—¿Deberíamos ir al salón ahora? El mercado estará abierto por un tiempo más, así que debe haber mucho más que ver.
—Ya he visto bastante lugares del mercado desde la última salida. Y hay un lugar al que tengo que ir hoy.
Los callejones de la capital donde viven los ciudadanos más pobres. Sienna había estado deseando ir allí desde que salió del palacio. Sin embargo, el primero que le había ofrecido esta oportunidad tenía una mirada extraña en su rostro. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 8: La sombra del imperio (2)”
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Es muy brillante. ¿Ya es de mañana?
La escena frente a ella no le era familiar. Sorprendida, trató de levantarse, pero su cuerpo no se movía. Ella se sintió fuera de lugar y, conocía muy bien este sentimiento.
Es un sueño. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 8: La sombra del imperio (1)”
Tenían la misma cara y constitución. La única diferencia notable era el color de su cabello. Ambos jóvenes se miraron como si estuvieran a punto de empezar a pelear, por lo que no pudieron evitar captar la atención de los transeúntes.
Todos podían decir que eran hermanos que venían del mismo vientre, pero sus ojos se miraban con desdén. No se habían visto en dos años. Sin embargo, no parecían muy emocionados por su reunión. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 7: La excursión (2)”
—Kuhn, voy a entrar.
Walter llamó a la puerta y esperó un momento antes de entrar. El escritorio estaba vacío. Dejó el plato de bocadillos que había traído sobre el escritorio y miró a su alrededor. Pronto, encontró al dueño del escritorio. Kuhn estaba apoyado en la ventana, medio sentado en el alféizar de la ventana con una pierna apoyada.
—¿Qué estás haciendo? Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 7: La Excursión (1)”
Evita creía que no habría razón para volver a verlo, pero el líder de Kaligo le hizo una visita inesperada. A pesar de que estaba temblando por dentro, puso una sonrisa amistosa.
—Hoy has venido solo.
—¿Qué? ¿Te parezco más manejable cuando estoy solo? Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 6: La investigación (2)”
Una gran pila de documentos estaba apilada sobre la mesa. Sienna presionó sus dedos en su sien, perdiéndose en sus pensamientos.
Durante los últimos días, había revisado una gran cantidad de información. Estaba tratando de elegir a las personas que trabajarían directamente para ella como el Rey de Plata. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 6: La investigación (1)”
Levi estaba emocionado. Parecía un general que había regresado triunfante de la guerra con todas las riquezas de la victoria. Casi no podía creer que la princesa tuviera su mano sobre su brazo. Por ello, la miró furtivamente varias veces.
Podía sentir todas las miradas de celos sobre él.
Apuesto a que está furioso en este momento. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 5: Mayoría de edad (2)”
Hoy iba a ser un día muy ocupado. Era el cumpleaños de Sienna, así como su mayoría de edad.
Ella se encontraba de pie frente a un espejo gigante. Las damas de honor a su lado estaban muy ocupadas sirviéndole.
Su cabello plateado había sido arreglado en un moño francés, y su hermoso escote estaba a la vista. Habían colocado una diadema, incrustada con finos diamantes, en la parte superior de su cabeza y su brillante vestido plateado estaba bordado con hilos de oro, era un trabajo espléndido. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 5: Mayoría de edad (1)”
Mientras tomaba un sorbo del té, que se adaptaba perfectamente a sus gustos, de repente, Sienna frunció el ceño. Emma, que había estado observando atentamente la expresión de la princesa, se sorprendió y se puso nerviosa. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 4: El límite entre el sueño y la realidad (2)”
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Ella, estaba de pie frente a un retrato.
Se estaba acostumbrando a esta sensación de mareo. además, estaba contenta. Sienna estaba en medio de un sueño. ¿Qué vería ella hoy? Estaba llena de anticipación.
En el retrato, un hombre de mediana edad sostenía una espada en una mano y un cetro en la otra. Su cara parecía sombría. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 4: El límite entre el sueño y la realidad (1)”
¿Cómo se atreve? ¿Cómo se atreve? Esa frase hizo eco en la mente de Sienna. Le estaba tomando el pelo. ¿Impertinente? Ya había pasado mucho tiempo. Ella necesitaba tenerlo atado y enviarlo a prisión por sus crímenes.
— ¡Princesa! Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 3: Destino Entrelazado (3)”
Sienna entró en silencio al salón de baile. Llevaba una máscara de mariposa roja y una peluca roja a juego.
—Hay muchos asistentes.
El número de personas dentro del salón, había superado con creces el límite de este salón de baile. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 3: Destino Entrelazado (2)”
Sienna miró a todas las damas de honor a su alrededor. En los últimos días, prestó mucha atención a las damas de honor a su alrededor. Antes, eran como muebles de dormitorio para ella. Ella nunca pensó demasiado en ellas, pero no eran muebles. Eran personas que, indudablemente, estaban mirando y escuchando. Sienna nunca consideró esto antes. La sola idea de que fueran al Rey Rojo para informarle sobre su vigilancia hizo que Sienna se sintiera disgustada. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 3: Destino Entrelazado (1)”
Sienna comenzó a practicar su esgrima por primera vez en mucho tiempo. No había tenido ganas de practicar con su espada desde que descubrió que los caballeros estaba siendo blandos con ella. Sin embargo, el sueño de la noche anterior no se le iba de la cabeza, y quería liberar sus frustraciones moviendo su cuerpo y sudando.
El caballero que siempre había sido su compañero de entrenamiento fue llamado una vez más. En el momento en que sus espadas chocaron, Sienna frunció el ceño. Sienna bajó su espada. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 2: Abre los ojos (3)”
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Una noble, de mediana edad, apareció ante los ojos de Sienna. Sienna pronto se dio cuenta de que la mujer era un reflejo en el espejo.
Este es el primer sueño que tuvo después de darse cuenta de que ella era el emperador en los sueños. La prueba definitiva de su realización estaba justo en frente de sus ojos. Seguí leyendo “El gran deseo – Capítulo 2: Abre los ojos (2)”