Harem Imperial – Capítulo 58: Extendiendo una mano amiga (3)

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


Cuando Fu Ling vio a Ming Ze, maldijo su suerte. Él también frunció el ceño al verla, pero fue de manera tan ligera que aquellos que no le conocieran bien no podrían decirlo. Así que, desde la perspectiva de la muchacha, estaba enfrentándose a un rostro frío y sin expresión.

Pensando en los objetos que llevaba ocultos, Fu Ling estaba algo nerviosa y temerosa de que el guardia pudiera verlos, así que bajó su cabeza y no se encontró con su mirada.

Para facilitar el camino, estaba usando el uniforme celeste de Palacio, y no lucía diferente de las otras sirvientas, por lo que cuando no dijo nada a pesar del tiempo pasado, uno de los guardias se volvió impaciente.

—¿De qué Palacio eres y por qué estás aquí?

Fu Ling miró al cielo y se dio cuenta que casi era tiempo para que las puertas cerraran. En estos momentos, usualmente permitirían que alguien entre en lugar de salir, pero ya lo había arreglado de antemano. Durante la tarde, cuando salió, trajo las cartas, y ahora que debía salir, aquellos en guardia no la detendrían. Fue mala suerte encontrarse con Ming Ze.

Después de pensarlo, miró a los hombres con una sonrisa.

—Soy la Oficial Femenina Fu Ling del Salón Qing Feng. Los mareos matutinos de la Concubina Imperial Qing han sido malos últimamente, y quiere comer miel preservada, pero los cocineros de la Cocina Imperial fueron incapaces de replicar el sabor que desea. Ayer, la Señora gustó de aquellos que la Señora Lou trajo, y me ordenó conseguir algunos.

Mientras hablaba, les mostró la placa de jade blanco para probar su identidad.

Escuchando que era alguien del Salón Qing Feng y una Oficial Femenina, el rostro del guardia que preguntó cambió su expresión, y la impaciencia desapareció.

—Así que es la señorita Fu Ling. Sólo falta media hora antes de que la puerta Noreste cierre. De acuerdo a las reglas, nadie tiene permitido salir en esta hora. ¿Por qué no sales temprano mañana?

—En realidad, no servirá de nada ir temprano. La Concubina Imperial Qing tiene un gran apetito los últimos días, y desea eso. Sólo iré por un rato y regresaré. Por favor, no me dificulten las cosas —dijo sin amedentrarse por el hombre.

—Eso… —El guardia le dio una mirada a Ming Ze, y cuando vio que no diría nada, sonrió incómodo—. Eso no es lo que dicen las reglas. ¿Tienes el amuleto Imperial? Si lo tienes, será otro asunto.

La posición de Oficial Femenina en el Palacio es alta, y podían dejar el lugar por un tiempo si sus Señoras lo permitieran. Los guardias en las puertas normalmente no las detendrían, así que ¿quién llevaría el amuleto Imperial? Lo que es más, su Señora se lo dió a la esposa de Lou, por lo que no había manera de que lo tuviera.

Con los segundos, Fu Ling comenzó a sentirse ansiosa. Si las puertas cerraban, no podría salir, pero no podía mostrar su ansiedad.

—El Emperador le ha otorgado el amuleto Imperial a la Concubina Imperial Qing, y están conscientes de ello. Definitivamente existe. Sin embargo, la tarea de la Señora requería urgencia, y no lo traje.

—Eso… —El guardia volvió a mirar a Ming Ze, cuando por fin esa persona tan silenciosa e inmóvil habló.

—Es tiempo de cerrar las puertas. Vayan a patrullar el área una vez más.

—Sí. —Algunos dieron un suspiro de alivio. La Concubina Imperial Qing tenía el poder actualmente, por lo que si Fu Ling no podía salir, era claro que la ofendería y ellos pagarían las consecuencias.

Si la dejaban salir, romperían las reglas, y si sus superiores se enteraban, serían castigados. Ahora que Ming Ze les instruyó irse, estaban felices de obedecer y mantener la distancia.

Después de que se alejaran, Ming Ze no siguió evadiendo el asunto y preguntó de forma directa.

—¿Por qué debes dejar el Palacio?

Aparentemente, no había creído ni una palabra de lo que Fu Ling dijo. Ella maldijo en su corazón. En verdad era una persona difícil de manejar. Era imposible que no supiera sobre el asunto del Primer Ministro Lou, por lo que si mezclaba medias verdades debería poder conseguir su confianza.

Miró a sus alrededores, y determinando que no había nadie cerca, le explicó en susurros.

—El Primer Ministro Lou está en problemas, y la Señora Lou vino al Palacio ayer para llorar. La Concubina Imperial Qing quería dejar el Palacio para acompañarla, pero el Emperador se enfureció y decretó que no tenía permiso de salir del Salón Qing Feng. La Señora está preocupada por la Señora Lou, por lo que me hizo salir para ver cómo está.

El Palacio no se consideraba ni grande ni pequeño. Cualquiera que fuera el decreto verbal que el emperador realizará, se extendería muy rápido a todos. Él estaba consciente de que Qing Feng estaba confinada a su Salón, pero no sabía que era por su hermana. Si eso era verdad, esa noche que se encontraron cuando estaba en mal estado pero no olvidó de buscar noticias de su hermana le vino a la mente.

Era obvio que ella atesoraba mucho a su familia. Pensando en la expresión ansiosa de Qing Feng, el corazón de Ming Ze se ablandó.

—Debes regresar en una hora.

Fu Ling quedó atónita. ¿Estaba accediendo con tanta facilidad? Levantando la mirada ligeramente, se encontró con los rasgos fríos de Ming Ze, pero no pudo comprender lo que estaba pensando.

Aun así, como estuvo de acuerdo, decidió dejar de perder el tiempo.

—Bien.

No esperó a que volviera a hablar, y corrió hacia las puertas. Ming Ze la siguió, y cuando estaba por decirle a los guardias que no la detuvieran, se dio cuenta que todos permanecieron de pie sin intenciones de hacerlo o cuestionarla.

Los ojos de Ming Ze se entrecerraron ligeramente, sintiendo que había algo mal. Sin detenerse, siguió a Fu Ling fuera.

A pesar de que la sirvienta no sabía artes marciales, era muy cautelosa, por lo que Ming Ze no la siguió de cerca y sólo la vio correr hacia la pared sur luego de dejar las puertas. Después de correr unos treinta o cuarenta pies, se encontró con un carruaje de rojo oscuro esperándola. Había un hombre vestido en negro fuera de ojos brillantes. Ming Ze sólo pudo permanecer de pie en la distancia para observar ya que notó rápidamente que tenía habilidades marciales.

Fu Ling corrió hacia el frente del vehículo. Le dio un asentimiento al hombre, y subió rápidamente.

Estando tan lejos, Ming Ze no pudo escuchar lo que dijeron, y sólo permaneció en vigía.

Dentro del carruaje, Zhuo Qing se acercó de inmediato. Fu Ling no quería perder más tiempo, y sacó las cartas para entregárselas.

—Señora Lou, ¿esto es todo?

Zhuo Qing las tomó y las miró con cuidado. El sello rojo cubría la ubicación específica requerida.

—Sí. Está bien. Gracias por tu ayuda, Fu Ling —sonrió.

Fu Ling no estaba acostumbrada a una dama agradeciéndole, así que frunció el ceño.

—No hable así, esta sirvienta no merece la buena fortuna.

Zhuo Qing sonrió y no dijo nada más. Pensando en esa persona en el Palacio, sin embargo, agregó:

—Agradécele a ella cuando regreses.

—Sí. Esta sirvienta se retirará.

—Espera —la detuvo Zhuo Qing cuando estaba a punto de salir. Esperó a que Fu Ling la mirase antes de preguntar—: ¿Le está yendo bien estos días?

La última vez que vio a Qing Feng, sintió que estaba descuidando su estado psicológico para poder lidiar con Yan Hong Tian y las personas que la rodeaban. No era algo sencillo. También se sentía muy culpable de pedir su ayuda.

La Señora no querrá que su hermana se preocupe por ella.

—Se encuentra bien —le sonrió Fu Ling. Zhuo Qing sacudió su cabeza, comprendiendo que la otra mujer tenía un corazón comprometido.

—Deberías regresar.

—Sí. —Fu Ling no dijo nada más y saltó del carruaje para correr hacia las puertas Norestes. El hombre vestido en negro saltó adelante y, con su látigo, los caballos galoparon lejos como una flecha.

Viendo la velocidad del vehículo, Ming Ze supo que no podría seguirlos, y que Fu Ling ya estaría de regreso.

Cerca de las puertas del Palacio, la sirvienta detuvo su velocidad y tomó largas respiraciones profundas. Esperó a recuperar el aliento antes de entrar de nuevo. En ese momento, sintió una mirada sobre ella, y al buscar la fuente de la misma, se encontró con Ming Ze.

—Gracias —le dijo con suavidad cuando pasaron uno al lado del otro.

Mientras ella pensaba que no se trataba de alguien irrazonable como creía, Ming Ze miraba su espalda retroceder perdido en sus pensamientos.

♦ ♦ ♦

Youshi había pasado, y si tuvieron éxito, Fu Ling ya debería tener el sello.

Qing Feng pasó todo el día incapaz de calmarse, de pie al lado de la ventana y observando las begonias en busca de tranquilidad. Antes de poder acercarse a ellas, su mente se dispersó.

Unas pisadas se escucharon a las afueras del Salón Qing Feng, y ella miró ansiosa para encontrarse con una mujer vestida como sirvienta llevando un tazón caminar dentro con cuidado. No se trataba de Fu Ling.

Estaba algo decepcionada, pero entonces vio a la mujer caminar hacia Lan para hablarle.

—Hermana mayor, esta sirvienta le trajo su sopa de hongos blancos. Como la hermana Fu Ling no se encuentra aquí, llévaselo a la Señora.

La voz era muy ligera, y si Qing Feng no estuviera de pie bajo la ventana, no la habría escuchado. Lan tomó el tazón y sonrió.

—En efecto eres cuidadosa. En el futuro, no necesitas seguir limpiando el patio. Ayúdame a cuidar de estas plantas, la Señora las atesora.

Una sonrisa dulce apareció en el rostro de la otra mujer antes de responder.

—Sí. Esta sirvienta definitivamente será dedicada.

Lan llevó el tazón al cuarto, y la sonrisa en el rostro de la mujer desapareció en cuanto desapareció. Levantó las tijeras que Lan había dejado y lentamente comenzó a podar las flores.

Esa mujer es alguien conocida.

Después de pensarlo por un tiempo, Qing Feng finalmente lo recordó.

Cuando acababa de entrar al Palacio, esa mujer le sirvió junto a Fu Ling por un día. Era ruidosa y sus pensamientos podían leerse con facilidad. Ahora parecía mucho más tranquila. Mientras estaba pensando, Lan entró en la casa y le habló con cuidado detrás de la pantalla.

—Señora, es una tarde cálida y seca de otoño, esta sirvienta le trajo una sopa de hongos. Por favor, pruébala.

—Entra.

Lan trajo el tazón de porcelana a las cámaras internas. Mirando a su Señora, era claro por su postura que intentaba complacerla, pero que también le temía.

—Sí, el sabor no es malo. —Qing Feng sólo probó un poco y no continuó comiendo. Luego hizo una pregunta que la sirvienta pensó era al azar—. ¿Qué hora es?

—Respondiendo a la Señora, han pasado tres cuartos de Youshi.

¿Por qué Fu Ling no regresó todavía?

—Retírate.

Su corazón era como un bote, a la deriva. No hizo nada en todo el día, pero se sentía muy cansada. ¿Así es como se sentía tener un corazón cauteloso?

Después de un largo tiempo, suficiente para que comenzara a pensar que su plan había fallado, Fu Ling finalmente regresó.

—Señora.

Viendo su rostro normal, supo que todo había resultado bien, sin embargo, preguntó de todas maneras.

—¿Cómo fue?

—El objeto ha sido entregado a la Señora Lou y el sello fue regresado. —Fu Ling pensó en lo sucedido en las puertas del Palacio, y decidió no contárselo a la Señora ya que lucía cansada, y no quería molestarla con un asunto tan pequeño.

Viendo que el cielo estaba oscureciendo, Fu Ling estaba por salir para pedir la cena cuando una pequeña mano fría se extendió y la detuvo. Miró a Qing Feng confundida.

—No vayas a ninguna parte, quédate a mi lado.

Si tuvieron éxito o no, lo sabrían pronto. Cualquiera que resultara ser el caso, con la inteligencia que Yan Hong Tian tenía, sabría que el asunto la involucraba de inmediato.

Esta sería otra noche difícil de pasar.

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