El emperador y la mujer caballero – Capítulo 234

Traducido por Maru

Editado por Freyna


Alguien se rió pero no fue posible determinar quién era. Siguieron más risas de diferentes lugares. Las risas… No eran los sonidos que se suponía que debías escuchar en un campo de batalla. Esto no estaba bien.

De repente, la gente empezó a gritar:

—La señorita Tory debe estar intoxicada por el aroma del vino helado.

—¿O quizás ya lo probó? ¿Quizás la señorita Tory bebió demasiado esta noche?

—Sus doncellas deberían ser reprendidas. Obviamente, no estaban cuidando muy bien a su dama esta noche. ¿Cómo podían dejar que su dama se emborrachara así? Esto es inaceptable.

Al mencionarlos, las doncellas de Tory comenzaron a moverse rápidamente. Cekel permaneció quieta, pero las otras sirvientas rodearon a Tory, que todavía temblaba incontrolablemente. Tory estaba en shock y temía ser impotente contra las manos de sus doncellas.

Lucius I, que había estado callado hasta ahora, hizo un gesto a las sirvientas para que se apartaran de Tory.

—Quiero escuchar más de mi esposa. Dejadla en paz —ordenó.

Las doncellas se apartaron vacilantes de Tory. Ella, jadeando impotente, se apoyó en la mesa. El marqués Seeze, que estaba mirando a Tory, parecía tranquilo. El marqués Seeze le dijo lentamente al emperador:

—Su alteza, creo que tal vez mi nieta está confundida. Debe estar muy intoxicada y debe pensar que está soñando. Pido disculpas por su rudeza.

—No, creo que está equivocado, marqués. No creo que mi esposa esté borracha en absoluto. E incluso si lo está, me gustaría escucharla. Lo que está diciendo es muy interesante. ¿No siente curiosidad también, marqués Seeze? ¿No quieres saber lo que mi esposa tiene que decir sobre ti?

Lucius I agitó las manos para calmar al marqués. Se inclinó hacia adelante desde su silla y se volvió hacia Lady Tory.

—Mi señora, por favor continúa.

La sala de banquetes se volvió muy silenciosa y fría. Los nobles se confundieron sobre lo que estaba sucediendo en la habitación. ¿El emperador se estaba burlando de su esposa o se estaba tomando en serio la acusación? Era imposible saberlo.

Sir Ainno hizo un gesto a Sir Mahogal para que moviera un poco a los guardias dentro del salón de banquetes. Todos miraban a Tory. Los nobles de Acreia, que la observaban cálidamente hace un momento, ahora la miraban con frialdad. Tory podía sentir la frialdad de sus miradas. Sus dientes comenzaron a castañetear, pero continuó con sus palabras:

—E… esta botella está envenenada.

Alguien gritó una pregunta:

—¿Qué tipo de veneno?

—Yo… no lo sé.

Los ojos de Tory vacilaron con ansiedad. Tan pronto como ella respondió, algunos de los nobles comenzaron a reír a carcajadas. Uno de ellos gritó:

—Mi señorita Tory, creo que está borracha. ¿Por qué no vuelve a su habitación y descansa un poco?

—No sé qué tipo de veneno se puso en este vino, ¡pero estoy segura de que está envenenado! Supongo que es algo que dañaría a una mujer. El marqués Seeze me dio esta botella para dársela a la señorita Stra. Estaba tratando de envenenarla. Si se investiga este vino, se descubrirá que estoy diciendo la verdad —respondió Tory.

La gente no creía en las palabras de Tory. La mayoría pensaba que solo estaba borracha y decía tonterías. No se pudo evitar porque su lógica no tenía sentido. Se necesitaban pruebas sólidas para acusar a alguien, pero lo único que ofrecía Tory era una botella de vino helado. Era cierto que la botella tenía que ser del marqués Seeze, pero ¿acusarlo de envenenarla? Esto no tiene sentido. Y Lady Tory tampoco sabía qué tipo de veneno se usaba, lo que hizo que su argumento fuera aún más extraño.

El marqués Seeze dijo con calma:

—Esta es una acusación falsa.

No se molestó en explicarse. El marqués Seeze se limitó a mirar a Tory con frialdad.

—¡Le estoy diciendo la verdad, su alteza! Esta botella de vino está envenenada. ¡Tiene que estarlo! —dijo desesperadamente—. El marqués Seeze me dio esta botella y me dijo que me asegurara de que Stra la beba.

El marqués Seeze le dijo a Lady Tory con el ceño fruncido:

—Tory, por favor detente. Me estás avergonzando a mí y a todos aquí.

—¡No! ¡Esta botella está envenenada! ¡Te lo estoy diciendo! ¡Este vino necesita ser probado!

De repente, una de las doncellas de Tory corrió hacia ella.

—¡Señorita Tory! ¡Solo pare! —Como por accidente, la criada empujó la botella y el vaso de la mesa. El vino de valor incalculable se derramó por todo el suelo. Pollyanna miró con disgusto.

No pensé en las sirvientas. Me lo perdí.

Pollyanna había estado tan concentrada en los hombres que ni siquiera pensó en mirar a las sirvientas, que estaban reunidas detrás de Tory. La criada que derramó el vino se arrodilló en el suelo. Inclinó la cabeza tan bajo que su cabello se mojó con el vino en el suelo. La sirvienta suplicó:

—Por favor, perdone mi rudeza, alteza, ¡pero no puedo seguir mirando! Es cierto que esta botella fue envenenada, ¡pero no fue el marqués Seeze quien lo hizo! ¡Era la señorita Tory! ¡Ella es quien lo envenenó! No pude decir nada hasta ahora porque quería ser leal a mi señora. Lo último que puedo hacer por ella ahora es derramar este vino para que no pueda probarlo. Si lo hiciera, descubriría qué tipo de veneno horrible le puso…

Tory cerró los ojos. Su temblor disminuyó un poco y, de repente, comenzó a reír. Pollyanna se sorprendió al ver a Tory reír en esta situación. La sonrisa de Tory era ahora de resignación. Tory le dijo a su doncella:

—Pensé que eras leal a mí.

—¡Mi señora! ¡No debería haber envenenado el vino…! —La sirvienta empezó a llorar y las otras sirvientas corrieron a arrodillarse también frente al emperador.

—¡Alteza! ¡La señorita Tory ha estado celosa de la señorita Stra desde el incidente del embarazo fantasma! Sus celos se han vuelto cada vez más desagradables, y nosotras, sus doncellas, hemos sido el blanco de su ira, hasta ahora… ¡Cuando la señorita Rebecca quedó embarazada, la envidia de la señorita Tory se volvió mucho peor! Recientemente ha habido un rumor de que la señorita Stra está embarazada, ¡y es por eso que la señorita Tory intentó envenenarla! ¡La señorita Tory es una mujer estúpida! ¡Por favor, castíguela!

—¡Debe castigarla, alteza!

Todas las doncellas de Tory, excepto Cekel, se arrodillaron frente al emperador y le suplicaron que castigara a su propia dama. Cekel permaneció de pie y luciendo pálida como un fantasma. Esto era lo que significaba la tensión dentro de los aposentos de la dama. Las criadas planeaban traicionar a Tory.

Los ojos de Tory aún estaban cerrados. Sabía que esto podría suceder, por lo que consideró contárselo al emperador en privado. Pero Lucius I había estado muy ocupado últimamente con el trabajo. Rara vez visitaba los aposentos de la dama y, cuando lo hacía, iba a ver a Stra. Si Tory iba a ver al emperador, la gente lo notaría, especialmente sus sirvientas. Tory había estado esperando durante mucho tiempo, pero nunca tuvo tiempo de estar a solas con el emperador.

Sus doncellas solían ser sus amigas de la infancia. Crecieron juntas en Acreia, pero ahora Tory estaba sola. Tory supo que, desde el primer día, sería conocida como la loca. Ella desaparecería silenciosamente después de esta noche. ¿La historia la recordaría siquiera?


Maru
Cómo me repugna todo esto. Tory es una mujer que ha sido subyugada desde el nacimiento, una mujer florero que solo sirve para ser bonita, un trofeo, algo que usar. Y aun así, ella ha intentado rebelarse y exponer aquello que está mal, pero como bien piensa ella, está sola. Espero que se pongan de su lado y se acabe con esta farsa. Muerte al marqués Seeze.

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