Katarina – Volumen 11 – Capítulo 1: Una convocatoria Real (2)

Traducido por Shisai

Editado por Sharon


Había estado tan ocupada con el trabajo que ese día no había llegado, y todavía no había reflexionado bien sobre lo que padre me había dicho. Imaginé que estaría muy decepcionado por esto. Tenía que pensar en mis sentimientos, en sobrevivir a los malos finales del juego… Demasiadas cosas.

Tantas que me dieron sueño. Lo siguiente que recuerdo es que era de día y me estaba despertando. Por supuesto, no había conseguido pensar en ninguno de los dos temas que tenía entre manos. Ahora incluso yo estaba decepcionada conmigo misma.

Mi varita, por cierto, había desaparecido de nuevo en su hogar del reino de la oscuridad. Tenía un aspecto aterrador, pero quizá en el fondo era un buen… ¿chico?

Como ese día tenía trabajo, Anne me sacó de la cama despojándome de todas las mantas, como de costumbre.

—Es de día, señorita. Por favor, despierte.

—Urgh… —respondí, todavía medio dormida.

Me ayudó a prepararme para salir, luego desayuné y monté en el carruaje, donde dormí una vez más de camino al Ministerio. Tras llegar a mi lugar de trabajo y ser despertada a la fuerza, me dirigí al despacho de mi departamento.

—Buenos días —anuncié, abriendo la puerta del Laboratorio de Herramientas Mágicas. Sora ya estaba allí, junto con Rafael, el subdirector de nuestro departamento y la persona más ocupada del mismo (¡si no de todo el Ministerio!).

Era normal que Sora estuviera allí antes, ya que se había incorporado a las filas del departamento al mismo tiempo que yo, y se suponía que los recién llegados debíamos limpiar el despacho antes de empezar a trabajar, pero eso no explicaba por qué Rafael también estaba presente.

—He tenido que venir antes porque hay muchas cosas que aún tengo que hacer —me explicó cuando lo miré confundida.

—Si estás ocupado, hoy podría entrenar yo sola —le propuse, al ver su aspecto cansado.

Había estado entrenando bajo su supervisión casi todos los días, por orden de los superiores, pero era evidente que esto le estaba pasando factura. No quería que trabajara demasiado por mi culpa.

—No te preocupes por eso. En realidad, he venido temprano para poder terminar antes de empezar tus clases, así que no hay ningún problema —respondió. Su tono era mucho más relajado que el que utilizaba cuando nuestros superiores estaban cerca, pero sus palabras seguían sin dejar lugar a objeciones.

Mientras Rafael seguía pasando su bolígrafo por los documentos de su mesa, yo me puse a ayudar a Sora con la limpieza. El despacho estaba desordenado, con un surtido de artículos al azar que incluían desde mancuernas hasta cosméticos, pero no estaba precisamente sucio, así que bastó con reorganizarlo y limpiarlo para que quedara presentable.

Barriendo con la escoba, recordé el pensamiento que tuve el día anterior, y me acerqué a Sora con una pregunta.

—Dime, Sora, ¿sabrías cómo escapar de una celda cerrada?

—¿Eh? ¿Qué es esto de repente? —me respondió, claramente suspicaz.

—Es que… nunca se sabe cuándo puede ser útil, ¿no? —Eso fue lo mejor que se me ocurrió sobre la marcha. A juzgar por la mirada cansada de Sora, no fue muy bueno.

—¿Cuándo va a ser útil salir de la cárcel para una dama noble como tú?

¡Cuando me metan ahí por ser una villana en la historia del juego!, quise decir, pero era obvio que no podía. Así que traté de inventar una excusa mejor. Sí, ¿cuándo podría ser útil? ¡Ah, sí!

—Por ejemplo, ¿recuerdas cuando me atraparon durante nuestra última misión? Quiero aprender a escapar si algo así vuelve a ocurrir —expliqué.

Estaba segura de que había dado con la excusa perfecta, pero Sora parecía algo preocupado.

—Eso, sí… Todo eso fue culpa mía. Lo siento.

—¿Qué? ¡No fue tu culpa en absoluto! Yo misma me metí en todo ese lío.

Fui yo quien decidió correr detrás de Sora, terminando en la captura de ambos. Cualquiera estaría de acuerdo en que fue mi responsabilidad, pero Sora negó con la cabeza.

—No debería haber perdido la calma en aquel momento. No te preocupes, me aseguraré de que no te vuelva a pasar nada parecido —prometió.

Agradecí esas amables palabras, por supuesto… pero de verdad quería saber cómo escapar de una celda.

—Gracias, pero, mira… si pudieras decirme cómo escapar…

—Ya te he dicho que no tienes que preocuparte —contestó confundido por mi insistencia.

Esto no me llevará a ninguna parte… pensé, pero de repente Rafael se unió inesperadamente a nuestra conversación, mirándonos con extrañeza.

—Creo que Lady Katarina sólo quiere aprender a abrir puertas cerradas, Sora.

—¿Eh? ¿Pero no sería más fácil simplemente no ser atrapada de nuevo en primer lugar?

—Eso parece no estar relacionado con sus preocupaciones. Tal vez leyó sobre la apertura de cerraduras en un libro y se interesó por ello. Ya sabes lo curiosa que puede ser —respondió con ironía.

—¿De verdad…? —me preguntó Sora.

—¡Sí! ¡He leído sobre ello en un libro! —afirmé, agradeciendo la ayuda de Rafael.

—Supongo que, después de todo, siempre has sido curiosa… —murmuró Sora mientras la mirada de duda se disipaba de su rostro.

—Entonces, ¿sabes algo de abrir cerraduras? —volví a preguntar.

—Si es una cerradura sencilla, puedes abrirla con un trozo de metal doblado, pero hay todo tipo de cerraduras. Para las más complicadas, lo mejor sería conseguir un molde de la llave real —explicó, llevándose la mano a la barbilla como si intentara recordar. Probablemente hablaba por experiencia, basándose en algún antiguo trabajo suyo.

Por desgracia, suponía que las prisiones de Sorcié no se conformaban con el tipo de cerraduras sencillas.

—¿Y cómo harías para conseguir un molde?

—Necesitas arcilla o algo así que tome la forma de la llave, y luego haces una copia en metal con el molde. Aunque es más fácil decirlo que hacerlo.

Además, ¿no sería demasiado tarde para hacer eso cuando ya esté en la cárcel?

—Ya veo… ¿No hay una manera más rápida? Ya sabes, ¿algo tan fácil que cualquiera pueda hacerlo?

—¡Claro que no! ¿De qué servirían las cerraduras si cualquiera pudiera abrirlas con facilidad? —respondió incrédulo.

Él… tiene un punto, concedí, ahora triste de que mi plan no funcionara, cuando Rafael habló de nuevo.

—Si el problema es tomar un molde de una llave, tal vez podrías hacerlo con Magia Oscura.

—¿En serio? —pregunté, acercándome al escritorio de Rafael, lo que pareció divertirle.

—Puedes controlar la oscuridad, y sabemos que puedes materializarla como materia física. No lo sé con certeza, pero es una posibilidad.

—¡Quiero probarlo! Por favor, enséñame.

—Lo estudiaremos entonces durante la lección de hoy —asintió.

—¡Sí! ¡Gracias! —respondí con una sonrisa.

—Escucha —me susurró Rafael—, te ayudé porque parecías muy preocupada por esto de abrir cerraduras, pero por favor no hagas nada peligroso. Si necesitas ayuda con algo, solo tienes que pedírmelo.

Sus palabras sonaron tan definitivas que no podría negarme, aunque quisiera. Era tan inteligente que se había dado cuenta de que yo estaba tramando algo.

—Lo haré —le aseguré.

—Es una promesa, ¿de acuerdo? Si no la cumples, tendré que castigarte —continuó, sonriendo de una manera inusualmente espeluznante.

A menudo lo olvidaba, pero Rafael, amable como era, también sabía ser duro. Dicho esto, me di cuenta de que estaba realmente preocupado por mí, así que supe que tenía que cumplir mi parte del trato.

Al cabo de un rato, nuestros otros compañeros entraron en el despacho y empezaron a trabajar, y Rafael y yo entramos en la sala donde siempre teníamos mis clases de Magia Oscura.

—Ya hemos hablado de esto, pero vale la pena repetirlo: La Magia Oscura controla la oscuridad —dijo, dispuesto a enseñarme a abrir cerraduras en cuanto estuviéramos en la sala.

—Sí —respondí.

—El hechizo que ya estás practicando, el que te permite invocar una esfera de oscuridad, es una forma simple de eso. Sin embargo, al igual que con otros tipos de magia, este no tiene que ser necesariamente una esfera. Puedes darle la forma que quieras.

Como me dijo, sabía que los hechizos de magia de tierra, fuego y agua también podían adoptar diferentes formas. Sin embargo, no mis hechizos, ya que no era lo suficientemente buena.

—Y lograste materializar algo de oscuridad, ¿no? —preguntó.

—Sí, la varita de la calavera.

—Exactamente, la varita de la calavera. Por eso creo que también puedes materializar otros objetos. Si fueras capaz de dar forma a la oscuridad para que encaje en una cerradura y luego materializarla, tendrías una llave. Vamos a practicar eso.

—¡Sí!

No podía quitarme de encima la sensación de que me estaba engañando para que me interesen las lecciones, pero no pude evitar aceptarlo de todos modos. Para ser completamente honesta, estaba empezando a aburrirme de practicar el mismo hechizo de siempre. Mi esfera de oscuridad había crecido del tamaño de un guisante al de, digamos, una mandarina, pero no mejoraba. Tal vez Rafael se había dado cuenta de que necesitaba algo nuevo y refrescante para mantenerme motivada. Él siempre podía leer a la gente de esa forma.

—Ahora, intenta producir algo de oscuridad.

—De acuerdo. —Materialicé mi varita de calavera e hice aparecer un globo negro del tamaño de una mandarina frente a mí. Este era el punto en el que normalmente trataría de hacer la oscuridad más grande, pero hoy iba a tratar de cambiar su forma en su lugar.

¡Conviértete en una llave! ¡Conviértete en una llave!, grité en mi mente, y la esfera se convirtió de repente en una llave. Más o menos. Primer intento. ¡Sí! ¡Adelante!

—¡Es increíble! ¡Has conseguido hacerlo en tu primer intento!

—¡Je, je, je! —Estaba más que feliz de escuchar los cumplidos de Rafael.

Tal vez tenga algún talento. Mírame, ¡voy a convertirme en la mejor portadora de Magia Oscura que haya existido!

Justo cuando estaba pensando en una forma de llave aún mejor, alguien llamó a la puerta. Rafael me miró a los ojos y comprendí lo que quería que hiciera, así que hice desaparecer la varita y la llave en la oscuridad. Estas lecciones, como la mayoría de las cosas que tenían que ver con la Magia Oscura, debían mantenerse en secreto.

Sin embargo, cuando oímos la voz de la persona que había llamado a la puerta, nos dimos cuenta de que, para empezar, no había necesidad de guardar el secreto.

—¡Soy yo, Lahna!

Era nuestra directora de departamento, amante de la magia y del trabajo, con mucho talento pero ligeramente problemática. Tenía mucha curiosidad por mis progresos con la Magia Oscura, pero como Rafael, la persona más trabajadora del departamento, estaba ocupado conmigo, tenía que compensar eso haciendo su trabajo. Había estado tan ocupada, de hecho, que esta era la primera vez que lograba entrar antes de que terminara la clase, y tuve que preguntarme si estaba aquí por algún tipo de problema.

—Pase, por favor —dijo Rafael, y entró una Lahna de aspecto muy sombrío. Mi suposición de que había un problema parecía haber sido acertada.

—¿Sucede algo? —le preguntó.

—Es una convocatoria —respondió ella.

—¿De… tus superiores? —adivinó él. Lahna solía faltar a su trabajo para dedicarse a sus intereses mágicos personales, lo que explicaría que fuera convocada por sus superiores.

—No. Del castillo. De Su Majestad, para ser exactos.

Rafael y yo intercambiamos una mirada de preocupación.

¿Qué ha hecho?

—¿Te has metido en problemas? —Rafael, naturalmente, también asumió que ella no había hecho nada bueno.

—¿Yo? No. La convocatoria no es para mí. Es para Lady Katarina.

—¡¿Yo?!

¡¿Por qué me convocaría el rey?! ¡¿Qué he hecho?!

—Es sobre el Pacto Oscuro —continuó Lahna—. María también fue llamada, y se supone que deben llevar los libros con ustedes cuando vayan.

—Oh… Así que se trata de eso —murmuré, aliviada de no estar en problemas.

Después de llegar a la posesión del Pacto Oscuro por pura coincidencia, me dijeron que lo descifrara, porque su contenido era aparentemente muy importante. María también estaba descifrando un libro, pero el suyo era el Pacto de la Luz.

—¿Por qué pareces tan angustiada entonces? —le pregunté a Lahna. Después de todo, ella no era la convocada y también sabíamos la razón por la que el rey había recurrido a ella.

—La investigación de la Magia Oscura está estrictamente regulada, y tenemos que informar a la familia real de todo lo que hacemos en relación con ella —explicó—. Hasta ahora, no han parecido preocuparse por nuestros experimentos, pero si quieren que vayas al castillo, eso podría significar que quieren que dejemos de investigar la Magia Oscura por completo. Podrían decirnos que nos detengamos, ahora que estamos tan cerca de descubrir nuevos tipos de magia nunca antes vistos.

Oh, así que todo es por su interés personal en ello. Esto no me preocupa ni un poco, pensé, pero lo que acababa de decir era probablemente cierto.

Se suponía que la familia real era la única que conocía la Magia Oscura, pero habíamos encontrado a otras personas que podían utilizarla, como Rafael y esa misteriosa mujer, Sarah.

Tal vez me quiten el pacto y no tenga que trabajar más en descifrarlo. Eso sería bueno… Pero todavía quiero aprender hechizos para cegar a mis oponentes durante una huida, o para crear una llave para escapar de la prisión, y como Pochi es un Familiar Oscuro, es probable que también me prohíban sacarlo de mi sombra. ¿Cómo puedo hacer frente a esto?

Lahna, todavía con aspecto sombrío, me informó de que debía ir al castillo ese mismo día por la tarde, así que ni siquiera tenía tiempo de pensar en ello, y me sentí nerviosa por lo repentino de todo esto. También se suponía que debía mantener la convocatoria en secreto, porque todo esto implicaba Magia Oscura.

Por suerte, no era un día ajetreado en el departamento, así que podía decir que tenía que ir porque el príncipe Jared me había invitado. Por lo tanto, mi lección con Rafael fue interrumpida y, junto a María, me preparé para salir del Ministerio.

Rafael se dio cuenta de mi preocupación y me despidió con una sonrisa amable que parecía decirme que todo iría bien.


Shisai
¡Oh! El rey entra en escena, sigo curiosa sobre el tío de Jared. ¿Será que en este volumen aparecerá?

4 respuestas a “Katarina – Volumen 11 – Capítulo 1: Una convocatoria Real (2)”

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