Por supuesto Hua Jin nunca tuvo la intención de realmente morir junto a un gato, ella solamente quería ahogar a ese maldito gato.
Usando una mano para sujetar el cuello del animal, ella lo presionaba dentro del agua, mientras reía maniaticamente
—¡¡JA JA JA, muere maldito gato!!
Seguí leyendo “Felicidades Emperatriz – Capítulo 14: Auto Sacrificio”
Era una tarde fría de primavera y Hua Jin estaba siendo arrastrada por Jiao Yue.
—Es el festival de la flor de melocotón, joven ama. Disfrutemos de ello—Suplicó Jiao Yue
El festival de la flor de melocotón, cada año, cuando las flores florecen, en el oeste de la Ciudad Gloria se celebra el festival al lado de un río, donde están plantados los árboles de duraznos. Todo el mundo puede participar, y quienes lo hacen, pueden remar en un barco con un hermoso paisaje alrededor. Justo en el medio del río, hay un montón de vendedores de comida flotante.
Seguí leyendo “Felicidades Emperatriz – Capítulo 13: Curiosa coincidencia”
― ¿Así que? ¿Por qué quieres la medicina secreta?
Como la bruja llamada Delris preguntó. Los ojos de Lidi parpadearon de sorpresa.
―Por qué razón…. bien eso es porque es necesario tener la anticoncepción. Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Historia paralela: La bruja caprichosa (2)”
―Hola
Una voz de mujer se escuchó en la tienda que no tenía invitados que vinieran por años. Con estas circunstancias inesperadas, los ojos de la anciana parpadearon.
Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Historia paralela: La bruja caprichosa (1)”
Glen, rápidamente, me dijo que no sería simple para el primer ministro de un país tener tiempo libre. Eso fue lo que también pensé pero, conseguí fácilmente la aprobación para verlo, lo que era un poco antinatural.
La reunión era en la oficina del Rey.
Sabiendo que tenía tiempo libre en medio del trabajo entonces, por supuesto, era un hecho que padre era el que le dio el permiso. Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 18: Su batalla”
En una pérdida de palabras, continúe alternando mi mirada entre la cara de Glen y el retrato que estaba en mis manos.
Sin duda, el retrato en mi mano era la mujer que amaba.
Y el nombre escrito en la esquina superior derecha fue [Lidiana von Vivorie]. Su nombre significaba que ella era la primera hija de la familia real duque Vivorie.
Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 17: Su princesa”
Después de unas horas, me desperté.
Parece que tuve un sueño muy profundo. Me di cuenta de que esto sería más o menos mi primera vez en varios años que en realidad dormí como un tronco; Estoy sorprendido.
Mi cuerpo se siente muy bien.
Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 16: Su búsqueda”
Dentro de la habitación, el olor de nuestro sexo aún sigue.
Suspiré, mientras me salía de ella que está durmiendo. Para ser honesto, todavía estoy insatisfecho, pero para un principiante, más que esto será algo extremo.
De mala gana me alejé de ella y le acaricié suavemente el cabello. Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 15.2: Sus pensamientos (2)”
― Uwaa…. tan apretado.
Finalmente entré en ella, mi rostro estaba distorsionado de placer.
Su interior estaba tan caliente, palpitante, y estaba enrollándose alrededor de mí.
Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 15.1: Sus pensamientos (1)”
Aunque murmuré, parece que era lo suficientemente audible como para ser escuchado.
Temiendo que ella pudiera hacer otra pregunta, continué mis movimientos con el dedo que estaba en su entrada.
Ella no tiene que saberlo.
Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 14: Sus planes”
― Nn
Dándole mis palabras de amor, probé sus labios una vez más.
Abrí los ojos para mirarla, observando su rostro que me mostraba una expresión extática.
Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 13: Su sorpresa”
La habitación a la que la llevé fue algo que el patrocinador preparó con ese objetivo en mente.
A juzgar por las características y la voz del patrocinador esta vez, fue probablemente el Marqués Littenheim.
Teniendo en cuenta su posición social y gustos, pensé que iba a preparar una habitación inusual, pero me alivió que era más normal de lo que esperaba.
Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 12: Su ideal”
En un abrir y cerrar de ojos los días pasaron, y la noche del último baile de mascaradas al que voy asistir llegó.
Sobre todo por un sentido del deber, teñí mi pelo de negro con magia, me escapé del castillo y me dirigí hacia el lugar.
Ni siquiera había llegado, pero no pude evitar querer volver a casa.
Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 11: Su primer amor”
―Compromiso, ¿dices?
Llamado a una audiencia, la palabra que salió de alguna manera ya me la esperaba.
Mi prometida aún no había sido decidida, así que debió estar preocupado por su inestable hijo.
Podía entender los sentimientos de mi padre. Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 10: Su pesar”
¿Qué significado tenía esa conducta?
Ya estoy harto de esto.
Hace 21 años, con la posición del príncipe heredero de este país y con una apariencia que se podría decir que no necesito nada más, nací. Seguí leyendo “¡No quiero ser princesa! – Capítulo 9: Sus circunstancias”