La Emperatriz se volvió a casar – Capítulo 50: No puedes ser de la familia real

Traducido por Usagi

Editado por Sakuya


Rashta parecía ajena a la situación que sus palabras habían causado, bajó la cabeza y miró débilmente al piso, pero no fue su desliz lo que causó que se sintiera así.

Soviesh silenció una respuesta de la VIzcondesa Verdi quien se encontraba cerca, sin embargo, ella negó con la cabeza, no habló con Rashta todo el tiempo, ni a solas, así que no pudo decirle que el bebé no podría ser de la realeza, incluso si lo hubiera hecho podría tomarse como una provocación hacia la mujer.

Ese era el caso de la dama de compañía, Soviesh, sin embargo, no tenía excusa alguna.

Reacio a tratar de frente con los nobles por más tiempo, Soviesh trató de levantar a Rashta del sofá.

—Rashta levantate.

Rashta fue devuelta a la realidad y miró hacia Soviesh con los ojos llenos de lágrimas.

—Su majestad.

— Volvamos.

—No quiero huir, su majestad, Rashta puede soportarlo.

Soviesh fue puesto en una encrucijada, lo primero que los nobles aprendían hacer en su debut en sociedad, era a tragarse su orgullo y retirarse, ellos podían estar en el punto máximo de la jerarquía en sus hogares y estados, pero desde que entraban en la alta sociedad eran arrojados a donde todos eran más ricos y poderosos, solo la familia imperial era la excepción a esa cadena alimentaria.

Rashta no sabía nada acerca de la aristocracia, como resultado trató tontamente de preservar su orgullo, dejándolo en una encrucijada.

Soviesh caminó frente a ella y con una firme y helada mirada le indicó que debían retirarse, únicamente cuando ella se dio cuenta que él quería decirle algo, que no podía en público, Rashta lo siguió con apuro.

♦ ♦ ♦

—¿Por qué él haría algo así?

Mientras me mantenía en silencio Laura me miraba con curiosidad para después voltear la cabeza en la dirección en la que estaban fijos mis ojos, el Duke Elgy estaba sentado junto a Rashta en el sofá mientras platicaban.

—¿Cómo pueden estar sentados tan juntos?

Laura chasqueo la lengua mientras observaba la distancia entre ellos, la cual era inexistente, laura no era la única, otros nobles estaban curiosos, Soviesh dirigió una mirada hacia Rashta pero regresó su mirada hacia su secretaria y continuó su conversación.

—El duque debe tener los ojos en los pies si sigue una conversación con ella.

Gruñó laura en voz muy baja mientras se volteaba hacia su amigo, reacia a mirar por más tiempo, casi al mismo momento la mirada del Duque fue dirigida hacia mí con una sonrisa algo amistosa, pero no me dejaba engañar, estaban hablando mientras tocaba el regalo de Rashta.

El Duque dijo algo y la sonrisa de rashta se endureció rápidamente, no se que le habrá dicho, pero eso había provocado esa reacción en ella.

¿Ese hombre me sonrió de la nada? Es ridículo, sin embargo, puede sonreír hasta que se canse, le sonreí en respuesta.

El Duque Elgy se quedó quieto por un momento, pero después levantó una sonrisa nuevamente y se volteó para seguir la conversación con Rashta.

♦ ♦ ♦

Soviesh se llevó a Rashta a la habitación para explicarle con más calma muchas cosas.

—Rashta, tu bebé no puede ser un príncipe o princesa.

—¿Qué? —Rashta lo miró sorprendida—. ¿De qué estás hablando?¿Por qué?

—Los hijos de las concubinas no reciben ese título.

—¿Qué? —Continuó viéndolo salvajemente—. Pero son los hijos del emperador  ¿O no?¿No todos los hijos del emperador cuentan como realeza?

Soviesh estaba roto, él disfrutaba contando a Rashta historias de los nobles y de la familia imperial, pero no podía hacerlo esta vez, dejarla sola, decirle que sus hijos tal vez tratarán de hacerle daño a los hijos de la emperatriz.

—Los niños serán de la alta nobleza, no realeza, pero serán bien tratados.

A pesar de sus esfuerzos, Rashta comenzó a llorar.

—Esto no está bien su majestad.

—Rashta.

—Mi bebé y el de la emperatriz tendrán tu sangre, ella se convirtió en la emperatriz únicamente porque se casó contigo y ella no es el emperador, entonces ¿por que solo sus hijos son considerados como realeza? —Rashta continuó quejándose.

—Esa es la ley.

—Es una ley muy estúpida, puedes cambiarla.

—Rashta…

—El emperador es la ley, puedes hacer lo que desees.

Soviesh fue forzado a explicar con más detenimiento las razones de la ley, pero Rashta no quitó el dedo del renglón.

—Mi bebé está siendo privado de su identidad por otro que ni siquiera ha nacido y probablemente nunca lo haga, no entiendo, no tiene sentido.

Al final Soviesh fue forzado a trazar un límite.

—Incluso si no lo entiendes, la ley está escrita en la iglesia e incluso el Emperador no puede cambiarla, así que desde ahora no hablaremos de príncipes o princesas frente a los demás. ¿Lo entiendes?.

—Su majestad. —Ella se quedó en shock, pero aun así respondió—. Su majestad es tu bebé.

—Lo amaré y le daré poder y riqueza, incluso si no es llamado príncipe o princesa, todos sabrán que es mi hijo, lo único que no tendrá será derecho legal a la sucesión, así que no hay razones para estar decepcionada ¿esta bien?

Rashta presionó con fuerza sus labios y,  sin responder, le dió la espalda a Soviesh quien emitió un suspiro.

—Si la emperatriz es infértil y no puede concebir, entonces será una historia diferente.

—¿Cómo?

—Tal vez, el bebé pueda ser adoptado por la Emperatriz y así sería reconocido como de la realeza.

Soviesh no pudo quedarse más tiempo y tuvo que regresar al banquete, después de su repentina marcha Rashta se sentó en una esquina de la habitación sosteniendo sus piernas y bajando la cabeza a sus rodillas.

Ella podía llevar en el vientre al hijo del emperador, pero no sería considerado realeza, era demasiado injusto y todo por que ella no era la Emperatriz.

Rashta rompió en llanto, Sandry, la sirvienta, que estaba esperándola mientras escuchaba la conversación, caminó hacia ella para confrontarla.

—No llore señora.

—Pero las lágrimas siguen saliendo. —Respondió Rashta con una voz triste—. Rashta es una mujer común, estoy agradecida de ser amada por su majestad, pero el bebé, este es el hijo del emperador ¿que tan molesto es si tu hijo no es tratado como tal?

—Señora Rashta…

—Incluso si la emperatriz tiene un bebé, este sería más joven que el mío, su hijo será tratado como un príncipe o princesa, mientras que el mío estará viviendo detrás de ellos.

—No se preocupe tanto señora, muchos años han pasado desde que la emperatriz se ha vuelto adulta y aun no le ha dado un hijo al emperador.

—Pero Rashta tiene un bebé, ¿no?

—Bueno, está probado que no hay nada malo con el emperador, entonces es muy probable que la emperatriz sea infértil, tal como dijo su majestad, el bebé de Rashta puede ser adoptado por la emperatriz.

Al mismo tiempo que Rashta era consolada, Alan estaba asombrado de haberse cruzado con su ex amante.

Había escuchado acerca de la concubina del Emperador en una reunión social justo después de llegar a la capital, pero en ese entonces no pensó que se tratara de la misma Rashta, estaba en un lugar nuevo y una esclava no podría haber conocido al Emperador, sin embargo, asistió a una fiesta en la que escuchó similaridades como el color de ojos y cabellos, así que cuando descubrió que era la misma mujer que había sido su amante, tembló de ira.

—Padre ¿tú lo sabías?

Tan pronto como logró recomponerse, regresó a la mansión para hablar con el Vizconde Roteschu, lo encontró inspeccionando el interior del lugar con sus manos detrás de su espalda, cuando su hijo lo confrontó con esa pregunta, se quedó callado.

—¿De qué estás hablando? —lo miró fijamente como si fuera un muro.

—La concubina del Emperador es Rashta.

El Vizconde se volteo y le dirigió su mirada a su hijo, observando los labios temblorosos de Alan, mientras chasqueo la lengua con impaciencia.

—¿Fuiste al banquete del palacio? Cuando vi que la invitación había desaparecido pensé que fue Rivetti.

El vizconde no parecía sorprendido de que Rashta fuera la concubina del Emperador, los ojos de Alan se entrecerraron en sospecha.

—¿Lo sabías?

Alan pensó que su padre estaría en shock como él, pero parecía estar completamente en calma, el Vizconde acarició su barba con una mano y con la otra señaló un sofá.

—Siéntate.

Cuando Alan tomó asiento en donde le había indicado el Vizconde, continuó hablando.

—Fuimos capaces de venir aquí a la capital gracias a Rashta.

—¿Qué? —Alan miró a su padre con estupefacción—. ¿Por qué Rashta? Ah, es por que…

—Debe de haber sido un gran shock para ella enterarse de que su hijo está vivo. —Alan asintió en conclusión, pero el Vizconde continuó hablando—. No puedo darte los detalles.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Actúa como si no la conocieras.

—Pero, padre, si Rashta estaba a salvo, tenias que haberlo dicho. —Alan trató de protestar, pero el Vizconde lo ignoró.

—Ya lo escuchaste, el emperador está profundamente enamorado de Rashta. Eso significa que si tu y Rashta son descubiertos, serás incriminado. ¿Lo entiendes? Entonces cuida tu boca y pretende que no la conoces.

—Pero, padre.

—Tu padre se encargará de todo.

♦ ♦ ♦

Mi hermano vino de visita al palacio el día posterior a la fiesta junto con su amigo el Marqués Farang.

—¿Damos un paseo?

Estaba a la expectativa de que mi hermano causara un incidente en cualquier momento, pero, para mi sorpresa, permanecía calmado, aun cuando habíamos estado paseando durante hora y media no había mencionado a Rashta o a su bebé.

—¿Descansaste bien en casa? Es lindo volver después de mucho tiempo, ¿no es así?

—Vendré a verte cada vez que pueda.

—¿Es eso así? Ah, ¿Marqués Farang? ¿Cómo ha estado últimamente?

—Tu hermano me fastidia más y más.

Mi hermano entrecerró los ojos ante la respuesta del Marqués, sin embargo, él gruñó y continuó su discurso como si nada pasara.

—Ustedes dos se llevan muy bien.

—Koshar tiene cualidades deficientes, recuerdo mi infancia y sonrió al hacerlo, es lindo verlo tan franco incluso aunque ahora sea un adulto.

Justo después de entrar al camino que lleva al palacio del este, divisé a Rashta apoyada en un muro, mis pasos se detuvieron y mi hermano me preguntó qué es lo que había pasado.

Estaba indecisa sobre cómo lidiar con esto, una parte de mí quería seguir el camino,  mientras que la otra quería tomar otra ruta, si hacia la segunda, se sentirá como si quisiera evadir a Rashta y mi orgullo se vería afectado, sin embargo, aún me sentía insegura de lo que mi hermano haría si llegaba a verla.

Antes de que pudiera decidir, Rashta nos miró con sorpresa y se acercó, mi hermano no la reconoció a primera vista, si lo hubiera hecho probablemente la hubiera catalogado como la villana que viene a atormentar a su hermana, pero era justo decir que en ese momento lucía como una adorable Hada.

—Su majestad, Rashta tiene algo que decirle.

Solo después de mostrar su verdadera actitud y revelar su nombre, la expresión de mi hermano cambió a una más desagradable, Rashta miró a Koshar y levantó sus cejas, quizá sorprendida de que mi hermano la mirara, sin embargo, continuó.

—He escuchado que ha sido malo que le dieras una espada a Rashta, su majestad.

Suspiré, no por sus palabras, si no por la situación, no quería discutir con ella enfrente de mi hermano y el Marqués Farang, pero no quería darle vuelta a sus acusaciones, si lo hiciera, mi hermano se enojara aún más y los demás pensaran que la influencia de Rashta era más grande de lo que en realidad se suponía.

—No es un mal regalo para alguien que no es codicioso ¿verdad? —Respondí cortante, pero Rashta me contestó con firmeza.

—No, sea o no codicioso, es malo y te burlaste de Rashta frente a todos.

A pesar de su voz clara y concisa, se veía infeliz, hizo una pausa y tomó un respiro para apoyar una mano en su vientre.

—Pero Rashta ha decidido pasar por alto el insulto de su majestad, incluso si continuas riéndote, odiandola y despreciandola, Rashta se mantendrá de pie.

—¿Estás avergonzada de la verdad? Debes tener una opinión muy elevada de ti misma.

—Rashta es la mujer de la que el emperador está enamorado, si ella no se valora es una grosería para su majestad.

—¿Tu valía solo existe cuando eres amada por el Emperador?

Una expresión melancólica apareció en la cara de Rashta.

—No importa lo que digas, Rashta lo soportará todo por el bien del futuro bebé, Rashta no quiere pelear con la Emperatriz.

—¿Qué quieres decir?

¿Ella pensaba que dañaría a los futuros bebés? Un sentimiento de desolación comenzó a crecer en mí, pero las palabras de Rashta me golpearon aún más.

—El emperador me dijo que, ya que la Emperatriz es infértil, ella será la madrastra de los bebés de Rashta.

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