Traducido por Ichigo
Editado por Ayanami
—Qué calor… —Me limpie con el dorso de la mano, el indeseado sudor que goteaba por mi frente.
Puede que las hojas hayan suavizado un poco la luz del sol, pero eso no ayudaba con la alta humedad del aire. El aire pesado, que se pegaba con avidez a mi cuerpo, poco a poco iba minando mi fuerza física.
Cada bocanada de aire que tomaba era áspera e incluso un poco asfixiante.
—¡Señorita Marie! —Lily corrió hacia mí mientras gritaba mi nombre. —Por favor, no se esfuerce demasiado. ¿Por qué no se toma un pequeño descanso por ahora?
—Gracias, casi he terminado de distribuir los suministros, así que pararé pronto.
Lily, sin embargo, bajó las cejas en respuesta.
Solo hubo pequeños cambios en su expresión facial, pero cada vez los entiendo mejor. Lo más probable es que fuera su cara de sorpresa, como si dijera: “¿Qué esperaba, de verdad? Ella era así, después de todo…”. Y yo solo pude devolverle una sonrisa irónica.
—¿Puedes al menos prometerme que descansarás de vez en cuando, por favor? Si empiezas a sudar de nuevo, me aseguraré de aplicarte el aceite de nuevo, ¿de acuerdo?
A pesar de su rostro de bebé, actúa como un tipo de hermana mayor, ¿eh?
Cuando me habló como si fuera una niña, no pude hacer otra cosa que asentir de forma obediente.
Por cierto, el aceite se usaba como repelente de insectos. Me gustó cómo se sentía en mi piel después de aplicar una fina capa. Su fragancia también era agradable, por lo que me resultaba doblemente placentero, ya que últimamente tendía a sudar mucho. Al fin y al cabo, soy una chica joven. Por supuesto, soy consciente de cómo huelo.
Me separé de Lily y salí corriendo una vez más.
Cuando llegué frente a la casa, llamé y empujé la puerta para abrirla.
—Disculpe~.
Lo primero que vi fue a Rolf, que se quedó tieso en su sitio mientras se miraba las manos.
Sostenía un pilón en la derecha y un mortero en la izquierda. Al parecer estaba en medio de la molienda de ingredientes para una receta de medicina. Puede que fuera un mocoso de mierda, pero parecía estar más que dispuesto a realizar trabajos serios. Me pregunté por qué había detenido sus manos en medio del trabajo, así que seguí su línea de visión.
Y también me quedé sin palabras.
Michael estaba allí, sentado con la espalda contra la pared.
Tenía los ojos cerrados con fuerza, como si estuviera meditando.
El niño que descansaba en su regazo respiraba agudamente, casi hasta el punto de jadear. Su rostro estaba rojo como una fruta madura, y no cabía duda de que estaba sufriendo un dolor insoportable, era desgarrador.
La mano de Michael tocó el pecho del niño, que entonces empezó a brillar. Sus cejas fruncidas se iluminaron con la luz mientras el sudor le goteaba por las sienes.
Era la segunda vez que lo veía usar sus poderes.
Estaba demasiado distraída con la salvación de Klaus en ese momento que no recordaba mucho sobre su magia. Aun así, me resultaba extraño verlo así en persona. No es de extrañar que Rolf se quedara con la mandíbula desencajada.
Díganme si es necesario, pero yo podría imaginarme fácilmente esta hermosa escena como algo sacado de una pintura religiosa.
Perdí la noción del tiempo mientras lo contemplábamos.
Michael abrió lentamente los ojos. Sus ojos turquesa, como las de un lago profundo y brillante, se revelaron desde detrás de sus párpados, e inmediatamente volvieron a su negro original. Un suspiro salió de los labios que estaban cerrados con fuerza hace unos momentos.
—Estoy agotado… —murmuró, mientras bajaba débilmente los hombros y refunfuñaba.
El niño en sus brazos ahora dormía plácidamente. Su cara seguía roja, pero no cabe duda de que había recuperado parte de sus colores habituales. La cara dormida se volvía más adorable a cada segundo.
—Buen trabajo.
Me agaché hasta el nivel de Michael antes de ofrecerle una toalla.
Michael, que seguía aturdido, centró sus ojos en la toalla antes de desplazar su mirada hacia mi rostro. Casi dio una voltereta.
—¡¿P-P-Princesa…?!
Me acerqué rápidamente a él y le puse un dedo en los labios: un gesto para que se callara. Michael se tapó la boca con la mano de inmediato. El niño en su regazo continuó su pacífico sueño.
—Siento haberte sorprendido.
Después de disculparme, acaricié la frente empapada de Michael con la toalla que tenía en la mano.
Una vez que su sudor había desaparecido, su cara se puso lentamente roja. Extraño, su cara tímida de alguna manera parecía más linda que la mía. Como siempre, no estaba acostumbrado a la gente, y mucho menos a las chicas. Me siento como si tuviera un hermano menor, aunque él sea el mayor…
Esta expresión le hizo ganar mucha atención y ser un objetivo popular para muchas en el juego. Aunque, poco a poco, se ha ido convirtiendo en un hermoso joven que era material de interés amoroso otome, sigue conservando esa adorable actitud mansa y obediente de cuando lo conocí.
—¿Has curado a este pequeño? —Pregunté, mientras movía mi línea de visión hacia el niño que estaba acostado sobre las rodillas de Michael. Él negó con la cabeza.
—No pude curar la enfermedad en sí. Solo ayudé a los efectos de la medicina.
Diciendo esto, Michael puso su mano en la cabeza del niño. Tanto la mirada que le dirigió, como la forma en que le alborotó el cabello, destilaban genuina dulzura.
—Oye, tú… No, señor. ¿Cuál es tu poder? —Preguntó Rolf, quien había permanecido en silencio hasta ahora, mientras se ponía a mi lado.
—Um…
Michael me miró a mí y a Rolf varias veces, antes de bajar la mirada y rascarse torpemente las mejillas.
—No es ninguna técnica rara ni nada por el estilo… Pero supongo que sigue siendo algo desagradable de ver, ¿no?
—¿Eh? ¡Qué tontería! ¡¿Cómo podría ser repugnante?! —Rolf lo negó de inmediato.
Michael quedó sorprendido, tanto que la sorpresa en su rostro era evidente.
—Le aliviaste la fiebre y estabilizaste su respiración. No sólo eso, sino que también acortaste el tiempo que tardaba la medicina en hacer efecto. ¡Esto es increíble! Yo también quiero ser capaz de hacer eso. En serio, me da mucha envidia —soltó Rolf emocionado.
Así que en lugar de amargarse porque Michael tenía el mismo poder que la diosa del pueblo, se volvió envidioso de sus poderes. Como era de esperar del hijo de un médico.
—¿No te da miedo…?
—A pesar del comportamiento de Rolf, sigue siendo un excelente hijo de un médico, eh.
—¿Qué quieres decir con “a pesar de su comportamiento”, mujer fea?
Así, mocoso, pensé mientras casi le daba una buena bofetada a su cabeza de mierda.
La princesa casi se rebaja sólo para reprender a un niño descarado. Uwaah~, han pasado tantas cosas últimamente que casi me pierdo por impulso. Tendré que tener más cuidado a partir de ahora.
—Los Kua son muy apasionados con todo lo relacionado con la medicina, después de todo. Vamos a calmarnos por ahora, y asegúrate de no presionar a Michael, ¿de acuerdo? Estoy segura de que tiene muchas preguntas que hacer.
—A mí también me da un poco de miedo… Pero creo que estoy contento de tenerlo —añadió Michael en voz baja, mientras se reía.
¡Aah! ¡Qué lindo! Tengo tantas ganas de acariciar su cabeza~.
—Estás poniendo una cara que da asco.
—Cállate, Rolf.
Al mirarme mientras observaba la cara de cansancio de Michael, Rolf tuvo que comentar molesto que no era lindo o lo que fuera.
Bueno, si soy totalmente honesta, no estoy segura de que una princesa como yo deba sonreír descaradamente de esta manera.
Mientras fingía una tos, le entregué a Rolf la comida y las provisiones antes de salir de la casa.
Mirando rápidamente por encima de mi hombro, lo vi charlando con Michael, con auténtica curiosidad en sus ojos. Parece que esos dos se llevarán bien.
Cerré la puerta con una sonrisa.
Ahora bien… todavía puedo seguir, pero si no me tomo un descanso, Lily me regañara. Pero, lo más importante es que si sobreestimo mis fuerzas y me caigo, serán ellos los que tengan que recoger mi carga y algo más.
Cuando terminé de ordenar los suministros que me quedan, volveré con Lily y dejaré que se ocupe de mí un rato.
Con esa decisión en mente, comencé a caminar, pero mis pies se detuvieron frente a cierto edificio. Esta era la casa en la que Johan estaba durmiendo.
Vamos a ver como está.
Pero… ¿sería buena idea despertarlo?
Tengo curiosidad. Soy totalmente curiosa, pero dejemos que duerma todo lo que quiera. Eso sería lo mejor, ¿no?
Mientras reflexionaba sobre qué hacer, la puerta frente a mí se abrió de un golpe.
Cuando Johan me vió, se quedó helado en el sitio.
Sus profundos ojos azules estaban muy abiertos y, como si acabara de despertarse, su cabello dorado estaba revuelto. En sus finos labios cabía una sandía entera. Como si el tiempo se hubiera detenido para él, Johan permaneció inmóvil.
—¿Johan…? —Pronuncié su nombre con cuidado.
Los hombros de Johan temblaron ligeramente.
Puede que sea raro preguntar esto, pero me pregunto si todavía estaba dormido. Mientras me miraba fijamente, Johan se abofeteó las mejillas de repente. Me pilló desprevenida el fuerte golpe que hicieron sus manos.
¡¿Eh…?! ¡¿Qué…?!
¿Qué te pasa, hermanito?
Me molestó el extraño comportamiento de mi hermano.
¿Qué está pasando? ¿Esto también es un síntoma de la enfermedad? No, obviamente no.
En medio de mi confusión, Johan se frotó las mejillas rojas y murmuró: —Me duele.
Bueno, ¡claro que te duele!
¿Qué debo hacer? ¡Mi hermano se volvió loco!
¿Debo llamar a Wolf? P-Pero no parece estar enfermo.
Sin embargo, el comportamiento excéntrico de mi hermano no terminó ahí. Ni mucho menos.
Johan separó sus manos de las mejillas y me miró fijamente. Me observó directo a los ojos y me dedicó la mayor sonrisa que he visto en mi vida. Luego se abalanzó hacia mí con tal velocidad que era comparable a la de un jabalí.
Mi hermano, que cerró la brecha en un instante, antes de que me diera cuenta, me tiró de las dos mejillas. Tiró de ellas hacia arriba para que mi cara quedara atrapada en una extraña sonrisa. En realidad, no me dolió… pero fue muy desconcertante.
Mirando sus ojos de cerca, seguro que se parece al mar claro. Es tan hermoso… Estoy tratando de escapar de la realidad aquí, ¿no?
—¿Hermana…?
¿Eh? ¿A-Ahora qué?
Estoy segura de que tuvimos una conversación adecuada hace unas horas.
—¿Qué…?
Estaba tan sorprendida que di una respuesta muda.
Johan entonces preguntó con voz arrastrada: —¿Eres real?
¿Así que piensa que esto es un sueño?
Entonces, era comprensible. Si yo, su hermana, que se suponía que estaba en casa, mostraba mi cara en el Reino de Wind, por supuesto que se sorprendió tanto.
—Sí, soy tu verdadera hermana. Esto no es un sueño —dije con una risita.
Las largas pestañas de Johan se agitaron mientras parpadeaba numerosas veces y, unos segundos después, su cara estaba al rojo vivo, como si la vergüenza le hirviera.
¡¿Qué está pasando esta vez?!
Ni siquiera su querida hermana podía predecir este tipo de reacción, ¿sabes?
Ajja que lindo es Johan