Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 12: Un paso más cerca (2)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


Sus palabras contenían el mismo tono lleno de confianza que Raynard había usado después de tomar un baño.

Aunque le dijo que no se preocupara por el olor, él evitó su mirada con una expresión más sorprendida que cuando escuchó que olía mal.

Mientras Yurina inclinaba la cabeza, él se escapó de sus brazos.

—Me voy a dormir. Tú también deberías hacerlo.

—¿No tienes frío?

—Ahora estoy bien.

—¿De verdad? —preguntó ella, tocando su frente, de la cual había desaparecido por completo la fiebre. Tomó la ropa extra que había en la esquina de la habitación y la puso sobre la manta—. Si sigues usando esa ropa, podrías resfriarte, así que asegúrate de cambiarte antes de dormir.

—Sí.

—¿Te asusta quedarte solo?

—No soy un niño.

—Muchos adultos se sienten solitarios cuando están enfermos. Y…

Cuando estaba enferma, solía deprimirme por estar sola…

Yurina estuvo a punto de decir eso, pero recordó que el día en que murió fue, entre muchos, el más doloroso.

Un dolor excesivo como si sus extremidades estuvieran ardiendo, una respiración pesada que no mejoraba a pesar de que estaba jadeando para vivir, una visión enrojecida que se estaba desvaneciendo…

Pero de todo eso, lo más difícil de soportar fue el dolor psicológico. La soledad y el miedo a morir sola en un lugar desolado.

Los recuerdos de esa terrible noche, en la que deseaba que hubiera una persona que se apresurara a su lado, le dijera que estaría bien y le cubriera con las suyas sus manos congeladas, invadieron su mente.

—¿Yurina?

En un instante, Raynard leyó su expresión distorsionada, así que se escapó de su manta y tomó su mano fría.

El calor que sintió en su mano la despertó y miró por un momento hacia esa pequeña mano que sostenía la suya.

A diferencia de sus manos finas y suaves, las manos blancas del joven eran ásperas y llenas de cicatrices. Mientras tomaba su mano y movía los dedos, inmediatamente se encogió de hombros para sacudir su pasado.

—Eres un niño.

Raynard, quien miraba seriamente su rostro, arqueó sus cejas.

—Oh, vamos. Si vas a decir eso, vete a dormir.

—¿En serio? ¿No tendrás miedo?

—No soy un niño.

—¿Debería llamar a una doncella?

—Eso sería aún más molesto, solo vete…

Raynard bajó de la cama y empujó la espalda de Yurina.

Mientras insistía en empujarla hacia la puerta, ella se dio la vuelta para mirarlo.

Normalmente, no se habría arrepentido de eso, pero verlo rasguñarse y esconder su cara durante el día le preocupaba.

No creía que eso fuera a suceder de nuevo, pero ¿qué pasaba si algo más le sucedía de la noche a la mañana?

Finalmente, fue conducida hasta la puerta y decidió agarrar el pomo de la misma mientras se prometía a sí misma que haría que alguien vigilara la puerta.

A sus espaldas, Raynard exhaló un profundo suspiro de alivio.

¿Por qué estás aliviado? ¿De verdad pensaste que haría algo indecente?

De alguna manera se sintió extraña, así que miró hacia atrás para burlarse de él.

—¿No puedes llorar si estoy aquí?

—¡Arg, de verdad…! ¡Vete!

Raynard rápidamente abrió la puerta y la empujó fuera.

Como fue expulsada al pasillo en un instante, miró fijamente la puerta que se cerraba con una expresión perpleja.

El golpe de la puerta al cerrarse, y el sonido del pomo de la misma, resonó fuerte en el pasillo oscuro.

♦ ♦ ♦

—Yurina, ¿qué estás mirando?

Raynard, quien practicaba escritura con una pluma, frunció el ceño al ver el libro que ella estaba leyendo.

Ella tomó el libro y se lo mostró. Raynard negó con la cabeza, comparando el texto que tenía escrito con el del libro y dijo:

—Aunque he estudiado mucho, no puedo entenderlo.

Mientras miraba la escritura en el papel, se sintió lamentable y suspiró.

Hace unos días había comenzado sus lecciones con un tutor y lo primero que le enseñó fue el abecedario. Apenas le era posible escribir copiando el texto, pero su lectura había avanzado lo suficiente como para poder tartamudear palabras simples.

Su tutor, que tenía fama de ser estricto, lo había evaluado como un «estudiante trabajador e inteligente».

—Supongo que todavía no es suficiente.

—Eso es porque no ha pasado mucho tiempo desde que empezaste a estudiar, pero no te preocupes, Ray, este es un idioma antiguo, así que no podrías leerlo.

—¿Antiguo? ¿Puedes leer eso? —preguntó mientras sus ojos se abrían ante la sorpresa.

—Imposible —respondió Yurina, negando con la cabeza.

Por lo general, en las novelas románticas de fantasía, la heroína que reencarna puede entender el idioma extranjero que escucha por primera vez como si fuera su lengua materna; un idioma que solo unos pocos pueden entender. Desafortunadamente, Yurina no tenía esa habilidad.

Al igual que Raynard, a sus ojos, el idioma antiguo solo se veía como unas letras mal garabateadas por un bebé.

—Ah, entonces, ¿qué tratas de hacer con solo mirarlo? ¿Por qué miras fijamente algo que no puedes leer?

—Estoy buscando algo.

—¿Cómo puedes encontrar algo cuando ni siquiera puedes leerlo?

—De cualquier forma, necesito encontrar el registro.

—¿Qué registro?

—El registro que dice que tus ojos están bendecidos por la diosa.

Raynard tocó sus ojos con una expresión notablemente rígida. Había pasado un tiempo desde que alguien había mencionado algo sobre ellos. La reacción con sus manos no parecía ser violenta como antes, pero, solo por si acaso, Yurina se acercó y tomó sus manos. Él las apretó con fuerza.

—No tienes que buscar eso.

—Lo encontraré —murmuró, como si hiciera un juramento consigo misma y ​pasó la página del libro. Junto a este, había un pergamino con varias palabras antiguas escritas en él.

Debería haber hecho esto antes

Desde el principio, debería haber encontrado un registro objetivo donde se confirmaba que los ojos rojos del niño eran un símbolo de la diosa.

Con ello, hubiera sido más fácil persuadir al marqués o a Dave y Raynard no habría tenido que soportar el ser temido por la gente.

Y no era como si no lo hubiera intentado en lo absoluto. Mientras Yurina hacía su recorrido por los orfanatos, buscando al niño de ojos rojos, continúo buscando los registros de algunos de los mejores magos de la historia, incluido William, el Gran Archimago.

Sin embargo, no resultó ser una tarea simple. Incluso sin el obstáculo del idioma antiguo, había demasiados libros por revisar. En este mundo, a diferencia de Corea, no existía un motor de búsqueda en Internet, por lo que no era algo que pudiera encontrar con unos pocos clics.

Además, no se había escrito mucho sobre la apariencia del mago en primer lugar, así que después de buscar durante aproximadamente un mes en varios libros, llegó a una conclusión.

No debió registrarse en un libro común.

Si fuera información que se pudiera encontrar fácilmente, Dave y la mayoría de los magos deberían conocerla. Entonces, ¿dónde vio el marqués de Defrom ese hecho y cómo lo sabía?

Mientras buscaba en sus recuerdos perdidos, pensó en un libro bastante viejo escrito en idioma antiguo. Después de eso, le pidió a Dave que le consiguiera libros viejos que pudieran tener pistas y empezó a hojearlos.

Naturalmente, no había forma de que pudiera descifrar el viejo libro, así que le pidió que escribiera palabras como «ojo, pupila, ojo rojo, rojo, diosa, bendición» en idioma antiguo.

El lenguaje mágico tenía sus raíces en el idioma antiguo, por lo que la mayoría de los magos podía entenderlo un poco. Dave estaba desconcertado, pero terminó escribiendo en un pergamino las palabras que le pidió Yurina.

No tengo que leer todo de todos modos, solo encontrar las partes que necesito.

Ella comparó las palabras antiguas y las del pergamino para encontrar un registro de ojos rojos.

No.

Mientras se frotaba sus ojos irritados, cerró el último libro. No había estado durmiendo bien los últimos días debido a todo el tiempo que gastó revisando los libros que le habían traído, pero aun así no hubo resultados. Parecía que tenía que ir a la biblioteca y buscar los libros por sí misma.

♦ ♦ ♦

Unos días después, Yurina convenció al marqués y a Dave de que le llevaran a la biblioteca imperial.

Sin embargo, a diferencia de lo animada que estaba cuando llegó a la biblioteca, se sintió mareada con la cantidad de libros antiguos que había, al punto que comenzó a asustarse ante la idea de tener que leer tantos libros hasta encontrar el que quería.

Creo que sería más fácil investigar para la tesis de grado que leer todo esto, pensó Yurina mientras suspiraba.

Dave le dio unas palmaditas en el hombro al ver la expresión de la niña y dijo:

—Señorita, no tiene que hacer esto. Es más probable que los rumores no sean ciertos.

—Ese registro debe existir, así que definitivamente lo encontraré y se lo mostraré a Ray.

Una vez más, mostró su determinación. Si era para que Raynard no saliera lastimado, podía revisar no solo los libros de esa biblioteca, sino de todo el Imperio.

Respiró hondo y luego le señaló a Dave uno por uno los libros para que le leyera sus títulos.

Entre ellos, escogió un libro que podría ayudar y él sacó el libro de la estantería debido a que ella era aún bastante pequeña.

—Parece preocuparse mucho por el joven Raynard, señorita —murmuró Dave mientras sacaba el tercer libro.

—Por supuesto, yo lo traje —respondió Yurina mientras asentía y miraba la portada del libro que había sacado.

—Me parece que solo preocuparse no es mucha motivación para hacer todo esto.

—Ray sufrió por culpa de mi descuido, así que me siento responsable.

—¿Es eso realmente todo?

Yurina, quien estaba mirando la siguiente estantería, giró la cabeza y miró al mago de nuevo. Dave le sonrió con una expresión traviesa que contrastaba con su edad.

—¿No está interesada en el joven? Nunca ha estado con otros niños de su edad que no sean sus hermanos.

—No digas tonterías y léeme los títulos de esos libros —respondió sin vacilar, señalando la estantería.

Él se quedó sonriendo con picardía y arqueando sus cejas. Yurina se burló de su expresión que parecía decir: «No engaña a nadie, señorita».

—No es así.

A los ojos de Dave, que tenía más de treinta años, parecería lindo ver a la niña y al joven jugando juntos, pero no era lo mismo para Yurina.

Solo soy una niñera.

Una niñera que consuela a un niño que llora todo el día.

Tal vez si fuera realmente una niña de diez años, podría haber sentido algo por él. Después de todo, pasaban una gran cantidad de tiempo juntos e incluso era guapo, pero tenía veintidós años mentalmente.

Aunque fuera agradable con el joven, no había ninguna razón para pensar en un niño de diez años como algo más que un amigo. Por lo que, en lo que concierne a ese aspecto, debía en lo posible tener una mente racional con él.

Si no lo hiciera, me metería en un gran problema.

Sacudió la cabeza con una expresión de disgusto antes de voltear a ver a Dave con una sonrisa en su rostro. Trató de ignorar su mirada mientras señalaba el libro en la parte superior de la estantería.

—En lugar de permanecer inmóvil, por favor, lee el título de aquel libro.

—Sí.

Dave leyó los libros que le señaló, con una voz tan divertida como su expresión.

Al escuchar sus traducciones, sacó los libros que podrían contener lo que quería y los puso en los brazos de su acompañante. Después de tener los libros que quería, los dos abandonaron la biblioteca.

—¿Realmente leerá todo esto? —preguntó ansiosamente el mago mientras miraba el libro en los brazos de la joven frente a él.

Había elegido cinco libros, aunque debido al grosor de los mismos, la lectura sería equivalente a leer siete u ocho libros promedio.

No eran nada para él, que estaba enterrado en libros todos los días, pero era demasiado para que lo leyera una pequeña de diez años. Aunque solo se limitara a buscar las palabras que necesita en el libro en lugar de leerlo, aun así le será bastante problemático.

—Me esforzaré tanto como pueda —se dijo a sí misma como si estuviera haciendo un juramento y abrazó el libro en sus brazos, que seguía deslizándose fuera de su agarre.

Su mayor preocupación ahora no era «¿Cómo termino este libro?», sino «¿Cómo evito que la niñera no me lo quite?».

Las últimas noches, la lectura de libros redujo sus horas de sueño, por lo que su piel se volvió un poco áspera y bostezaba a menudo, así que la niñera trató de quitarle el libro.

La única razón por la que no lo pudo fue porque Yurina lo sostuvo desesperadamente en sus brazos. Sin embargo, si la veía llegar con varios libros hoy, suspiraría mucho y trataría de quitárselos de nuevo.

¿Debería ponerlos en el laboratorio de Dave?

Mientras caminaba pensando en cómo esconder esta vez los libros, de repente vio a un niño andando hacia la biblioteca con varios escoltas.

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