tampoco puedo vencer a Jared.

—Príncipe Alan, el príncipe Jared solo está preocupado por su precioso hermanito. Sencillamente, no es alguien que pueda ser sincero con esas cosas, por eso acaba expresándose así —explicó Mary, mirando a Alan y a Jared con la misma mirada que había dirigido a su sobrinita.

El rostro de Jared se crispó ligeramente.

—Señorita Mary Hunt… —Empezó a decir algo, pero con la imperiosa mirada de Mary sobre él, pareció que se tragaba sus palabras.

—Príncipe Jared, yo también vigilaré de cerca al príncipe Alan, quien resulta ser su precioso hermanito —añadió Mary con una amplia sonrisa.

—Por favor, hágalo —respondió finalmente Jared, con una ligera contracción en su mejilla.

Alan, quien tenía a dos guardianes preocupados por él, mostraba una expresión terriblemente complicada. Como estaba acostumbrada a recibir el mismo trato de los demás, me acerqué a él, le di una palmada en el hombro y le dije, mientras le dirigía una cálida mirada:

—No se preocupe por ellos.

En cuanto lo hice, Alan adoptó una expresión agria.

—Oye, ¿qué se supone que significa eso?

—Quiero decir que no se preocupe por sus guardianes, aunque se preocupen mucho por usted —respondí, con la mirada cada vez más enternecida.

—Por guardianes, ¿te refieres a Jared y a Mary?

—Sí. —Asentí con entusiasmo.

Por supuesto que me refería a eso.

—Eh… Bueno, quiero decir, Jared y Mary son, sin duda, gente honrada. Siendo bastante generoso… No, supongo que si soy mucho más generoso, no puedo oponerme a que los llames mis guardianes. Lo que no soporto es que me mires con esa cara de lástima; eres una niña que tiene guardianes que te cuidan a cada momento —se enfadó Alan, levantando la voz y señalándome directamente con el dedo.

—¡¿Oh, se cree tan perfecto?! ¡Incluso yo he logrado convertirme en algo respetable! —A pesar de que otros a menudo todavía tenían que ocuparse de mí, yo estaba haciendo un trabajo respetable como empleada del Ministerio de Magia. No siempre necesitaba el apoyo de los demás.

—Ah, así que tú misma admites que solo eres «algo» respetable. Comparado contigo, sigo siendo más fiable.

—Grr, eso no es…

Quizás… era cierto que él seguía siendo ligeramente más fiable que yo. Cuando le gruñí a Alan, él sonrió triunfante.

—¿Ves? Después de todo, eres más infantil —se mofó Alan como un matón de barrio mientras me revolvía el cabello.

Inflé las mejillas y fulminé a Alan con la mirada, gruñendo de nuevo. Era consciente de que les causaba muchos problemas a Jared y Keith, y había llegado a aceptar que me trataran como a una niña, pero no podía soportar el mismo trato por parte de Alan. Jared y sus otros hermanos siempre se habían comportado como adultos, pero Alan solía ser más infantil que yo, ¡y mucho más mocoso!

Alan siguió revolviéndome el cabello sin piedad mientras yo intentaba pensar en una réplica, pero entonces su mano pareció detenerse de repente.

—Alan, no debes tocar el cabello de una mujer de forma tan casual —dijo Jared con una sonrisa mientras apartaba la mano de Alan.

—Así es, príncipe Alan. No debe hacer eso —replicó Mary, también con una sonrisa.

Su tono de voz era el de un padre regañando a un hijo, pero sus sonrisas parecían dar una impresión más amenazadora.

—Claro —alcanzó a responder tardíamente Alan; parecía abrumado por las sonrisas sombrías de su hermano mayor y su prometida. El aire que rodeaba a cada uno de sus guardianes empezó a parecer cada vez más sombrío.

—Ah, los príncipes Jared y Alan, y Mary también. ¿Cuándo irrumpieron en nuestra casa sin avisar? —Keith entró en escena desde detrás de los dos con sonrisas oscuras. A su lado, vi a los hermanos Ascart. Parecía que esos dos habían venido a verme, y Keith los había hecho pasar.

También parecía que no sabían que Mary, Jared y Alan ya estaban aquí.

—Es un poco grosero por tu parte decir que he «irrumpido». Recibí el permiso de los criados de la mansión Claes —replicó Jared.

Mary dio una respuesta similar.

—Ni una palabra de eso me llegó… Supongo que ya se ha ganado a nuestros sirvientes —refunfuñó Keith con cansancio.

—Bueno, podría decirse que ya soy parte de la familia —contraatacó Jared con una sonrisa.

—Como yo —dijo Mary, de nuevo, con una sonrisa.

Conocía a Jared, Alan y Mary, así como a Sophia y Nicol, desde hacía más de diez años, durante los cuales habían visitado mi casa con frecuencia. Así que no sería de extrañar que los sirvientes los considerasen familia y los saludaran de inmediato en la puerta principal. Éramos muy unidos.

—Señorita Katarina, al enterarme de que tenía el día libre, he venido a verla con un libro que le recomiendo leer —exclamó Sophia, acercándose a mí con una gran sonrisa en la cara.

Me pregunté lo mismo sobre Mary y Jared, pero ¿cómo sabían todos que yo tenía el día libre? No me malinterpreten, me alegré mucho de verlos, dado que tenía este descanso, pero simplemente me pregunté por qué.

—Té, por favor. —Justo después de que Sophia me saludara, la sobrina pequeña de Mary volvió a la mesa. Al parecer, tenía sed. Incluso su ceceo era adorable.

—Vaya, ¿a qué familia pertenece, jovencita? —dijo Sophia, dirigiéndose a la sobrina de Mary, quien, al parecer, acababa de darse cuenta de que ahora estaba entre gente que no conocía y se escondió detrás de Mary, con cara de vergüenza.

—Es mi hija —respondió Mary, repitiendo suavemente lo mismo que le había dicho a Alan. Parecía gustarle aquella broma.

—Príncipe Alan, ¡¿cuándo ha pasado esto?! —jadeó Keith, mirando a Alan, sorprendido. Alan y Mary estaban prometidos, eso era cierto. Así que, inevitablemente, cualquier hijo de Mary debía ser también hijo de Alan, suponiendo que la niña fuera realmente de Mary.

—¿Eh? ¿Qué estás diciendo? Keith, te has hecho una idea equivocada, yo no he hecho nada —insistió Alan, agitando las manos y pareciendo muy nervioso.

—Es cierto. Ella no es hija del príncipe Alan. Es hija mía y de la señorita Katarina. —Una vez más, Mary contó el mismo chiste. Aunque pensé que Keith no se dejaría engañar tan fácilmente como Alan…, se congeló de la misma manera.

—Pero, quiero decir, las dos son mujeres. ¿Podría ser…?

Keith, todo esto es porque te crie desesperadamente para que fueras virgen, temiendo que te convirtieras en el playboy que conocí en el juego… Lo que significa, que creciste sin varios tipos de conocimientos. Lo siento. Dos mujeres realmente no pueden tener un bebé.

Al lado de Keith, la cabeza de Sophia parecía estar llena de conocimientos extraños.

—Oh, ¿así que los miembros del mismo sexo por fin pueden tener hijos? No me digan que ahora hay medicamentos que pueden cambiar el sexo de una persona… —balbuceó, además de otras cosas sospechosas. Pensé que ya era hora de que ayudara a Sophia a revisar el género de los libros que leía. Mientras pensaba en esto, adopté inconscientemente una expresión lejana mientras vigilaba a mis amigos.

Jared, con la misma mirada, le espetó a Nicol:

—Los mire por donde los mire, los miembros de esta alineación son un poco ingenuos, ¿no te parece?

—Estoy seguro de que no actúan así en el trabajo, pero cuando se trata de Katarina, parecen especialmente inútiles. Supongo que Katarina ha ejercido una fuerte influencia sobre ellos —coincidió Nicol desapasionadamente.

Cuando dijo que yo había influido mucho en mis amigos, ¿lo dijo en el mal sentido o en el bueno?

—También creo que deberías advertir a tu hermana sobre el tipo de libros que lee —comentó Jared, dirigiendo su mirada hacia Sophia, la cual hablaba largo y tendido sobre métodos imaginarios por los que dos mujeres podían tener hijos. Extrañamente, había llegado a la misma opinión que yo.

Nicol se lo pensó un momento.

—Tomaré las medidas adecuadas —dijo con una mirada distante.

Al final, tras una intensa confusión, todos comprendieron que la niña era sobrina de Mary. En ese momento, un criado de la mansión Claes vino con una carta para mí.

—Oh, es de Ginger. —Esta carta había sido enviada por Ginger, una alumna mía en la Academia de Magia. Cuando me gradué, ella se había hecho cargo del huerto que yo había cultivado.

En la página, estaba escrito:

 

La mayoría de las verduras que me confió han llegado al momento de la cosecha. ¿Le gustaría cosecharlas juntas?

 

Definitivamente, me gustaría participar en la cosecha de las verduras de mi huerto en la Academia. Luego, me gustaría disfrutar comiendo las verduras que cosechamos, como había hecho en el pasado.

¡Hagamos una fiesta de la cosecha!, decidí, antes de comentarlo con todos los que estaban reunidos a mi alrededor. Al compartir la noticia, los demás también se entusiasmaron. Era algo que habíamos hecho juntos cuando íbamos a la Academia.

En seguida, le envié una respuesta positiva a Ginger, lo que dio inicio a una correspondencia entre nosotras, y una vez que había resuelto la disponibilidad de todos los demás, nos pusimos de acuerdo para celebrar un festival de la cosecha en la Academia de Magia.

♦ ♦ ♦

El día de la fiesta de la cosecha, todos habíamos intentado hacer coincidir nuestros horarios, así que casi todos los miembros actuales y antiguos del consejo de estudiantes nos reunimos para celebrar la fiesta.

Yo había cuidado un campo desde los ocho años, así que, por supuesto, mi hermano adoptivo y mis amigos, quienes me habían estado ayudando desde entonces, ya eran muy hábiles, pero me sorprendió ver lo capaces que se habían vuelto Ginger y Fray, actuales miembros del consejo estudiantil. Ginger dijo que tenía experiencia en el cultivo de hortalizas en casa, pero Fray, una joven noble empedernida, al parecer nunca había trabajado en un huerto antes de que yo la introdujera en él. Sin embargo, en algún momento, se había vuelto brillantemente diestra, como una agricultora veterana.

Comentando este increíble crecimiento, llamé a Fray y le dije:

—Ahora sí que pareces acostumbrada a esto.

—Tendría que decir que soy bastante buena con las manos —respondió, riendo entre dientes.

—Bueno, aun así, esto es increíble. Ya eres prácticamente una jardinera profesional. —Me pregunté cuánto tiempo me había llevado alcanzar el mismo nivel.

—¿Una jardinera profesional, dice? He, he, he. —Fray se rio, claramente divirtiéndose, y luego añadió lo siguiente—: Pero debo decir que es realmente divertido trabajar la tierra así. Por una razón u otra, me encuentro viniendo aquí todos los días, así que creo que he empezado a acostumbrarme.

—¿Qué…? Fray, ¿has empezado a encontrar divertido el trabajo del campo? —pregunté, tan contenta de oír a Fray describir el trabajo de campo como algo divertido, que no pude evitar inclinarme hacia delante. Miraras por donde la miraras, era una chica noble perfecta.

—Así es. Aunque empecé a hacerlo casualmente, solo pensando en ayudar a Ginger, ver crecer sin parar las hortalizas plantadas por mi propia mano me hace muy feliz. Además, saber que cuanto más trabaje en ellas, más fructífera será la cosecha, lo hace aún más fascinante. Ahora me encuentro viniendo aquí, quizás incluso más que Ginger —respondió Fray.

Mientras asistía a la Academia, tuve bastantes oportunidades de socializar con Ginger y hablar con ella, y la mayoría de las veces Fray estaba a su lado, pero a pesar de eso, no creo que tuviera muchas oportunidades de hablar realmente con la propia Fray.

Fray parecía una joven ideal, tanto por su aspecto como por su conducta, así que tuve la fuerte impresión de que solo hacía trabajo de campo para ayudar a su buena amiga Ginger. Saber que ella misma se había obsesionado con ello, y por razones muy parecidas a las mías, me complació enormemente.

Le di a Fray un discurso apasionado, explicándole que las verduras saldrían diferentes según el día en que se cosecharan, incluso según la hora del día, por lo que había que mirarlas detenidamente para determinar qué era lo mejor para cada uno de los pequeños.

A algunas personas no les interesa este tema y reaccionan a uno de mis discursos con exasperación, pero Fray escuchaba con los ojos brillantes.

—Estoy aprendiendo mucho —dijo, escuchando mi discurso con el rostro descompuesto en una sonrisa. Sentí que mis mejillas también empezaban a relajarse de forma natural. Después de hablar hoy con Fray, mi impresión de ella había cambiado.

—Nunca pensé que me escucharías hablar de trabajo de campo con tanta atención. Siempre pensé que eras una joven noble y educada a la que no le interesaban esas cosas —le revelé a Fray, con los ojos ligeramente abiertos.

—Entiendo lo que quiere decir. Yo también me consideraba algo que podría llamarse «una joven noble».

—¿Fray? —respondí extrañada, sin entender muy bien a qué se refería.

Tras sonreír, sin dejar de parecer triste, prosiguió:

—Señorita Katarina, hace tiempo que quería darle las gracias.

—¿Agradecerme? ¿Hice algo por ti, Fray? —No tenía ni idea de lo que quería decir.

Fray asintió con decisión.

—Sí. Ocurrió antes de empezar en la Academia. Vine a dar una vuelta por el campus y, mientras paseaba sin rumbo, me topé con este campo. Entonces, la vi con ropa de trabajo y cuidando los cultivos, señorita Katarina.

—¿Eh? ¿De verdad?

¿Conocí a Fray en este campo antes de que empezara en la Academia? Rebusqué en mi memoria para intentar recordar tal acontecimiento, pero no pude.

Fray se rio para sus adentros mientras me observaba.

—Creo que fue un poco antes de la ceremonia de graduación. Aunque probablemente entonces parecía muy diferente de como soy ahora. Así es; era algo así como una muñeca, sin emociones.

¿Como una muñeca sin emociones? Viendo a Fray tal y como era ahora, simplemente no podía imaginármelo. Con ese pensamiento en la cabeza, seguí retrocediendo en mis recuerdos, cuando de repente…

—¡Ah!

Así es, creo que ocurrió más o menos cuando estaban a punto de terminar nuestras vacaciones de primavera. Mientras cavaba hileras en la tierra con Anne, quien me había acompañado a la Academia, para plantar semillas de patata, apareció una muchacha solitaria en el campo, donde rara vez venía gente.

—¿Se ha acordado? —preguntó Fray, sonriendo. Ahora que la miraba de frente, no podía imaginar que fuera realmente la chica que había conocido aquel día. Su humor había cambiado mucho. Ahora, Fray se mostraba segura de sí misma, con una luz en los ojos que hablaba de su fuerte voluntad, mientras que la chica que conocí entonces parecía no tener sentimientos propios; sus ojos parecían no reflejar nada en absoluto.

—Ahora me acuerdo, pero eras tan diferente que me cuesta imaginar que seas la misma persona —admití.

—Me alegra oírlo. Gracias a usted, señorita Katarina, y a otra persona, he podido cambiar —declaró Fray, antes de sonreír y mirar al cielo.


Shisai
¡Volvimos! Y ya en esta primera parte conoces a otra persona cuya vida fue cambiada por Katarina. ¿Qué nos esperará en el resto del volumen?

3 respuestas a “Katarina – Volumen 12 – Capítulo 1: Vida cotidiana (1)”

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