La Princesa derriba banderas – Capítulo 68: El viaje en bote de la Princesa reencarnada

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


—Estas de buen humor.

Estaba acomodando mi equipaje en el camarote que se nos había asignado cuando Klaus me habló por detrás. Me di cuenta que estaba tarareando cuando él lo mencionó. Sí, debo verme muy animada.

—Es porque algo bueno ocurrió. —Respondí sin avergonzarme.

—Hmmm… —Su voz bajó un nivel.

Puse mis cosas en mi mano libre y miré por sobre mi hombro. Klaus se apoyó contra la pared, con el ceño fruncido. Sentía sus oleadas de mal humor a medida que gruñía para sí mismo. Él decía algo como, la próxima vez de seguro lo haré caer de rodillas. No tenía idea de lo que se trataba, pero me causaba calosfríos por lo que esperaba que no me involucra.

—Por cierto, hermano, ¿cuántas veces debo recordarte que cuides tu tono?

— ¿No me dará libertad en nuestra habitación? —preguntó, algo abatido.

Sus cejas bajaron como las de un niño que ha recibido una reprimenda. Al parecer, hacerlo hablar de forma casual era algo estresante para él. —Es mi deber, pero sea como sea, ¿qué clase de castigo divino es este en donde debo hablarle groseramente a quien amo y respeto? Siento que mi lealtad hacia usted está siendo probada. —dijo con emociones sinceras.

—Está todo en tu cabeza. —lo dejé pasar. Incluso si él rogaba tan seriamente, no era otra cosa más que problemas. Sin embargo, pese a que lo alejaba, él no se desanimó.

—Por favor… se lo imploro. —el rogaba con las cejas fruncidas tristemente.

El silencio se alargó por un par de segundos, pero el primero en tirar la toalla fui yo.

—Bien… si me prometes que no descubrirán tu verdadera identidad allá afuera.

No puedo evitarlo, pensé.

Incluso a pesar de que era pequeña, en la privacidad de la habitación no había ningún otro pasajero alrededor, las paredes delgadas me preocupaban, pero la habitación al lado de la nuestra era una bodega. Mientras el prestara atención al cambio del interior a el exterior, no debería haber problema.

Siendo honesta, había una parte de mí que quería que él llegara a un punto donde pudiera hablarme sin reservas, pero si le estaba causando tanto estrés y explotaba, eso también sería un problema.

— ¡Gracias!

Se animó con una sonrisa, y cuando sonreía sin ninguna culpa como un niño, no podía matarlo con mi frialdad usual. Resignada, sonreí y suspiré una vez antes de regresar a arreglar mis cosas, cuidadosamente con cada artículo que tomaba.

—Oh, eso es correcto.

Me detuve y le di un trozo de papel que había sido enrollado a Klaus.

— ¿Qué es esto? —preguntó al tomarlo.

Todo lo que dije fue, —De Flamme.

Él era listo, por lo que no tenía la necesidad de explicarle dada su expresión seria. Comenzó a leer en silencio. Era una carta de Georg, el último reporte que llegó antes de nuestra partida.

Georg y Michael continuaron buscando por un canal establecido de información en la ciudad del puerto y en villas de las montañas, habían adquirido información importante.

Al parecer, había una villa con cierta familia viviendo en las cordilleras al suroeste de Flamme. Ellos vivían en las profundidades de las montañas, cultivando hierbas y haciendo medicinas de alta calidad. Su nombre era “Kur”.

—Un clan de expertos en medicina. Es una pista prometedora. —dijo al leer la carta.

Existía una alta posibilidad de que este clan llamado Kur tuviera información acerca de la medicina que estábamos buscando.

Georg sintió lo mismo y había concentrado su investigación en ese clan. Sin embargo, parece que ha tenido dificultades desde entonces.

El clan Kur casi no se relacionaba con el mundo exterior. Ellos hacían viajes periódicos bajando las montañas con el fin de vender medicinas, pero al parecer ocultaban sus rostros y hablaban el mínimo. Eran reconocidos por su conocimiento medicinal y sus medicinas de alta calidad, pero aparentemente, incluso los mercaderes ricos y los nobles que habían venido con deseos de formar un contrato con ellos, habían sido recibidos con frialdad.

El cerrado clan Kur odiaba la intervención de los extraños, por eso casi nadie sabía la ubicación de su pueblo.

—Sería bueno que hubieran progresado algo cuando nos encontremos, pero… parece que va a ser difícil. —Klaus frunció el entrecejo.

Asentí. —Bien, de todos modos no hay nada que podamos hacer desde esta nave. Enfoquémonos en lo que está frente a nosotros ahora. —me levanté. Había terminado de ordenar.

— ¿A dónde?

—Quiero ver la cubierta y debajo. Quiero saber dónde está qué, y por supuesto, quiero conocer las posiciones de los marinos también.

—Como desee.

Mi mano estaba en el picaporte. Me detuve y miré sobre mi hombro.

—Compórtate, hermano.

Cumple tu rol, le envié un mensaje con la mirada.

Con un parpadeo, mi leal caballero se había transformado en mi gentil hermano mayor.

—Bien, vamos. —él me apuró gentilmente.

Abrí la puerta y salí.

—Está bastante limpio, ¿no? —dijo Klaus cuando íbamos de camino a la cubierta.

En general, las áreas a las que podíamos atravesar fácilmente terminaban circundando la nave, pero como él dijo, dentro de la nave estaba todo limpio y bien mantenido. No sería educado decir que no lo esperaba, pero imaginaba más desorden.

—Incluso pese a que no es nueva, parece que la cuidan bastante bien.

Con cada paso se escuchaba el firme golpeteo de mis suelas contra el piso. El piso de madera estaba desgastado, pero aún brillaba debido a que estaba cuidadosamente mantenido.

Había muchas cosas frente a la cocina, pero no vi suciedad ni sentí ningún olor desagradable. Mi impresión de esta nave, con su limpieza escrupulosa, era genial.

La carga estaba amontonada de forma ordenada, y estaba arreglada tan limpiamente que no parecía que fuera a colapsar.

Los pasillos son estrechos, pero no estaban obstruidos por equipaje o alguna herramienta. Incluso en una emergencia, siempre y cuando los pasajeros a bordo no se confundieran, el escape no debería demorar.

—Los marineros también son amistosos y amables. Es una nave maravillosa.

No esperaba nada menos de una nave recomendada por el Maestro Julius, pensé para mí misma mientras subía por las escaleras. Había puesto un pie en la cubierta cuando una voz enojada me sobresaltó.

— ¡Hace calor!

Con los ojos redondos, miré alrededor pero no encontré a nadie mirando en mi dirección. No parecía que la voz estuviera dirigiéndose a mí.

Seguí las miradas de los marineros y los pasajeros en cubierta y, finalmente aterrizó en cierto grupo.

— ¡Apresúrate y tráeme uno frío!

Era la hermosa chica que había sido llamada “diosa”. Ella no hacía ningún esfuerzo por esconder su irritación mientras gritaba órdenes. Se sentó en una silla de la cubierta bajo la sombra de un parasol que tenía un sirviente, mirando ferozmente a una mujer joven quien parecía ser una sirvienta.

—P-pero señorita Flora, n-no hay hielo en esta n-nave. ¿Q-qué debería hacer…?

— ¡No me preguntes, arréglalo tú misma!

La hermosa niña – Señorita Flora – le gritó a la sirvienta.

—S-sí. —asintió la sirvienta, apunto de llorar. Ella se dio media vuelta y comenzó a correr.

—Qué mujer más inútil. Nada más que una boba. —dijo la señorita Flora maliciosamente mientras se abanicaba a sí misma con un llamativo abanico de encaje, mientras su sirviente acomodaba sus volantes.

Yousei
¡¿Y esa es tu diosa marinero?! D:<

—Whoa…

La escena me sorprendió mucho cuando la vi, no pude controlarme.

—Ridículo… ¿Qué parte de ella es como una diosa? —Klaus ni siquiera escondió el disgusto en su voz. La segunda mitad de su declaración la dijo en voz baja, y solo yo pude oírla al estar a su lado. Yo, probablemente debería haberle dicho que no dijera algo grosero, o que fuera cuidadoso con sus palabras, pero una pequeña parte de mí estaba de acuerdo.

— ¡Qué sea rápido! —demandó la chica con el mismo nombre que la diosa de la primavera y las flores.

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