La propuesta del Héroe – Volumen 1 – Capítulo 17: El Príncipe Sigiloso

Traducido por Maru

Editado por Tanuki

Corregido por YukiroSaori


El rey y la reina de este reino tenían cuatro hijos. El primer príncipe, Enwald, ​​el segundo príncipe, Alfred, la primera princesa, Mariage, quien se casó con el príncipe del reino vecino y la segunda princesa, Louise, a quién estoy sirviendo.

El príncipe Enwald, con sus propias aspiraciones, estaba estudiando en el extranjero en el gran país de Linash, conocido por su poderoso ejército. Por lo tanto, no se encontraba en el castillo en ese momento. La princesa Louise, por desgracia, había sido secuestrada por el Rey Demonio, un hecho oculto a Enwald. Él se encontraba centrado en empuñar su espada sin tener conocimiento de lo que ocurrió en ese momento.

En cuanto a la princesa Mariage, que vive en el reino vecino, sabía sobre el secuestro, pero era la princesa heredera y no podía perder un poco de tiempo para visitar su país por su cuenta. Le complació escuchar que la princesa fue rescatada, pero parece que le llevará mucho tiempo ver la cara de su hermana.

En otras palabras, los únicos en este castillo en este momento eran Alfred y la princesa Louise.

—Me alegra que estés bien.

El príncipe Alfred lanzó un suspiro de alivio cuando vio mi rostro.

¿Estás seguro? A pesar de lo que pensaba, suspiré tristemente al ver nuevamente a Alfred parado solo en el pasillo sin sus guardias. Parecía que había vuelto a escapar de la vigilancia de sus protectores.

—Su alteza Alfred, ¿por qué está aquí? ¿Dónde están sus guardias? —pregunté, desconcertada.

Alfred miró hacia atrás como si acabara de darse cuenta y se rió torpemente al confirmar que no había nadie allí.

—Parece que se quedaron atrás cuando me apresure aquí. Quizás no pudieron encontrarme. Bueno, por lo general sucede.

—Ya… veo.

Ciertamente, una vez que lo perdía de vista, era difícil encontrarlo. Simpatizaba profundamente con los caballeros acompañantes. Seguramente, el capitán de los caballeros se enfadará con ellos porque no cumplieron con sus deberes. Pero era inevitable que los caballeros lo perdieran de vista.

Lo llamaban “el príncipe sigiloso”.

Aunque era llamado así, no estaba involucrado en actividades de espionaje. Sin embargo, tenía la habilidad de pasar desapercibido, siendo apenas perceptible en cualquier situación. Era capaz de desaparecer en el pasillo sin ser detectado tan pronto como los escoltas apartaban la mirada. Incluso la jefa de la corte, el gran chambelán y sus subordinados se rendían si no podían encontrarlo, incluso si tenían asuntos importantes con el príncipe. Cuando se daban cuenta, él ya estaba cerca, lo cual provocaba un sobresalto en sus corazones. No había forma de que pudieran mencionarlo.

Además, la princesa y yo repetidamente casi teníamos ataques al corazón muchas veces. Antes de siquiera percatarnos de que alguien había entrado en la habitación, de repente escuchábamos una voz. Estaba convencida de que la vida de la princesa y la mía se estaba acortando significativamente debido a Alfred.

Sí, estoy segura de que Alfred estuvo presente en la habitación cuando el héroe regresó triunfalmente ayer. De hecho, no había ninguna razón para que él no estuviera allí, ya que su hermana pequeña había vuelto.

Lamentablemente, no fui capaz de detectar su presencia ni una sola vez. Seguramente, a otras personas les sucedía lo mismo.

Se decía que su falta de presencia era una de las siete maravillas del castillo. Y su apariencia contribuía aún más a esa falta de presencia. Tenía un cabello naranja brillante similar al de la princesa y unos ojos verdes. Sus padres eran guapos y hermosos, al igual que sus hermanas mayores y menores, quienes eran bellezas incomparables.

Sin embargo, Alfred tenía un rostro promedio, similar al de su abuelo, el antiguo rey. Era como la cara de un personaje secundario. Aunque su apariencia no era mala, no tenía características especiales que lo hicieran destacar. Parecía que el dueño de ese rostro no era recordado por los demás.

Si se colocaba en el centro de la ciudad con su apariencia común, no cabía duda de que se mezclaría con el entorno. Aunque estaba familiarizada con su rostro ordinario, no podía evitar pensar en él como alguien de la realeza. Su repentina aparición ante alguien, con esa falta de presencia, podría considerarse casi fatal. Sin embargo, no podía expresar mis sentimientos al respecto.

Por cierto, el primer príncipe, Enwald, también era bastante mediocre en apariencia. Parecía que todos los genes de la belleza habían sido heredados por la princesa. Pero Enwald poseía algo que Alfred no tenía. Eso era… presencia.

Enwald, un individuo apasionado y obsesionado con la esgrima, poseía una presencia impresionante. Era abrumador. Tenía una presencia abrumadora.

Era probable que toda la presencia que Alfred debería haber tenido fuera absorbida por Enwald en el útero de la reina, era un secreto a voces: “Si Enwald y Alfred se combinaran y se dividieran en dos, el resultado sería exactamente el adecuado”.

Eso es lo que yo también pensaba. Desafortunadamente, él era un príncipe en muchos aspectos. Alfred estaba muy por encima de mí.

Aunque hablaban de su carencia, lo siento, ¡pero su personalidad era extraordinaria! Era amable, sincero y serio. A pesar de su falta de notoriedad, no ejercía una presión abrumadora e incluso mostraba humildad en su comportamiento. Sin duda, era un excelente funcionario civil aun siendo un príncipe.

Aunque todos lo veían como un funcionario civil, Alfred se convirtió en un oficial de seguridad en el castillo en nombre de Enwald, quien estudiaba en el extranjero. Después de que la princesa fue secuestrada, se mantuvo ocupado y no había visto su rostro durante un tiempo. Además, existía la posibilidad de que no hubiera notado su presencia…

Pero, ¿por qué el principe Alfred llegó a un lugar como este?

Incliné la cabeza confundida mientras miraba al príncipe que estaba de pie en el pasillo. Seguía siendo el príncipe, incluso con la apariencia de su personaje del montón. Aquí estaba el edificio donde vivían los sirvientes y no era un lugar donde se suponía que debía estar la realeza.

—Me apresuré aquí cuando escuché que el héroe se acercaba —dijo el príncipe Alfred con seriedad.

Ah, ahora entendía. Él había venido aquí debido a un asunto urgente relacionado con el héroe.

—Si estás buscando al héroe, él está aquí.

Moví mi cuerpo hacia un lado para permitir que Alfred pasara. Él entró en la habitación sin dudarlo y examinó de cerca a Greed, quien permanecía tranquilo en el interior.

Cerré la puerta y me volví hacia los dos hombres peculiares que ocupaban mi habitación. Ambos se miraron en silencio por alguna razón desconocida. Me preguntaba qué les estaría sucediendo.

Dado el reducido espacio de la habitación y la posibilidad de que surgiera una emergencia, me preguntaba si podrían trasladarse a otro lugar para hablar entre ellos. Mientras los observaba, sentí una extraña e indescriptible tensión entre estas dos personas que eran polos opuestos.

Uno nació como un simple aldeano, pero poseía habilidades y carisma sobresalientes. Greed tenía una apariencia digna de un príncipe.

El otro nació como príncipe, pero su presencia era débil y su carisma… ¿qué era eso? ¿Se podía comer? Alfred irradiaba el aura de un personaje secundario.

El destino puede resultar irónico.

Fue lo que pensé en aquel momento.

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