Traducido por Ichigo
Editado por Dimah
Aquel día, Vernoux, quien solía venir a comer dulces a la Casa Pameradia, estaba inusualmente deprimido.
—Pareces muy cansado.
—Sí, un poco.
Su respuesta no fue la que diría un niño de ocho años. Sonaba como un adulto cansado de su trabajo.
Si estás tan cansado, entonces no necesitas venir aquí.
Si no se trata de un asunto urgente, y su propósito son los dulces, entonces es necesario que descanse de su agotamiento. Sin embargo, cuando miré a Vernoux, parecía que estaba rumiando algo, más que estar físicamente cansado.
—¿Te preocupa algo? —preguntó Cordelia, y él asintió con gravedad.
—Gille es…
—¿Qué le pasa al joven Gille?
—Últimamente está obsesionado con la leche, o más bien, con los productos lácteos.
—Es saludable… ¿no?
—¡Pero hay un límite, no es así! Cuando tomamos el té después del entrenamiento, todo es leche. Los dulces también consisten en yogur, blanc-manger y queso… De todos modos, no se aleja de los productos lácteos.
En ese momento, Cordelia susurró en su mente: “No era algo preocupante, después de todo.”
Vernoux suspiró profundamente, y la niña se dio cuenta de algo.
—Creo que has probado muchos de nuestros dulces, señorito Vernoux, pero, ¿qué pasa con el joven Gille?
—Se lo come si le sirve.
Así que no se come esas cosas porque quiere más.
—Argh, suficiente. No va a parar a pesar de odiar la leche…
—Oh, entonces, ¿por qué de repente?
—Probablemente porque quiere ser más alto. Ya que cierta persona es muy alta.
—¿Alto? ¿Cierto alguien?
No recuerdo qué altura tenía, pero no parecía tan bajo. Ella ladeó la cabeza confundida.
—Ah… Quizás, ¿los padres del joven Gille son altos?
—¿Padres? Bueno, su padre es alto, pero no tanto como el conde Pameradia.
Ya veo, tal vez quiere ponerse a la altura de su padre. Aunque creo que los chicos son encantadores, hay algo que quiero decirles si quieren ser más altos.
—Lo siento, pero el simple hecho de beber leche no te hará más alto. Una dieta equilibrada, el sueño y el ejercicio también son importantes para el crecimiento. Sin embargo, engordar demasiado cuando se es joven tampoco es bueno.
Los ojos de Vernoux centellearon y luego sonrió.
—Oye, eso, Dilly ¿puedo decirle a Gille que has dicho eso?
—¿Eh? Sí. Puedes hacerlo.
Cordelia asintió mientras se preocupaba por sus intrigas.
—Pero, no creo que mis palabras tengan alguna credibilidad.
—Ahora mismo, para Gille, las palabras de Dilly son más efectivas que el certificado médico de un doctor. De hecho, sus palabras podrían ser las más efectivas. Yo también quiero librarme de la leche.
—Estás exagerando.
—No lo hago. Me pregunto si también debería decirle que nunca te alcanzará si sigue con su dieta desequilibrada.
—¿Eh?
—Nada. ¿No tienes dulces que no usen leche?
Vernoux exigía dulces mientras se ponía energético.
Cordelia se encogió de hombros y entretuvo a su amigo, al mismo tiempo, pensaba que Gille podía tener un motivo oculto para iniciar este ataque de leche, y así escapar de las exigencias de dulces de Vernoux.