Contrato con un vampiro – Capítulo 9: La razón de la cálida bienvenida

Traducido por Herijo

Editado por Ayanami


Para ser honesta, Azuza tenía sus dudas. No podía negar que este método de viaje era sencillo, rápido, disminuía la posibilidad de ser atacada, la vista era increíble y era poco probable perderse. O más bien, no había camino por el cual perderse en primer lugar. Pero, viajar de esta manera era, realmente, embarazoso y aterrador.

—Oye Kyouya, ¿Puedes bajarme?

—No traes zapatos, ¿cierto?

—Tengo las sandalias que me prestaste.

— ¿Puedes volar por tu cuenta?

—No, lo lamento.

En este momento, Azuza se encontraba volando a través del cielo, sostenida en los brazos de Kyouya como si fuera una princesa. Una neblina negra se había endurecido, convirtiéndose en alas en la espalda de Kyouya. Se habían creado sin desgarrar su ropa. De acuerdo con lo que dijo, creó las alas con los vestigios vampíricos que ha juntado con los años, pero ella no entendía lo que quería decir en lo más mínimo.

Aparentemente, era capaz de cambiar la composición de su cuerpo para hacer crecer sus alas, pero no era un aficionado de forma en que ese método no dañaba su ropa.

—Podemos aterrizar y caminar hasta allí, pero éste es el método más rápido para llegar a tu destino.

—Entonces, por favor, llévame de esta manera.

La mejor opción de Azuza era confiar en él. Un poco de incomodidad era necesaria para lograr su objetivo. Obviamente, sería mejor si llegan a tiempo a la corte de inquisición a que se lo perdieran. No tenía reloj, pero el cielo estaba oscuro. Ya era de noche.

—En cualquier caso ¿Dónde está tomado lugar la corte?

—En la mansión del patriarca. Se está llevando a cabo, al mismo tiempo que otras reuniones.

— ¿Papá estará ahí?

—Es una corte solo de nombre. La persona juzgada no estará presente. Su castigo será determinado en base a las circunstancias y a la evidencia.

— ¡Ni siquiera puede defenderse! —Gritó Azuza.

—Bueno, supongo que lo interrogaron de antemano.

La situación es peor de lo que creí. No tengo idea de que castigo tengan en mente, pero, la palabra matar ha surgido en más de una ocasión. La probabilidad de que ocurra es alta, considerando las diferencias entre el sentido común de los humanos y los vampiros. Azuza se endureció ante la conclusión a la que llegó.

—No te preocupes, llegaremos a tiempo —la reconfortó Kyouya.

Al sonido de su voz, instintivamente, volteó hacia arriba e hizo contacto visual con sus ojos como rubíes que hacían juego con su rostro varonil. Rápidamente, desvió la mirada.

— ¿Tus ojos siempre fueron de este color? —Preguntó con curiosidad.

—Siempre lo fueron —Contestó cortésmente, con un tono más rígido que antes, aunque Azuza no notó ese cambio.

— ¡Lo sabía! Pensé que ese sería el caso. Cuando Tsubaru me mostró sus ojos rojos después de beber sangre, regresaron a su tono verde unos pocos minutos después.

—Ya veo…

—Tus ojos son muy bellos. De alguna manera, destacan, ya que parecen rubíes.

Kyouya parpadeó varias veces y giró su rostro hacia Azuza. Tenía una expresión desconcertada.

— ¿Eso crees?

— ¡Lo hago!

— ¿En serio?…

—Sí

Ambos quedaron en silencio después de ese intercambio. Kyouya regresó su vista hacia el cielo frente a él, con la expresión desapareciendo de su rostro. Azuza comenzaba a sentirse incómoda por el silencio.

— ¿Hay algo mal con tus gustos? —Kyouya rompió el silencio.

— ¿Qué? ¿Los míos?

Era la primera persona en cuestionar sus gustos. No mucha gente haría esa pregunta de forma normal, sin decirlo en broma como lo había hecho él.

—Nunca nadie me había dicho eso. ¿Por qué preguntas?

—No es nada. No le des importancia.

— ¿Por qué? —Azuza inclinó su cabeza en confusión, en el momento que su cuerpo comenzaba a flotar. Por instinto, apretó sus brazos alrededor del cuello de Kyouya, mientras comenzaba a descender.

—Hemos llegado —Anunció Kyouya, aterrizando en la entrada a una enorme mansión de estilo japonés que se encuentra ubicada en una explanada rodeada de rocas japonesas y jardines de musgo. Se podía leer la palabra “Doumeki” en la placa de la puerta. Azuza miró a Kyouya.

— ¿Podrías repetirme cuál es tu apellido Kyouya?

—Doumeki —Dijo, revelando el hecho, sin siquiera cambiar su expresión. Por otro lado, los músculos faciales de Azuza estaban temblando.

— ¿Acaso es?…

—Es la casa de mi padre.

—En otras palabras, tu padre es…

—El patriarca actual de la Asamblea Roja —Afirmó, sin una onza de remordimiento o culpa en su rostro.

Azuza no pudo evitar gritar— ¡Es una maldita broma!

 ♦ ♦ ♦

El tiempo pasó rápidamente, después de su repentina llegada. Dos sirvientas aparecieron poco después del grito de Azuza y los invitaron dentro de la mansión. Los dirigieron a habitaciones separadas y les ayudaron a cambiar sus ropas. Incapaz de comprender el repentino desarrollo, ella las dejó hacer lo que quisieran y, para cuando reaccionó…

— ¿Esto es un kimono? Parece uno muy costoso —Comentó

— ¡Sí, lo es! ¡Luces espléndida con él! —La elogio una de las sirvientes que la había ayudado a cambiarse a ese kimono de color durazno.

El diseño del fénix dorado comenzaba en sus tobillos y parecía como si fuera a emprender el vuelo, lo que daba la impresión de que está vistiendo un kimono realmente costoso.

Azusa estaba desanimada. En su imaginación, se suponía que entraría a la corte en secreto, expondría sus condiciones y rescataría a su padre.

Pero, en la realidad, le dieron una cálida bienvenida en la puerta principal y la hicieron vestir un kimono maravilloso y costoso. Entendería si fuera Kyouya quien recibiera esta cálida recepción por parte de los sirvientes de la casa, pues es el hijo de su maestro. Pero no podía entender porque recibirían, de esa forma, a una chica que ni siquiera conocían.

— ¡Sin embargo, debo decir que es como un sueño hecho realidad saber que el maestro Kyouya, finalmente, formará un contrato con alguien! ¡He tenido el honor de cuidarlo desde que era pequeño y esto es algo nuevo para él! Lo que le ocurrió a su querida madre y hermano mayor es desafortunado, pero estoy llena de alegría de saber que, a pesar de eso, ha decidido continuar su vida. ¡Esta humilde sirvienta es su aliada, sin importar lo que los demás digan de él! —Exclamó la sirvienta de cincuenta y tantos años que había ayudado a Azuza a cambiarse.

Su pelo estaba hermosamente arreglado, usando una prenda tradicional japonesa. Su característica belleza dignificada, debió hacerla muy popular en su juventud, pero su personalidad parecía defectuosa. Puso ambas manos sobre sus mejillas y se inclinó hacia el frente con una expresión jovial. Azuza no pudo evitar sentirse curiosa de por qué la mujer llamada Kuky está tan feliz. Tenía el sentimiento de que un gran malentendido estaba ocurriendo.

—Disculpe señora Kuky ¿Dónde está Kyouya?

— ¡Oh qué terrible de mi parte! ¡Por supuesto que querrías mostrarle de inmediato! Ya veo. ¡Voy a buscarlo en este momento! —Exclamó, mientras salía de la habitación.

Kyouya llegó pocos minutos después.

— ¿Qué piensa, maestro Kyouya? ¿No es la señorita Azuza la más bella?

—Sí, lo es… —Kyouya se vio afectado por la sobrecogedora emoción de Kuky. Ella tomó su mano y lo arrastró forzosamente a un lado de Azuza.

— ¡Lucen adorables juntos!

— ¡Kyouya! ¿Cuál es el significado de esto? ¿Por qué estoy siendo bienvenida con los brazos abiertos? —Preguntó Azuza en un susurro apenas audible. Se preguntaba si la había escuchado. Él ladeó su cabeza contemplando. Aparentemente, tampoco había entendido lo que estaba ocurriendo.

—Estaba sorprendida cuando el maestro Kyouya declaró repentinamente que le quería presentar a alguien a su padre, pero, viendo que vino a introducir a su compañera, antes de establecer un contrato, quiere decir que la distancia entre usted y el maestro Akashy debe estar cerrándose gradualmente. ¡Su humilde sirvienta Kuky está realmente conmovida!

Kyouya frunció el ceño en confusión. Azuza no sabía lo que Kuky quería decir con un contrato, por lo que, le preguntó en un susurro, pero él la ignoró completamente

— ¿Contrato?…

—Pensé que ese era el caso, porque el maestro Kyouya trajo a una mujer a la mansión. ¿Estaba equivocada?

— ¿Maestro Kyouya?

— ¡Estás en lo correcto!

¡Oye! ¡Solo estuviste de acuerdo porque era realmente molesto decir la verdad! ¡Pensaste que era un dolor corregirla, así que solo fuiste con la corriente! ¡Controla la situación Kyouya!

Azuza observó su intercambio, mientras estaba paniqueada por dentro.

Sin embargo, Kuky le dio tan cálida recepción, al confundirla con la compañera de contrato de Kyouya. Si Azuza era honesta consigo misma, era mejor este malentendido que ser expulsada de la mansión.

— ¡Sabía que era verdad! En ese caso, Maestro Kyouya, señorita Azuza, por favor, esperen aquí mientras preparo al Maestro Akashy para su llegada. —Kuky dejó la habitación con un gran estado de ánimo, completamente satisfecha con la respuesta de Kyouya.

Una vez que había abandonado la habitación, Azuza tomó a Kyouya por el cuello— ¡Kyouya! ¡¿Qué es esta cosa del contrato? ¿Por qué estoy siendo bienvenida con los brazos abiertos? Y ¿Por qué te quedaste callado acerca de ser el hijo del patriarca?! ¡Por favor, dame una explicación aceptable!

—Tranquilízate

— ¡Si existe alguien que pudiera permanecer tranquila en esta situación me gustaría conocerlo!

—Baja el volumen. Otros pueden oírte.

Azuza, a regañadientes, soltó el cuello de su camisa. Debió haberlo lastimado un poco pues Kyouya jaló su camisa y limpió su garganta.

—El contrato se refiere al acuerdo que establecemos para beber la sangre uno del otro como iguales. Es un arreglo establecido entre vampiros para que no ataquen a las personas descuidadamente. Aquellos en un contrato, tienen prohibido beber la sangre de alguien diferente a su compañero. Fundamentalmente, es un contrato establecido entre vampiros, aunque puede haber excepciones.

—Eso quiere decir que la señora Kuky pensó que venías a reportar a tu padre el contrato establecido conmigo.

—Sí

— ¿El contrato es algo tan serio como para que exista la necesidad de reportarlo formalmente a los padres? ¿Hay algún problema si existe el caso en que dos personas acuerdan mutuamente beber su sangre y lo mencionan casualmente?

Kyouya permanecía en silencio, con un aspecto incómodo en su rostro, como si estuviera pensando si debería explicarlo o no. Después, dejó caer la bomba. —El contrato de un vampiro tiene la misma connotación que el matrimonio. Bueno, como puedes tener varios contratos al mismo tiempo eso lo hace un poco diferente.

— ¿Qué? ¡¿Queeeeeee?! —El grito de sorpresa de Azuza hizo eco en toda la mansión.

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