El emperador y la mujer caballero – Capítulo 256

Traducido por Maru

Editado por Freyna


El lado izquierdo de sus labios se movió con sorpresa e ira. Ella era más rica de lo que solían ser los gobernantes de la mayoría de los pequeños reinos. Tenía el mejor terreno del continente. Su posición como jefa de la Segunda División era la más alta que cualquier caballero esperaría alcanzar en su vida. Ella todavía era amada y confiada por el emperador de todo este reino.

Pollyanna lo tenía todo. Había muchos en este mundo que la envidiaban. Pero de todas las cosas que atesoraba en su vida, la más valiosa para ella era su nombre.

Su nombre “Winter” era su mayor tesoro en la vida. Se lo dio su emperador para que nunca olvidara ese increíble día de invierno en el que renació. El clima helado que la congeló hasta los huesos… La crueldad que experimentó… Y luego el momento que la hizo olvidar todo su dolor… Cuando juró ser el caballero de Lucius I para siempre…

Fue el día más feliz de la vida de Pollyanna. Nunca olvidaría ese fatídico día.

Pollyanna se aseguró de que todos supieran su intención. Ella dijo muchas veces que, si encontraba un niño digno, lo adoptaría y le daría su nombre. Ella lo haría su heredero. Su nombre sería regalado a quien fuera especial y digno.

Sus conocidos a menudo bromeaban diciendo que entrenarían a sus hijos para tener la oportunidad de convertirse en su heredero. Pollyanna temblaba de rabia, ¿Y quiere dárselo a su hijo? ¿Así? ¿Sin mi permiso? ¿Sin siquiera avisarme?

Pollyanna era la cabeza de la familia Winter. No era raro que un hijo bastardo o un hijastro heredara el título de familia, pero Pollyanna no tenía intención de hacer algo como esto. Si hubiera sabido que Frau tenía un hijo, nunca lo habría considerado un posible esposo.

Las únicas razones por las que pensaba bien de él eran su honestidad y ambición por querer su riqueza y el hecho de que él tenía la misma edad que ella. Si hubiera sabido que tenía un hijo, lo habría golpeado en el momento en que le propuso matrimonio.

Pollyanna siguió temblando. Hizo falta todo en ella para controlar su ira. Aún sin darse cuenta de su presencia, Frau le anunció a su hijo con orgullo:

—No te preocupes, hijo mío. Te convertiré en un noble.

Hijo.

Pollyanna apretó las muelas con fuerza. De repente, sintió la mano de alguien en su hombro. Fue un toque suave y sin darse la vuelta, supo quién era.

Era Lucius I.

Pollyanna se dio la vuelta lentamente y cuando vio su rostro, supo por qué la traía aquí.

Estaba aquí para que ella supiera la verdad. Esto era lo que se suponía que debía ver.

Su rostro se derrumbó en el momento en que se dio cuenta de su realidad. Pollyanna no podía soportar lo idiota que había sido. Ella era tan estúpida que se dejó engañar por un buscador de oro.

—Lo siento mucho, alteza, por hacer que se preocupe… he sido tan estúpida… —murmuró ella.

—No es culpa tuya, sir Pol. Es culpa de ese hombre. Todo ello. No te culpes por esto, no debes hacerlo.

El emperador trató de consolarla, pero fue inútil. El rostro de Pollyanna se llenó de dolor.

—Ja, ja…

Ella se rió en voz baja, sin saber cómo reaccionar. Como no podía perder el control frente al emperador, Pollyanna volvió a apretar los dientes. Trató de mantener la calma, pero no pudo evitar seguir riendo.

La verdad era… Pollyanna estaba avergonzada. Estaba tan mortificada que quería morir. Quería llorar, pero seguía riendo.

Quería matar a Frau. Quería huir. Quería quemar todo el pueblo. Nada en el mundo podría mejorar las cosas para ella. Ella quería morir. Quería matar.

Toda su vida, Pollyanna vivió con su espada. Ella mató para vivir. Ella mató por su sueño. Tenía que matar para lograr sus objetivos. Pollyanna no tenía miedo de sacar sangre. Ella no vaciló. Si era necesario, no se escondió de matar.

Esto es lo peor.

Quería matar a Frau, pero más que eso, quería suicidarse. ¿Cómo pasó esto? Todo lo que hizo fue ver a un médico positivamente. Él tenía su edad y ella pensaba que era un buen hombre. Terminó por gustarle y Pollyanna se preguntó si lo que hizo estaba tan mal. Si su única falta fue juzgar mal a un hombre… El castigo por ello fue demasiado cruel.

¿Cuánto dolor tenía que pasar para superarlo?

Pollyanna bajó la mirada avergonzada. No podía soportar mirar al emperador. Debió haber pensado que ella era una completa idiota. Era tan estúpida e incompetente que su emperador tuvo que traerla él mismo para arreglar la situación.

Pollyanna entendió por qué el emperador hizo esto. Si él se lo hubiera dicho directamente, ella se habría sentido mortificada. Si él mismo hubiera castigado a Frau, Pollyanna se habría sentido culpable e incapaz. Por eso el emperador se tomó el tiempo y el esfuerzo para traerla aquí.

Qué emperador tan amable y generoso era.

Lucius I no tenía que hacer esto. Podría haberse encargado de la situación él mismo. Todo lo que tenía que hacer era no permitir que se celebrara el matrimonio. Así que el hecho de que la trajera aquí para que ella la viera en persona… El emperador la conocía muy bien. Él la entendía.

Lucius I sabía que Pollyanna estaba empezando a enamorarse de Frau. No estaba profundamente enamorada de él, pero era obvio que le gustaba mucho Frau. Por eso el emperador hizo esto. Todo fue por ella.

Fui tan estúpida, me sentía emocionada por la boda… pensó con amargura.

Eso era cierto. Había estado entusiasmada con el próximo matrimonio. Estaba tan feliz de casarse, formar una familia y formar parte de la vida de alguien. El proceso de preparación de su boda fue una alegría.

Ella estaba feliz.

Era tan raro que un hombre se acercara a ella como mujer. Ella estaba secretamente feliz con la propuesta de Frau. Soñaba con una vida con Frau. Reír juntos… Comer juntos… Hablar antes de irse a la cama sobre sus días…

A algunas mujeres les resultaba estresante planificar una boda, pero a Pollyanna le encantaba. Elegir el diseño de la invitación era divertido. Elegir el lugar y la comida… Todas estas cosas fueron agradables para ella. Estaba tan emocionada por el día de su boda que se quedó ciega. No veía claramente qué era lo más importante en un matrimonio. No veía con qué tipo de hombre se casaba.

Ella había sido estúpida más allá de las razones; no tenía excusa para su error.

Estaba sola y este hombre usó su debilidad contra ella.

Yo… debería haber tenido un cachorro…

Mucha gente le ofreció grandes cachorros. Un perro nunca la habría traicionado así. Un perro nunca la habría entristecido así. Un perro nunca la habría enfurecido así.

Si tuviera un perro, algo como esto nunca hubiera sucedido.


Maru
¿Cuánto va a tener que sufrir mi pobre Pollyanna? Es muy doloroso leer esto... ¡Necesito que seas feliz!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido