Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 54: El final de las lecciones

Traducido por Hime

Editado por Sharon


—Entonces… aquí acaban las lecciones.

Después de la clase de primeros auxilios, discutí acerca de hierbas medicinales que podrían ser usadas fácilmente, y entonces acabaron las clases.

Había varios tipos de hierbas medicinales, pero hoy hablé sobre las hierbas silvestres, ya que pueden obtenerse con facilidad y eran distinguibles. Pienso que si se pegan a la herida, sólo se enfocarán en mejorar la curación y nada más.

Hubo varios inconvenientes en el camino pero creo que logramos superarlos a tiempo.

—Buen trabajo, Carol

—Muchas gracias, señor Wilhelm.

—Entonces, caballeros, tengan en cuenta la clase de hoy y esperen aplicarla a futuro. ¡Hemos terminado!

—¡Muchas gracias!

Siguiendo las ordenes del señor Wilhelm, todos me agradecieron antes de dejar el cuarto.

De alguna forma, recibir el agradecimiento de todos me puso nerviosa.

Pronto, las únicas personas en el cuarto fuimos el señor Wilhelm, Natalia y yo.

—Entonces, Carol. Vayamos por un té a mi oficina

—Sí. Muchas gracias.

—No te preocupes. Me gustaría discutir también sobre tu paga.

Aceptando la amable oferta del señor Wilhem, fuimos por té.

Debería apresurarme a casa apenas termine. Hay muchas partes en los documentos que deben ser revisadas.

Por ahora, entré a la oficina del capitán con el señor Wilhem.

—Para ser tu primera clase, lo has hecho muy bien

—Bueno… Lo practiqué mucho antes de hacerlo….

Pasé la noche anterior en vela debido a eso.

Me gustaría dormir lo antes posible apenas llegue a casa, pero no puedo.

La clase de hoy salió bien, y mañana tendré que dar otra más. Por lo tanto, debo revisar los documentos.

Sin embargo y a pesar de la práctica de anoche, todo se fue al desagüe cuando me puse nerviosa al inicio.

—Victor te intimidó bastante. Me disculpo por eso

—No… era lo normal que el dudara de mí.

—El seguía mis ordenes

—Eh…

Oh por Dios, ¿era asi?

Noté que fue hostil desde el inicio, pero nunca hubiera imaginado que era debido a las ordenes del señor Wilhelm

—En tus futuras clases, habrá quienes te desanimen. Quería ver como lidiabas con ese tipo de personas

—Ya veo…

—Victor nunca quiso ser ofensivo. Como sea, le ordené hacerte preguntas desalentadoras si tenía alguna duda, por lo que se comportó de esa forma. Por favor perdóname.

—No, está bien.

En realidad, respondí preguntas bastante intimidantes y aun así no estoy asustada.

Una de las razones era que el señor Wilhelm observaba todo desde la parte más alejada del salón. Pero, más que nada, fue porque todos en la Orden vinieron a ayudarme cuando fui secuestrada.

Así que ¿por qué estaría asustada de la Orden de Caballería?

—Así que desde mañana en adelante, tendrás que proceder dando una clase a cada pelotón.

—Sí. ¿Estará bien continuarlo por las tardes?

—Si. Hacer los documentos será agotados… Me disculpo si la paga es insuficiente. El contrato actual es para un empleo temporal.

Dicho esto, el señor Wilhelm tomó un pergamino.

A diferencia del papel corriente, los pergaminos solo eran usados en contratos o documentos importantes. Al firmarlo, mi contrato de trabajo con la Orden estaría decidido.

Leí cuidadosamente los documentos, y tras decidir que no había ningún problema, los firmé.

—Hmm… Gracias

—No, yo debería ser quien agradezca

Realmente lo agradezco

Si el señor Wilhelm nunca me hubiera sugerido esto, me hubiese quedado desempleada.

La paga tal vez no era la gran cosa, pero era el dinero que estaba ganando por mi misma. Es importante.

—Por ahora, da una clase como la de hoy. Tengo deberes que atender desde  mañana, por lo que no podré observarte desde atrás. En mi lugar estarán Victor, Alexander, Gazette, o… bueno… alguien que hubiese estado presente hoy. Habrá personas muy rudas. Si enfrentas cualquier problema, puedes contar con ellos.

—Lo entiendo

—Entonces, terminemos por hoy, ya que estamos cercanos a la hora…

No lo entendí

¿La hora para qué?

No recuerdo tener ningún compromiso en particular

De pronto, alguien golpeó la puerta de la oficina del Capitán.

—Perdone mi intrusión, Capitán

—Has venido, Zack

—He venido a tu llamada

Zack saludó con un aire de respeto.

¿Qué hacía Zack aquí?

—Carol.

—¿Si?

—No puedo escoltarte a casa. Y ya que anteriormente fuiste secuestrada, me siento algo intranquilo al relegar tu seguridad solamente a la señorita Natalia. Por lo tanto, designaré a alguien de la orden para que te escolte.

Oh, ya veo.

Ahora que o pienso, mi hermano mayor vino a recogerme. El dijo que era parte de su trabajo, pero ¿en realidad era por ese motivo?

Así que podría ser Zack quien me escolte a casa. ¿Pero por qué él? Era poco fiable.

—Zack, dejaré la seguridad de Carol a tu cuidado.

—Sí, señor. Entendido.

—Entonces, Carol. Te veré mañana al medio día

—Sí. Me iré ahora, señor Wilhelm

Era desafortunado que mi escolta hasta mi casa fuera Zack, pero me disculpé y dejé la oficina del Capitán.

Más tarde y ya en casa, comería y me ocuparía de los documentos. Tendría que dejarlo nuevamente en manos de Natalia.

Dejamos la orden y nos fuimos encabezados por el Mayor.

—Así que ahora eres profesora.

—¿Es raro?

—No, para nada. Solo pienso en cuánto falta para mi clase… en la próxima semana o quizás la siguiente a esa.

—Así que es así… 

Cuando llegue el turno del pelotón de Zack, le haré las preguntas complicadas sólo para fastidiarlo un poquito.

—Así que ¿qué clase de lección será?

—Será sobre higiene, primeros auxilios y hierbas medicinales.

—Aaah… ¿cómo?

Oh, cielos… ¿el conocimiento de una persona común era tan pobre?

Mi trabajo era enseñar lo básico sobre la higiene, así que no podría ayudarlo por lo pronto.

—Es una clase para ayudar a curar heridas físicas.

—Joo. ¿Cómo así? Suenas genial.

—Creo que no lo soy, no realmente

Reí para mis adentros. Me siento ligeramente superior.

—Señorita.

—¿Pasa algo, Natalia?

—No… pero, en la mansión…

Ante las palabras de Natalia, miré hacia el frente.

Más allá, claramente se veía la mansión de la casa ducal Ambrose. De paso, los Ambrose poseíamos un vasto territorio, y nuestra residencia principal se hallaba allí. Su funcionamiento se le solía confiar al mayordomo.

Y allí, frente a mi casa había un carruaje.

—¿Podría ser un invitado?

—No… No he escuchado de ningún invitado para hoy.

Bueno, incluso si lo fuera, no me concernía. Solo soy la hija del duque y quien lidera a la familia es mi padre.

—Más aún, ese carruaje….

Siguiendo la línea de visión de Natalia, vi el vehículo.

Era extremadamente grande comparado con un carruaje normal. Y grabado en la parte posterior estaba… El Emblema Real.

—El invitado parece… ¿ser de la familia real? —murmuró Natalia.

¿A qué se debe?

Al escucharla, tuve una clase de presentimiento.

Una respuesta en “Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 54: El final de las lecciones”

  1. OH MY GLOB!!! Ojalá sólo se trate de una vicita informal, tipo para saber como esta la niña y ver que el rompimiento con el imbesil real no le haya afectado mucho… Obvio no!! No le afecto, de éso pedía su limosna, es libre para amar a quien quiera, no no no no… Mis antenitas de vinil estan detectando la presensia de una reanudasión de compromiso… MIL GRACIAS POR EL CAPÍTULO!!!

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