La Princesa derriba banderas – Capítulo 44: El Diálogo de la Princesa Reencarnada (2)

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


— ¿Acaso alguna vez ha existido una persona que pueda lidiar perfectamente con aquellos eventos que no puede predecir? Lo que sugieres está a la par de convertirte en un dios.

Él me estaba diciendo que era imposible.

—Pero, padre, tu pareces tener esta habilidad. Al igual que mi hermano —protesté en voz baja.

Estaba recordando el secuestro del hechicero.

Conocía la intriga de antemano pues era parte de la historia de un personaje del juego, pero mi padre y mi hermano eran diferentes a mí. Ellos no deberían haber tenido ningún tipo de conocimiento previo.

No obstante, pese a que yo estaba haciendo trampa, ellos descubrieron el complot prácticamente a la misma velocidad que lo hice yo. El problema había sido resuelto de forma segura, y la guerra se había evitado al final.

Desde mi punto de vista, era incluso algo milagroso.

Yo también quería sentir las trampas que me aguardaban y contar con la habilidad de evitarlas.

—Es por eso que eres tonta.

Fui inmediatamente reducida por sus palabras.

—Urgh.

Agarré mi pecho y gemí un poco.

Esa frase. Realmente cortó profundo.

Él suspiró con gran disgusto, estiró una pierna en el sofá y volvió su cuerpo en mi dirección.

Sin querer miré hacia arriba, y cuando lo hice, nuestras miradas se encontraron. Sorprendentemente, ni su expresión ni su voz contenían la acidez de sus palabras.

Escucha, dijo prolongado.

—Cambia tu perspectiva.

Me congelé ante el inesperado consejo.

Me había preparado para ser regañada o criticada por ser un fracaso. Lo que él me arrojó, en su lugar, fue una instrucción a juzgar por su tono de voz. Era imposible no estar desconcertada.

— ¿Qué quieres decir?

—La mayoría de las cosas tienen algo llamado señal de advertencia. Puede que no lo veas, pero la parte importante es si puedes sentirlas o no.

Una señal de advertencia, repetí en voz baja. Padre asintió.

Después de parecer que él estaba pensando en algo, señaló con el dedo el libro que estaba abrazando.

—Si dejas tu querido libro sobre la mesa por una hora. Supongamos que, en ese período de tiempo, el libro se dañó, ¿cuál crees que fue la causa?

Parpadeé repetidamente ante la repentina alegoría.

Aunque estaba perdida, miré el objeto del que hablaba.

Había una botella vacía, un vaso medio lleno de vino y un candelabro sobre la mesa.

Cogí mi barbilla con una mano mientras pensaba.

—Si el candelero cae, el libro puede quemarse y ser destruido. Por otro lado, si el vaso se vuelca, el vino puede ser la causa. De cualquier forma, cualquiera puede ser el culpable. —respondí después de pensarlo profundamente.

Él se rio con desprecio. —Qué respuesta más carente de inspiración.

Aunque estaba apretando mis puños en mi mente, respondí con voz tranquila.

— ¿Es así?

Padre desestimó mis esfuerzos, y continuó con un simple, “Bien”.

—Supongamos que el candelero se cae y el libro es destruido por las llamas. En esa situación, ¿no había realmente nada que pudieras haber hecho?

—No. Pude haber extinguido el fuego, o haberlo sacado de la habitación.

—Exactamente. Es lo mismo para el vino. Si vaciaras el vaso o lo quitaras, podrías evitar el problema.

Como si estuviera haciendo una breve demostración, mi padre tomó el vaso con una mano y se bebió lo que quedaba.

Vagamente me pregunté por qué mi padre sacaría este tema durante la conversación, pero ahora entendí el por qué.

La historia fue simple, pero fácil de entender. Los libros son inflamables y se arruinan cuando se empapan. Colocar fuego o algún líquido al lado de algo así, sin prestarle atención, era extremadamente peligroso. No requería retrospectiva, era una situación predecible.

Mi padre y mi hermano no evitaron la guerra por un milagro, y tampoco se debió a un regalo de los dioses.

—Si posees información, puedes tomar medidas por adelantado. Me pregunto si estoy en lo correcto —murmuré.

No recibí respuesta, pero tuve la sensación de que los ojos que me miraban estaban ligeramente entrecerrados con humor.

Incluso si mi respuesta no era perfecta, no podría estar completamente equivocada, ¿cierto?

Traté mirar atrás el secuestro de Lutz con una luz positiva.

Lutz era un mago que tenía un extraño poder en un mundo que está perdiendo su magia. La probabilidad de que fuera blanco de otros reinos era alta.

Y Sckellz, que intentó secuestrarlo, era una nación enemiga gobernada por un rey belicoso.

Ciertamente, ambos debían ser vigilados. Aquí, incliné la cabeza hacia un lado.

En ese caso, ¿por qué Lutz fue secuestrado en el juego?

Tanto mi padre como mi hermano eran tan distinguidos como lo eran en el juego. No era propio de ellos perderse los detalles de cómo Lutz y Theo llegaron al palacio.

Aunque estaba mirando tanto el libro como el candelabro, ¿por qué se quemó el libro?

—Padre…

— ¿Qué?

—Intenté prestar atención a ambos objetos, pero el libro aún ardía. ¿Qué hice mal allí?

—Es muy posible que tengas mala vista.

Tu trasero, silenciosamente maldije.

—Le pregunté en serio.

—Y yo también respondí seriamente, —respondió mi inexpresivo padre, con naturalidad.

Exhalé, tratando de liberar mi creciente irritación. En lugar de respirar, llené mis pulmones con el aire frío de la habitación.

Tras ganar un poco de calma, de repente pensé: ¿Qué quiso decir con “mala vista”?

Me faltaba la visión para comprender completamente la situación en mi propio reino, sin contar los reinos vecinos.

Por supuesto, ningún humano viviente podría pretender ser omnisciente, mi divino padre incluido. De eso estaba segura.

Si ese es el caso, en lugar de sus ojos, él obtiene información a través de personas: los subordinados que se encuentran por todo el mundo reúnen la información.

Para resumir, eso es lo que quiso decir con mala vista.

— ¿Significa que elegí a las personas equivocadas?

Ahora que lo pienso, cuando estaba investigando el secuestro de Lutz, ¿no estaba pensando lo mismo?

¿Acaso fue porque sir Leonhard había llegado a su puesto de comandante tan pronto que tuvimos ventaja al principio?

En el juego, la primera razón por la que no pudieron evitar la situación fue probablemente por el hombre que ocupaba el puesto de comandante. La causa de su derrota fue porque no se dio cuenta del cambio anormal que sufrió el caballero Niklas von Buelow, que era uno de los criminales.

— ¿Apenas pasable, diría? —dijo padre mientras colocaba el vaso ahora vacío sobre la mesa. —Como recompensa, te daré un pájaro.

— ¿Huh?

¿De qué está hablando este tipo?

Incapaz de seguir el ritmo del repentino cambio de conversación, le di a mi padre una mirada severa. Estoy segura de que mis pensamientos estaban escritos en mi cara.

Sin embargo, él no me hizo caso y continuó.

— ¿No lo necesitas?

—No entiendo.

—Pensé que sería útil. Si tienes algún sentido de auto-preservación, lo aceptarás.

—……..

[Traducido por Reino de Kovel]

Qué críptico. ¿Estaba interesado en tener una conversación?

Me tragué el suspiro que estaba escapándose, y bajé la mirada.

Estás hablando con un rey, que por naturaleza es un hombre orgulloso, razoné conmigo mismo. No servirá antagonizarlo si no lo dices en serio. Él solo manipulará la situación en su beneficio y te causará más problemas.

—Podría dejarte sola si fueras más incompetente.

— ¿Um?

Era apenas perceptible, pero su comentario cercano a un monólogo llegó a mis oídos y no pude actuar como si no hubiera escuchado.

— ¿Qué quieres decir?

Mi voz tembló.

En lugar de responder mi pregunta, me lanzó su propia pregunta.

—Entre los reinos circundantes, ¿con cuál crees que deberíamos ser más cautelosos?

Me mordí el labio y lo fulminé con la mirada, pero lejos de retroceder, no mostró ni siquiera un poco de desconcierto. Repetidamente le dije a mi agitado ser que se calmara y le respondí: —Laptah.

Había cuatro reinos en las fronteras de Nebel: Wind, Schnee, Grund y Laptah.

Como una nación aliada con relaciones amistosas, el Reino de Wind era una excepción.

En el noroeste estaba el Reino de Schnee. Estuvimos unidos durante la guerra contra el Reino de Scherz, y las relaciones exteriores han sido positivas desde entonces. Hipotéticamente hablando, incluso si las relaciones se volvieron hostiles y la alianza se disolvió, estábamos protegidos por una cadena de montañas empinadas, por lo que una invasión sería difícil.

Si bien no estábamos aliados con el Reino de Grund, teníamos fuertes lazos comerciales y el comercio estaba prosperando. Además, Grund era un reino pequeño, menos de la mitad del tamaño de Nebel, por lo que era muy poco probable que buscaran pelear.

Como mi conocimiento del juego ya me ha informado, era consciente de que Laptah era una nación astuta, pero incluso sin esa información, era el único reino que quedaba por eliminación.

Laptah estaba al noreste de nuestras fronteras, y un tercio de su tierra estaba congelada.

No es de extrañar que codiciaran Nebel, un reino con vastas tierras fértiles.

— ¿Y si ese Laptah intentara acercarse a Wind?

— ¿Huh?

¿Wind, acercarse a Laptah?

Era la primera vez que escuchaba esto. Mis ojos se volvieron sorprendidos.

—Yo…

Nunca había escuchado hablar de esto, iba a decir, pero me contuve.

La gran pregunta no era si había oído hablar de ello o no. Había muchas cosas que mi padre sabía que yo no sabía.

Lo importante era que, en el caso de que fuera cierto, ¿era un futuro predecible?

—No creo que sea una situación deseable.

Laptah veía a Nebel como una nación enemiga. Si por casualidad se unieran con Wind, estaríamos flanqueados. Desde el noreste y el oeste, una invasión en dos frentes dividiría irremediablemente nuestra fuerza.

—Pero el Reino de Wind está aliado a Nebel. No puedo creer que simplemente nos traicionen.

—Las alianzas no son permanentes. En la larga historia de este mundo, existen precedentes de alianzas que no poseen un tiempo límite, se descartan unilateralmente. Si bien pueden perder la confianza de sus vecinos, esto podría ser considerado como un último recurso. —respondió pragmáticamente.

Solté un pequeño gemido.

Era molesto, pero estaba en lo cierto. Incluso en el mundo lleno de guerra de mi vida anterior, hubo muchos ejemplos de alianzas que se rompieron dependiendo de la marea de la guerra.

Incluso si la probabilidad era baja, debemos ser cautelosos.

—Cuando pienso en esa posibilidad entre un millón, tengo el deseo de fortalecer nuestros lazos con Wind. Para lograr eso, la solución más simple sería el matrimonio.

—……………

Mi rostro se crispó antes de tomar una expresión pétrea. El sudor frío corría por mi espalda.

¿De quién y con quién? No podía permitirme preguntar algo tan estúpido.

El Reino del Wind tenía dos príncipes, ninguna princesa. En otras palabras, Chris y Johan estaban fuera de escena. Yo era la única que quedaba.

Las palabras matrimonio político llenaron mi cabeza y dejaron tanto impacto como para lograr que mi visión se nublara.

Mientras hayas nacido en la realeza, era una inevitabilidad para la que debías estar preparado.

Sin embargo, he seguido viviendo con los ojos cerrados.

Si aceptaba… ¿Qué pasaría con mis sentimientos por Sir Leonhard?

—Si hubieras nacido como una belleza sin cerebro, creo que te habría casado con algún tipo inofensivo. Poner a tu hija sin cerebro en otra corte equivale a un suicidio político. Eres tonta hija, pero no careces de cerebro.

Sus palabras me dieron otro gran shock.

¿Era posible que pudiera haberme casado con quien hubiera deseado, si tan solo hubiera vivido en silencio?

Sir Leonhard no encajaba con el perfil de un hombre inofensivo, pero mi padre no le había dado importancia a mi matrimonio, por lo que no estaba fuera de discusión.

Parece que he colgado la soga alrededor de mi propio cuello.

— ¿Pareces querer objetar?

—Sí…

—Entonces, conviértete en algo de lo que detestaré separarme.

Su expresión cambió cuando vio mis ojos abrirse de par en par.

No era una sonrisa, pero podía decir que se estaba divirtiendo. Su corazón sádico se estaba mostrando, como una bestia jugando con un animal pequeño.

Probablemente estaba siendo paranoica.

—El Príncipe Heredero de Wind tiene trece años. En dos años más, él alcanzará la mayoría de edad. Hasta entonces, demuéstrame tu valor. —Dijo con gran satisfacción.

Lo maldije dentro de mi cabeza, tú, padre de mierda.

♥ ❤ ♥

               

6 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 44: El Diálogo de la Princesa Reencarnada (2)”

    1. En capítulos más adelante durante el viaje de la princesa mencionan que ella ya tiene trece años, pero en este momento tiene 10 y su papá solo le da 2 años parece que hay una confusión con la edad de ella más adelante, eso es parte de la novela El error o de la traducción?

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