El emperador y la mujer caballero – Capítulo 239

Traducido por Maru

Editado por Freyna


La bonita cara de Stra estaba cubierta de lágrimas calientes. Ella tomó las manos de Tory desesperadamente y continuó sollozando. Stra estaba diciendo algo, pero estaba llorando tanto que nadie entendió lo que estaba diciendo.

Con calma, Tory la apartó y ordenó a las doncellas de Stra:

—¡Llevaos a la señorita Stra ahora mismo!

—¡No, Tory!

Stra protestó, pero tres de sus doncellas vinieron a llevársela. Stra estaba demasiado débil para siquiera luchar contra ellas y la llevaron con la duquesa Luzo. Después de que la duquesa terminó de hablar con su esposo, el duque Luzo, salió de la habitación con Stra.

El emperador anunció en voz baja:

—Me disculpo por tener que hacer esto, pero no se puede evitar. Obviamente, mi fiesta de cumpleaños ha terminado, por lo que todos pueden regresar a sus habitaciones de invitados en el castillo.

El interior y el exterior del castillo estaban cerrados. Pasaría mucho tiempo antes de que los que viven en Yapa regresaran a casa. También era muy posible que muchos nobles de Jaffa nunca volvieran a casa. Ninguno de los nobles iba a ser liberado hasta que terminara la investigación completa. Las personas que aún estaban en la habitación no discutieron ni protestaron. Los que quedaban en el salón de banquetes estaban del lado del emperador o mantenían una postura política neutral. Todos sabían que todas las acusaciones de Tory tenían que ser ciertas. Y todos tuvieron que admitir que algunos de los crímenes cometidos por los ancianos y los nobles eran demasiado grandes para ser perdonados.

Lucius I se acercó a Tory. Cuando vio el vestido empapado de sangre de Pollyanna, suspiró angustiado. Pollyanna afirmó que iba a demostrarles a todos lo dama que podía ser, pero en cambio, terminó confirmando una vez más lo increíble que era. Juró que iba a bailar elegantemente con su vestido, pero terminó siendo apuñalada por proteger a Tory. Lucius I supuso que era un día típico para su valiente caballero.

El emperador le dijo:

—Sir Pol, primero debes ir a que le traten la herida.

—Estoy bien, su alteza.

—Ya no tiene veintitantos, Sir Pol. Si no sanas las cosas rápidamente, sufrirás más tarde. Ve ahora mismo.

—Pero es solo una herida superficial; no me lastimé el hueso.

Pollyanna volvió a mover el brazo con entusiasmo, haciendo suspirar de nuevo al emperador. Después de que Pollyanna se lastimó protegiendo a Stra hace un tiempo, el emperador le ordenó que nunca se lastimara así. Quería que ella nunca se pusiera en peligro para proteger a los demás, pero claramente, ella no era del tipo obediente. Al menos, Pollyanna tuvo suerte en ambas ocasiones. Si el cuchillo le hubiera dado en la cara… Las cosas podrían haber sido mucho peor. El emperador se estremeció de solo pensar en ello.

—Sir Pol, si no vas ahora mismo, yo mismo te llevaré a los médicos, sabes que lo haría —le dijo a Pollyanna con firmeza.

—¡Está bien! ¡Estoy fuera!

Pollyanna saludó al emperador y se fue rápidamente. También se inclinó ante Tory antes de salir de la habitación. Estaba un poco preocupada por su dama. Lucius I era un emperador bondadoso y misericordioso, pero había demostrado ser frío y decisivo cuando se trataba de traidores y sus familias. Esta fue una situación loca. ¡Una esposa del emperador acusando a su propia familia de traición frente a todos los nobles acreianos! Desafortunadamente, esto puso a Tory en una posición incómoda. Ella era una familia de traidores, entonces, ¿cómo reaccionaría Lucius I? ¿Qué le haría él?

Pollyanna decidió no preocuparse demasiado por eso. Su emperador era el gobernante más grande del mundo. Confiaba en que Lucius I tomaría la decisión correcta. Ella creyó en él.

Después de que Pollyanna se fue, Tory se arrodilló frente al emperador. Lucius I decidió que se había equivocado acerca de la mala suerte que tenía con las mujeres. El hecho era que tenía una suerte inusual cuando se trataba de tener mujeres increíbles en su vida.

—Este fue el regalo de cumpleaños más impactante que he recibido en mi vida —le dijo a Tory.

Había muchas cosas que necesitaba discutir con ella, pero estaba claro que Tory estaba en estado de shock. Temblaba visiblemente y no estaba en condiciones de mantener una conversación lógica. Lucius I bostezó a propósito y le dijo:

—Estoy muy cansado ahora y estoy seguro de que tú estás incluso más cansada que yo. Ve a descansar por ahora, Tory. Podemos hablar más tarde.

Tory parecía una muñeca rota. Estaba demasiado débil para caminar sola, por lo que las doncellas personales del emperador la ayudaron a salir del salón. Al ver a su esposa alejarse, Lucius I murmuró:

—¿No crees que es una lástima? Que desperdicio.

El emperador se rió en voz baja. El día que capturó a Pollyanna, que era un soldado de Aehas en ese momento, pensó que era un desperdicio que fuera una mujer. Había estado leyendo sus registros personales y sabía lo talentosa que era. En ese momento pensó que si ella era un hombre, podría usar a un soldado tan hábil e inteligente en su ejército.

Una mujer y un caballero. La caballero Pollyanna Winter. Ella fue el mayor tesoro que adquirió durante su conquista del mundo. Ella era la mujer que amaba y también su caballero más leal. Ella era una gran estratega y lo hacía muy feliz. El emperador murmuró con una sonrisa:

—Si Tory hubiera nacido hombre, Sir Bentier ya habría sido reemplazado por ella. No habría tenido ninguna posibilidad contra una mujer tan formidable.

Lucius I siempre había elogiado a Tory por su inteligencia, pero la verdad era que la había estado subestimando por su género. Aunque sabía que no había límites para lo que una mujer podía hacer, porque lo había presenciado con Pollyanna Winter, aún cometió este estúpido error. Si tan solo le hubiera dado a Tory una oportunidad como lo hizo con Sir Bentier… Algo dramático como esto nunca hubiera sucedido. Tory no se habría visto obligada a pasar por un momento tan cruel por su cuenta.

Sir Ainno, que había estado parado cerca en silencio hasta ahora, respondió:

—Debería hacer lo que desees, alteza.

—¿Y cuál es mi deseo?

—Honestamente, apuesto a que será más fácil de lo que fue con la marquesa Winter. Debes admitirlo.

El emperador sabía que Sir Ainno tenía razón. No podría haber nada más difícil que una mujer convertirse en caballero. Esto significaba que tenía que ser fácil. El emperador tuvo una idea y no la habría pensado si no hubiera conocido a Pollyanna.

Ella es de hecho mi mayor tesoro.

Su amor por Pollyanna, crecía día a día.

♦ ♦ ♦

El emperador lleva mucho tiempo postergando esta cacería de serpientes, y al final, se resolvió en un solo día por la acusación de su esposa. Sir Bentier, que fue encarcelado en una celda designada para nobles, no podía creer la suerte del emperador. Nadie podía dudar de que Lucius I estaba destinado a ser el emperador de este continente.

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