La Princesa derriba banderas – Capítulo 69: El viaje en bote de la Princesa reencarnada (1)

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


Un cliché andante. Ella era la estereotípica chica rica egocéntrica.

Cuando me paré ahí sorprendida, la sirvienta había regresado sin aliento. Ella pasó por mi lado, con una jarra y un vaso en sus manos.

— ¡Señorita Flora, tengo agua de limón!

Rodajas redondas de limón flotaban en la jarra llena de agua. El marino a mi lado frunció el ceño mientras lo veía.

No era necesario aclarar que el agua fresca era muy valiosa en un viaje por el mar. Naturalmente, las frutas también son importantes. No es como si el agua no pudiera beberse, pero era preferible racionarla.

En estos momentos, quizá no era un viaje largo, pero eso no significaba que los recursos pudieran ser desperdiciados. Nunca puedes estar lo suficientemente preparado – cualquier cosa puede ocurrir en todo momento.

Sin embargo, aunque el marino parecía disgustado, no le dijo nada a ella directamente. —Si ella no fuera la diosa —Él murmuró bajo su respiración. Sus palabras me hicieron sudar de forma incómoda.

¿Q-qué debería hacer?

Incluso pese a que estaba molesta, no había nada que pudiera hacer. Era imposible para mi salir adelante y proclamar, “Yo soy la diosa (LOL) quien lo creó.” ¡Elimina ese pensamiento! ¡No deseo ser castigada!

—Te tomó bastante, ¿y todo por un agua de limón? No estoy impresionada.

—S-solicito su perdón señorita.

—Muy bien, entonces. Sírvela. —dijo la señorita Flora de forma imperiosa. Ella cerró su abanico con un golpe seco.

Anonadada, la sirvienta le dio el vaso y sirvió. Sin ninguna palabra de agradecimiento, la señorita Flora lo llevó a sus labios, cuando sus cejas se arrugaron.

— ¿Qué es esto? ¡Está tibio!

Claro, duh, respondí en silencio mientras observaba, con un hormigueo. Ella ya había dicho que no había hielo.

La señorita Flora tiró su vaso a la sirvienta.

— ¡No necesito algo como esto!

Detente. Solo, espera un segundo.

¿Cómo puedes actuar como si no sintieras que todos te están mirando? Si fuera yo, estaría empapada en sudor ahora.

— ¿Huh? ¿Entonces qué hago con esto?

— ¡Tíralo!

Sus palabras causaron que toda el área hirviera en cólera.

Los marineros chasquearon sus lenguas, sus miradas eran frías. A Klaus, quien estaba a mi lado, se le cayó la máscara. Incluso el hombre que estaba de pie lejos y parecía un pasajero tenía una expresión seria en su rostro.

—Pero…

— ¡Te digo que lo tires! ¡¿Estás sorda?!

¡Deteeeente! Te lo ruego, ¡solo cállate ya mismo!

No podía más.

— ¡Por favor, espera!

La atención de la señorita Flora se volvió a mí porque me adelanté. Sus ojos azul grisáceo estaban llenos de descontento.

— ¿Y tú eres?

Había actuado por impulso, y entonces me di cuenta de mi error: todos los ojos estaban sobre mí.

—Um, yo soy…

La señorita Flora me revisó mientras yo tartamudeaba.

—Una plebeya, por lo que veo. ¿No crees que es grosero dirigirte a mí?

—Mis disculpas… Pero el agua es valiosa. Si vas a tirarla ¿podrías dármela en ese caso?

— ¡Vaya! Qué vulgar. ¿Quieres el desecho de otro? Ten algo de vergüenza.

Yousei
Mocosa insufrible, ve Klaus, ataca!!

Ella abrió el abanico y cubrió su boca, me miraba como si fuera algo sucio. Cada palabra que salía de su boca era asquerosa. Pero a pesar de que mi boca parecía estar entumecida, intenté mantener la sonrisa.

Alguien tiró mi mano desde atrás, y en la parte de atrás de mi cabeza sentí que choqué suavemente con algo sólido.

—Suficiente. Nos vamos, Marie. —dijo Klaus, su voz baja estaba llena de sentimientos reprimidos.

Llena de dudas, miré su rostro sonriente y me encontré con sus ojos. Incluso aunque sus labios estaban curvados, sus ojos estaban fríos como el hielo.

Ouhh. Quiero escapar.

— ¿L-lo lamento…?

Él acarició mi cabeza, aún sosteniéndome.

¡¿No estás muy cerca?!

Muy casualmente, le di un codazo en el estómago para que la gente de alrededor no lo notara, y le di una mirada para que se moviera. Klaus, sonriendo todo el tiempo, continuó sosteniendo mis hombros firmemente.

Entonces, ¿él estaba haciendo esto para castigarme por salir adelante sola? ¿De eso se trataba?

Mientras nos íbamos sigilosamente, ella lo llamó.

—Um… ¿Y tú eres?

Miré en su dirección y vi a la señorita Flora levantándose de su silla. Su desagradable mirada de antes se había ido, y había una leve capa de rubor en sus mejillas.

El cambio repentino me dejó mareada, pero no, ella no me estaba mirando. Solo tenía ojos para Klaus.

¿Por qué lo miraba con tanta impaciencia?

Reflexioné sobre el asunto, con la cabeza inclinada. Después de un rato, finalmente lo recordé. Si solo fuera por las apariencias, Klaus era bastante guapo. Él era el ideal de una doncella, un hombre apuesto y elegante.

Pero incluso su belleza no podía remediar lo decepcionante que era su interior, por lo que casi me había olvidado de ello.

—No me preste atención. Después de todo, solo soy un plebeyo. —él dijo, sonriendo.

Estaba sorprendida por el veneno en sus palabras.  Su sarcasmo era obtuso como un martillo, y ella se tensó instantáneamente, avergonzándose una vez más por sus palabras. Esta vez, era con vergüenza y rabia.

— ¡Lo eres! Pareces ser un hombre de una buena estirpe, por eso te hablé, pero me equivoqué.

—Sí, eso parece. Me disculpo por hacerla perder el tiempo.

¡¿Por qué le está echando más leña al fuego?!

— ¡Rápido, salgan de mi vista!

—Por supuesto no tiene que decirlo. Oh, sí. Antes de que lo hagamos, ¿podría darme el agua? No la quiere, ¿cierto?

Con ambas cejas arqueadas, ella dijo con irritación, — ¡Haz lo que quieras!

La sirvienta, quien estaba confundida por el flujo de los eventos, miró a la señorita Flora y luego a nosotros antes de entregarme la jarra con agua.

—Gracias. Bien, vamos.

Tan pronto como confirmó lo había recibido, Klaus me forzó a darme la vuelta. Podía decir, debido a la fuerza que estaba usando, que no quería que me quedara más tiempo.

— ¡Qué pasa con él! ¡Solo porque es un poco apuesto.! ¡Al final, Sir Georg es mucho mejor!

Escuché lo que parecían ser los balbuceos de un mal perdedor tras de mí e instintivamente volteé la cabeza, pero Klaus no me dejó parar de caminar. No podía quitar la mano que sostenía mi hombro, por lo que estaba semi forzada a moverme.

— ¡Espera, Klaus! El nombre que ella acaba de mencionar…

—No importa. No tiene nada que ver contigo.

—Er, bien, um. Cierto, eso no puede estar relacionado directamente conmigo, pero…

—No tiene nada que ver contigo.

— ¿Por qué lo dices dos veces?

Miré a Klaus, quien testarudamente estaba tratando de evitar que me volteara, y mirara. Empujada desde atrás, caí en mi hábito de pensar mientras caminaba.

¿Acaso la señorita Flora estaba apuntando a Georg?

Una respuesta en “La Princesa derriba banderas – Capítulo 69: El viaje en bote de la Princesa reencarnada (1)”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido