La Princesa derriba banderas – Capítulo 43: El Diálogo de la Princesa Reencarnada

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


Me quedé mirando las palabras en el papel desteñido en lugar de leerlas. Suspiré.

Lo que sea que Michael había discutido con Lady Irene ese día, era desconocido para mí.

Sentía curiosidad sobre si él había hablado o no con ella acerca de sus poderes, pero no podría preguntar directamente. Sería problemático si él invertía la situación y me preguntaba cómo me había enterado, y no me sentía con la confianza de dejarlo pasar. Además, desde la reunión, no me había encontrado con él, así que ni siquiera tuve la oportunidad de preguntarle.

Cualquier detalle sobre Michael antes de que su cuerpo fuera tomado por el Señor Oscuro era minúsculo, incluso en el juego.

Por eso, no tenía ni idea de lo que pensaba o de cómo trataría de actuar.

—………..

Otro suspiro escapó.

Estaba furiosa conmigo misma por ser tan inútil.

Era como si hasta ahora hubiese estado utilizando una guía, y sabiendo de antemano dónde esperaban las trampas, me facilitó evitarlas mientras vivía mi vida. Pero aquí era donde divergía.

Destruir banderas y evitar continuamente un futuro caótico, ha producido una situación bastante diferente a la del juego.

El conocimiento perteneciente sólo al juego, era inútil.

Pero incluso si he perdido mi brújula metafórica, debo aprender como seguir moviéndome.

—Oye.

— ¡¡Ahhh- !!

Salté cuando una voz repentinamente me habló. Al mismo tiempo, una mano se acercó por detrás y agarró el libro que estaba abierto en mi regazo.

Me giré con la intención de recuperarlo, solo para congelarme.

—Si no tienes intención de leer, no te molestes.

Unos ojos azules claros me inmovilizaron, escudriñándome con desagrado. Un tono de voz sin una pizca de calor, era cortante.

Temblando, mientras el sudor goteaba por mi espalda, silenciosamente susurré para mis adentros, lo arruinaste.

El hombre sentado desde el gran sofá. Todavía irritado, cerró el libro con un movimiento brusco. Quería decirle que no manejara tan bruscamente un libro tan valioso históricamente, pero no era algo que pudiera decir cuando estuve distraída aún con ese valioso libro, hace un momento.

Bajé del sofá en el que había estado sentada y me puse de pie.

Inspiré profundamente, y apreté mi estómago. Controlé mi expresión, enderecé mi postura e incliné mi cabeza.

—Lo siento, padre.

Padre me miró, y el ceño fruncido entre sus cejas se hizo más profundo.

— ¿Por qué? —​​Preguntó bruscamente.

Aunque su hija pequeña hizo un esfuerzo loable para disculparse, el aire a su alrededor no se suavizó en lo más mínimo. Estaba disgustada conmigo misma por distraerme, incluso sabiendo que él es ese tipo de persona.

Esta era la cuarta vez que visitaba la habitación de mi padre. No hubo intercambios amistosos, pero el tiempo que pasé solo leyendo un libro en silencio, fue pacífico, y tal vez un poco apático. Era una excusa para un acto de locura que no me sirvió de nada.

—…………

Sin palabras para responder, me mordí el labio.

Padre me miró con frialdad, con el mentón apoyado en una mano y el codo apoyado sobre su rodilla levantada.

— ¿Por qué te disculpas? Vamos a escucharlo —preguntó una vez más.

—Por…

Mi voz temblaba por el nerviosismo.

Me regañé a mí misma por casi bajar la mirada avergonzada y esconder mi barbilla.

—No tenía el deseo de leer, aunque tenía el libro abierto.

Respondí honestamente, como una tonta.

Tenía la sensación de que hice lo mismo la primera vez que vine aquí. Cuando él me preguntó si no podía leer, y le di mi respuesta idiota, que lo haría incluso si no pudiera.

No he hecho ningún progreso.

¿Pero qué más podía hacer? Si uno no tenía la cabeza ni las agallas para usar trucos, todo lo que quedaba era el desafío.

—Aunque se me presentó la oportunidad de leer detenidamente un valioso libro, estaba preocupada por otra cosa y poco entusiasmada.

Con otra disculpa murmurada, incliné la cabeza otra vez.

Padre suspiró con una mirada molesta.

—Si honestamente piensas que disculparte te concederá el perdón, estás gravemente equivocada.

Sus palabras fueron duras, pero su expresión pareció algo apaciguada.

[Traducido por Reino de Kovel]

El libro que mantuvo fuera de mi alcance, ahora me lo entregó como si me lo estuviera forzando. Me sorprendió que lo devolviera tan fácilmente, pero recuperé el sentido y abracé fuertemente el libro con ambas manos.

Padre agarró la botella de vino sobre la mesa y vertió todo lo que quedaba en su vaso. Lo observé tragarlo sin siquiera probarlo, y él deliberadamente me ordenó que me sentara.

Había espacio suficiente para una persona, así que me senté a su lado. Llevé una mano a mi exaltado corazón y exhalé suavemente.

Traté de abrir el libro, esta vez resolví concentrarme para que no me echaran. Sin embargo, una mirada dirigida a mí, y mi mano se congeló.

Quería ignorar la mirada, pero no tenía los nervios necesarios para algo así. Tímidamente, miré en esa dirección.

— ¿Qué te preocupa?

—Er …

— ¿Te preocupa algo? Dime.

Dijo las palabras, pero no entendí de inmediato. Mis ojos se abrieron, y miré a mi padre.

Tenía la sensación de que me pidió que compartiera mis problemas, pero… ¿estaba escuchando cosas? Fue solo mi imaginación, ¿no? De ninguna manera eso sucedería alguna vez, ¿verdad?

—Mis problemas, eh… no son lo suficientemente importantes como para molestarlo, padre.

— ¿Quién ofreció consejos? Solo dije que los escucharía.

—Er, sí.

¡¡Bien!!

Aunque estaba irritada, también me sentí aliviada.

Esa arrogancia le pertenecía a Padre, sin duda. Estupendo. Por un momento, pensé que estaba en un universo paralelo.

Sería bueno para tener paz mental, pero ¿qué debería decir?

No podía hablar sobre los poderes de Michael. ¿No había ningún tema más seguro?

Después de un momento, dije —Estaba preocupada por mi propia falta de capacidad para aplicar mis habilidades.

— ¿Aplicar tus habilidades?

—Sí, padre, soy incapaz de manejar lo inesperado, estoy acostumbrada a lidiar con situaciones que son predecibles hasta cierto punto con un plan en mente, y carezco de la capacidad de adaptarme a lo inesperado.

Mi padre no estuvo de acuerdo o en desacuerdo.

Su mirada me presionó para continuar.

—Estoy llena de deficiencias, no pienso rápido y no tengo capacidad de decisión, cuando las situaciones superan mis expectativas, me confundo, y no puedo hacer nada, no debería ser así.

Por ejemplo, si el futuro comienza a moverse en una dirección completamente diferente del juego, no podré permitirme detenerme y vacilar.

No saber, no era una excusa. No entenderlo, no lo hizo justificable.

Mis manos, que descansaban sobre el libro que estaba en mis rodillas, estaban apretadas duramente. Veía cómo mis uñas dañaban mi piel.

—Quiero ser capaz de enfrentar cualquier situación.

Después de un momento de silencio, padre dijo en voz baja —Ya veo.

Cuando mis ojos se volvieron hacia él, me quedé sin palabras al encontrar su hermoso rostro más cerca de lo que esperaba.

Me escudriñó de cerca y suspiró solemnemente.

—Entonces mi hija es una gran tonta.

Tardó unos segundos antes de que las palabras de mi padre llegaran a mi cerebro. Una vena palpitante apareció en mi frente, y dije en voz baja — ¿Perdón?

¿Qué acabas de decir?

Después de haber sido medio forzada a expresar mis preocupaciones, ¿Qué acaba de decir este idiota?

Una expresión de ira apareció en mi rostro y lo fulminé con la mirada. Mi padre me miró e inclinó perplejo su cabeza hacia un lado.

Su fino cabello rubio platino sedoso se balanceaba elegantemente, proyectando una sombra sobre su pálida piel. Incluso un movimiento tan informal parecía pintoresco y eso hizo que mi sangre hirviera más.

¡Cada pequeña cosa es hermosa contigo! Casi le juré incomprensiblemente.

—Padre. Justo ahora… ¿qué dijo…?

—Dije, mi hija es una gran tonta.

Padre repitió todo lentamente, como si estuviera hablando con un niño pequeño.

Eres muy hábil para molestar a otros, ¿verdad? Tu padre de mierda.

— ¿Dices que quieres ser capaz de lidiar con cualquier cosa? —Escupió, sin ocultar su disgusto. — ¿Quién en el mundo se cree que es, esta jovencita quien apenas ha vivido diez años?

¡¿Una princesa?! Quería replicar, entre otras cosas.

Pero en realidad, solo podía masticar mis labios, mi cara estaba enrojecida por la ira y la vergüenza.

Estaba enfadada. Lo suficientemente enojada como para gritar furiosamente, pero no podía responder.

Porque era una verdad inquebrantable, que era solo una mocosa impotente e ignorante.


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9 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 43: El Diálogo de la Princesa Reencarnada”

  1. De acuerdo con los de abajo, este no parece un padre desinteresado, quizás es un mal padre pero lo más probable es que priorizó demasiado a su país y no sabe cómo entablar relaciones con sus hijos…. lo cual nos lleva a él diciendo las peores cosas posibles cuando está preocupado.

    Además, digan lo que digan, funcionó; al menos su hija ya no estaba triste y preocupada, ahora probablemente esté planeando un parricidio/regicidio, pero triste no está.

  2. Estoy seguro de que el Rey por lo menos siente curiosidad por su hija.
    Ella habló de una forma ruda por que un niño de 10 años se está preocupando en ser adulta.
    Si él no se preocupa por ella ni la dejaría entrar en la biblioteca secreta me el primer lugar

  3. creo que hemos juzgado mal al padre de la princesa tarves no es malo solo que es de ese tipo de gente que no saben expresarse bien cuando viene a ver tarves si se interese por sus hijos pero se mantiene a distancia de ellos

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