Espada y Vestido – Vol 2 – Capítulo 6: El peligro del pasado

Traducido por Yusuke

Editado por Meli


Clauen se negó a entrar a la iglesia, así que solo el capitán Jullius y yo volvimos a entrar. A diferencia de antes, nadie salió a recogernos debido a que vinimos sin previo aviso.

—¿Dónde puedo encontrar al Sumo Sacerdote? —le pregunté a un clérigo al azar.

—No pueden reunirse con él sin una cita. —respondió temeroso mientras desviaba sus ojos del capitán Jullius.

—Pero esta persona aquí es el líder del Escuadrón de Tareas Especiales, viene a recibir sus bendiciones.

—Si hicieron una cita, alguien vendrá a buscarlos, de otra forma, no pueden ver al Sumo Sacerdote. —declaró y se fue como el viento, como si corriera por su vida.

Maldita sea.

—Estamos en un problema.

Si intentaramos reunirnos con la Santa, se nos daría una respuesta similar, así que era mejor buscar a Tess y Vatein para pedirles ayuda, o tal vez podríamos…

—Sígueme. Solo vamos allí de una vez.

Tomé la mano del capitán Jullius y comencé a moverme. Dentro de la Santa Iglesia, cierta área estaba cerrada y protegida por una barrera. Más allá, hay un lugar donde personas importantes, desde el Sumo Sacerdote y la Santa hasta los ancianos, permanecen dentro de la iglesia, también es un lugar donde se guardan varias reliquias sagradas, documentos confidenciales y libros. Por lo tanto, la barrera permite que solo aquellos con permiso pudieran ingresar.

Si la barrera reconoce el alma, entonces yo debería poder entrar.

—Estaremos en problemas si nos atrapan, así que avísame si alguien se acerca.

—Entendido.

Creo que el capitán Jullius debía tener mejor sentido del peligro que yo.

Poco después, llegamos al área restringida donde estaba la barrera, y pudimos atravesarla con facilidad.

¡Funcionó! Sin embargo, el Sumo Sacerdote no estaba en la sala de oraciones.

—Uhm… vayamos al huerto.

—¿Al huerto?

—Sí, es probable que él esté allí.

El pasatiempo del Sumo Sacerdote era la jardinería. Si se hubiera convertido en un inútil debido a su preocupación por mí, su huerto estaría descuidado, así que al saber de mí, debió haber corrido directo a su huerto. Y como era de esperar, lo encontramos agonizando frente a sus repollos marchitos.

Una variedad de cultivos que estaban plantados en un pequeño huerto rodeado de piedras rojas, se estaban marchitando en diferentes formas. El huerto del Sumo Sacerdote era llamado por las pocas personas que lo conocían, como “el huerto tortura plantas”. Escuché que él fue el hijo mayor de una familia que durante generaciones se dedicaron a la agricultura, pero no sabía por qué cada planta que tocaba se marchitaba poco a poco, pero al igual que él, sus malas cosechas ni siquiera podían morir.

—No se preocupe, solo use la magia de recuperación en ellos.

Después de todo el Sumo Sacerdote podría incluso revivir a la duquesa que ya estaba a un paso de ir a la otra vida.

¿En qué diablos estaba pensando cuando cambió el color de su cabello a rosa?

—No deberíamos depender demasiado de la misericordia de la Diosa. —declaró mientras nos veía.

—La rama de al lado parece haber recibido demasiada misericordia de la Diosa.

Sir Roel… eso fue demasiado.

Quien fue demasiado, sería ese anciano que torturó a esas inocentes plantas. Si bien es genial el no darse por vencido, él nunca progresó en sus habilidades en la jardinería. Y eso se debía a su poder sagrado.

Además, las verduras encurtidas que recibían poder sagrado, eran tan valiosas que solo eran comidas por la familia imperial y los nobles de alto rango.

Al final, el Sumo Sacerdote usó su magia sagrada para que el repollo fuera fresco de nuevo, luego.

—Esta vez se suponía que todo iba a salir bien, pero por culpa de sir Roel terminó así. —Suspiró profundamente.

—¿Por qué yo?

—Debido a que estaba preocupado por el paradero del alma de sir Roel, no podía ocuparme de mis plantas, así que se volvieron así.

Bueno, no creo que el resultado hubiera diferido mucho, incluso, no cuidarlas podría haberle dado a alguna de esas plantas marchitas la oportunidad de mantenerse con vida. Aunque pensé eso, no lo dije en voz alta. Cuando este abuelo se pone de mal humor, se vuelve molesto en muchos sentidos.

El Sumo Sacerdote se quitó sus sucios guantes manchados de tierra y se volteó hacia nosotros.

—Aunque te dije que te pasaras a menudo, estás aquí de nuevo tan pronto.

—El capitán Jullius aún no ha recibido sus bendiciones y… —Miré al capitán Jullius, que estaba a un paso detrás de mí y luego miré al Sumo Sacerdote.

—Quiero contarle a sir Roel todo sobre mí. —comentó el capitán Jullius.

—Oh, sobre eso. —El Sumo Sacerdote inclinó la cabeza con una expresión ambigua—. Entremos primero. No es algo de lo que se deba hablar al aire libre.

Casi nadie deambulaba por las cercanías, aún así, el Sumo Sacerdote lideró el camino con pasos cortos y rápidos, su largo cabello que colgaba suelto por su espalda, gradualmente se tiñó de negro.

—¿Cuánto has escuchado? —preguntó el Sumo Sacerdote sin rodeos mientras me daba un té negro.

En lugar de responder, miré al capitán Jullius que estaba sentado a mi lado. Hice un voto anteriormente, así que aunque la otra parte también sea alguien que lo sabe, todavía no podría revelar nada directamente.

—Le dije a lord Roel todo de cuando era niño, cómo me ofrecieron como sacrificio para cumplir el contrato con el clan de los demonios y como luego escapé de allí.

—Entonces, a partir de ese momento, habrías adivinado, no, no hay forma de que te lo hubiera dicho.

El Sumo Sacerdote me miró con lástima.

—¿Qué es?

—¿No lo sabes?

—¿Saber qué…?

—No, el problema no es sir Roel. El ayudante Sieg fue en gran parte el culpable al ser sobreprotector.

Me preguntaba si él me había sobreprotegido, ya que según recordaba, siempre había sido duro conmigo. No, pensando en el asunto de Cain, en ese entonces, tal vez, me había estado protegiendo sin que yo lo supiera. Quizás ha hecho mucho más sin que yo lo supiera.

—Si lo piensas, encontrarás algo extraño. En primer lugar, ¿cuál es la razón principal por la que los demonios hacen contratos con los humanos?

—Eso es porque es la forma más rápida y fácil para que los demonios acumulen su poder, absorbiendo las almas humanas. Sin embargo, a diferencia de hace mucho tiempo en el pasado, ahora el mundo entero está bajo la protección de la Diosa, por lo que los demonios no pueden privar y absorber almas humanas sin hacer un contrato.

—Sí, es precisamente así. Entonces, ¿alguna vez te has preguntado por qué los demonios mantuvieron un alma humana en sus manos durante más de una década cuando el contrato ya había terminado?

Después de escuchar las palabras del Sumo Sacerdote, moví reflexivamente la cabeza hacia los lados. El capitán Jullius cayó en manos de los demonios cuando aún era un bebé y, sin embargo, sobrevivió durante más de una década y luego escapó de allí.

¿Cómo?

Cuando miré a la cara Jullius, él trataba de ocultar sus sentimientos, pero todavía en su rostro se mostraba que estaba cabizbajo, luego volví mi mirada hacia el Sumo Sacerdote.

—¿Cuál es la razón detrás de eso?

—En realidad tampoco sé la razón exacta.

Por un momento me sentí molesta.

Este abuelo es realmente…

—Pero para que ellos lo mantengan con vida, los demonios deben tener alguna necesidad de él con seguridad. En primer lugar, el maná no pasa por sir Rizar, así que la magia no funciona en él, ni puede usarla.

—¿Magia?

—Sí. Entonces, a pesar de que no tiene poder sagrado, supongo que ya que no se ve afectado por la magia, pudo matar al Rey Demonio que hizo el contrato con él.

El hecho de que la magia no funcionara en él, significaba que los demonios tenían que lidiar con el capitán Jullius solo ejerciendo fuerza mágica indirecta o usando fuerza física. En otras palabras, para él podría ser mucho más fácil que un caballero ordinario, pero un poco más difícil que un caballero sagrado acabar con un demonio. Quería saber cómo se las arregló para derrotar a un Rey Demonio a esa edad, nunca me di cuenta de que se debe a su resistencia a la magia.

—Y al mismo tiempo, su cuerpo tampoco puede aceptar las bendiciones del poder sagrado. —El Sumo Sacerdote continuó hablando, mientras jugueteaba con el asa de la taza de té.

—Si tienes poder sagrado, tendrás resistencia contra los poderes mágicos, mientras que si tienes poder mágico, tendrás resistencia contra los poderes sagrados. Si no tienes ninguno de ellos, puedes absorberlos por completo. Normalmente, solo existen estas tres posibles circunstancias, pero sir Rizar es una excepción. No es un clérigo ni un demonio y llamarlo un ser humano normal tampoco sería del todo correcto.

—¿Qué…?

—Uh, pero en ese momento podía cumplir con el juramento de la Diosa.

—¿Qué…? —El Sumo Sacerdote abrió mucho los ojos e instantáneamente frunció el ceño.

—¡Sir Roel!

—¿Sí?

—Justo ahora, ¿qué es lo que dices que has hecho?

—Uh…

Maldita sea, cometí un desliz. Me eché hacia atrás y respondí:

—El juramento de la Diosa.

—¿Por qué hiciste eso? ¡Sabes claramente que nunca deberías hacerlo!

—Por mí, lord Roel…

—Es natural que sir Rizar no supiera nada de eso. ¡Pero ese no es el caso de sir Roel! ¡Si el ayudante Sieg se entera de este hecho, encontrará la manera de lidiar con sir Rizar!

—Eso es ir demasiado lejos…

—¿Crees que no se atreverá a hacerlo?

Me porté bien y solo cerré la boca. Pero, ¿no es esto demasiado extremo? Por supuesto, matar a la otra parte del contrato sería la única forma de cancelar el juramento. El Sumo Sacerdote nos miró a los dos alternativamente y dejó escapar un largo suspiro.

Sir Roel. ¿Te gusta sir Rizar?

—Sí.

—Entonces, frente al ayudante Sieg, asegúrate de dejar muy claro que estás enamorada. Si algo sale mal con sir Rizar, sir Roel se pondrá muy triste y lo pasará mal. Si no actúa como si no pudiera vivir sin sir Rizar, entonces no sabe cuándo el ayudante Sieg pondrá sus manos sobre sir Rizar.

—El capitán Jullius no es tan débil.

—Podría poner a sir Rizar bajo cargos falsos que podrían llevarlo a ser condenado a muerte. Incluso si tiene la suerte de escapar, será un criminal buscado y tendrá que huir por el resto de su vida.

Eso era cierto; el capitán Jullius, podría escapar, pero sería perseguido para siempre. Así que necesitaba cuidar mi boca. Cueste lo que cueste.

—Incluso si se entera del juramento, puedes engañarlo y salirte con la tuya si sir Roel actúa bien, pero definitivamente debes mantener esta conversación en secreto, pase lo que pase. No solo del ayudante Sieg, sino también de cualquier otra persona.

—Te refieres a eso de que el capitán Jullius no puede aceptar ni magia ni poder sagrado, ¿verdad?

—Sí. Eso es algo que nadie más que yo y sir Rizar conocemos.

Me pregunto si Ortzen y Clauen tampoco sabían sobre esto.

—En primer lugar, el juramento de la Diosa es un hechizo sagrado que funciona externamente, por lo que no debería haber ningún problema. El poder sagrado que se aplica física y mentalmente, como la curación, el fortalecimiento y la purificación, no funciona en sir Rizar. Por lo tanto, venir aquí para recibir las bendiciones es solo una formalidad y una fachada para no causar sospechas, pero en realidad no tiene ningún uso ya que el fin es protegerlo de la magia pero él ni siquiera lo necesita.

Bueno, ya suponía eso.

—Y sobre todo, tampoco le he contado a sir Rizar el mayor problema aquí. —El Sumo Sacerdote suspiró de nuevo y continuó hablando—: Puede que existan otros demonios que conozcan la condición de sir Rizar además del que ha matado antes.

—Uh… entonces lo que estás tratando de decir es…

—¿Estás diciendo que otros demonios podrían estar detrás del capitán Jullius?

—Sí.

Entonces… el capitán Jullius no debería venir con nosotros cuando vayamos a capturar a ese bastardo Rey Demonio. Incluso si el clan demoníaco lanzara un ataque a la ciudad capital, no habría ningún problema ya que esta el Sumo Sacerdote y varios caballeros por todas partes, pero sería peligroso si nos acercáramos a los alrededores del Desierto Negro. Al final, tenemos que irnos sin el capitán Jullius para…

Lord Roel.

De repente escuchó una voz grave a mi lado. Giró la cabeza y miró la expresión rígida en el rostro del capitán Jullius.

—No te preocupes mucho, de todas formas… Voy a cancelar el compromiso.

—¿Qué…? —pregunté con un tono de voz áspero. Mi frente también se arrugó en un ceño profundo.

¿Qué tonterías decía de repente?

—Si te quedas a mi lado, podrías estar en peligro…

—Cállate. Eso es asunto mío y yo misma me ocuparé de ello.

¿De qué estaba hablando?

Pisoteé furiosamente, me levanté de mi asiento y luego miré al capitán Jullius.

—Sir Jullius Rizar. Parece que te has equivocado en algo, pero yo soy un ex caballero sagrado. Incluso era la líder del Escuadrón de los Caballeros Sagrados. Sé que es posible que hayas tratado con muchos demonios por ti mismo en el pasado, pero desde que era una niña, también aprendí a cazarlos. ¿Me estás menospreciando solo porque tú si lograste matar al Rey Demonio mientras yo perdí todo?

—No, yo no…

—Bueno, es cierto que ahora soy bastante débil. Sin embargo, no estamos en el campo de batalla sino dentro de una ciudad capital que es segura, incluso si los demonios vienen a invadir la capital, todavía no estaré temblando de miedo, ¿sabes? ¿Y qué hay de eso? ¡No son más que demonios de todos modos! De cualquier manera, será principalmente una batalla a larga distancia usando magia en lugar de una batalla cuerpo a cuerpo. ¡¿Lo entiendes?!

El capitán Jullius se sorprendió y asintió con la cabeza.

—Eso… sé que es así.

—En otras palabras, incluso si no puedo atrapar al Rey Demonio, ¡no estaré tan indefensa ya que mi poder sagrado sigue siendo el mismo! ¡Por lo tanto, la magia de los demonios no funciona en mí! ¿No es así, Sumo Sacerdote?

Como si mirara un fuego al otro lado de un río, el Sumo Sacerdote nos miraba a los dos relajado mientras recordaba el pasado.

—Sí, así es.

—¿Ves? Te lo dije.

El capitán Jullius bajó los ojos como un niño al que regañan mientras lo intimidaba.

—Pero…

—¿Pero qué?

—No quiero que lord Roel esté en peligro por mi culpa, odio eso.

—Te dije que no es peligroso.

Mientras seguía alzando la voz, el capitán Jullius se apartó y el Sumo Sacerdote decidió interferir.

—No sea tan dura con él, sir Roel. Siempre existe la probabilidad por baja que sea, así que es natural que sir Rizar se preocupe por ti. Si el ayudante Sieg se entera de esto, no solo intentará romper su compromiso, sino que también evitará que se reunan por cualquier medio.

¿Qué…? Justo cuando terminé comprometiéndome. Me preguntaba por qué los obstáculos parecían estar solo aumentando de repente.

—¡Por favor, no le dé permiso al ayudante Sieg para salir de la iglesia!

—No, eso no es suficiente. No puedes dejarlo solo como un niño a la orilla del agua.

—¡No es un niño!

—Sabías del pasado de sir Rizar y ni siquiera lo cuestionaste. El emperador y otros que conocían a sir Rizar expresaron sus dudas, así que me pidieron que investigara para ver que no hubiera ningún problema, así que les di una excusa por él.

Ugh, eso es…

—Además, solo por venir a buscarme, te tomaste tanto tiempo e incluso te comprometiste. Como era de esperar, sir Roel no puedes quedarte sola.

—¡No se puede conocer fácilmente al Sumo Sacerdote, lo sabes!

—Deberías haber superado a las personas que te rodean.

—Incluso si revelara mi identidad, nadie lo creería. ¿No te parece?

—Deberías haber hecho un buen uso de algunos hechos que solo conocía el líder de los Caballeros Sagrados. Por supuesto, sería absolutamente absurdo identificarse como sir Roel, pero hubiera sido fácil engañar a las personas con las que te relacionabas. No es difícil ponerse en contacto con uno de los miembros del Escuadrón de los Caballeros Sagrados ya que también tienes otra identidad como hija de un conde. Si tan solo dijeras con franqueza que tenías una relación muy estrecha con sir Roel y revelaras algunas cositas que solo sir Roel conocía, habrías podido asistir al funeral. También asistí al funeral, así que pude haberte reconocido de inmediato.

Ja, no tengo nada que decir. Por supuesto, en ese momento no quedaba mucho tiempo para el funeral y todavía no estaba tan entusiasmado con la idea de volver a la iglesia, pero incluso después de eso, podría haber usado el método que acaba de decir el Sumo Sacerdote. Especialmente Vatein, que en realidad estaba muy familiarizado conmigo desde que pasamos nuestra infancia juntos, así que nos conocíamos muy bien, y si lograba persuadirlo, podría haberme hecho un favor y dejarme ver al Sumo Sacerdote de inmediato… Si el amigo del Sumo Sacerdote que estaba muy cerca de él hubiera muerto, también habría salido a ver a su amigo por última vez y lo habría enviado al funeral. ¡Cómo es que no pude pensar en usar un método similar cuando tuve que inventar una excusa para tener poder sagrado! Maldición.

Sir Roel no sabe cómo aprovechar al máximo lo que tiene.

—No es que no sepa nada sobre eso.

—He oído que las señoritas a menudo te invitaban a tomar algo para aprovecharse de ti.

—Eso, eso es…

—Ni siquiera querías comer la comida que te daba.

Debió haber sido el ayudante Sieg. ¡El ayudante Sieg debe haberle chismorreado! De lo contrario, no hay forma de que el Sumo Sacerdote, que no puede salir de la Iglesia Central, se enterara de eso. Me estremecí e incliné la cabeza hacia abajo.

—Lo siento.

—Incluso si no comes mi comida, está bien.

Puede que sea así, pero hay una razón para todo. Deberías haberme dado algo que la gente normal pudiera comer.

—Deberías disculparte con sir Rizar por tu comportamiento. Estás siendo demasiado dura con alguien que está preocupado por ti.

Erm, creo que reaccioné un poco exageradamente. Me estaba poniendo nerviosa después de escuchar que decidió romper el compromiso como le plazca de repente… Cuando volteé la cabeza para mirarlo, el capitán Jullius se levantó apresuradamente de su asiento.

—No, es cierto que podría haber despreciado a lord Roel.

—Pero aun así, mis palabras fueron demasiado duras. Lo siento.

—También lamento haber decidido por mi cuenta y no haber reconocido las habilidades de lord Roel.

El Sumo Sacerdote aplaudió ligeramente.

—Ambos lo han hecho muy bien. Dado que están comprometidos, deben llevarse bien y confiar el uno en el otro. —Luego nos hizo señas a los dos para que volviéramos a sentarnos.

—No se preocupe demasiado, sir Rizar. Si sir Roel está contigo y las cosas se están volviendo más peligrosas de cierto grado, la separaré de ti incluso si no le gusta. Así que puedes estar tranquilo ahora.

Y ahora, las palabras que dijo, sonaban como si significaran algo. Entonces, si la situación del capitán Jullius resultaba ser peligrosa, está diciendo que nos separará por la fuerza.

Maldita sea, en esa situación que podría ocurrir, no creo que haya nadie de mi lado.

—Como he dicho antes, los demonios pueden estar detrás de ti, pero en realidad si permaneces dentro de la capital, no habrá ninguna amenaza en particular. Siendo eso así, yo soy el único que lo sabía y lo encubrió. No pasó mucho en particular en los últimos 10 años, ¿verdad? No debería haber ningún problema.

El Sumo Sacerdote nos miró a los dos con ojos tiernos.

—Ustedes dos, ¿se van a casar?

Abuelo, tu cabello se ha vuelto rosado. ¿En qué diablos estás pensando? Me preguntaba si a sus ojos nos veíamos como una col marchita.

—Todavía no lo sabemos. Porque no nos amamos. ¿Verdad, capitán Julius?

—Tal como dijo lord Roel, decidimos casarnos si no tenemos a nadie a quien amamos dentro de medio año.

—Por casualidad, ¿conocen el sentimiento del amor? —nos preguntó después de una breve pausa.

—Se dice que la otra persona brillará.

—Escuché que la otra persona se ve brillante.

—Oh mi Diosa… —El Sumo Sacerdote se lamentó.

Quiero decir, qué demonios fue eso. Aunque no lo entendemos bien, solo di lo que querías decir.

—Sumo Sacerdote, usted tampoco tiene experiencia en citas, así que ¿por qué reaccionó así?

—Tengo el amor de la Diosa.

Creo que es un poco diferente.

—De todos modos, si te casas, tendrás hijos.

—Uhm… ¿es así? Bueno, supongo que sí —respondí seriamente—. Si tenemos un hijo, creo que será bueno que se parezca al capitán Jullius. Para ser honesta, mi cuerpo actual no está dotado de ningún talento en particular. Si no pudiera usar el poder sagrado, me convertiría en una persona normal.

Si el niño se parece al capitán Jullius, estará sano y fuerte. Si estuviera en mi cuerpo original, ya sea un hijo o una hija, sería mejor que se parecieran a mí. El capitán Jullius, que estaba sentado a mi lado, también agregó algunas palabras.

—También me gustaría tener hijos que se parezcan a lord Roel. Ya sea tu yo actual o pasado.

—Estaría bien si la hija se parece al yo actual. De todos modos, será solo una pérdida de talento a menos que ella tenga poder sagrado.

No hay nada más que convertirse en una clérigo donde una mujer puede ascender a un puesto de alto rango sin depender del estatus de su padre o esposo. Es injusto, pero así son las leyes del país, así que no hay nada que podamos hacer.

—Si vamos a tener hijos, ¿quizás tengamos entre cinco y seis? Puedo recuperarme rápido por mi poder curativo, por lo que no será difícil dar a luz.

Escuché que dar a luz no es tan fácil, pero tengo un fuerte poder sagrado, así que no debería haber ningún problema. Aunque es una lástima que no sea mi sangre y carne original, pero sigue siendo mi familia después de todo. Ninguno de los dos tiene padres biológicos ni hermanos en la vida, por lo que es mejor tener más familiares que menos.

—El ayudante Sieg va a tener dificultades.

—¿Por qué mencionas al ayudante Sieg?

En lugar de responder, el Sumo Sacerdote se bebió el último té que quedaba en su taza. Se escuchó un pequeño traqueteo cuando dejó la taza de té.

—Las niñas pequeñas son débiles.

Ante las palabras del Sumo Sacerdote, los dos retrocedimos ante el pensamiento y al mismo tiempo nuestro cuerpo se puso rígido.

—Al menos las personas que rodean a sir Rizar, incluido sir Roel, pueden protegerse. Pero es diferente si tienes hijos. Es necesario aclarar este asunto antes de casarse.

—¿Cómo…? Sumo Sacerdote, usted mismo dijo que tampoco sabía la razón exacta de su situación.

—Por lo tanto, traiga a sir Rizar con usted en la próxima expedición. Planeas dejarlo atrás, ¿no es así?

Incliné mi cabeza.

—Dijiste que es peligroso.

—Dije que podría ser peligroso. Si hay demonios que persiguen a sir Rizar, no perderán la oportunidad que finalmente llega después de 10 años de espera. Si vas a atacarlos, intenta capturar uno vivo si es posible. Pero si no pasa nada, de ahora en adelante no hay mucho de qué preocuparse.

—Pero…

—Si vas con los miembros actuales, eso debería ser suficiente. Sin embargo, no sabemos qué podría pasar, así que Iner te acompañará.

La Santa Iner. Si ella es quien nos acompaña, es casi seguro que no habrá ningún problema incluso si el Rey Demonio viniera a lanzarnos un ataque furtivo. Si algún demonio o monstruo se acerca a un cierto rango, lo notará primero, por lo que no hay forma de que nos encontremos en un ataque sorpresa, y su poder sagrado es solo superado por el Sumo Sacerdote. Sin embargo, dado que la Santa es la asistente del Sumo Sacerdote, rara vez abandona la Santa Iglesia.

—¿Se le permite enviar a la Santa para que se una a nosotros?

—Está bien. En realidad, la existencia de la Santa… no es realmente necesaria…

El Sumo Sacerdote movió los dedos con un rostro ligeramente preocupado.

—La Diosa la creó para atender al Sumo Sacerdote. Si bien es conveniente que esté aquí, no es un gran problema que no esté… Por lo tanto, no estoy dispuesto a mantener a Iner dentro de la iglesia. Sé que está aquí por mi propia seguridad, pero a diferencia de otras santas, es diferente porque tiene la capacidad de protegerse a sí misma.

No sabía los detalles, pero había oído que ella provenía de algún sindicato clandestino. Debido a que siguió negándose a que el Sumo Sacerdote la convocara, al final, el líder anterior de los Caballeros Sagrados se dispuso a realizar la tarea y tuvo dificultades para capturar a Iner.

—Es por eso que no tienes que preocuparte por nada cuando se trata de la Santa. En lugar de eso, tenga cuidado con el ayudante Sieg. Si de hecho aparece un demonio y te ataca, es muy probable que lo atrapen, por lo que deben hacerlo bien para fingir que tienen una relación muy estrecha antes de esa fecha. A decir verdad, estoy más preocupado por lo que sucederá cuando el ayudante Sieg descubra todo.

—Estás exagerando…

—No estoy bromeando, ¿sabes? —dijo el Sumo Sacerdote con toda seriedad.

¿Qué es esto? Básicamente estás diciendo que los demonios no son nada porque al final, nuestro ayudante es el último obstáculo.

Al final, el Sumo Sacerdote decidió entrometerse y acompañar al capitán Jullius e Iner en el proceso de captura del Rey Demonio. Clauen, que estaba esperando afuera, no preguntó en detalles sobre lo que estaba pasando adentro, pero pareció aliviado porque mi expresión era la misma que antes. Y así, regresamos a la oficina de Ortzen en la sede del Escuadrón de Tareas Especiales.

♦ ♦ ♦

—Están aquí.

Como si fuera el dueño de esta habitación, Sieg ocupó el largo sofá mientras Ortzen permanecía respetuosamente a su lado. No sé qué está pasando entre ellos mientras no estabamos, pero por seguro que parecía, el ayudante Sieg ha estado tomando la iniciativa. Hablando francamente, no importa lo que trató de hacer Ortzen, todo fue en vano ya que la disparidad en la identidad era demasiado grande. ¿Cómo podría un criminal que apenas evitó la pena de muerte derrotar a un príncipe cuya sangre de la familia imperial fluye en él? El ayudante Sieg se paró un paso atrás y nos miró.

—Entra rápido. Por favor, siéntate aquí. Ayudante Ortzen, por favor traiga algunos refrescos.

—Sí, sí.

Uhh… El hecho de que Ortzen sea un tipo malo permanece sin cambios y no podría ser de ayuda, pero ahora se ve lamentable. Ortzen ha renunciado a la idea de ir en su contra y con la mirada en su rostro que podría interpretarse como por favor, haz lo que quieras, dejó la tetera en la pequeña estufa para hervirla. El hecho de que tuviera esa mirada atenta en su rostro no significaba que realmente se estuviera rindiendo, pero aún así estaba destinado a fallar.

El capitán Jullius y yo nos sentamos uno al lado del otro frente al ayudante Sieg.

—¿Les dijiste Ortzen?

Ante mi pregunta, el ayudante Sieg volvió a sentarse y asintió con la cabeza.

—Porque si lo sabe, será más fácil usarlo.

—No trates a las personas como si fueran objetos.

Ortzen primero puso los pasteles en la mesa y luego se quejó, posteriormente desvió su mirada hacia mí.

—Gracias a ti, ahora puedo descubrir la razón detrás de la acción precipitada de la condesa Epheria en ese entonces. Si el sacrificio que debería haber muerto todavía estaba viva y bien, además de eso, dicho sacrificio estaba tratando de unirse al Escuadrón de Tareas Especiales, definitivamente se convertiría en el peor escenario posible para ella, por lo que no es de extrañar que se sintiera incómoda y recurriera a un intento tan apresurado.

—Lamento no poder decírtelo. Pero no pensé que me creerías si te dijera que soy Roel.

—Tienes un punto válido.

Ortzen asintió con la cabeza y volvió a la estufa. El ayudante Sieg dijo que será el mayordomo, pero por ahora parece que Ortzen lo está sirviendo. Aclaré mi garganta una vez y abracé el brazo del capitán Jullius que estaba sentado a mi lado.

—Asistente.

—¿Sí?

—Tengo una buena relación con el capitán Jullius. Y nos gustamos. ¿Verdad, capitán?

—Definitivamente me agrada mucho lord Roel.

El ayudante Sieg nos miró fijamente a los dos sin decir nada. ¿Es esto suficientemente atractivo? ¿Deberíamos volvernos más cariñosos? ¿Qué tengo que hacer?

—Y me he acostado con él.

—Debes haber dormido sin hacer nada de todos modos. Pero tengan cuidado de ahora en adelante. El matrimonio aún no se ha decidido, si circulan rumores infundados, usted, como jovencita, es la única que estará en problemas.

—¡No, nos vamos a casar! —exclamé y me agarré con más fuerza al brazo del capitán Jullius.

Será más seguro si le digo que sin duda nos casaremos.

El ayudante Sieg miraba alternativamente a Ortzen, quien sacaba en silencio hojas de té como si estuviera fuera de lugar, y luego a nosotros e inclinaba la cabeza.

—¿Acabas de decir que te vas a casar?

—¡Sí!

Me preocupaba que el capitán Jullius pudiera sacar a relucir conversaciones innecesarias, pero aunque no sé si mi intención había sido transmitida, por fortuna, no dijo nada. Solo me miró una vez.

—Ya veo. —El ayudante Sieg asintió y siguió hablando—: Si es así, informemos al primer ministro Mord de este asunto.

—¿Qué? ¡¿Por qué?!

¿P-Por qué de repente mencionaste a mi guardián de la nada?

—¿Vas a revelarle todo al primer ministro?

—Es digno de confianza. Además, tu cuerpo actual pertenece a una joven sin padres, ¿no? Primero debe tener un tutor antes de poder casarse. No, en ese caso, sería mejor tener un padrino.

—¡No! ¡No creo que sea una buena idea!

Incluso cuando era mi tutor, siempre se entrometía en todo, y es por eso que estoy en contra de tenerlo como mi padrino.

—Entonces, ¿qué tal un padre adoptivo?

—No quiero ni padrino ni padre adoptivo.

—Nos conformamos con un padrino entonces.

—¿Qué hay acerca de mi opinión?

—Ahora ya no eres mi superior, así que creo que está bien ignorar tu opinión.

Oye…

Mis puños temblaban de ira, pero estaba más allá de mi capacidad evitar que el príncipe hiciera lo que quisiera. Aún si no era un caballero, él era capaz de ocupar una posición importante. Siendo así, ni siquiera podía recurrir a la violencia y es aún más imposible derrotarlo verbalmente, sin mencionar que Ortzen también estaba atrapado con él allí, así que me preguntaba cómo podría ganar. Al final, aflojé los puños y mi cara parecía como si estuviera a punto de llorar.

—Eso es demasiado.

—Es todo por su propio bien, señorita.

—Esto es injusto.

—Evitaré que el primer ministro Mord la regañe por su compromiso.

—No dejes que le haga pasar un mal rato al capitán Jullius.

—Pero…

—Hazlo por mí, por favor.

—Sí…

El ayudante Sieg suspiró y asintió. Bien, al menos ahora puedo estar tranquila. Entonces llegó Ortzen mientras traía el té y abrió la boca. Ya es mi tercera copa.

—Incluso si sir Siegfred está dispuesto a apaciguar al primer ministro sobre el compromiso, lord Roel pronto creará otro problema que merece ser molestado de todos modos, ¿no es así?

—¡Eso es una calumnia!

—Honestamente, con solo pensar en el hecho de que vas a ingresar a la alta sociedad como condesa, ya me duele la cabeza.

—¡De qué estás hablando, no sabes lo popular que era en la alta sociedad! ¡Las tarjetas de invitación se amontonaban hasta el punto de llenar toda una habitación!

Cuando refuté, esta vez el ayudante Sieg me golpeó en un punto doloroso.

—De hecho, la señorita los atendió solo para conseguir bocadillos gratis.

—¡Yo, no es nada de eso!

Aunque esa era la verdad… ¡Pero la iglesia solo sirve comida nutritiva día tras día! Sea como fuere, me haría parecer una persona sin tacto si le pidiera a la iglesia que comprara bocadillos con el presupuesto limitado solo para poder comerlos. No le hice ningún daño a nadie, ¿qué pasa si vendí mi apariencia para conseguir algunos bocadillos gratis?

Con una mirada de agravio en mi rostro, tiré del brazo de mi prometido.

—¡Me están intimidando!

¡Regañadlos por mí! El capitán Jullius nos miró alternativamente a los dos ayudantes y a mí, y pareció preocupado por un momento, luego dijo en un tono impotente.

—En este caso, lo más probable es que nos equivoquemos, así que tenemos que soportarlo.

¡Maldición!

Aunque tiene razón. Si el ayudante Sieg regaña, en la mayoría de los casos debe ser cierto que es culpa mía.

—Aún así, es injusto… —refunfuñé un poco.

Lord Roel está pasando por un momento difícil, espero que puedas parar ahora. —me consoló.

—Bien. Estoy muy contento de ver que ustedes dos se llevan realmente bien. —comentó Ortzen y dejó su asiento mientras cargaba una bandeja vacía.

Pensé que estaba desanimado.

—Tomará algún tiempo para que la carta entre y se vaya, así que mientras tanto me aseguraré de establecer y fortalecer su base acorde con su puesto actual. Hablando francamente, el conde Epheria es solo noble rural con poco dinero de sobra.

—No, incluso por ahora ya es más que suficiente para mí.

—Para mí eso no es mucho.

—Estoy bien con esto.

Lo he dicho, pero no parecía que fuera a escucharme. Maldición. Hasta que se complete la preparación para capturar al Rey Demonio, tal vez debería buscar una oportunidad para escapar y esconderme en algún lugar.

—Primero, tenemos que comprar una nueva mansión. La residencia actual del conde está demasiado lejos del Palacio Imperial. Y Roanne Epheria es una monstruosidad, así que ¿puedo tratar adecuadamente con ella?

—Solo déjala estar, no, no seas demasiado duro con ella.

Si le dijera que la dejara en paz, sé que todavía la cuidaría a su manera. Sin siquiera mirar, es tan obvio que realmente lo decía en serio.

—¿Cuántos banquetes quieres celebrar?

—No me gustan los banquetes ahora. Los vestidos son incómodos y no puedo comer tanto como quiero.

—Pero como ahijada del primer ministro Mord, lo ideal es que aún tengas que asistir así sea una vez.

—Entonces, solo una vez.

—Está bien. —El ayudante Sieg se levantó de su asiento y continuó—: Su alteza, la princesa Aranea, es reacia a brindar ayuda nuevamente, así que esta vez, tendré que pedir la ayuda de mi hermana menor.

¿Hermana menor? ¿Qué hermana menor…? Ah. Recordé lo que me dijo Sofia. La mujer más hermosa del imperio, la joven dama de la casa del duque Kidea. Entonces, la joven que actualmente participa activamente en la corte imperial y obtiene el título de estrellas gemelas incomparables junto con la princesa Aranea, resulta ser la hermana menor del ayudante Sieg. De alguna manera tuve el presentimiento de que se convertiría en un banquete molesto.

2 respuestas a “Espada y Vestido – Vol 2 – Capítulo 6: El peligro del pasado”

    1. Hola, sí, dentro de poco habrá actualizaciones. No son tan constantes como nos gustaría porque tenemos poco personal, pero el proyecto no está abandonado. ¡Gracias por leer!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido