La Aristócrata Demonio – Capítulo 4

Traducido por Kavaalin

Editado por Nemoné


Riley siguió dándome lecciones.

Al final, una fiesta se supone que es un lugar para reunirse e intercambiar información.

En mi vida anterior, yo era el monarca de mi nación, así que no había necesidad de que un sirviente me enseñara acerca de estas cosas. Bueno, el Imperio Iceberg es un poco… emm… ya que en su mayoría eran cabezas de músculo, las fiestas se trataban más que nada sobre tomar. Sin embargo, aun cuando no tengo experiencia, no hay problema. Después de todo, se mire como se mire, no importa cómo me vean, ¡yo soy el Rey Demonio cuya conducta es intachable!

Además, soy una gran bailarina.

Después de bailar una vez con mi escolta, Heath, nos separamos. Ya que estamos comprometidos, ¿no deberías, al menos, bailar dos canciones conmigo? Fue lo que pensé, pero ese bastardo al final sólo es un cerdo que estará locamente enamorado de una mocosa campesina.

Yo también, al menos debería hacer algo con todos los hombres extasiados por mi belleza, (también porque necesito mantener la fachada de una chica inocente) así que permitiré y haré la vista gorda hacia las mocosas que le lanzan miradas coquetas a Heath.

Bueno, después de todo, el evento principal de esta noche es la Heroína.

—Jejeje.

—Oh, vaya, parece que estás de buen humor esta noche.

—Sí, de un muy buen humor. Tal vez sea porque eres un excelente guía en la danza.

Este tipo, ¿cuál era su nombre…?

E-Espera, no es porque sea tonta. Es sólo que los hombres humanos carecen de rasgos distintivos. Hubiese sido más fácil de recordar si tuviera cuernos o alas. Aun cuando las chicas son todas especiales a su propia manera, los chicos son tan planos y aburridos.

Así, de algún modo, fui capaz de llevarme bien con mi pareja (sólo estoy actuando), conversé un poco con las otras chicas hasta que la Heroína en cuestión finalmente apareció.

Se estaba escondiendo nerviosamente detrás de su padre adoptivo, el Marqués Rickson, quien lucía como un sacerdote. Miraba con un asombro sin fin a todo a su alrededor. Llevaba un vestido carmesí que le cubría todo el cuerpo y tenía su cabello rubio atado en un moño en la parte superior de la cabeza.

Cómo debería decirlo…

—Repugnante… ¡Argh…!

Su rostro era de primera clase. Sobre su piel blanca como la porcelana había un leve rubor rojo en sus mejillas, ¡incluso sus ojos eran excelentes! ¡Hasta su sonrisa por sí sola hacía que tres o cuatro jóvenes se tambalearan al verla! ¡Y qué espléndido es su baile!

¡Inconcebible!

—Bueno, sólo es una apestosa plebeya.

— ¿Qué diablos son esos accesorios? Tiene sobre si el hedor de la pobreza.

Concordé enormemente con las opiniones de mis nuevas amigas (provisionales), es preferible que ellas digan lo que estoy pensando. ¡Ella tiene un rostro mucho más hermoso del que se merece!

Amo las cosas hermosas. Mientras más refinadas sean, más las amo. ¡Ese es el porqué, de ningún modo, puedo perdonar a esa mocosa, Hendra Rickson! Además, parece que no es muy atlética. Incluso para ser una plebeya, ¡tiene una cintura tan delgada!

Lo más probable es que no pueda matar ni a una simple vaca.

— ¡…!

Me tomé de una sentada el jugo de frutas que se encontraba al lado mío. Si no lo hubiese hecho, mi fachada de chica inocente se hubiese caído inmediatamente. Honestamente, había llegado al punto en donde quería beber la sangre de un chico guapo.

Lo que es más, esta campesina rubia va a llevarse al único chico al que alguna vez he permitido casarse conmigo. A pesar de que es rubia, parece bastante inteligente.

El mal gusto de todos era tan malo como el de mi padre demonio, Gemyar, quien coleccionaba ojos de enanos porque pensaba que eran lindos. Que mal gusto. Que gusto más vulgar. Ella no se merecía tener un rostro tan hermoso.

Escondí casualmente mi rostro, pretendiendo estar mareada. Me decidí. Voy a matarla. Voy a matar a esa mocosa. Mataré a esa idiota que profanó el nombre de la belleza.

—Eh, Rosewood, ¿estás bien?

—Sí, es sólo que me sentí ligeramente mal.

— ¿Por qué no vas a descansar por allí?

—Sí… No, estoy bien.

Pensaba en ir a descansar un poco, pero entonces recordé que todavía no había cumplido mi objetivo. Ni siquiera sabía cómo es que esa mocosa iba a robarme a mi prometido. Aun cuando odiaba siquiera mirar a esa campesina, aguanta, ¡aguanta, yo!

Cuando la miré, me di cuenta que incluso cuando era una recién llegada a un ambiente extraño, mi prometido estaba charlando gentilmente con ella.

—Soy el Tercer Príncipe de esta nación, mi nombre es Heathcliff Akaido. Estoy seguro de que deben haber bastantes cosas que son extrañas para ti, pero mantente trabajando duro. Yo también te ayudaré cuando pueda.

— ¡¿De verdad?! ¡Muchísimas gracias! Justo ahora estoy… bastante sola. Ah, ¡qué persona tan maravillosa!

La campesina estaba siendo bastante ruidosa. Este es un evento para nobles, ¿sabes? ¿Acaso no se da cuenta que, al escuchar las palabras sobre ayudarla, todos van a empezar a cuchichear sobre mi prometido? Después de todo, él es el Tercer Príncipe, tiene una posición bastante alta.

— ¡¿Aun cuando es una plebeya, Su Alteza va a ayudarla…?!

— ¡Incluso cuando ya tiene a la señorita Rosewood!

—No se puede hacer nada, ya que Su Alteza es una persona muy amable.

No se puede hacer nada, ¡¡¡no hay forma de que eso sea posible!!! ¡La despedazaré miembro por miembro! ¡La voy a destrozar empezando por sus miembros! ¡¡¡Alguien, tráigame mi lanza!!!

Hmph, bueno, yo soy de un estatus mayor al de ella. Ya que es el primer día, lo permitiré. Lo perdonaré… Lo perdonaré…

—Aah…

Colapsé contra la pared. Si no lo hubiese hecho, todo este lugar hubiese terminado en llamas.

— ¿Te encuentras bien, Rose?

Estoy imaginando cosas. Pretendí que no lo había escuchado, pero Heath había venido a ayudarme por haberme desplomado.

—Te llevaré en mi espalda, vamos a casa.

Abrí los ojos ampliamente porque había hablado masculinamente. Cuando lo miré, esa sonrisa como una máscara también había desaparecido. Heath siempre había tenido una expresión rígida a lo militar y siempre había hablado educadamente, su rostro siempre estaría fijado con una sonrisa.

—No, la fiesta de esta noche aún no termina. Su Alteza estará en boca de todos y, yo tengo a Riley conmigo para ayudarme.

—Cierto… Entonces, enviaré a alguien a buscar a Riley para que te lleve a casa.

¿Está bien que deje que esa campesina corra libre? Es lo que estoy pensando, pero estoy demasiado molesta como para continuar con esta farsa. Además, dado que estaba tan mal (sólo estoy actuando), por supuesto que él iba a venir y se preocuparía por mí.

Suspiré.

—Bien, lo permitiré. No lo hiciste tan mal cuidándome, mocoso.

Debido a la manera tan descuidada de hablar que dejé escapar de forma involuntaria, Heath parecía realmente sorprendido mientras me veía irme con Riley.

Él es un chico que no puede comprender a las mujeres a pesar de amarlas locamente.

7 respuestas a “La Aristócrata Demonio – Capítulo 4”

  1. me rei fuerte cuando dijo “alguien traigame una lanza” no se sentir pena o risa por el principe osea es obvio que va sufrir rose no es un pan de dios

  2. La Rose es muy tierna, me reí mucho en ese capitulo. El Heath que se cuida, por qué si no va a tener mucha sangre.Sorte de él es que ella todavía es un niño.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido