La propuesta del Héroe – Volumen 1 – Capítulo 16: El príncipe apareció ante mí, antes de que me metiera en problemas.

¡Guau! Señor héroe, ¡tienes unas pestañas largas a pesar de tener esas intenciones asesinas!

Como de costumbre, habría escapado de la realidad y probablemente habría pensado en algo así.

Pero esta vez fue inútil. Mi mente se quedó en blanco y solo pude observar distraídamente el hermoso rostro de Greed acercándose sin poder articular una respuesta.

Gracias a eso, la cara de Greed ocupó todo mi campo de visión. Su movimiento anterior y la lenta inclinación de su cabeza hicieron que solo él estuviera frente a mis ojos. Estaba tan cerca que podía ver sus párpados cerrados y cómo sus largas pestañas proyectaban sombras en sus mejillas.

¡Es obvio lo que estás a punto de hacer en este momento! Aunque soy solo un personaje de apoyo, estás a punto de robarle un beso a una doncella. ¡Estoy en problemas…!, pensé confundida en el rincón de mi mente cuando eso sucedió. En ese momento, la puerta fue golpeada violentamente y alguien llamó.

—Aria, Aria, ¿estás ahí?

Sentí el sonido y la vibración del golpe en la puerta sobre mi cuerpo.

El héroe se detuvo en seco y escuché un pequeño chasquido de lengua, y al mismo tiempo, mi mente se aclaró. Fue como si una densa niebla se hubiera disipado en un instante, y pude volver a pensar con claridad. Un sudor frío estalló en mi frente cuando finalmente comprendí la situación actual y vi a Greed alejándose.

¡Fue extremadamente peligroso!

Detenernos antes de que apenas hubiera contacto fue crucial, ya que en ese momento ya no habría podido escapar. Si Greed hubiera besado mis manos, podría haberlo interpretado como un gesto de profundo afecto. Sin embargo, si nuestros labios se hubieran encontrado como amantes o pareja, el precio por ello sería el intercambio de nuestros votos.

Especialmente entre aristócratas, esto podría llevar a lo que se conoce como “compromiso”. Las parejas comprometidas llevan brazaletes como símbolo de su promesa. Besarse en público, en ese sentido, sería considerado un acto equivalente.

“Beso a discreción” era la consigna de aquellos nobles que se comportaban de manera frívola.

—Aria, Aria, ¿estás ahí dentro, verdad? —La puerta fue golpeada una vez más, y una voz llamó.

Oh, parecía que había olvidado, pero esa voz era mi salvación. ¡Tenía que agradecerle a esa persona!

—Sí, estoy aquí —respondí. Pero… ¿eh? Si esa persona me llamaba por mi nombre, significaba que nos conocíamos.

Era la voz de un superior. Sin embargo, era de los que no debían entrar en la habitación de un sirviente.

—Abriré esto.

—Muy bien.

Fue Greed quien respondió a la persona detrás de la puerta. Aun así, no respondí al maestro, sino que miré a Greed y respondí a su mirada inquisitiva. No sé por qué intenté obtener el permiso del héroe de esta manera, incluso estando en mi habitación. ¿Era el honor y las agallas de una doncella?

Parecía inútil, ya que el héroe irradiaba un carisma intenso. Dominaba la atmósfera de tal manera que me hacía pensar en él como mi maestro, especialmente como un rey o un príncipe de la historia. Después de ser dama de compañía durante seis años, no había forma de que no pudiera obedecer.

¡No, no, no, por supuesto, el héroe no es mi maestro!

Mientras respondía en mis pensamientos, el héroe retrocedió y me alejé de la puerta.

—La abriré ahora.

Debido a que todas las puertas de las habitaciones de los sirvientes se abrían hacia afuera, al girar el pomo de la puerta para abrirla, llamaba la atención de las personas que se encontraban frente a ella.

La persona del otro lado era, como era de esperar, alguien que no debería estar en un lugar como este.

Era el segundo príncipe, Alfred Rafia Schwarze.