El Secreto de la Belleza – Capítulo 20: Asesinos

Traducido por Akatsuki

Editado por Sharon

Corregido por Gia


Julius intentó tomar la cinta y el anillo de su bolsillo para entregárselo a Emilyn, pero de repente se sintió incómodo y se detuvo.

—¿Joven Julius? ¿Sucede algo malo? —preguntó Emilyn con curiosidad.

—Señorita Emilyn, ponte detrás de mí.

Julius dejó de moverse repentinamente y la colocó detrás de él. Se encontraba parado en el lado opuesto de la orilla del lago.

—¿Quiénes son ustedes? Muéstrense —cuestionó Julius, mirando hacia el árbol.

En ese momento, aparecieron tres hombres vestidos de negro.

Llevaban capuchas y Julius no podía distinguir quiénes eran, pero estaba seguro de que no los conocía.

La figura encapuchada, la cual se encontraba en medio, habló con Julius sin revelar su rostro. No tenía acento y era difícil leer sus emociones en su voz.

—Eres Julius Rosenberg, ¿verdad?

—Soy el primogénito de la casa Rosenberg, Julius Rosenberg. No obstante, ¿quiénes son ustedes? —preguntó, pero no recibió respuesta alguna.

Los tres hombres solamente se miraron y asintieron.

—No hay necesidad de que lo sepas. Todo lo que tienes que hacer es morir en nuestras manos —mencionó aquellas palabras ominosas a la par que sacaban dagas de entre sus capas.

—¡¿Aah?! —Emilyn, quien estaba parada detrás de Julius, permaneció asustada por lo sucedido.

—Qué peligroso.

Sin embargo, Julius no vaciló y sacó su espada casi al mismo tiempo que esos hombres. Él había estado sujetando su arma desde el momento en que había preguntado por sus nombres.

Por la atmósfera, sabía que no eran amistosos. Cuando los tres hombres aparecieron, el ambiente cambió, repentinamente, a una situación en la cual se había familiarizado hace apenas algunos días… el campo de batalla.

La reacción de Julius fue mucho más rápida de lo que los hombres habían esperado. Ellos estaban desconcertados, por lo que dudaron en atacar.

Julius y los hombres se miraron los unos a los otros. Todos se encontraban en un estado de alerta.

—No parece que seamos conocidos. ¿Alguien les pidió matarme?

—Ya he dicho esto antes. No necesitas saberlo.

Julius intentó interrogarlos, pero no tenían ganas de responderle.

—Amigo mío, yo ni siquiera tengo tierras a mi nombre.

Las habilidades de los hombres eran desconocidas, pero Julius no creía que sus habilidades con la espada fueran inferiores a las suyas.

Sin embargo, eso era solo si lo enfrentaban individualmente. En ese momento, se enfrentaba a tres oponentes. Además, tenía a alguien a quien debía proteger a su espalda. Estaba en completa desventaja.

Se sintió frustrado, pero no podía rendirse porque necesitaba que Emilyn se sintiera segura.No quería darles ninguna oportunidad de lastimarla.

Si tuviera la oportunidad de derrotar al menos a uno de ellos primero, entonces solo quedarían dos. Y de alguna manera, trataría de ganar con menos oponentes.

Su oportunidad llegó en ese momento.

—Pero, ¡¿qué?!

El caballo blanco, el cual había sido atado al árbol detrás de los hombres de negro, se sacudió e hizo un fuerte ruido.

Los hombres se voltearon al escucharlo, lo cual fue un error fatal de su parte.

—¡Aah!

—¡¿Argh?!

Julius no dejó escapar esa oportunidad. Se acercó al hombre parado a la derecha, quien se giró para mirar el árbol, y lo apuñaló en el corazón. El hombre gritó y murió al instante.

Julius sacó su espada y el hombre cayó al piso.

—¡Tsk! —chasquearon la lengua al observar a su camarada caer e intercambiaron miradas para luego flaquear ante Julius.

Julius concluyó que, si se movía para defender un lado, no sería capaz de defenderse del otro; así que lo esquivó saltando hacia atrás en lugar de usar su espada para bloquear el ataque.

Los hombres sostenían dagas ligeras y ágiles. Si hubiera repelido el ataque, habría sido diferente, pero como lo había esquivado, podría moverse para atacar. Julius estaba usando una espada larga, que no era liviana ni ágil, por lo que no podía contraatacar si lo atacaban continuamente.

Sin embargo, no estaba molesto por su situación. Él lidiaba con sus ataques mientras retrocedía poco a poco, esperando el momento en que sus ataques, perfectamente coordinados, mostraran una abertura.

En poco tiempo, ese momento llegó. Los movimientos intensos y constantes probablemente los habían fatigado, y hubo un breve segundo en el que su ataque coordinado se vio alterado.

En ese instante, Julius repelió las dagas con su arma. Luego, golpeó con su espada al hombre quien había retrasado su ataque.

—¡T-Tú hijo de…! —El hombre, quien había sido acuchillado desde la parte superior izquierda hasta la parte inferior de su cuerpo, gritó de resentimiento, pero Julius no tuvo tiempo de preocuparse por él. Se dio la vuelta de inmediato y empujó su espada directamente hacia el enemigo que quedaba.

El último hombre en pie era quien había hablado con Julius al comienzo. Probablemente era el líder de los otros dos.

—Ahora se acabó. Eres el único que queda. Si no quieres morir aquí, dime quién te envió para matarme.

—No escuché nada sobre ti, pero eres más formidable de lo que creí. No pensé que tres contra uno no sería suficiente…

—Si lo entiendes perfectamente, entonces, también entiendes que es inútil resistirse. Si te comportas bien y me cuentas quién maneja las cuerdas, no te quitaré la vida.

Por supuesto, incluso si Julius no lo mataba aquí, el hombre no escaparía tranquilamente después de haber alzado su arma contra el hijo de un noble.

El hombre sacudió la cabeza. Probablemente entendió la situación o tenía otra razón para no decirle la verdad a Julius.

—Gracias por la oferta, pero la rechazaré. Todavía tenemos orgullo, incluso si hacemos este tipo de trabajos. Aparte de eso… —El hombre de negro negó con la cabeza y rechazó la oferta de rendición de Julius, dejando caer la daga que sostenía.

Julius estaba desconcertado sobre por qué dejó caer su daga cuando no se estaba rindiendo. De pronto, el hombre se volvió para escapar.

—Te dejaré con este consejo, no quites tus ojos de las cosas que te importan —declaró y salió corriendo.

—¡¿Qué?! Maldición…

Pensó que el hombre escaparía, pero luego se dio cuenta de la dirección a donde iba, por lo que lo persiguió.

Julius había matado a una persona y se había alejado lentamente de la costa mientras trataba con los dos hombres restantes. Lo que significaba que el hombre encapuchado se dirigía hacia donde habían estado al principio.

Iba hacia Emilyn, quien estaba junto a la orilla del lago, mirando con preocupación a Julius.

—¡Espera!

Cuando se percató de ello, Julius inmediatamente persiguió al hombre encapuchado. Sin embargo, su retraso al principio fue demasiado, no pudo alcanzarla a tiempo.

No podía hacer nada si Emilyn era tomada como rehén. Hizo todo lo que estuvo a su alcance para tratar de alcanzar al hombre.

Debido a eso, sus reacciones se retrasaron.

—¡Argh!

Julius pensó que el hombre de negro tomaría a Emilyn como rehén, pero de repente se giró y se lanzó hacia él, sujetando su daga.

Ese hombre estaba aquí para matar a Julius. Emilyn simplemente estaba presente y no estaba relacionada con su misión.

Por supuesto, también podría tomarla como rehén si ella demostraba ser útil. Sin embargo, no podía garantizar que Julius priorizaría su vida sobre la suya.

Por lo tanto, fingió atacarla mientras se preparaba, y esperó la oportunidad para arremeter contra él.

Julius se movió para esquivar la daga entrante, pero aún así fue herido en su hombro izquierdo.

El dolor apareció rápidamente y sus ojos se pusieron rojos.

—¡Joven Julius! —gritó Emilyn a la par que palidecía cuando vio que fue golpeado y la sangre salpicaba en el aire.

Julius logró confiar en su voz y recuperó su conciencia, la cual estaba por desaparecer. Reuniendo su fuerza restante, atacó al hombre de negro.

—¡Ahh!

Fue un ataque desesperado de un Julius herido, pero apuntó a la garganta del atacante. El hombre cayó hacia atrás con la espada todavía atrapada en su cuello.

Al mismo tiempo, Julius también llegó a su límite y se dejó caer sobre el suelo.

Su conciencia se desvaneció mientras escuchaba a Emilyn gritar desesperadamente su nombre.

Una respuesta en “El Secreto de la Belleza – Capítulo 20: Asesinos”

  1. Todo este tiempo he esperado que lo hieran como Mulan, para que le quiten la camisa y ¡por fin se den cuenta!

    ¡Gracias por la traducción!

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