Gato K – Capítulo 23

Traducido por Anissina

Editado por Yugen


—¡Ay!

Golpe

Ante el fuerte ruido Calix buscó en el suelo debajo de la ventana con ojos inquietos y se sintió aliviado al instante. El joven que se había caído inmediatamente se levantó y sacudió el polvo de su parte trasera. Con una expresión de indiferencia como si no hubiera sucedido nada, comenzó a caminar a grandes zancadas. Parecía repleto de vitalidad, como si ese siempre hubiese sido su estado natural. Después de un par de pasos se detuvo. Parecía inclinar la cabeza de un lado a otro mirando a su alrededor y luego de eso solo se volvió en una dirección al azar para  reanudar nuevamente su caminata enérgica.

Uno de los guardias bajo la ventana saludo a Calix cortésmente con un gesto de su cabeza y comenzó a seguir al joven. Confirmó con sus propios ojos que el guardia estaba tras el joven que ahora se iba alejando cada vez más y más.

Calix quien salió de la habitación después de ser vestido por las doncellas se frotó la nariz. Había sido molestado celosamente hasta el punto en que todavía le dolía. Parecía que se sentía herido porque no lo había llamado por su nombre en todo este tiempo.

Kay. Él dijo que era Kay. Ese era el nombre del joven.

Calix gritó en voz alta mientras seguía al guardia que lo guiaba.

—¡Kay!

Era un nombre que le sentaba bien a ese joven de ojos obstinados y cabellos negros desordenados. De alguna manera, sentía que un nombre más adorable hubiera sido más adecuado pero el matiz del nombre “Kay” no perturbaba el firme orgullo de su masculinidad por lo que al final no le sentaba tan mal tampoco.

El paso del joven no era muy rápido y no había pasado mucho tiempo antes de que Calix finalmente lo alcanzara. Parado  al lado del guardia que lo había estado siguiendo a distancia, la figura de K se podía ver iluminada bajo la brillante luz de la luna.

—Creo que ha perdido el rumbo—el guardia habló en voz baja.

Como el guardia dijo, sin importar como lo miraras el joven parecía haberse perdido. Se puso de pie ausentemente y sus movimientos mientras miraba a su alrededor fueron apresurados. Pero aún si se encontraba perdido, no había señales de preocupación o ansiedad. Simplemente trató de encontrar su camino con una expresión serena.

—Mi perspectiva es diferente porque el nivel de mis ojos ha cambiado. Es desorientador— el joven murmuró en voz baja después de mirar a su alrededor durante mucho tiempo. Se abrazó y se estremeció.

—Ah, hace frío— Calix hizo una mueca ante los murmullos del joven.

Era una temprana noche invernal. Ni siquiera tenía un abrigo. Por supuesto que tendría frío. Calix se sintió incómodo cuando vio el pequeño cuerpo tembloroso pero aún así, el enérgico joven rápidamente se enderezó y comenzó a caminar nuevamente.

¿A qué parte del mundo podría dirigirse en la profundidad de una noche invernal?

Kay se encontraba totalmente absorto en su propia caminata y no se detuvo. No había  obstáculos en el camino y en sus pasos no había vacilación, pero no era fácil adivinar su destino. Cuando su vía estuvo bloqueada, se giró hacia la derecha y continúo caminando recto hasta que fue bloqueada otra vez, entonces volvió a girar hacia la derecha una vez más. Los vigilantes que debería haber encontrado ocasionalmente ya habían sido apartados por los soldados quienes abrieron el paso para el joven, pero no había necesidad de tomar ninguna otra medida. Porque el joven mismo estaba ahora dando su segunda vuelta alrededor del mismo sitio.

Parecía que en su cabeza, K ni siquiera consideraba la posibilidad de haberse perdido. Se veía como si tuviera fe en que si seguía andando, de alguna manera llegaría allí. Si simplemente lo dejaba así parecía que podría seguir dando vueltas por el mismo sitio una y otra vez… Y cuando finalmente se cansara probablemente se quedaría inmóvil en un sitio y comenzaría a llamar a Calix tal y como lo  había hecho antes.

Aún recordaba cuando su pequeño joven lo había llamado por primera vez a toda prisa. Después de quedarse quieto y llamarlo sin parar, finalmente había descargado su furia una vez que Calix fue a recogerlo y lo sostuvo con gentileza en sus brazos.

Pensando un poco más en ello, sentía que  si el mismo tipo de situación hubiera ocurrido ahora; el joven reaccionaría exactamente de la misma manera. Si eso llegase a suceder, se preguntaba cómo lo llamaría el joven. ¿Lo llamaría Sugar Prince como ayer por la noche?

En realidad no importaba como le llamara, si lo hacía de nuevo una y otra vez tan fuerte como podía, Calix seguramente estaría feliz. Levantaría al joven insistente que lo llamaba temblando por el frío y lo sostendría firmemente entre sus brazos.

—¿Dónde está esto? — el joven se detuvo en el lugar y murmuró. La visión de él mirando a su alrededor confundido y dejando escapar un suspiro fue totalmente adorable. Calix observó a K, que estaba de pie mirando al cielo y pensó por un momento:

Veamos… ¿Cómo deberíamos proceder?

El joven perdido tembló nuevamente por el frío y se quedó inmovil por un momento. Le hubiera gustado ir directamente y abrazar con gentileza al joven y reconfortarlo, pero no podía evitar desear observarlo un poco más. Dado que el joven tenía una personalidad que lo llevaba a demandar ayuda solo cuando era estrictamente necesario, sin lugar a dudas; no debería faltar mucho para que finalmente lo llamase con impaciencia.

Calix lo observó con ojos calculadores.

El joven miró al cielo sin comprender nada y tembló un poco más. Pero no hizo ningún indicio de frotar sus manos o abrazarse para protegerse del frío. Calix dudo cuando vio los dedos del joven tornarse azules por debajo de las mangas y sin poder contenerse más, finalmente se acercó a él

—¡Aahh!

Exclamó Kay sobresaltado cuando Calix envolvió su cuerpo en un abrigo. Este agarró la mano helada del joven que había salido disparado de un brinco hacia atrás por la impresión. Hacía aún mucho más frío del que imaginaba.

Al ver el rostro de Calix soltó un “ah”  en sorpresa y pestañeo un par de veces en estado de shock. ¿Qué clase de pensamientos estaban revoloteando en su mente? Él parpadeó de sus afilados ojos negros los hacía lucír ligeramente preocupados. Su actitud dio a entender que no diría ni una sola palabra hasta que entendiera bien la situación, Pero Calix solo se concentró en tomar delicadamente las manos congeladas del joven y soplarlas para calentarlas.

Sus pequeñas manos fueron fácilmente cubiertas por las del príncipe y estaban lo suficientemente azules como para sospechar que hubiese congelamiento. Mientras él masajeaba y frotaba sus manos con gentileza, el color rosado comenzó a volver con lentitud, pero todavía resultaba completamente insatisfactorio a los ojos de Calix.

Debería haber traído guantes.

Calix chasqueó la lengua y se reprendió mentalmente.

—Oye— el joven habló sin rodeos con una voz áspera.

Parecía que era incapaz de contener sus palabras cuando Calix estaba prestando tanta atención solo a sus manos. Su mirada era tan turbulenta como su voz que sonaba como si no estuviera de acuerdo con la situación en absoluto. Mientras seguía frotando las manos del joven, Calix abrió la boca para hablar.

—Calix

—¿Qué?

—Mi nombre es Calix

—Ah…

El joven parpadeó un par de veces mas con sus profundos ojos negros inclinando ligeramente la cabeza en estado de confusión, para luego asentir lentamente. Y entonces finalmente dijo con una voz incómoda:

—Soy… Kay

—¿Kay?

—Sí, Kay.

Dijo su nombre una segunda vez luego de la pregunta y la expresión incómoda desapareció de su rostro mientras comenzaba a asentir con entusiasmo.

—Kay

Calix volvió a mirar los ojos negros que ahora brillaban animadamente y repitió el nombre del joven. Como si estuviera complacido, este curvó sus ojos con suavidad y sonrió al escuchar nuevamente su nombre.

♦ ♦ ♦

—Uff creo que viviré ahora

K que acababa de tomar un sorbo de té caliente habló mientras dejaba escapar un suspiro. A pesar de que ahora era humano el hecho de que no podía tomar y comer cosas calientes seguía siendo el mismo. Apenas había podido tomar un sorbo después de haber dejado reposar la bebida por un prolongado periodo de tiempo.

Las mejillas del joven que estaba congelado por el frío ahora se fueron coloreando mientras se calentaba junto al fuego. Bostezo en cuanto la somnolencia se apoderó de él. Se frotó los ojos llenos de sueño con sus dedos y estiró sus brazos en un intento de evitar quedarse dormido.

—Aaaagh— realmente pensé que me congelaría hasta la muerte incluso antes de poder llegar a la biblioteca.

Kay que hablaba más que todo consigo mismo de repente giró su cabeza y miró a Calix. La sospecha aun refulgía en sus ojos negros. Normalmente Calix hubiese acariciado su cabeza en modo de consuelo, pero era lamentable que en ese momento fuera imposible.

—Pero… ¿por qué estabas deambulando alrededor por la noche con un clima así? — le preguntó en un tono sospechoso y con una mirada indescifrable. Parecía que estaba evaluando lo que debía decir cuando observo la silenciosa mirada de Calix. Pero al ver que no hubo ningún cambio en su expresión sonrió lentamente. Esta vez sus ojos brillaron cuando pregunto de nuevo:

—¿Mmm? Entonces ¿qué estabas haciendo fuera?

Calix vio la clara sospecha en los ojos del joven que le preguntó de nuevo en un tono animado forzado. Podía ver en los ojos de este la presión por una respuesta superpuesta con su habitual expresión felina. Ese pequeño siempre miraba a Calix con sus redondos y brillantes ojos y gritaba —nyaa— cada vez que pedía algo que quería.

—Estaba buscando a mi gato.

Los hombros del joven se sacudieron ligeramente. Calix observó al joven con ojos llenos de diversión y continuó:

—Me desperté y vi que mi gato se había ido así que fui a buscar a ese pequeño

—¿Tu gato?

—Sí, mi gato.

El joven sostuvo la taza de té con ambas manos y pretendió soplar el contenido. Enterró su cara en la taza como si estuviera bebiendo. Pero justo ahora su pequeña cabeza estaba dando vueltas.

El joven que seguía soplando su té— fuuu, fuuu— levantó lentamente la mirada.

—¿Qué clase de gato es?

Calix volvió a sonreír al joven cuyos ojos negros estaban llenos de genuina curiosidad. Casi podía ver la cola del joven ondulándose en el aire, incapaz de ocultar su interés; balanceándose de izquierda a derecha.

—Su pelaje es negro

—¿Negro?

—Sí, negro

—¿Y?

—Es pequeño

—…

Al escuchar que era pequeño los ojos del joven brillaron con dureza. Sus pequeños labios gruñeron sin sonido. No importaba si era un gato, él era un hombre y se preocupaba por su constitución pequeña.

—¿Y qué más?

El joven espetó secamente. Calix como hacía habitualmente se movió para acariciar la cabeza del joven pero se detuvo a mitad de camino. La mano que retiro se sintió insoportablemente vacía.

—Le gusta cuando le rasco el cuello. Siempre debo acariciar su cabeza con un solo dedo y le gusta cuando acaricio su espalda suavemente.

La expresión rígida del joven se desvaneció. Al ver sus ojos entrecerrados parpadeando lentamente parecía que se encontraba recordando esa sensación porque cada vez que le acariciaba el pequeño siempre tenía esa expresión.

—¿Por qué estabas buscando la biblioteca?

Ante la repentina pregunta el joven movió su pie y lentamente abrió la boca para responder.

—Hay un libro que tengo que encontrar

El joven levantó la cabeza después de una pausa momentánea y lentamente buscó en los libros que estaban meticulosamente organizados hasta el alto techo, luego dejó escapar un gran suspiro.

—Pero ya no tengo idea de como encontrarlo— el joven habló con una voz débil y miró furtivamente a Calix. La visión de este inclinando ligeramente la cabeza hacia un lado y parpadeando lentamente le era familiar. Calix podía leer fácilmente el lenguaje corporal del joven.

¿No vas a jugar conmigo? O tal vez ¿no vas a hacer esto por mí?

El pequeño se estaba quejando para ir a buscar el libro que necesitaba. Y Calix no había rechazado ni una sola vez las demandas del joven.

—¿Debería encontrar ese libro para ti?

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