Traducido por Herijo
Editado por Ayanami
—¡¿Qué?! ¿Ese hombre era el hermano menor del señor Akashy? ¿No su hermano mayor?
—Eso fue lo que te sorprendió? —Kyouya estaba estupefacto, mirando escépticamente a Azusa. Había presenciado el intercambio completo entre ellos.
Ella no sabía que tanto había escuchado, pero considerando el estado en el que se encontraba, por lo menos, había estado presente cuando su tío comenzó a gritar a los invitados. Azusa estaba completamente agotada, pero Kyouya no parecía estar mejor.
Se encontraban conversando en el interior de la cabaña de troncos a la cual la habían traído la primera vez que se conocieron, unos meses atrás. Caminar hacia ese lugar le hizo notar a Azusa que estaba más cerca de lo que pensaba. Tomaban tranquilamente de su café mientras se sentaban uno frente al otro en la sala de estar.
—No puedo negar que me sorprendió que fueran hermanos, pero, personalmente, estoy más sorprendida del hecho de que tu tío, que parece estar a mediados de los cincuenta, es en realidad el hermano menor de tu padre, quien parece estar a mediados de sus treinta. Aparte de que su personalidad es completamente opuesta a la tranquila y elegante forma del señor Akashy.
—No estoy seguro en cuanto a mi padre, pero la madre de mi tío era humana. Los vampiros, incluso si son hermanos, tienden a tener diferentes esperanzas de vida dependiendo de qué tan poderosos son. En cuanto a su personalidad, mi tío no tiende a actuar de esa forma. Estaba armando un espectáculo. Los hermanos Doumeki, en realidad, son un par de zorros astutos —Azusa no pudo evitar sentir escalofríos debido al tono oscuro en las palabras de Kyouya.
—¿Lo son? ¿Pero de qué le serviría fingir que es malo con el licor?
—Probablemente, estaba ebrio. Bueno, lo más seguro es que lo hiciera para proteger a su hermano mayor, el honor del patriarca y para… Algunos otros motivos que no necesitas saber —Kyouya soltó un pesado suspiro, como si acabara de recordar algo poco placentero.
Azusa habló en un tono animado, tratando de sacar a Kyouya de su depresión —En cualquier caso, los vampiros son una especie que no puedes juzgar por la apariencia. Oh, ahora que lo pienso, ¿es posible que seas mayor de lo que aparentas?
—¿Quieres saber…? —Preguntó Kyouya después de una corta pausa. Su expresión era la misma de siempre, pero hablo con un tono como queriendo molestarla.
—¡Sí quiero!
—En ese caso tendré que guardarlo para mí
—¡Oye! ¡Eso es grosero! ¿Qué tiene de malo que me digas?
—Soy mayor que tú
—Eso es obvio, incluso sin saber tu edad, pareces mayor que yo —Se quejó Azusa, aunque a Kyouya no pareció importarle en lo más mínimo.
Aparentaba tener veintisiete, lo cual lo hacía parecer mayor a ella, quien tenía diecisiete. Azusa continúo preguntando, pero él seguía evitando responder en cada ocasión, lo cual, la llevó a la conclusión de que no obtendría una respuesta de su parte. Concluyó arbitrariamente que él debería ser mucho mayor. Infló sus mejillas para mostrar su inconformidad, pero tuvo poco efecto.
—Por cierto, ¿quieres formar un contrato conmigo? —Preguntó Kyouya para reafirmar sus intenciones, mientras tomaba un sorbo de su café.
—¿Contrato…?
—¿Quieres o no?
—Sí quiero…
Azusa no tenía muchas quejas de su estilo de vida actual, pero era considerablemente agotador tener a alguien vigilándola las veinticuatro horas del día los siete días de la semana. Si existiera una forma de librarse de eso, lo haría sin pensarlo.
—Tu mano
—¿Qué tiene?
—Muéstramela
—Oh, claro —Azusa puso su mano derecha sobre la de él. Kyouya dirigió la mano hacia su colmillo, hundiéndolo levemente en el pulgar de Azusa.
—¡Ow!
—Listo…
Jalo su mano adolorida y la revisó, sólo para descubrir que no había quedado ninguna herida en ella.
—Justo ahora…
—El contrato ha quedado establecido entre nosotros. Si ambos fuéramos vampiros necesitaríamos que bebieras de mi sangre, pero como no lo eres podemos saltarnos ese paso.
Kyouya solo bebió una gota de su sangre, pero aun así contaba. Azusa encontró la situación un poco anticlimática y estaba avergonzada de su tonta imaginación, que la llevó a verse entre sus brazos mientras los colmillos de Kyouya perforaban su cuello como en una escena épica de las películas de Drácula.
—Cuando es con humanos, el acto es más similar a crear un familiar que al establecer un contrato.
—¿Qué? ¿Entonces, ahora soy tu familiar?
—Oficialmente, sí. Un contrato entre vampiros no existe como tal. Simplemente, comenzamos a llamarle al acto de convertir al otro en familiar como un contrato. Pero en este caso, como no puedes convertirme en un familiar…
—Esto se siente demasiado unilateral.
—¿Qué podemos hacer? No te preocupes, no es como si planeara tratarte como a un familiar.
—Esa no es exactamente la parte que me preocupa.
—Debería serlo. —Refutó Kyouya con exasperación.
¡Qué quieres que haga si un momento me dices que no me preocupe y al siguiente dices que debería hacerlo!
Azusa se tragó sus palabras antes de decirlas, ya que notó que lo decía porque estaba preocupada por ella.
—Por favor, préstame tu mano. —Dijo, en lugar de quejarse, jalándola antes de que pudiera negarse. Imito las acciones que había hecho Kyouya y mordió su dedo índice tan fuerte como pudo.
—¡Hey!
—Todo mundo dice que tengo sangre de vampiro, así que pensé que, tal vez, eso serviría —Mencionó Azusa separando su boca del dedo de Kyouya, solo para ver su rostro agitado. Lo ignoró y volvió a llevar el dedo a su boca, pero, obviamente, debido a la diferencia en sus caninos, solo pudo dejar leves marcas de dientes sobre su dedo sin llegar a perforar la piel.
—¡Hey!
—¿Mhm? —Azusa ladeo su cabeza con el dedo de Kyouya aun en su boca.
Kyouya jalo su dedo fuertemente, liberándolo de la mordida de Azusa.
Sus ojos se encontraron con el ceño aún más fruncido de lo usual de Kyouya. ¿Fue solo su imaginación que sus orejas estaban levemente enrojecidas?
—No hagas algo tan inmodesto.
—¿Inmodesto?
—¿Acaso eres una niña?… ¿Lo eres? —Lo primero lo dijo como réplica y lo segundo lo murmuró en resignación, lo que la confundió aún más.
Kyouya mordió su dedo índice deliberadamente y lo volvió a introducir en la boca de Azusa, haciendo que el ligero sabor a hierro invadiera su paladar.
—Solo necesitas introducir un poco de tu saliva dentro del torrente sanguíneo, por lo que esto servirá. —Explicó Kyouya, mientras retiraba una vez más su dedo. La rápida secuencia de acciones dejó a Azusa con la boca abierta, pero una sonrisa tomó su lugar rápidamente.
—¡En ese caso nos vemos dentro de veinticuatro horas para tomar mi segunda porción!
—Sí…
—¡Espero que nos llevemos bien juntos, Kyouya! —Exclamó Azusa con la sonrisa más brillante del día.