Dama a Reina – Capítulo 92: Ahora está sola

Traducido por Kiara Adsgar

Editado por Yusuke


Mientras tanto, el estado mental de Rosemond decayó cuando escuchó que los asesinos confesaron y que su juicio estaba programado para dentro de tres días. Caminaba de un lado a otro como si estuviera poseída

¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer? 

Ahora que confesaron, no había nada que ella pudiera hacer para resolver la situación. El emperador no estaba de su lado, y la familia Darrow no tenía motivos para ayudarla porque había cortado todos sus lazos con ella. Fue entonces cuando pensó en la única opción que tenía.

¡Necesito ayuda del duque Ephreney!

Como si hubiera olvidado que el duque Ephreney tenía la situación en que se encontraba, Rosemond llamó apresuradamente al guardia de la prisión.

—¿Qué pasa? — preguntó el guardia, molesto.

—Necesito escribir una carta. Consígueme un bolígrafo y un poco de papel.

—Su Majestad la reina ha ordenado que no reciba nada más que comida. No puedo hacer eso.

—¡¿Cómo es posible que no pueda ni escribir una carta?!

—No, no puedes.

No importa cuántas veces suplicó, el guardia repitió las mismas palabras como un loro. Cuando Rosemond se dio cuenta de que su única esperanza se había desvanecido, se sintió desesperada y sin salida, sin embargo en poco tiempo tuvo una idea brillante.

—Necesito salir.

—No puedo dejarla hacer eso.

—¡Mi hermano menor ha muerto! El príncipe Ephreney falleció recientemente. Debo ir al funeral.

Ella planeaba usar su muerte. Rosemond puso la cara más lamentable que pudo reunir mientras rogaba guardia.

—Déjame asistir al funeral de mi hermano menor. ¿No puedes decirle eso a Su Majestad

Ante esas palabras, el guardia hizo una mueca, luego suspiro por un momento y volvió a hablar.

—Preguntaré, pero será difícil obtener permiso para un delincuente.

—No pierde nada con preguntar si puedo asistir.

—Por favor espera.

Con eso, el guardia desapareció. Rosemond rezó para que la reina lo permitiera y creía que, mientras no ocurriera nada inusual, recibiría su aprobación. Incluso si alguien había cometido actos terribles, era costumbre en el reino permitir que los condenados asistieran a los funerales de miembros de la familia. Además, todavía no había sido juzgada, ni había recibido un castigo.

 ♦ ♦ ♦

—¿Ella quiere asistir a un funeral?

La cara de Patrizia se retorció con notable desagrado cuando escuchó las palabras del guardia. Estaba completamente segura de que Rosemond estaba planeando algo, pero también sabía, para su frustración que no tenía una excusa para negar la solicitud de Rosemond. Esa mujer aún no ha sido juzgada por sus crímenes, e incluso si lo fuera, es legal permitir que los delincuentes asistan a los funerales de miembros de la familia. Patrizia suspiró profundamente.

—Bueno, supongo que no importa.

—Parece que hubo una discusión en la casa Ephreney anoche, Su Majestad —susurró Mirya al oído de Patrizia—. Creo que fue por esa concubina y su hijo. No hay ningún otro heredero del nombre Ephreney ahora.

—Si la duquesa Ephreney se entera de la conexión de la concubina con la marquesa Ethylaine, le resultará aún más difícil tolerar a esos dos. Es de suma importancia revelar la relación entre las dos mujeres.

Petronilla, que estaba leyendo un libro junto a ella, habló.

—No te preocupes. Ya me he preparado para eso —dijo con frialdad—. Lo más probable es que la duquesa se entere hoy de su relación… así como de la razón por la que se casó con el duque Ephreney.

—Ella no estará muy bien después de recibir la noticia.

—Si, asi es hermana. —Petronilla asintió antes de agregar—. Su vida es bastante desafortunada.

Eso marcará el final, pensó Patrizia. Si eso sucediera, la vida de Rosemond se derrumbaría sin que Patrizia tuviera que haber movido una sola carta en su mano. Estaba un poco decepcionada al darse cuenta, luego se volvió hacia Mirya.

—Dale permiso para asistir al funeral. Sin embargo, asegúrate de asignarle de cuatro a cinco guardias para que no intente huir.

—Por supuesto, Su Majestad. Transmitiré esto a los guardias.

Mirya se alejó, y luego Petronilla se dirigió a Patrizia.

—¿Qué hacemos si el duque Ephreney decide arrojar a la señora Jaenory y a su hijo?

—Si eso sucede, estoy segura de que Jaenory será quien revele el sucio secreto del duque Ephreney —respondió Patrizia imaginando el escenario hipotético—. Independientemente de cómo vaya, no tendremos que ser nosotros lo que lo hagamos.

—¿Cuándo planeas decirle a Su Majestad, Rizi?

Ante la pregunta de Petronilla, Patrizia permaneció en silencio durante un momento, pensando si debía hacerlo o no.

—Si las cosas van bien, no creo que sea necesario decírselo. De todas formas no es una noticia agradable.

—Sí. —Petronilla estuvo de acuerdo poco antes de que una expresión de preocupación cruzara su rostro—. Aparte de eso, te ves cansada.

—Lo sé —respondió Patrizia con un suspiro—. Estoy cansada.

—¿No deberías descansar un poco?

—En lugar de eso… —Patrizia continuó con voz seca—. Toda esta situación es abrumadora y difícil, quiero que esto termine cuanto antes.

—Entonces tú…

Petronilla abrió la boca para decir algunas palabras, pero no termino su oración. Patrizia simplemente se quedó tranquila, esperando las palabras que nunca llegaron porque Petronilla terminó su oración internamente.

 ♦ ♦ ♦

Al enterarse de que había recibido la aprobación para asistir al funeral, Rosemond saltó de alegría, como si la muerte de su hermano adoptivo le hubiera dado el camino para sobrevivir. Sabía mejor que nadie que no quedaba mucho tiempo, por lo que inmediatamente comenzó a preparar su plan. Debía ser escoltada por cuatro guardias bajo las órdenes de la reina, pero Rosemond le dio importancia a eso. Seguramente habría muchas personas en los terrenos de las familia Ephreney, por lo que no tendrías problemas para reunirse con Jaenory en secreto en medio de la multitud.

Rosemond se subió a un carruaje utilizado para transportar prisioneros y se dirigió hacia la finca Ephreney. Su apariencia no era la más indicada, pero suficiente, resultaba difícil que pudiera estar en su mejor condición teniendo en cuenta que habia pasado dias encerrada en una celda, pero no habia mucha diferencia, ya que su incomparable belleza seguía siendo la misma.

La propiedad de Ephreney, estaba abarrotada de dolientes, lo cuales se mostraron perturbados ante la inesperada llegada de Rosemond, pero la conmoción fue breve. Aunque todos la evitaban, continuaron lanzándole miradas desde lejos. Sus miradas solo amplificaron la tensión de los guardias que la rodeaban.

Rosemond sin embargo se sentía muy ofendida por las miradas que estaba recibiendo, pero no había nada que pudiera hacer además de mantener la cabeza en alto y fingir que no pasaba nada mientras miraba a la multitud en busca de Jaenory, para su pesar la mujer no se encontraba en ningun lado.

¿Está en su habitación porque es una concubina? cuando reflexiono en eso, Rosemond comenzó a estar más nerviosa. Los guardias la vigilaban atentamente, sin mencionar que ellos eran cuatro, vigilandola. En estas condiciones escapar es una tarea imposible. El cerebro de Rosemond comenzó a buscar otras opciones. Fue entonces cuando vio un rostro que alivió su estado mental.

—¿Jacob?

Aunque nunca lo había visto, sabía que él sería el único niño que asistiria a este funeral, porque es el hijo de la concubina y el duque Ephreney. Rosemond se dirigió rápidamente hacia el chico, en un acto muy familiar.

—¡Hola! ¿Dónde está tu madre? Este no es lugar para que un niño esté solo.

—¿Quién eres tú?

El joven miró a la extraña mujer con cautela. Rosemond puso una sonrisa amistosa e intentó bajar la guardia de Jacob.

—No soy una mala persona.

Uno de los guardias a su lado no pudo evitar reírse. Sin embargo, Rosemond lo ignoró y continuó hablando con Jacob.

—Deberías apresurarte a volver con tu madre. ¿Dónde está ella?

—Mi madre está en su habitación.

—Bien. Te llevaré con ella entonces.

Con eso, Rosemond discutió con los guardias, diciendo que el chico era solo un niño pequeño. Tal vez los guardias tenían hijos propios, por que no la restringieron. Rosemond tomó la mano de Jacob y se dirigió hacia la habitación de Jaenory, en cuanto estuvo ahí toco la puerta suavemente no quería que lo guardias supieran que estaba ansiosa.

—¿Quién es? —le respondió una voz aguda desde el interior.

—¿Eres la madre de este niño?

—Ro…

Jaenory reconoció instantáneamente la voz de Rosemond, y ella corrió hacia la puerta y la abrió. Como si estuviera viendo a una persona muerta resucitar, Jaenory miró a Rosemond y Jacob antes de que este soltara su mano con miedo, Rosemond estaba enojada por ser tratada como un secuestrador.

—Este niño deambulaba solo por la casa, así que lo traje aquí.

—Gracias.

Jaenory parecía haber visto un fantasma, y ​​arrastró a Jacob a la habitación e inmediatamente cerró la puerta a la cara de Rosemond. Se arrodilló a la misma altura del niño.

—¿Esa persona te hizo algo, Jacob?

—No madre.

Sin embargo, el chico se detuvo momentáneamente en sus pensamientos antes de entregarle algo. En su mano había un trozo de tela arrugado.

—Pero de repente puso esto en mi mano sin decir nada.

Jaenory tomó rápidamente el trozo de tela de la mano de Jacob. Aunque estaba en un estado horrible, Jaenory se dio cuenta de que era parte del vestido que Rosemond estaba usando, y dejó escapar una risa incontrolable. Era obvio que Rosemond usó su vestido en lugar de papel. Las palabras fueron escritas en sangre fresca. Parecía que ni siquiera le habían dado un bolígrafo para usar.

Querida Janoery

Estoy en problemas ahora mismo. La reina falsificó los testigos para obtener una confesión y está planeando ejecutarme. El juicio es en unos días. Informa de esto al duque Ephreney para me salve. Si no lo hace, sepa que los tres nos encontraremos con nuestro fin.

Tuya, Rose.

—Ella tiene el descaro de firmar la carta así.

Jaenory siguió riéndose sin humor. Estaba claro que esta mujer estaba gravemente equivocada. ¿Piensa que el duque Ephreney no la está ayudando porque no sabía que ella estaba en problemas? Ella ya había sido abandonada. En todo caso, el duque Ephreney probablemente deseaba que la muerte de Rosemond llegará un día antes. Si ella moría, entonces no quedaba nadie que pudiera amenazarlo. ¡Y se atreve a enviar una carta así!

Esta vez, Rosemond ni siquiera se molestó en escribir instrucciones para quemar la carta. El día en que la gente descubriera la relación de Jaenory con Rosemond significaria el fin de su vida. Sería ejecutada por ser cómplice de Rosemond, y si eso sucediera, entonces su pobre hijo también moriría. No había forma de que ella pudiera hacerle eso a su precioso hijo.

Sin dudarlo, Jaenory quemó el trozo de tela con la llama de una vela. Haría todo lo posible para borrar cualquier rastro de su relación con Rosemond.

21 respuestas a “Dama a Reina – Capítulo 92: Ahora está sola”

  1. diablos, entonces si Janonery muere ejecutada el niño también…
    diablos :c, se que en esa época tenían esa costumbre pero de todo corazón espero que de alguna forma el niño se salve

    1. Muchas gracias por el capítulo, me da pesar que si descubren todo el hijo de jaenory también muera por la culpa de esas arpías pobrecito.

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