Traducido por Lily
Editado por Ichigo
—Es extraño… No puedo ocultarlo de este corazón… Qué debo hacer…
En el vídeo, se veía a Lee SamSoon cantando y chocando las manos con el público.
Mientras el vídeo se reproducía, KangYoon comentó:
—Lee SamSoon tiene un encanto que cautiva a la multitud. No hace falta decir que es una estrella en potencia. La elegí por esa razón. Es una chica de campo inocente, pero se transforma cuando sostiene el micrófono. Alguien con muchas facetas, que sorprende cada vez que se descubre una nueva. Tiene un gran valor comercial. Sería un error para la empresa perder esta oportunidad.
El vídeo acabó justo cuando KangYoon terminó de hablar. Hubo un breve silencio. Los directores intercambiaron sus opiniones en voz baja.
El director Jung HyunTae, que contenía su enfado, habló con bastante serenidad:
—En primer lugar, felicito al líder de equipo Lee por descubrir a una aprendiz tan talentosa. Es admirable que hayas encontrado a una aprendiz tan valiosa… Tienes una gran visión. Sin embargo, considerando el tiempo y el dinero, creo que es más conveniente aprovechar un talento ya desarrollado que cultivar talentos escondidos. ¿No sería mejor si pudiéramos ahorrar el periodo de preparación, financiación y hasta la planificación?
KangYoon se dio cuenta al instante de las intenciones del Director Jung HyunTae. Era lo mismo que le había dicho la última vez en su oficina. Solo que más suavizado, pero estaba diciendo: “¿por qué no la reemplazamos?”.
KangYoon reprimió el fuego que le quemaba el corazón y respondió con tranquilidad:
—Ahora no es momento de ahorrar, sino de apostar por el talento. MG Entertainment es una compañía que siempre ha creído en sus artistas, desde el primer día, sin importar su origen o estilo.
—Aun así… ¿no sería mejor ahorrar y lograr el mismo efecto? Por favor, considéralo. Conozco a un buen aprendiz que nos puede ayudar.
Esta vez, el director Jung HyunTae intentó persuadir a los demás, pero todos se limitaron a chasquear la lengua. KangYoon decidió ir al grano. Una violación de derechos como esta se repetiría en el futuro. KangYoon bajó el puntero láser que sostenía.
—Director. Le he expuesto una razón y pruebas convincentes de que la aprendiz Lee SamSoon tiene potencial y capacidad para progresar. Estaría dispuesto a escucharle si me diera un argumento sólido. Pero, ¿no es lo mismo decir que Lee SamSoon no está a la altura que ignorar lo que le he contado? Me parece que esto no es justo.
—¡¿Qué…?!
La voz del director Jung HyunTae se elevó. Sin embargo, KangYoon permaneció impasible.
—Por favor, dime la razón por la que recomiendas a esa aprendiz. Así, la podré comparar con Lee SamSoon y elegir a la más adecuada. Este es mi trabajo. Si los directores tienen el derecho de aprobar y rechazar, entonces el derecho de selección es mío. Agradezco el consejo que me diste, pero rechazo tu petición.
—¡¿Cómo?!
El director Jung HyunTae se puso de pie, furioso. KangYoon hablaba con serenidad, pero sus palabras eran una afrenta: “No tienes ningún argumento que respalde lo que dices”. Eso era una falta de respeto. Una reunión en la que el más ruidoso se salía con la suya solo podía darse en empresas de poca monta. Eso no funcionaba en un lugar como ese.
—Siéntate, director Jung. Después hablaremos.
Al final, el director Jung HyunTae, que había alzado la voz con nerviosismo, cerró los ojos ante el tono bajo del presidente Won JinMoon. Se había dejado llevar por la emoción. Después de todo, un jefe de equipo seguía siendo un empleado. Esperaba que KangYoon se moderará un poco al escuchar a un director, pero este le respondió con indiferencia. Las consecuencias de decir algo inapropiado por su nerviosismo fueron severas. Se le cayeron los hombros al pensar en el castigo y el enfado que tendría que afrontar más tarde.
El presidente Won JinMoon dirigió la mirada a KangYoon.
—Ya he dado mi aprobación. Todos han presentado razones válidas. En especial, me ha parecido interesante que usaran un material visual como una actuación callejera para demostrar su potencial. Ahora es su turno, presidenta Lee.
—Tenía dudas incluso al firmar este plan tras recibir el informe. Lee SamSoon me parecía un factor de riesgo. Mi intención era rechazar este documento hasta resolver esa duda. A pesar de aprobarlo, estaba muy inquieta… pero usted ha disipado mis temores.
La presidenta Lee HyunJi se mostró complacida. KangYoon no la defraudó como la otra vez. Se veía contenta mientras aplaudía y captaba la atención.
—¿Qué opinan todos? ¿Hace falta otra reunión de directores? Resolvamos esto aquí.
Al escuchar a la presidenta Lee HyunJi, todos los directores negaron con la cabeza. Estaban cansados de tener otra reunión sobre el mismo tema. A ellos tampoco les gustaban las reuniones. Eran trabajadores como los demás. Después de obtener el consentimiento de todos, la presidenta Lee HyunJi fijó su mirada en KangYoon.
—Desde hoy, doy luz verde al proyecto del grupo de chicas de nueva generación. El líder del equipo es Lee KangYoon. Por favor, da lo mejor de ti.
La presidenta Lee HyunJi hizo este anuncio y los directores la aplaudieron en la sala de conferencias. KangYoon transformó con frialdad lo que pudo haber sido su primera crisis en una oportunidad y cerró la reunión.
♦ ♦ ♦
KangYoon, que salió antes de lo normal, invitó a HeeYoon a ir a unos conocidos almacenes.
—Qué bien se siente caminar contigo de la mano, hermano.
Bajo la intensa iluminación de la tienda, el rostro pálido de HeeYoon resplandecía con más fuerza. Su piel inmaculada, que no necesitaba maquillaje, y su figura esbelta eran el emblema de una muchacha que requería protección.
—¿Necesitas algo?
—Ya tengo un montón de ropa.
—Mentira. Tu armario estaba vacío, lo vi con mis propios ojos.
Le propuso ir de compras para renovar su vestuario, pero HeeYoon insistió en que primero debían buscar ropa para su hermano. Así que KangYoon se vio arrastrado por ella de un lado a otro, desde la sección de mujeres hasta la de hombres en el piso superior.
—Qué hermano más guapo tienes. Deberías sentirte orgullosa.
—Por supuesto que estoy orgullosa.
El corazón de KangYoon se llenó de ternura al ver cómo HeeYoon lo elogió frente al personal de la tienda mientras escogía ropa. Sin embargo, eso también le supuso el tormento de tener que probarse un sinfín de prendas…
KangYoon le pidió que regresaran otro día, pues no tenía dinero, pero HeeYoon insistió hasta el final y terminaron comprando una camisa para él. Después de adquirirla, se dirigió de nuevo al rincón de las mujeres. Estaba decidido a comprarle ropa a su hermana, fuera como fuera.
—¿Lee HeeYoon?
—Kim SeJin.
KangYoon y HeeYoon se toparon con cuatro chicas de su instituto que llevaban el mismo uniforme que HeeYoon. Eran unas estudiantes alegres y simpáticas, con horquillas de colores en el pelo y abrigadas con suéteres.
—¿Son tus amigas HeeYoon?
—¿Quién eres?
KangYoon estaba a punto de decir que era el hermano mayor, pero de repente HeeYoon le agarró de la mano.
—Hermano, vámonos.
—¿Eh?
Se dejó arrastrar por HeeYoon, que lo cogió de la mano y lo tiró con fuerza. Al ver su expresión inusual, KangYoon se quedó desconcertado.
—¿HeeYoon? ¿Qué te ocurre? ¿No son esas tus amigas? ¿HeeYoon?
—Solo son compañeras de clase.
KangYoon notó algo raro en el tono de HeeYoon. Por eso insistió.
—HeeYoon. ¿Te están haciendo bullying?
—No, no son malas personas…—esquivó el tema.
Siempre quería mostrarle su mejor cara a su hermano y él lo sabía. Pero verla tan abatida… Se le encogió el corazón.
Para animarse, los dos se fueron a una cafetería. Después de pedir un café y un batido dulce, charlaron un rato hasta que KangYoon se levantó para ir al baño.
Pero en el camino, escuchó algo extraño.
—Oye, ¿qué hace HeeYoon aquí?
—No sé qué le pasa, pero que alguien le regale ropa nueva. Esa ropa vieja está muy desgastada.
—Vaya. Qué sarcástica eres.
Eran las que creyó amigas de HeeYoon. Las chicas no se dieron cuenta de KangYoon porque estaban muy metidas en su conversación.
El uniforme de HeeYoon era usado.
Sus padres no podían comprarle uno nuevo, así que tuvieron que buscar uno entre los que habían dejado los alumnos de cursos anteriores. Lo arreglaron y cosieron para que le durará tres años, pero se notaba lo desgastado que estaba. KangYoon sentía un nudo en el pecho al ver las mangas rotas de su hermana. Se reprochaba no haberse fijado antes en esos detalles.
KangYoon se dio media vuelta sin ir al baño.
—¿Qué ocurre, hermano?
HeeYoon apenas pudo terminar su café cuando KangYoon la arrastró hasta el quinto piso. Allí había una tienda de uniformes en el centro comercial. KangYoon sacó su tarjeta y le compró un uniforme nuevo a HeeYoon.
—¿Por qué me compras un uniforme nuevo?
Sin embargo, KangYoon no dijo nada más. No. Aquello solo era el principio.
—Esto es demasiado caro…
KangYoon arrastró a HeeYoon de la mano por todas las tiendas de ropa. HeeYoon soltaba las prendas que le gustaban al ver el precio, pero KangYoon era distinto.
—No te preocupes, yo me encargo.
Cogió todo lo que vio que le gustaba a HeeYoon. Compró tanto que podía llenar el viejo armario de su casa. HeeYoon estaba asombrada y trataba de detenerlo, pero él le repetía que no había problema.
Y después de dos horas, KangYoon llevaba las manos cargadas de ropa.
—Hermano, devolvamos todo esto mañana.
HeeYoon, dijo preocupada mientras salía de los grandes almacenes. Sin embargo, KangYoon negó con la cabeza.
—Estos son todos tuyos.
HeeYoon miraba con incredulidad la ropa en las manos de KangYoon. Sabía que ni siquiera podía soñar con esto debido a la cuota de diálisis y los honorarios médicos. Además, cada prenda de ropa era cara. Productos de marca que nunca había visto estaban alineados delante de ella.
—HeeYoon, tu hermano ganó algo de dinero esta vez. No necesitas preocuparte por nada y solo póntelo. ¿Sabes el trabajo que hice con JooAh la última vez? Recibí un bono especial por eso.
—Está bien. Necesitamos algo de ropa para ti de todos modos. Y…
Mientras ella le regañaba, él sonreía. Solo su hermana menor se preocupaba por él. Le gustaba el calor de sus manos, que la apretaban con fuerza.
—Nos vamos a mudar pronto. El trabajo anterior salió muy bien y estoy buscando una nueva oportunidad. Quiero que vivamos en un lugar más cerca de la escuela y del trabajo. No tardaremos mucho en encontrarlo, así que ten paciencia, ¿de acuerdo?
—Hermano…
Los ojos de HeeYoon se llenaron de lágrimas. No solo por la ropa y la casa nuevas. Sino porque se dio cuenta de todo lo que su hermano había padecido para conseguir esas cosas. HeeYoon abrazó fuertemente a KangYoon en silencio.
—Hermano, te has esforzado mucho.
—HeeYoon, tienes que vivir como tú quieras. Yo también haré que te cures. ¿De acuerdo?
HeeYoon sollozó. ¿Qué otro hermano mayor como él habría? Sus lágrimas empaparon la espalda de KangYoon.
—Gracias…
—No hay de qué. Vamos
HeeYoon quiso ayudar con el equipaje, pero KangYoon se lo impidió. No soportaba la idea de que ella cargará con peso con sus manos frágiles y no cedió aun ante su insistencia.
Así, los hermanos se dirigieron a casa. El viento era frío, pero sus corazones estaban calientes.
—Oye, hermano. Tengo algo que quiero. El CD firmado de JooAh.
KangYoon ya le había dado una firma. Pero un CD firmado… Quizá fuera por la influencia de él trabajando con JooAh, pero también se sentía cercana a ella. La admiraba por abrirse camino con confianza, a diferencia de ella misma.
—Lo entiendo. Parece que HeeYoon admira mucho a JooAh últimamente. ¿También puedo besarte yo?
—Hermano…
KangYoon le pasó el brazo por los hombros mientras bromeaba. HeeYoon le pinchó la cintura como forma de contraataque. Cuando KangYoon se puso pálido, se echó a reír.
—¿Y sabes? JooAh no es “muy mayor”. Tienen la misma edad.
—¿Qué?
—Ja, ja, ja.
KangYoon y HeeYoon se dirigieron a casa mientras jugaban por ahí.
♦ ♦ ♦
Al día siguiente, HeeYoon entró al aula y muchas miradas curiosas se posaron sobre ella.
—¿Has visto la ropa de Lee HeeYoon? ¿Qué le ha pasado?
—Ahora tiene muy buen aspecto.
HeeYoon sintió una extraña sensación al notar que todos sus compañeros la observaban con curiosidad, cuando antes la ignoraban por completo. La habían tratado como si fuera invisible, pero hoy algo había cambiado.
Cuando se sentó, su compañera de al lado se acercó a ella.
—HeeYoon.
—¿Pasa algo?
Su compañera de asiento le hablaba; pero pensar que le hablaba ahora… HeeYoon giró la cabeza.
—Estás tan guapa hoy. Deberías haber hecho esto desde el principio.
Ese fue el comienzo de todo. Durante el recreo y la hora de comer, las personas que antes la ignoraban empezaron a acercarse a ella de una en una. Su uniforme limpio y elegante, junto con su cabello largo, la hacían parecer una chica frágil y despertando su instinto protector. Antes solo tenían curiosidad por ella, pero su uniforme viejo y su aspecto descuidado les habían impedido hablarle.
HeeYoon no se dejaba vencer por su enfermedad. Eso era lo que importaba. Sus compañeros no la rechazaban, sino que se interesaban por ella. Todos se acercaron para charlar y se hicieron amigos rápidamente. Hablaron de la ropa, de los famosos y de otras cosas.
Hermano, te lo agradezco.
Mientras conversaba y reía con sus amigas en el colegio, HeeYoon no dejaba de pensar en su hermano, que seguramente estaría trabajando duro. KangYoon, el hermano que le había dado tanta felicidad. Se sentía afortunada de tener un hermano mayor así.