El Perseguido – Capítulo 136: Dominio

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


Finalmente, se dirigieron realmente hacia un enorme altar circular fundido en bronce. En ese momento, sólo quedaban vivos cinco de los ladrones de tumbas.

Como estudiante ordinario que no tenía medios para protegerse y que a menudo era el primero en ser empujado para probar las trampas, Chi Yan debería haber sido de los primeros en morir. Pero fue muy cauteloso y había tratado todo lo que le rodeaba con asombro y respeto. Si consideraba que no debía ver esas cosas, no se inmutaba ante ellas; y no tocaba ni cogía nada, por lo que permaneció sano y salvo hasta el final.

El altar estaba situado a más de una docena de metros de profundidad. Tenía unos cuatro o cinco pisos de altura y cubría una gran superficie, como del tamaño de ocho pistas de atletismo de 800 metros con campos empalmados. En el centro, había un altar redondo de bronce con un diámetro de unos cien metros.

De pie en el borde del palacio subterráneo y mirando hacia abajo, la escena era extremadamente magnífica. Era difícil imaginar cómo se realizó un proyecto tan magnífico hace miles de años.

No había una escalera directa que llevase al altar desde el palacio subterráneo. Chi Yan tuvo que descender en rappel por una cuerda con los cinco ladrones de tumbas. El grupo que lo tenía como rehén le había soltado las manos, pero ya había renunciado a la idea de escapar: el camino de vuelta estaba bloqueado desde hacía tiempo y vio los peligros a los que podría enfrentarse. Además, no tenía comida ni agua ni ninguna información sobre el sitio. Seguir a los ladrones de tumbas restantes era probablemente más seguro y podría tener una mayor oportunidad de sobrevivir.

Pero se olvidó de que ese grupo de personas eran unos sinvergüenzas. Incluso en su desesperación, estar con ellos equivalía a pedirle la piel a un tigre.

Después de subir al enorme altar, descubrieron que la superficie y los bordes estaban grabados con muchos patrones indescifrables. Algunos parecían caracteres antiguos, mientras que otros eran similares a los que se veían en el palacio subterráneo. Había otro pequeño altar redondo de color negro, inclinado en un ángulo de treinta grados, instalado a un tercio de la línea que va del centro a la parte superior del círculo. Estaba hecho de un material metálico desconocido, de unos dos metros de diámetro, y ligeramente elevado por todos los lados, como si fuera una placa negra erigida.

Chi Yan sintió que el líder del grupo lo miraba de repente. Hizo un gesto con los ojos a los dos ladrones de tumbas que estaban a su lado, quienes rápidamente sometieron al estudiante en su lugar, dejándolo inmóvil.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó, mirando al líder.

Este ignoró su pregunta, sacó de su bolsa un cuaderno de aspecto sencillo y de tapa dura y asintió después de hojearlo.

—Debe ser esto, así es.

Indicó a los dos ladrones de tumbas que empujaran a Chi Yan hacia el lado del altar redondo negro. El centro del altar redondo era ligeramente cóncavo, y había delgadas cadenas de metal del mismo color colgando en las cuatro esquinas. También se les ordenó que lo ataran con una cadena de metal en la ranura del altar redondo.

Al mismo tiempo, el líder ordenó a otros dos que se colocaran en la dirección señalada por los pies de Chi Yan para vigilarlo.

El estudiante estaba fijo en el altar y cerró los ojos. No podía saber qué tipo de sentimiento estaba teniendo, excepto que esta vez sí iba a morir. Sintió que los ladrones de tumbas que estaban a sus lados sacaban sus puñales y le cortaban las dos muñecas: las heridas eran muy profundas y muy dolorosas, su sangre salía a borbotones.

Cuando la primera gota de sangre goteó sobre el altar negro, pareció activar algún tipo de mecanismo. El círculo interior del altar de bronce emitió un sonido metálico sordo y tosco, giró en el sentido de las agujas del reloj durante un círculo completo.

Los cinco ladrones de tumbas que estaban parados en las cuatro esquinas prestaron atención a sus pies, observando atentamente, sin saber lo que estaba sucediendo. Justo cuando el giro se detuvo y el sonido desapareció, innumerables espinas de bronce sobresalieron repentinamente del altar de bronce subterráneo y se replegaron rápidamente. En un instante, los cinco fueron atravesados, cayeron al suelo y murieron.

Sus cuerpos estaban llenos de agujeros y la sangre salía a borbotones. Tras caer al suelo, sus cuerpos se unieron de pies a cabeza, formando un extraño círculo alrededor del altar negro.

La sangre roja salía de sus cadáveres, serpenteando, empapando y manchando las líneas del altar de bronce.

Desde la perspectiva de Chi Yan, vio al ladrón de tumbas muerto a su izquierda con los ojos muy abiertos, pero las comisuras de sus labios estaban curvadas hacia arriba, mostrando una expresión de alegría. Aunque recordaba que en el momento en que las espinas de bronce sobresalieron repentinamente y lo empalaron, la expresión de su rostro era claramente de sorpresa y terror. No sabía quién los había instruido para hacer esto y cuál era el propósito.

Sintió la rápida pérdida de su propia sangre, sus miembros se volvieron más débiles y fríos, y el mundo entero se llenó del color de la sangre… Frente a él, parecía que todo había comenzado a temblar lentamente y al momento siguiente perdió el conocimiento.

♦ ♦ ♦

Cuando Chi Yan se despertó de nuevo, se encontró rodeado de una oscuridad sin límites.

Gimió y abrió los ojos. Miró a su alrededor con ansiedad y se levantó lentamente del “suelo”. Se miró las manos: estaban intactas y no tenían heridas. Sospechó que estaba muerto, pero si éste era el mundo después de la muerte, entonces sería demasiado difícil de soportar. Todo estaba oscuro y vacío, no sabía cuánto tiempo tenía que permanecer aquí solo.

Parecía estar en el vacío: arriba, abajo, izquierda, derecha, delante, detrás… Había oscuridad por todas partes. No se sentía ingrávido por el hecho de estar parado en el lugar, pero aun así estaba nervioso como si estuviera caminando en las nubes. La oscuridad bajo sus pies le hacía sentirse incómodo.

—… ¿Hay alguien ahí? —susurró tímidamente luego de dar dos pasos hacia delante.

No esperaba oír una respuesta. Sin embargo, una voz profunda respondió: —No.

Esa voz parecía sonar desde el horizonte, pero también sonaba como si estuviese dentro de su mente.

Chi Yan se sobresaltó. Dejó de caminar y se paró cautelosamente en el lugar.

—… ¿Quién eres? ¿Qué es este lugar? ¿Eres… Dios?

De hecho, en esta oscuridad vacía, incluso si la otra parte no era un ser humano, no estaba demasiado asustado. Es más, pensó que ya estaba muerto, así que ¿cómo podrían los muertos tener miedo de los fantasmas? Recordó el altar del palacio subterráneo. Su última actividad parecía ser un sacrificio, él era el sacrificio. ¿Así que este sonido fue hecho por la cosa a la que estaba siendo sacrificado? Él… ¿Qué cosa era exactamente?

—Este es mi dominio —respondió la voz—, no puedo explicar cómo has aparecido aquí. De hecho, nunca ha habido ninguna criatura aquí antes de ti. No soy un dios. El dios que has conjeturado no existe. En otras palabras, “Dios” sólo existe en un cierto tipo de mundo, y su esencia es sólo las criaturas de nivel superior en esos mundos. A mí me pasa lo mismo.

—Entonces, ¿qué eres tú? —Chi Yan repitió su pregunta.

—Soy el mal. Soy el mal que constituye la eternidad. Todo el lado malvado de la eternidad proviene de mí. Si dejo de existir, la eternidad se derrumba y será destruida —la voz respondió con calma y veracidad. Tal vez no entendía la intriga de los seres humanos—. También soy la única conciencia que existe en la eternidad. Estoy por encima de la eternidad. En otras palabras, soy la eternidad.

Chi Yan no podía entender lo que la voz le acababa de decir ni su situación actual. Hizo algunas preguntas más, pero la voz no volvió a responderle.

Aquí había mucho espacio, pero no había nada. En la eternidad, ni siquiera existía el flujo del tiempo.

Chi Yan se sentó en silencio en la oscuridad de la nada durante mucho tiempo. Finalmente, no pudo evitarlo y volvió a preguntar.

—… ¿Voy a quedarme aquí para siempre? Ni siquiera hay luces aquí. ¿Puedes darme algo de luz?

Su voz estaba llena de desesperanza y ruegos lastimeros. Necesitaba luz. Incluso un poco era suficiente.

No tenía celular y no había nada para entretenerse. Si las cosas seguían así para siempre, sería más cómodo estar completamente muerto. Lo más insoportable en este mundo era la oscuridad total. Para un ser humano corriente estar solo en esta oscuridad total que no tenía límites durante mucho tiempo, era como desafiar a los extremos.

Esa voz no respondió.

Justo cuando Chi Yan pensaba que la otra parte le iba a ignorar por completo, de repente escuchó esa voz hablar en un tono muy plano: —Levántate y camina hacia adelante.

No tenía nada que hacer. Aquí no tenía medida de tiempo. No tendría sed, ni hambre, ni cansancio. Así que se levantó obedientemente y empezó a hacer lo que le decían.

No sabía cuánto tiempo había caminado, ni cuánto había recorrido. En realidad, puede que no haya caminado mucho. Era demasiado fácil estar psicológicamente agotado en esta interminable oscuridad.

Sintió que no podía aguantar más, pero esa voz nunca dio instrucciones para el siguiente paso.

—¿Cuánto tiempo más debo seguir caminando? —tomó la iniciativa de preguntar de nuevo. En realidad, esta pregunta no era fácil de responder porque aquí no existía el concepto de “tiempo”.

Pero la otra parte entendió lo que quería decir.

—Puedes parar cuando no quieras seguir caminando.

—Entonces me detendré aquí —Chi Yan estaba un poco impaciente— ¿Qué sigue?

—Te daré todas estas áreas que has caminado —respondió la voz rotundamente—. Podrás convertirlas en lo que quieras, y conseguir todo lo que quieras en ellas.

Shisai
Cuando te lo dicen así, ¿no les da ganas de seguir caminando? Aunque si estamos como Chi Yan, suponiendo que estamos muertos, probablemente ese pensamiento codicioso no se nos ocurra, ¿qué opinan?

Entonces quiero que se convierta en mi mundo original.

En cuanto este pensamiento pasó por la mente de Chi Yan, se quedó atónito. En un instante, el sol, la brisa, la tierra, el cielo azul… todo apareció frente a él inmediatamente.

También quiero una casa.

Incluso en la eternidad, su pensamiento no podía cambiar por un tiempo. En su mente, la gente seguía teniendo que vivir en una casa que les protegiera del viento y la lluvia. No se había dado cuenta de que ahora podía controlar el viento y la lluvia.

En el siguiente segundo, apareció de la nada una casa blanca exquisitamente construida y diseñada a la medida de sus deseos.

Chi Yan abrió la puerta, aturdido, y entró.

El interior de la casa había sido decorado y amueblado completamente según sus preferencias y equipado con todos los electrodomésticos según sus necesidades subconscientes.

Recordaba haber leído cuando era niño el cuento “Ma Liang y el pincel mágico”. Siempre había deseado poder tener un pincel mágico como éste. Y ahora este sueño se ha hecho finalmente realidad de otra manera: en el verdadero sentido de la palabra, consiguió todo lo que deseaba.

Aquí, él era como un dios legendario, dominando completamente su propio mundo.

Chi Yan no podía describir cómo se sintió cuando descubrió esto.

Estaba sorprendido y aterrorizado. Se sintió incómodo, pero ligeramente excitado. Había innumerables cosas que le esperaban, e innumerables posibilidades que podía crear.

Y esa voz no interfería.

Con esta zona que podía construirse exactamente a su gusto, Chi Yan se instaló temporalmente. Aquí podía leer libros y jugar. Incluso podía utilizar todos los logros de la civilización creados por muchos otros mundos.

El único defecto de este reino era que no podía introducir o crear ninguna criatura o ser vivo. Intentó hacer aparecer un gato y un perro, pero fracasó. Intentó conformarse con algo similar y deseó un cactus en su lugar, pero también fracasó.

La voz le dijo que no habría criaturas vivas en su reino, ni siquiera en la eternidad absoluta, salvo el río del mundo. Chi Yan fue la única excepción, un accidente que no esperaba.

También aprendió gradualmente sobre el reino de la eternidad de aquella voz.

Había un río del mundo en el reino de la eternidad. Su origen y su fin eran desconocidos y no podían verse. En comparación con la eternidad, que era completamente estática, el río del mundo fluía, por lo que el concepto de “tiempo” depende de cada mundo, y cada uno tenía su nacimiento y su muerte. El número de “mundos” era innumerable. El tiempo y el espacio en el que Chi Yan originalmente vivía era uno de estos “mundos” en el río del mundo.

Chi Yan se enteró poco a poco de cómo llegó a este dominio: el antiguo palacio subterráneo que vio antes de su muerte se utilizaba efectivamente para el sacrificio. El “Dios” en el que estos antepasados creían y respetaban, para el que construyeron el palacio subterráneo y al que ofrecían sacrificios, no eran los dioses comunes antropomorfizados como el Emperador y la Emperatriz de Jade, Zeus y Hades, sino un dios natural que simboliza el “mal” sin ninguna imagen o forma. En otras palabras, el sacrificio del altar era para la representación del mal del mundo.

Y el mal en la eternidad vino del maestro de este dominio, esa voz. El mal de cada mundo también venía naturalmente de él, y su mundo original no era una excepción. El “mal” al que fue sacrificado, era solo una parte extremadamente pequeña e insignificante del dueño de esa voz.

Debido a esta conexión extremadamente pequeña, junto con el accidente extremadamente casual que ni siquiera esa voz podía explicar, tuvo la suerte o la desgracia de entrar en el reino de la eternidad absoluta donde ninguna criatura había puesto los pies antes.

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