Gato K – Capítulo 02.2

Traducido por Anissina

Editado por Ayanami


Desde los brazos de mi dueño, contemplo como los humanos doblan la espalda por donde pasamos. Con la cortesía con la que lo saludan, se puede ver claramente el escote de las doncellas. Disfruto del hermoso paisaje mientras mantengo una expresión decente y elegante. Desde que soy un gato ahora, mirar así nunca es un defecto. Después de todo las especies son diferentes. Además, no existe algún caso de acoso sexual en el que se acuse a un ser humano de tocar los pezones o el pene de un perro, ¿o sí?

¡Oh! Por supuesto, hago mis necesidades fuera de la caja. Sólo porque soy un gato, no puedo permitir que me toquen o miren mi cuerpo sin cuidado. Cuando llegué por primera vez al palacio imperial, comprobaron mi sexo, y hubo un sirviente que puso su cara entre mis patas traseras para hacerlo. Les advertí grabando las marcas de mis uñas en la cara descarada del sirviente y, desde entonces, el tipo que había tocado mi cuerpo descuidadamente había desaparecido. 

Una puerta familiar apareció frente a mí. Salté de los brazos del príncipe heredero al suelo y comencé a caminar hacia la bañera.

Al pasar por las dos puertas, se encuentra una enorme bañera llena de vapor. De hecho, es correcto llamarla piscina con agua caliente en lugar de bañera. De todos modos, un olor a flores fragantes sale de la enorme bañera. Miré hacia atrás una vez.

Más allá de la puerta, las sirvientas están desnudando a Sugar Prince. El aspecto de recibir la ropa con los dos brazos ligeramente abiertos es bastante parecido al de un príncipe heredero. De hecho, quiero vestirme así, pero no tengo más remedio que pasar de ello porque no tengo ropa.

Después de sumergir una pata en la bañera, comprobé que la temperatura era perfecta.

Por cortesía, le maullé una vez a Sugar Prince y me metí en el agua. Al entrar en el agua caliente, noté cómo se me mojaba el pelo. Empecé a nadar moviendo con fuerza mis patas con la barbilla levantada.

¿Un gato nadando con tanta elegancia? Soy genial. 

Después de nadar un rato, Sugar Prince entró en la bañera y se sentó. Me aparté de él. Se acercó a través de las olas y me puso sobre sus piernas. No es porque sea holgazán. Sólo lo hice porque nadar durante demasiado tiempo es malo para la salud.

Mi buen Sugar Prince le hizo una seña al sirviente y éste colocó mi plataforma en la bañera. Me senté en el andamio junto a él y disfruté de un baño tranquilo. Vi parte de mi pelaje negro flotando entre las olas, pero decidí olvidar mis nervios. De todos modos, no soy quién va a limpiarlo.

Mirando a un lado, Sugar Prince cerró suavemente los ojos. Debe estar cansado. Observándolo por un momento, moví cuidadosamente mi cola sumergida. La cola que se acercaba secretamente en el agua tocaba su costado. La moví hábilmente y comencé a hacerle cosquillas. Sugar Prince abrió tranquilamente los ojos y me miró. Sin saberlo, abrí bien los ojos y lo miré. Por supuesto, retiré mi cola. Sugar Prince miró alternativamente su lado vacío y el mío en el agua, y me dio unas palmaditas en la cabeza con un dedo. Me sentí un poco abrumado por sus acciones, así que volví a cerrar los ojos.

Si hubiera jugado así con Simon, éste estaría molesto, pero a Sugar Prince no le gusta que le tomen el pelo. No sé qué hacer con el príncipe de la corona porque él es muy suave. Me preocupa que me eche después de ser regañado como un buen príncipe o resulte no ser tan ingenuo como los príncipes de esos dramas históricos de televisión.

Como señal, le di una palmada en el hombro con mis patas y salí de la bañera. Cuando sacudí el agua de mí cuerpo, Sugar Prince también se levantó en la bañera. Debe sentirse muy solo para seguirme así. Esto era realmente malo, pero creo que, sin darme cuenta, estaba empezando a sentirme responsable de él.

Era una vista demasiado patética para un hombre bueno y gentil el vivir solo en este gran palacio imperial. Sin embargo, lo correcto era dejar de lado estas emociones con moderación. Esto se debe a que tengo que resolver la maldición lo antes posible y volver a mi vida normal.

Sentado al lado de Sugar prince, las criadas secaron mi pelaje. Por supuesto, una de ellas era Julia, mi criada exclusiva, quien me secaba el pelo, al ser la única que podía tocarme. Tiene una cara bonita y un gran pecho. Sólo después de arañar a cada una de las pequeñas y feas sirvientas que se acercaron a secarme el pelo, pude recibir la atención de Julia. Julia, que tiene un gran corazón, siempre se encarga de mi, como si entendiera lo que le decía.

Después de secar a Sugar Prince y a mí, las sirvientas se marcharon.

Sugar Prince se puso a leer un grueso libro, como era parte de su rutina habitual. Me senté junto al libro y lo observé. La cubierta del libro es de cuero y el papel es grueso, lo que me pareció interesante. No podía leer las letras onduladas escritas en él, pero no importa. Porque soy un gato.

Me cansé rápidamente de sentarme a leer libros y empecé a sentirme un poco dolorido. La culpa es de Sugar Prince. Realmente no podía hacerme esto. Es como darme un trago de agua para que me ahogue. Además, al sólo leer libros todos los días, siento que me convertiré en un ser solitario. Como ser humano, debería saber tener algo de vida social y divertirse. Si solo lee un libro de esta manera, se aislará para siempre de la sociedad y vivirá solo.

De verdad. Era molesto, pero no podía evitarlo. Creo que sin mi ayuda, este tipo estaría condenado a ser un ratón de biblioteca.

Decidí mover mi cuerpo audazmente para rescatarlo.

Me senté sobre el libro que Sugar Prince estaba leyendo. Sus ojos dorados me observaron y lo miré fijamente.

¿Seguirás leyendo el libro?

La cara de mi dueño seguía sin expresión. Pero no se me escapó la ligera emoción en sus ojos dorados. Era vergonzoso. Me apartó cuidadosamente con su gran mano. Entonces, volvió a fijar la vista en el libro. Indignado, le di un golpe en el antebrazo con mí cola.

Sin embargo, me acarició una vez con sus manos y volvió a leer un libro, como si estuviera consolando a un bebé. Solo sirvió para enfadarme aún más. Así que, esta vez, me acerqué al libro y me acosté encima.

—…

Una expresión de molestia pasó por sus ojos dorados. Entrecerré los ojos y lo miré.

¿Seguirás leyendo? ¿Incluso así?

Sugar Prince suspiró levemente, me frotó la cabeza y dijo: —¿Te aburres?

Me levanté al oír esas palabras y me bajé del libro. No era porque me aburriera, sino para arreglar sus hábitos de ratón de biblioteca, pero no creo que tuviera que explicarlo.

Sugar Prince cerró el libro sabiamente. Luego abrió el cajón del escritorio y sacó una pluma nueva. Entrecerré los ojos al ver la cola de la pluma que me entretuvo anteayer.

♦ ♦ ♦

El príncipe heredero Calix se sintió avergonzado por un momento mientras miraba al gato sentado sobre su libro. El gato, que abrió mucho los ojos y lo miró fijamente, no dio señales de retroceder. No era un libro importante para leer ahora. Pero en los últimos dos días no había podido leer más de una página del libro. Todo por culpa del gato que siempre interfiere con él.

El príncipe heredero apartó suavemente al gato del libro. Entonces, la cola negra golpeó su antebrazo. El príncipe heredero acarició el pelo negro una vez y volvió a fijar los ojos en el libro.

—…

El gato volvió a acercarse al libro y, esta vez, se tumbó sobre él por completo. No podía oírlo, pero, de alguna manera, parecía decir “Juega conmigo”. Era una criatura que le hacía sentir una fuerte presión, aunque no fuera una amenaza en absoluto.

—¿Te aburres?

Al preguntar en voz baja, el gato se bajó del libro, como si entendiera la palabra. El príncipe heredero acabó por cerrar el libro que estaba leyendo. Entonces, abrió el cajón y sacó un bolígrafo de pluma limpio. Al ver la pluma en su mano, los ojos del gato parecieron brillar con fuerza. Calix comenzó a agitar suavemente la pluma alrededor de la nariz del gato.

Esto es raro, pensó Calix para sí mismo.

El movimiento del gato con los ojos bien abiertos y persiguiendo la pluma era enérgico. El tipo de sentimiento que demostraba que estaba excitado. Sin embargo, teniendo en cuenta el movimiento del gato, era bastante lento y tardaba en responder. La agilidad única del gato o su alta sensibilidad parecían faltar.

Supuso que se debía a que el entorno en el que vivía cambió de repente, pero viendo que no había cambiado hasta ahora, no creía que esa fuera la razón. Es posible que hubiera nacido así.

—Nyaaa

El gato que estropeó un bolígrafo de pluma le maulló a Calix.

Calix sacó una pluma nueva del cajón y la lanzó hacia la cama. El gato que corría a lo largo de la pluma se resbaló de repente y cayó, se levantó de un salto y empezó a correr de nuevo. Definitivamente, su nervio motor no era como el de un gato normal. A ese ritmo, sería imposible cazar la comida solo.

Era un gato peculiar. Tal vez, por eso se le había acercado sin problemas.

—Nyaaa —Parece que está harto de la pluma. El gato maulló mirando fijamente a Calix. Éste estiró lentamente su mano y le acarició la cabeza.

El gato, al ser acariciado puso buena cara, pero Calix no estaba seguro. No podía creer que una criatura se sintiera bien, en vez de huir. Ya habían pasado unos días, pero cada momento que pasaba con el animal se sentía raro.

Calix levantó al gato y lo puso sobre sus rodillas. El gato se sentó sobre las rodillas de Calix sin mostrar señal alguna de pánico y agitó su cola. Envolvió ligeramente sus manos en la garganta del gato, pero no hubo respuesta. Era completamente diferente de un perro que tuvo de niño, el cual, al abrazarlo se retorció mientras luchaba y se rompió el cuello.

Este gato no estaba nervioso, sino que solo parpadeó sin comprender.

—Eres un ser extraño.

Calix acarició el suave pelaje del gato y esbozó una sonrisa sombría.

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