Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 40: Almuerzo juntos

Traducido por Hime

Editado por Sharon


—Dije algo muy frío el otro día. Te dije “vete a casa”… Eso… también reflexioné al respecto; pero Carol… ¿estás enojada?

Oh, entonces era eso.

Esas palabras de reprensión fueron debido a que dije algo extremo. Era de esperarse que enfureciera.

Yo también reflexioné sobre el asunto. Como resultado, vine aquí con un estado mental renovado.

—Está bien, señor Wilhelm. No estoy enojada.

—E-Es así… Lo lamento.

—No, ofrezco una disculpa por decir cosas tan terribles sin considerarlo. Mi madre me regañó después de eso. Fui regañada por abstenerme de cualquier comportamiento en el que usara mi muerte como un escudo.

—Ya veo…

Desde entonces, pensé mucho en la situación. Debería compartir mis pensamientos sólo después de considerarlos con cuidado.

Nunca me convertiré en una buena mujer si hablo con imprudencia, guiada por mis emociones.

—Entonces… quisiera hacer una pregunta.

—¿Si?

—¿Por qué hiciste la prueba para entrar a la Orden?

Supuse que lo preguntaría en algún momento.

La Capitana Anastasia dijo que no podía juzgarlo por sí misma. Naturalmente, los nuevos serían evaluados por el capitán de los caballeros, el señor Wilhelm.

Y durante ese tiempo, fui acosada con preguntas sobre mis verdaderas intenciones.

Podría haber respondido con confianza de no haber hablado ayer con Lilia. Soy una persona sin un centro. Mi propósito podría haber sido borroso por siempre.

Había perdido qué hacer de ahora en adelante.

—No lo sé…

—¿Haa?

—Últimamente… no me conozco a mi mísma. Incluso si piensas que lo que haces es correcto para tí mismo, se verá extraño si lo miras desde otra perspectiva. Pero… en verdad quiero unirme a la Orden de Caballeros.

—¿A qué se debe? Eres una noble, no es necesario que lo hagas.

—Quiero entrenarme a mi misma, mi cuerpo y mi mente. Y quiero convertirme en una buena mujer. Creo… que si logro convertirme en una, seguramente podría convertirme en su esposa.

—Ooh…

—Y pensaba que una buena mujer era una persona maravillosa. Entonces, recordé el recorrido que tuve alrededor de la Orden juntos. Admiré el estilo de vida fuerte de los caballeros.

—Hm…

Tras mis palabras, él se cruzó de brazos.

Cerré mis ojos mientras recordaba, y exhalé un gran suspiro.

—Entonces… proteger esta tierra, pelear en favor de la gente débil… no tienes ambiciones como éstas…

—Sí. Mi amiga me aconsejó bien y con franqueza. Dice que cada uno de los caballeros tiene el enorme deseo de proteger esta tierra. Y que entrar a la Orden en la que sirven tan honorables caballeros para entrenar mi mente y cuerpo, sería una gran falta de respeto.

—Eso es… Después de escuchar lo que has dicho, tendré que denegar tu petición… Mis disculpas.

Estaba a mitad de camino en mis preparativos, pero mi prueba de ingreso falló.

Sin embargo, si lo decidió luego de pensar en mi bienestar, lo aceptaré de todo corazón.

—Carol.

—¿Si?

—Realmente lo siento… Hablé de manera indirecta el otro día cuando dije “soy una persona que no puede cuidar a su familia”. Mi forma de hablar causó esta situación.

—No, algo así…

—Pero soy feliz de que me atesores. Por eso… Piénsalo una vez más, sobre si estás bien conmigo.

—Y-Yo… lo estoy…

—Piénsalo. No te estoy pidiendo que me des tu respuesta de inmediato. Pero tus sentimientos no deberían sentenciarte. Piénsalo apropiadamente un poco más.

Su voz sonaba seria.

Mi corazón estaba decidido, pero me pidieron que dejara de lado mis sentimientos y pensara con mayor claridad.

Como sea… estoy segura de que no cambiaré de parecer.

—Entiendo… Lo pensaré más tarde esta noche.

—Lo siento, dije algo extraño. ¿Deberíamos comer?

—Sí.

Comí mi almuerzo junto al señor Wilhelm.

La comida empacada estaba deliciosa. Como se esperaría de Chris. Él parecía perplejo mientras comía la ensalada de macarrones que preparé. Los vegetales estaban gruesos, después de todo.

—Fuu… Estuvo delicioso.

—Me alegra que disfrutes la comida.

—La cocinera es tan hábil como siempre. Me gustaría recomendarla como Cocinera del Palacio.

—Mi hogar estaría en problemas. Bueno… Chris tal vez estaría mejor allí.

Recordé la imagen de Chris de esta mañana. Hoy también estaba regañando al siempre brillante Robert.

Puede que no sepa cuáles fueron las circunstancias que rodearon a mis padres, pero regañar a aquellos que mantuvieron sus actitudes groseras sería agotador. Quizás, no se pudo evitar debido a la posición del jefe de cocina. Pero si hubiera mejores personas para el trabajo, podrían reemplazarlo.

Si eso es cierto, y Robert comienza a expandir su influencia, sería problemático.

—¿Oh? ¿Las cosas no van bien con Albert?

—Mi hermano siempre susurra palabras de amor, pero acaban dispersas en el viento. Es lo normal.

—Entonces, ¿Sucedió algo más?

—Sí…

A pesar de que ese era un asunto de mi casa, sería bueno hablarlo con él.

De alguna forma, era como exponer los secretos de mi casa.

—En realidad, Chris… el subordinado del chef en jefe es alguien con una actitud muy pobre. Chris lo regaña todos los días.

—¿Oh? ¿Una persona así no debería ser despedida?

—Pienso lo mismo, Pero de alguna manera él sigue en mi casa. Aún no he oído los detalles…

—Hmm… Debe haber alguna razón detrás.

—Sí. Pero no me lo han dicho…

—Hmm —dijo el señor Wilheim, frunciendo el ceño. Entonces, mientras acariciaba su barba, pareció recordar algo—. De alguna forma… ¿podría llamarse Robert?

—¿Lo conoces?

—En efecto…. Así que era sobre Robert. Caramba, así que de eso se trataba. Haa… —suspiró.

¿Por qué en el mundo se conocen? No importa como lo mirase, era improbable que el señor Wilhelm y Robert interactuaran.

—¿Ustedes dos se conocen, señor Wihelm?

—Sí, lo conozco hasta cierto punto.

—¿A qué se refiere?

—¿Elizabeth no te lo dijo…?

—No, no he oído nada de parte de mi madre.

En silencio, él acarició su barba blanca y pareció considerar algo.

De ser posible, me gustaría ser informada sobre las circunstancias.

—Ya que Elizabeth no te ha dicho nada, no puedo decirte nada por voluntad propia.

—Ya veo…

—De todas formas… de ser posible, no te acerques. Es todo lo que puedo decir.

—Sí…

Aún si no me lo hubiera dicho, no tenía intenciones de hacerlo, pero como no quería preocuparle, asentí con la cabeza.

—Realmente, ese Robert… Ese tipo sigue causando problemas.

No pude entenderlo del todo, pero al parecer la situación era un poco complicada.

Me pregunto si mi madre me diría algo si le pregunto al respecto.

Una respuesta en “Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 40: Almuerzo juntos”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido