Traducido por Lucy
Editado por Sakuya
En las interminables llanuras negras, una espada negra y oxidada estaba incrustada en el suelo, mostrando solo la empuñadura moteada y un poco de la hoja cubierta de óxido.
Esta espada no era muy diferente de las espadas normales. El grado de óxido impedía que la hoja pareciera afilada.
Sin embargo, Shi Xiaobai estaba muy seguro de que esta espada era la que seguía gritando la palabra “salva”.
Esto se debió a que cuando extendió su mano derecha para agarrar con fuerza la empuñadura de la espada ancha negra, la voz que iba a su corazón se volvió ansiosa y encantada, como si estuviera ansiosa de que Shi Xiaobai la sacara de la dura tierra.
—¿Qué estás haciendo?
Una voz ronca y fría sonó desde arriba.
Shi Xiaobai miró hacia arriba y vio al murciélago Mos, mirándolo con frialdad desde el aire.
—Tirando de la espada.
Shi Xiaobai respondió con indiferencia. Sus ojos se posaron de nuevo en la oxidada espada negra. La solitaria espada negra, que estaba incrustada sola en estas tierras desoladas, le provocó un intenso deseo. Quería sacarla y darle libertad.
La mano de Shi Xiaobai empezó a usar fuerza mientras tiraba con fuerza de ella.
—No malgastes tu fuerza.
La voz ronca de Mos carecía de emoción. La espada negra había estado incrustada en las llanuras negras durante eones. Este “Inframundo” había visto los cambios de numerosos Reyes del Inframundo, pero nadie había sido capaz de sacarla.
—No pierdas el tiempo. Es imposible para ti…
Justo cuando Mos, dijo con voz impaciente, de repente se detuvo mientras sus pupilas se dilataron mientras miraba con total incredulidad.
Esto se debía a que Shi Xiaobai ya había sacado la espada ancha negra.
Era como si Shi Xiaobai hubiera sacado una paja de los campos, ¡sacando por completo la espada ancha negra de las tierras negras sin esfuerzo!
—¡Eso es imposible! —siseó Mos.
En ese momento, ¡las tierras de repente empezaron a temblar con violencia!
Al mismo tiempo, el cielo púrpura oscuro pareció disolverse como un cuadro. Las tres lunas escarlatas también empezaron a temblar, como si tres bolas colgantes fueran sacudidas de repente.
Sonidos ensordecedores sonaron desde todos los rincones de las tierras negras. Rugidos, siseos, gritos llenos de miedo, locura e ira…
—¡Rápido, vuelve a clavar la espada!
Mos exclamó y voló hacia Shi Xiaobai mientras producía un sonido en picado. Sin embargo, justo cuando volaba a medio camino, fue repelido a la fuerza por una fuerza invisible.
El suelo tembloroso empezó a resquebrajarse, revelando barrancos sin fondo. La procesión que recorría la mayor parte de las tierras siguió avanzando de forma ordenada. Así, uno tras otro de los desprevenidos miembros de la procesión cayeron por el profundo barranco. En cuanto a las grietas de las tierras, se arrastraban despacio por todas partes, como si toda la tierra estuviera a punto de partirse.
El cielo púrpura oscuro también empezó a derretirse. Una de las lunas escarlata explotó de repente.
Los truenos rugieron en el cielo mientras la tierra empezaba a emitir rugientes gritos. Era como si el mundo estuviera entrando en el apocalipsis.
—¡No!
Mos lanzó desde su garganta una voz desganada y llena de terror. Cargó con locura contra Shi Xiaobai una vez más, pero fue repelido una y otra vez por la energía invisible. Solo pudo levantar la cabeza y emitir un rugido impotente, pero horrible.
Pero en ese momento, todo se volvió silencioso de repente. La tierra que se resquebrajaba dejó de temblar y crujir. El cielo, que estaba a punto de fundirse en gris, se solidificó por completo. Las dos lunas escarlatas, que temblaban a punto de estallar, también se calmaron. Los truenos del cielo y los rugidos de las tierras se detuvieron de repente.
Fue como si en ese mismo instante se hubiera pulsado un botón de pausa.
Mos se sobresaltó al bajar la cabeza y ver que Shi Xiaobai había vuelto a clavar la espada negra en el suelo.
—Es solo sacar una espada. ¿Hay necesidad de hacerlo tan estremecedor? —dijo Shi Xiaobai con voz algo amarga.
Mos, que se sentía como si hubiera sobrevivido a un apocalipsis, ¡de inmediato sintió una rabia monstruosa y una intención asesina!
—¿Sabes lo que hiciste?
¿Sabes que casi destruyes todo el “Inframundo”?
Los ojos de Mos destellaron un intenso miedo al darse cuenta de lo que había pasado y una frenética intención asesina.
¡Este humano capaz de arrancar la espada selladora que custodiaba el Inframundo tenía que morir!
Sin embargo, en su mente resonó una voz familiar que hizo que Mos se sintiera tan incómodo como si le pellizcaran el cuello.
Este humano no debía morir todavía. Solo podría morir cuando el juego del maestro hubiera terminado.
Mos se obligó a calmarse y le dijo con frialdad a Shi Xiaobai:
—Abandona esta zona rápido. ¡Es una zona prohibida!
Al oír esto, Shi Xiaobai suspiró de inmediato.
—No enviar a la gente a proteger una zona prohibida, Este Rey no tiene la culpa de que tal cosa suceda.
Shi Xiaobai se sentía un poco asustado. Ese “Inframundo” era como el decorado de una película. Sacar una espada significaba el colapso de todo el decorado, y además, la espada se sacaba con tanta facilidad. Sin embargo, no había nadie enviado aquí para verlo. La gente del “Inframundo” era de verdad descuidada. Tarde o temprano estarían condenados.
Cuando Mos escuchó esto, su respiración se estancó mientras sentía el fuerte impulso de golpear a Shi Xiaobai de inmediato hasta la muerte. Esta espada no había sido sacada en miles de años, por lo que había sido olvidada por la gente. Era normal que faltaran guardias, ¡pero la actitud de Shi Xioabi era muy irritante!
Mos trataba en su mente a Shi Xiaobai como si fuera un muerto. Ser capaz de sacar una espada que mantenía unido al mundo significaba que era un enemigo de todo el “Inframundo”. Si no fuera por la insistencia de Hisith en el “juego”, Mos ya habría cortado a Shi Xiaoabi en pedazos.
—¡Vete!
Mos volvió a escupir esa palabra con frialdad.
Shi Xiaobai se encogió de hombros y a cada paso que daba, se volvía tres veces hacia la espada negra que había dejado atrás. Podía sentir que la espada le gritaba, y podía sentir la intensa indignación y tristeza de esta.
Sin embargo, no había otro camino.
Hermano, salvarte supondría el colapso del mundo, ¿cómo puedes ser salvado?
Shi Xiaobai miró hacia el cielo. En ese momento, el cielo ya se había vuelto mitad púrpura oscuro y mitad gris. Solo quedaban dos lunas escarlata, y todo esto era el resultado de que él sacará la espada.
Tras dudar un rato, Mos voló hacia la espada negra. Aunque Shi Xiaobai la había clavado de nuevo en el suelo, solo los Cielos sabían si lo había hecho con firmeza.
Mos agarró la empuñadura con ambas manos y usó su fuerza para tirar de ella, pero la espada permaneció inmóvil.
Bien, estaba muy firme.
Mos volvió a intentar usar su fuerza, pero la espada permaneció inmóvil. Apretó los dientes y empleó toda su fuerza, pero la espada permaneció inmóvil como una montaña.
Miró con atención y tensó todos sus músculos, y por fin, la espada… siguió sin moverse. Lanzó un suspiro de alivio. La comisura de su boca esbozó una sonrisa mientras levantaba la mano para secarse el sudor de la frente. Se volvió para mirar a Shi Xiaobai antes de decir con frialdad “sígueme”. Y echó a correr de nuevo.
Shi Xiaobai miró la espalda de Mos y se quedó algo estupefacto mientras sus labios se crispaban.
Maldito retrasado. Este Rey promete que no volverá en secreto para sacar la espada, ¿de acuerdo? ¿Había necesidad de actuar con tanto realismo en un intento de engañar a Este Rey haciéndole creer que la espada está muy bien sujeta?
¿Acaso Este Rey no sabía lo fácil que era sacar la espada?
Shi Xiaobai se volvió para mirar la espada negra antes de apretar los dientes para perseguir a Mos.