Cenicienta – Capítulo 21: Noche bajo la luz de la luna en la hierba (5)

Traducida por Den

Editada por Sakuya

---

Me giré en la dirección de la voz ronca para encontrarme con unos ojos dorados. La mujer era hermosa, su voluminoso cabello naranja estaba perfectamente peinado con un lujoso broche para el cabello. Su vestido acentuaba las líneas delgadas de su figura. Estaba celosa de esta persona.

— ¿Señorita Julia…? —dije dudando.

Julia frunció sus labios en disgusto, mirándome con desdén apenas disimulado. Su impresión era diferente a la última vez que la vi en el baile. Había parecido tímida, como si no quisiera soltar a Eugene. Había parecido una niña pequeña. Esta persona, ahora mismo, no parecía una niña, sino una mujer. Julia cruzó los brazos sobre su pecho.

—Bebiendo y divirtiéndose con un hombre frente a las personas. ¡No tienes vergüenza! No pudiste capturar a Eugene, ahora estás intentando frotarlas contra el General Brennan. ¡Qué vergüenza!

Era un crecimiento acelerado, la niña bonita se había transformado en una belleza mágica. Su voz ronca era una que no le hubiera atribuido, no se ajustaba a su edad. Entonces quizás lo hizo; una voz adulta para una mujer adulta. La gargantilla de encaje alrededor de su delgado cuello dejó rastro de juventud.

—Señorita, está incomodando a nuestros clientes… —dijo el gerente del bar intentando evitar que me hostigara. Pero Julia lo ignoró. Me miró sin pestañear con sus hermosos ojos.

Los clientes observaban la escena con curiosidad. Unos cuantos parecían molestos por la interrupción. Ciertamente, este era un gran inconveniente para ellos. Será mejor irse pronto…

—Señorita, —escuché una voz decir. Era el General Brennan. Colocó su brazo alrededor de mi cintura. Lo miré, pero estaba mirando directamente a la Señorita Julia.

—No quiero que lo malinterprete, —dijo —la Señorita Fredericka no se está apegando a mí. Estoy cortejando a la Señorita Fredericka.

…

…

¿Eh? ¡¿Escuché correctamente?!

—Voy a coquetear con ella ahora mismo, así que, por favor no nos moleste.

Cuando la señorita Julia se llevó las manos a las caderas para replicar, el general Brennan se apartó de ella y la dejó balbuceando. Brennan miró al gerente del bar.

—Si le hemos causado algún problema, déjeme pagar la cuenta de todos en el bar. No me importa pagar una tarifa por las molestias causadas. Envíeme la factura.

Se tomó su bebida de un solo trago y colocó el vaso en el mostrador.

—Vámonos —Me dijo.

Estaba tan aturdida que no respondí. Como resultado, fui llevada a nuestras butacas en los brazos del General.

¡¡¡¿Eeeeh?!!!

---