Traducido por Yousei
Editado por Sakuya
— ¡A quién llamas tonta!
Tiré la almohada en mis manos a la cabecera de la cama tan fuerte como pude.
No logró disminuir mi enojo. Cuando la almohada rebotó, la golpeé con todas mis fuerzas.
— ¿Demuestra tu valía para mí? ¡Bájate del poni! Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 45: El Temperamento de la Princesa Reencarnada (2)”
Traducido por Yousei
Editado por Sakuya
— ¿Acaso alguna vez ha existido una persona que pueda lidiar perfectamente con aquellos eventos que no puede predecir? Lo que sugieres está a la par de convertirte en un dios.
Él me estaba diciendo que era imposible.
—Pero, padre, tu pareces tener esta habilidad. Al igual que mi hermano —protesté en voz baja.
Estaba recordando el secuestro del hechicero. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 44: El Diálogo de la Princesa Reencarnada (2)”
Traducido por Yousei
Editado por Sakuya
Me quedé mirando las palabras en el papel desteñido en lugar de leerlas. Suspiré.
Lo que sea que Michael había discutido con Lady Irene ese día, era desconocido para mí.
Sentía curiosidad sobre si él había hablado o no con ella acerca de sus poderes, pero no podría preguntar directamente. Sería problemático si él invertía la situación y me preguntaba cómo me había enterado, y no me sentía con la confianza de dejarlo pasar. Además, desde la reunión, no me había encontrado con él, así que ni siquiera tuve la oportunidad de preguntarle. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 43: El Diálogo de la Princesa Reencarnada”
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Editado por Sakuya
Mi deseo debió haber sido escuchado, porque oí a alguien acercarse, una hermosa mujer poseedora de una bella figura.
Ella lleva un vestido azul bajo una túnica del mismo color, botas altas y su cabellera negra elegantemente peinada. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 42: La reunión de la Princesa Reencarnada”
Traducido por Yousei
Editado por Sakuya
—Princesa Rosemary, ya casi es hora.
— ¿Qué? ¿ahora?
La voz de Klaus me sacó del libro que estaba leyendo, y quede en blanco cuando miré el reloj.
Demonios, sólo faltaban 10 minutos para la reunión. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 41: La vergüenza de la princesa reencarnada”
Traducido por Yousei
Editado por Sakuya
—Me disculpo por la espera.
Me quedé mirando la taza de té frente a mí por un largo tiempo, congelada.
Lentamente libere el aliento que tenía contenido y me las arregle para que un par de palabras salieran.
—Gracias. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 40: La deliberación de la princesa reencarnada”
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Editado por Sakuya
—…………
Había estado leyendo el libro con el ceño fruncido desde hace 2 horas, lineas verticales habían quedado marcadas en mi frente, y un punzante dolor de cabeza producto del exceso de trabajo al que estaba sometiendo a mi cerebro y mis ojos.
Me estiré y giré mi cabeza para liberar un poco de la tensión en mis hombros. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 39: La revisión literaria de la princesa reencarnada (2)”
—Más rápido de lo que esperaba. —dijo el rey con su característica falta de expresión.
En cuanto cayó la noche, me presenté en los aposentos del rey. Estaba preparada para que me gritaran y que no fuera una molestia, pero mis expectativas fueron traicionadas cuando me habló con desinterés en su lugar.
— ¿Es así? —dije entredientes, sintiéndome agotada. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 38: La revisión literaria de la princesa reencarnada”
Tras muchas deliberaciones y mortificaciones, decidí depender de su generosidad.
Tenía mis aprensiones. Sin embargo, más que mis propios conflictos, lo más importante en este momento era encontrar un método para reproducir esa medicina.
Este no es momento para dudar, me obligué a entrar en razón. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 37: La investigación de la princesa reencarnada (6)”
—Verdaderamente imperdonable.
—Por favor, ignoralo.
Sonreí irónicamente a las dos personas inclinándose una a la otra dentro de la residencia de la familia Eicher. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 36: La investigación de la princesa reencarnada (5)”
El Georg de mis memorias tenía un aire despreocupado, y era un brillante rayo de sol en primavera. Él y su madre eran como dos gotas de agua por su hermosa apariencia; su tímido comportamiento y cuando se sonrojaba era muy encantador.
Ahora tengo una impresión completamente diferente del muchacho de pié frente a mi. El tiene los mismos tonos claros de antes, y puedo distinguir su parecido con su madre por sus rasgos bien definidos, pero todo lo demás era diferente. Desde un punto de vista objetivo, su tono de voz, e incluso la forma en la que observaba silenciosamente a los demás; más que parecerse a Lady Emma, él probablemente… lo había heredado de su padre. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 35: La investigación de la princesa reencarnada (4)”
El carruaje finalmente llegó a la enorme mansión hecha de piedra.
No tenía conocimiento alguno sobre la arquitectura barroca —la uniformidad del color fundida en el paisaje que la rodeaba, revelaba la elegancia de su dueño.
Dejando la entrada tras nosotros, fui guiada a través de un pasillo decorado con pinturas hasta un salón. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 34: La investigación de la princesa reencarnada (3)”
Después del shock, el carruaje se detuvo repentinamente.
Me deslicé fuera del asiento, con el apoyo de Sir Leonhard. Su hermoso rostro tenía una máscara severa, y la atmósfera a su alrededor se volvió tensa.
—Iré a evaluar la situación. Su alteza, no se mueva. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 33: La investigacion de la princesa reencarnada (2)”
Estoy tan contenta de haberlo hecho.
Estaba en condiciones de reventar de felicidad, y sólo pensamientos infantiles como ese me venían a la mente.
—Su cara es de color rojo brillante. Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 32: La investigación de la princesa reencarnada (1)”
Sir Leonard cruzó las manos entre las rodillas y se inclinó abruptamente hacia delante.
Sus ojos serios eran abrumadores, e involuntariamente me eché atrás, pero la falta de espacio detrás me impidió poner mucha distancia entre nosotros.
—Su Alteza Real.
—Si… Seguí leyendo “La Princesa derriba banderas – Capítulo 31: El egoísmo de la princesa reencarnada”