Cenicienta – Capítulo 51: El paso de la tormenta y confensiones

Traducida por Den

Editada por Sakuya


Después de eso, las cosas se pusieron muy emocionantes.

El duque Erschlen y Priscilla hablaron con sus invitados, hubo fuegos artificiales y el baile concluyó.

Cuando iba a regresar a casa, el mayordomo de los Erschlen me llamó. Me llevó a un salón donde estaban sentados Lady Priscilla, el Príncipe Stephan, Volker y sus caballeros, Delfina, Mariel, Lutina, Sylvia, el Duque y la Duquesa Erschlen. ¿Ha pasado algo?

—Ah um…

—Fredericka-sama, nos hemos preparado para varias cosas hoy… —comenzó Delfina. Es cierto, se habían preparado para una fiesta de cumpleaños memorable para Priscilla, pero Eugene y yo la arruinamos…

Me di cuenta que había hecho algo serio otra vez. Es bueno que mi ser molesto ya no sea amiga suya, ¿verdad?

—Lamento los inconvenientes que he causado. Solo fue por un corto tiempo, pero fue divertido. Gracias por ser mis amigos. —Dije solemnemente y terminé con una reverencia. Solo podía disculparme, no era como si pudiera pagarles.

— ¿Eh? ¿De qué estás hablando? —dijo Delfina apresurándose a tomar mis manos.

¿Eh? ¿Por qué te apresuras? Volker y el Príncipe Stephan tenían sonrisas amargas en sus caras.

—Fredericka, te estás adelantando —dijo Sylvia con un suspiro. —Lo que hemos estado preparando era la condena para Eugene y su amante, Julia.

Básicamente, Delfina y el resto sabían que Eugene se pondría arrogante cuando me viera en el baile. Habían reunido evidencias y dispuesto a que testigos persiguieran a Eugene. Solo estaban esperando el momento indicado.

¿Por qué harían eso?

Ciertamente el comportamiento de Eugene había sido impactante, pero ninguno de ellos fue insultado directamente, quizás se volvió desagradable.

— ¿No lo entiendes? —Delfina estampó su pie con impaciencia.

—Queríamos vengarnos porque lastimó a nuestra importante amiga. —Dijeron Mariel y Lutina.

Priscilla sonrió y dijo:

—Fredericka no lo entiende porque les da más importancia a sus seres queridos que a ella misma.

—Es por eso que también queremos mimar a Fredericka.

— ¿No es así, General Brennan? —dijo Sylvia con una mirada burlona. Volker se puso un poco rojo y tosió.

¡Hō o o~o ō! ¡Oh mi!

N-No puedo creerlo… ¿es un milagro? ¡Quiero llorar!

Pero usar el cumpleaños de Priscilla así. Debería ser un día de felicidad y no vergüenza. Estoy desconcertada.

Lutina parecía saber lo que estaba pensando y levantó su dedo índice.

Priscilla dijo:

—No quiero pedir prestado el pecho de otros para luchar contra los enemigos de Fredericka. Sabíamos que definitivamente asistiría al cumpleaños de la hija de un duque.

La alegría se desbordó de mi pecho.

Priscilla-sama es una persona tan compasiva; ¡te seguiré para toda la vida!

Incluso en el más allá, quiero que seas mi hermana.

¡Cuando reencarne, quiero nacer como hombre y defender a Priscilla…!

En realidad, incluso si no soy un hombre…

Me encontré con la mirada del Príncipe Stephan, sacudió la cabeza como si dijera “¡Mejor no lo digas!”. Volker parecía desesperado, su expresión decía “¿Fredericka, no me digas que te gusta más Priscilla que yo? ¡Apelaré con todas mis fuerzas! Está bien…

—Me gustaría saber —dijo el Duque Erschlen que preguntó en voz baja — ¿Por qué ayudaste al Duque Cajés?

Me senté derecha. Seguramente parecería raro, especialmente con los extraños rumores sobre Eugene y yo.

—Entiendo el sentimiento de no querer sobrecargar las cosas, pero si piensas en el trato que has recibido, sería agradable estampar la cabeza de ese hombre mal informado.

¡Wow, el Duque Erschlen está bastante furioso! Como era de esperar del padre de Priscilla.

—Creo que podríamos haber derrotado al Duque Cajés y Eugene de un solo golpe en ese momento.

Podríamos haberlos derrotado, pero no quería arreglarlo de forma extraña delante de las personas que se preocupaban por mí.

[Sakuya: ¿Forma extraña? @.@ ]

Realmente no quería decir la verdad porque revelaría mi verdadera naturaleza.

—Eugene verdaderamente se derrumbó cuando Julia huyó de la escena, pensé que era mejor hacerle un favor al Duque y ser amable con él que humillarlo más ante todas esas personas.

Uno no sabe qué podría hacer este tipo de persona si está fuera de control y el Duque está podrido hasta la médula. Tal amabilidad podría ser seguro por un tiempo.

—No soy buena en ser bárbara.

Es inteligente, ¿verdad?

No hubo ningún ruido en la habitación, ni siquiera el de la tela al moverse.

Deben estar impresionados por mi cruel naturaleza.

Sakuya
¿Cruel? ¿Cuándo? ¿Dónde? @_@

Cómo col cocinada con sal, mi cuerpo se encogió. Pero el Duque Erschlen fue incapaz de soportarlo; se echó a reír.

—Para tener que soportar algo de ese mapache, ¡es una agradable idea!

—Si piensas en el futuro, es la acción correcta.

La duquesa se tapaba la boca con la mano y se reía.

¿No es terrible?

Estaba sorprendida de ver a todos sonriéndome.

Eh…

Delfina me abrazó mientras se reía, incapaz de decir algo debido a la risa. Priscilla, Sylvia, Mariel y Lutina también se unieron.

Solo vamos a estar aliviados de que nadie piense que soy cruel.

♦ ♦ ♦

Unos días después, estaba caminando por nuestro jardín con Volker, quien estaba descansando del trabajo, cuando Xavier vino a anunciar a un visitante.

—Hay alguien que quiere verla, Madam.

Incliné la cabeza, nadie me había prometido una visita.

— ¿A ver a Fredericka? ¿Quiénes son? —preguntó Volker frunciendo el ceño.

En realidad, después del baile, las personas que buscaban alguna manera de tratar con el Duque Cajés han estado viniendo de visita. Tales personas, Xavier les hace pagar por la admisión. No es el caso esta vez.

—Su nombre es Julius y es un joven muy hermoso.

El ceño fruncido de Volker se acentuó más. Le pedí a Xavier que trajera al visitante a la sala de estar del jardín. Volker y yo fuimos ahí y esperamos.

—No conozco a un Julius. —Le dije a Volker.

Pero puede que haya conocido a un Julius y lo haya olvidado. Tomé la mano grande de Volker y dije:

—Por favor, no me dejes ir.

El visitante apareció pocos después de seguir a Xavier. Llevaba una camisa blanca, un chaleco negro y pantalones delgados sobre su ágil cuerpo. Su cabello dorado era corto y sus ojos eran dorados.

—Gracias por atenderme. —dijo con una reverencia. Su voz era un poco aguda para un hombre adulto.

—Por favor, tome asiento. —dije.

Tomó la silla del jardín delante de Volker y de mí.

Xavier rápidamente trajo té y refrescos para nuestro invitado. Julius miró con anhelo el té y los pasteles delante de él.

—Es un placer conocerla… —dijo Julius, dio una sonrisa amarga. —Me pregunto si puedo decir eso.

Podía decir que estaba nervioso.

—Está bien. Es muy amable de su parte venir de visita. —dije mientras le ofrecía té, pero sacudió la cabeza.

—Te he hecho cosas terribles, así que pensé que debería disculparme.

La mano de Volker se retorció, pero la agarré con fuerza.

—Pero en ese entonces, estaba pensando que sería mejor si eras plantada que pasar por un momento difícil casada con esa familia.

Abrí la boca de la sorpresa y los ojos de Volker se entrecerraron ante la persona de cabello dorado.

— ¿Eres Julia? —preguntó ásperamente.

Julius asintió solemnemente.

12 respuestas a “Cenicienta – Capítulo 51: El paso de la tormenta y confensiones”

  1. Jajajaja y resulto julio jajaja jajaja :v muero mi estomago duele de tanto reír, Eugene se lo merece! Quizás es gay de closet y por eso no le gustaba Fredericka y por eso le gustaba el trapito?

  2. ¡¡LO SABÍA!! Nadie puede ser así de plana me lo sospeche desde un principio… Te lo tienes bien merecido ridículo y misogino Eugene

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