Juro que no volveré a acosarte – Capítulo 2: Lo extremo puede llegar a ser fatal

Traducido por Devany

Editado por Shiro

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Academia Real Tanzanita. Una escuela de ricos líder en el mundo donde se reunían la realeza, los nobles y los plebeyos acaudalados de doce a dieciocho años. A diferencia de las escuelas para plebeyos, la academia daba importancia no sólo a asuntos académicos, sino también a una serie de campos especializados de modales y etiqueta. Llegando ésta a cubrir todos los conocimientos necesarios para los hijos e hijas de los nobles.

Violette iba en el segundo año de la división de secundaria de la academia, todavía le quedaban dos años hasta la graduación. En el caso de Maryjun, quien también asistirá a la academia, como no fue sino hasta hace poco que se unió como miembro de la nobleza —y siendo un año más joven que Violette— será transferida como estudiante de primer año de la división de la escuela secundaria.

La familia Vahan era una familia de alto rango incluso entre los nobles. No hacía falta decir que Maryjun, quien acababa de unirse como miembro oficial de dicha familia, llamará la atención de todos en la academia.

—Ah… Buenos días, señorita Violette.

—Buen día.

El día de Violette comenzó con más escándalo del habitual, desde la mañana había estado rodeada por una infinidad de estudiantes, incluso después de que sus compañeros de clase dijeran sus saludos y se dispersaran como arañas, el tema de conversación seguía siendo el mismo: Maryjun.

Había pasado poco desde su llegada pero ya se había vuelto el tema principal de los rumores, la mayoría no era idiota, conocían la situación detrás de su traslado y, si bien el hecho de tener concubinas no era algo nuevo ni algo para ser juzgado, eso sólo se aplicaba en el mundo de los adultos. Para los estudiantes, que pasaban una época en donde su mayor preocupación era el ser aceptados, lidiar con ello era más complicado. Con la forma en que todo el mundo juzgaba y esparcía rumores, Violette se había entregado al papel de la heroína trágica en su vida previa.

Creo que ahora debería estar bien, siendo esta la segunda vez que lo vivo.

En cambio, esta vez sólo se excusó con sus compañeros y pidió disculpas por preocuparlos, tratando de no darle importancia a las miradas que recibía. Dicho esto, Violette no era el tipo de persona que se reiría alegremente mientras les decía que estaba bien y que no tenían de qué preocuparse.

Tal vez debido a que pasó gran parte de su infancia siendo criada como niño por exigencia de su madre, ella estaba bastante atrasada con su educación como dama noble en comparación con otras jóvenes. A primera vista parecía ser la hija perfecta de un duque, pero todo ello era sólo una farsa que se había esforzado por mantener, teniendo siempre la preocupación de ser expuesta en cualquier momento.

Debido a ello, fue distanciándose de gran parte de sus compañeros de clase, quedando al final con muy pocos amigos dignos de confianza. Había muchos que iban tras su linaje y ella sabía, debido a su experiencia pasada, que si se abría a esa gente, éstos sólo expondrán y pisotearán su corazón en poco tiempo.

—Qué aburrido.

Aunque trajo un libro para pasar el rato, para ella, la lectura superficial podía llegar a ser sorprendentemente agotadora. No era que le desagradase leer, pero a Violette gustaba más el jugar afuera debido a la influencia de su infancia. En aquel entonces, trabajó mucho para llegar a ser la hija perfecta que todos amaban. Reprimiéndose y preocupándose en detalle de su actuar, hizo de todo para llegar a ser notada.

Bueno, supongo que ya no es necesario.

Después de todo, ella terminó descartando su deseo de ser amada y apreciada. Mantener desesperadamente las apariencias no tenía sentido ahora. Nunca la amaron, ni siquiera cuando mantenía las apariencias, entonces, ¿por qué sería diferente ahora?

Nadie se preocupará o sufrirá si desecha su forma de ser previa, llena de mentiras y falsedades. Si hubiese sido la de antes, se habría aferrado a esa máscara de perfección y no la habría soltado, pero en este momento, era innecesaria.

Esta vida es mi expiación por y para Maryjun. Viviré sin ser una molestia para ella. Ese es mi mayor y único propósito.

En otras palabras, ella podía hacer lo que se le diera la gana mientras cumpliera con eso. Aún no siendo una niña buena ni remotamente perfecta, nadie tendrá derecho a reprenderla por dejar los libros que ni siquiera le gusta leer o por salir a correr por ahí. Mientras no moleste a Maryjun, mientras no se gane una mala reputación, ¿no debería vivir fiel a sí misma?

Nadie me está mirando de todos modos.

Ni sus padres ni el hombre que amaba la miraron ni la mirarán. En ese entonces, hizo de todo, hasta hubiese sido capaz de vender su alma al diablo con tal de recibir un poco de su atención, para al final no recibir ni una sola mirada de parte de ellos. Sin embargo, ¿no era eso algo bueno ahora? Nadie la tomaba en cuenta ni se preocupaba por ella. Para Violette, quien quería vivir una vida ordinaria, sencilla y discreta, este era el mejor escenario que podría pedir.

—Está bien, vamos a hacerlo de ese modo.

Al oír a Violette hablar inconscientemente consigo misma, la mirada de sorpresa de la persona sentada a su lado fue seguida de preocupación y lástima.

Como era de esperar, la repentina aparición de la hija de la concubina la traumó tanto que quedó loca. 

O eso pensaban.

Afortunada o desafortunadamente, ya no le daba importancia a sus miradas. Violette, quien se había vuelto inmune a los prejuicios gracias a su experiencia, no resonó con esos sentimientos, y mucho menos con las distintas miradas dirigidas hacia su persona.