Traducido por Ichigo
Editado por Ayanami
El camino recto se curvaba ligeramente, como un pincel que se pasa por un papel. Los campos a cada lado estaban desprovistos de cultivos, probablemente debido a la estación, y en su lugar había una fina capa de nieve.
Los senderos de tierra abierta fijaban la vista en la próxima primavera, pero el viento que acariciaba mis mejillas seguía siendo helado, haciendo que mi aliento se volviera blanco antes de desaparecer rápidamente.
Cuando entrecerré los ojos para encontrar el final de esta estrecha carretera, finalmente vi un pueblo construido sobre una suave pendiente.
Muchos árboles se alineaban alrededor de las casas, probablemente plantados para actuar como escudo contra el viento. Detrás de la aldea había un pequeño bosque, y más allá se veían colinas cubiertas de un blanco puro.
Tardé unas cinco horas en llegar aquí desde el fuerte a caballo. Por fin he llegado a la primera aldea.
—Haaah.
Dejé escapar un suspiro sin querer.
Me descuidé, pero cuando me di cuenta de que Sir Leonhard me observaba, me apresuré a taparme la boca con las manos.
—Gracias por su duro trabajo. Por ahora, tomemos un descanso —habló con una sonrisa.
Me sentí culpable desde el fondo de mi corazón.
Pero eso es porque ni siquiera hice nada. No conocía el camino como Sir Leonhard, ni llevaba las riendas del caballo. Lo único que hice fue balancearme inútilmente encima de él.
—Está bien…
—¿Princesa?
¡Está bien, así que comencemos la investigación!
Fue lo que intenté decir cuando su voz me interrumpió. A pesar de tener una sonrisa en la cara, ahora mismo daba mucho miedo.
“¿No acabo de decir que no hay que exagerar?” Le oí decir, ¿o era mi alucinación que se desbordaba de nuevo?
—Deberíamos tomar un descanso, ¿verdad?
—Sí…
No pude competir con esa destructiva sonrisa suya y finalmente asentí obedientemente.
Sir Leonhard, con la mirada entrecerrada, me miró suavemente, pero la dulzura era la de un profesor que mira a su pobre alumna, o la de un dueño de mascota que mira a una mascota que no lo recuerda… Algo así. Me sentí feliz, pero al mismo tiempo, dentro de mi corazón se arremolinaron sentimientos encontrados.
El caballo avanzó, con sus cascos haciendo ligeros ruidos.
Mientras cabalgábamos por el camino, me fijé en un rebaño de ovejas dentro de las vallas. Escuché a las ovejas balar[1], y entre todos los balidos se oyó un ladrido. Antes de darme cuenta, me encontré con un perro que me ladraba. Sin embargo, en lugar de mostrarse hostil, su cola, parecida a una pluma, se agitaba salvajemente. Creo que es un perro pastor, pero la cantidad de amabilidad que mostraba me preocupaba si estaba haciendo bien su trabajo.
Un anciano que trabajaba cerca siguió la línea de visión del perro hasta nosotros. Sus ojos arrugados de color marrón claro se abrieron de par en par, antes de entornar inmediatamente los ojos.
Cuando nuestras miradas se cruzaron, se quitó el sombrero y se inclinó, con un aspecto ligeramente confuso.
Sir Leonhard se bajó del caballo, tiró de su brida y se acercó a la valla.
—Saludos.
—Oh, hola… ¿Son viajeros de paso?
Sólo con su lenguaje corporal y su voz, se notaba que estaba receloso[2].
¿Son tan raros los viajeros? ¿O es que ninguno de los dos parece uno?
—Efectivamente. De hecho, acabamos de terminar nuestra visita con un conocido destinado en el fuerte de la frontera.
—¡Oh, un guardia fronterizo!
El anciano se sintió visiblemente aliviado.
Los guardias fronterizos deben ser una existencia muy reconfortante para la gente que vive en los pueblos de los alrededores.
—¿También eres un caballero?
—Sí, algo parecido.
—Usted va bien vestido y nunca lo había visto por estos lados.
Sir Leonhard esbozó una sonrisa irónica mientras lo escaneaban de pies a cabeza.
Yo no diría que es “alguien así”. Si no es un caballero, ¿quién lo es?
La mirada del anciano, ahora sin preocupación, se fijó en mí.
Cuando me sonrió, le devolví el favor.
—¿Quién es tu compañera entonces? Parece toda una belleza, ¿verdad?
—Ah, esta niña es…
—No me digas, ¿es tu esposa?
—¡¿Esposa?!
Una bomba fue lanzada hacia Sir Leonahrd antes de que pudiera responder.
No esperaba que la conversación fuera en esa dirección y le costaba responder. Mis ojos también estaban muy abiertos. La sorpresa me golpeó tan fuerte que mi cerebro no pudo seguir el desarrollo.
Íbamos a decidir nuestra relación después de ver la reacción de los aldeanos. Si nuestra diferencia de edad fuera demasiado grande, quizás me hubiera hecho pasar por su sobrina o hija. No es que me importe. Realmente no me habría importado.
Pero nunca pensé que nos verían como una pareja casada de todas las cosas.
Me siento un poco… No, eso no es del todo cierto; soy extremadamente feliz. Puede que no pueda hacer nada con respecto a nuestra diferencia de edad, pero quizás, al menos a los ojos de los demás, he empezado a parecer que pertenezco a su lado, poco a poco…
—Es mi hermana…
Después de aclararse la garganta, Sir Leonhard dio una respuesta. ¿Es rojo lo que veo en sus mejillas, o me estoy haciendo ilusiones?
—Ah, ya veo. Es culpa mía. Hay muchas parejas por aquí con una diferencia de edad mayor que la de ustedes dos, sabes.
—Por favor, no se preocupe. No somos tan parecidos, y con la edad que tenemos, es evidente que no parecemos hermanos a primera vista.
—Con la diferencia de edad, por no hablar de que es bastante hermosa. Supongo que no se puede evitar con una chica tan linda.
Sir Leonhard asintió tímidamente, frotándose la nuca.
—Sí, bueno… Cada vez son más dulces, ¿no?
Quiero gritar.
Quiero correr por ahí mientras grito como una loca.
Me preguntaba si Sir Leonhard estaba siendo realmente tímido al hablar de mí, porque por mi parte, estaba avergonzada, feliz y sonriendo como una idiota.
Pero en realidad, sabía que no estaba hablando de mí, la princesa, sino de su hermana ficticia. Sólo era algo que estábamos interpretando por ahora. En realidad, no significa nada. No significa nada en absoluto.
Sir Leonhard se giró hacia mí y me tendió la mano.
—Ven aquí.
Pensé que había dejado de respirar por un segundo.
¡Pensar que iba a escuchar a Sir Leonhard decir una de sus diez mejores frases aquí, de todos los lugares…!
Me esforcé por mantener la calma. Estaba en el punto de que si perdía la concentración, mi compostura se derrumbaría definitivamente.
¿P-Pero no es “Ven aquí” totalmente injusto? Es absolutamente tramposo, ¿verdad?
—G-Gracias, hermano…
Cuidando de no actuar sospechosamente, me bajé del caballo con la ayuda de Sir Leonhard.
Incliné la cabeza hacia el anciano que me vigilaba con una sonrisa.
—Hola.
—Hola. ¿Viajas con tu apuesto hermano?
—Sí. Mi hermano dijo que quería ir a ver a sus amigos, así que le pedí que me trajera como un favor. Mi hermano está siempre tan ocupado con el trabajo que rara vez nos vemos, así que me apetecía mucho pasar un rato juntos.
Quería dar la impresión de ser una hermana muy unida a su hermano, pero ya no estoy segura de dónde está la línea que separa la simulación de la realidad.
Cuando levanté la vista, Sir Leonhard me acariciaba la cabeza con una tímida sonrisa. Lindo.
No me arrepiento de nada en mi vida. El mundo podría acabarse hoy por lo que me importa…
—Si no te importa perderte por el campo vacío, entonces siéntete libre de tomarte tu tiempo.
—Gracias, señor.
Mientras adoraba a Sir Leonhard en mi corazón, le agradecí al hombre con una sonrisa felina.
—Por cierto, tío. Nos encanta ver edificios antiguos… He oído que había un antiguo templo por aquí, ¿sabe dónde podríamos encontrarlo?
—¿Un templo, dices?
El hombre respondió con un parpadeo.
Y por alguna razón, le siguió una expresión melosa.
—Bueno, hay un lugar, supongo…
El hombre respondió mientras sonreía amargamente.
Sin saber el motivo de su desolada sonrisa, Sir Leonhard y yo miramos hacia donde estaba fijada la mirada del hombre.
En las afueras del pueblo, al otro lado de la valla, se veía un edificio.
La estructura estaba hecha completamente de piedra caliza. Pero, si no me equivoco, ¿no sigue en plena construcción?
Sin embargo, ciertamente parecía un templo.
Pero espera un momento. Lo que busco es un templo antiguo en las afueras del pueblo.
No me digas…
Con una sensación de presentimiento, volví a mirar al anciano.
—Antes había un viejo templo allí, pero estaba deteriorado y era peligroso, así que lo hicimos reconstruir. Lo siento, pequeña.
Ante mi expresión de asombro, el atribulado hombre se rió, disculpándose mientras se rascaba las canas.
[1] El balido es el sonido que emiten diversos animales, como las ovejas, los corderos, los ciervos y las cabras. A la acción de dar balidos se la conoce como balar.
[2] Recelo es la sospecha o falta de confianza hacia una persona por suponer que oculta malas intenciones o hacia una cosa por suponer que conlleva algún peligro.