La Princesa derriba banderas – Capítulo 55: La petición de la princesa reencarnada

Traducido por Yousei

Editado por Sakuya


El mapa crujió cuando se extendió sobre la mesa. El guante blanco de Sir Leonhard presionó la parte de abajo del mapa, como si estuviera alisando el pliegue.

Sir Leonhard y yo, éramos los únicos en el área de descanso adyacente al invernadero.

Los magos se encontraban entrenando, yo le había pedido a Klaus reunir información para mí. Últimamente, Sir Leonhard había estado siendo mi escolta, pero Klaus no reclamó ni una sola vez.

Los resultados de mi persuasión. O eso quería creer, no me generaba ningún tipo de placer ignorarlo.

—Princesa.

Su mirada me invitaba a observar, así que lo hice. Era un mapa de Nebel, no del continente. Además, se trataba de una ampliación de la mitad oriental del Reino. Estamos aquí para discutir las proximidades de las fronteras, entre nuestro Reino y Laptah, por lo que me enfoque en la porción noreste que lo bordea.

En ese mismo instante, para mi sorpresa, mi vista del mapa se oscureció. Ese momento sólo duró un segundo, tan pronto como reconocí la sombra que estaba entre el mapa y yo, suspiré. Tomé la masa negra y sentí su aterciopelado pelaje.

Le hablé a la sombra… em, mi amado gato… en voz baja.

—Nero.

No me prestó atención, maullando despreocupadamente mientras me miraba. Sus ojos zafiro brillaban con curiosidad.

Desde que sus heridas sanaron y podía moverse libremente, me ha seguido todos los días. Esa debe haber sido su verdadera personalidad. Los nuevos lugares no le asustaban y exploraba felizmente.

Había un dicho japonés que decía, “Un perro sigue a su dueño. Un gato elige su hábitat más que a su dueño,” pero al parecer, mi bebé no calzaba en ninguna de estas categorías. Quizá él pensaba en el palacio como una gran casa, lo que era maravilloso.

—No puedes saltar a la mesa.

Cuando lo alcance para bajarlo, hábilmente me esquivo. Para mi sorpresa, corrió hacia Sir Leonhard.

— ¡Nero!

Indiferente a la frustración de su dueño, él se acurrucó en la mano de Sir Leonhard. Quizás se sorprendió algo, porque sus ojos se abrieron un poco. Pero con una mirada dulce, él comenzó a acariciar la barbilla de Nero con un dedo.

—Él es bastante amigable.

Nero ronroneo felizmente mientras Sir Leonhard lo miraba con cariño. Una imagen que calmaba la vista.

Mientras estaba observando absorta, Nero comenzó a escalar a Sir Leonhard.

—Oomph.

— ¡¿Nero, qué…?!

Como un zorro ardilla, Nero fácilmente llegó a los hombros. Me sorprendió. No importa qué tan amigable fuera, ¿no era esto demasiado? ¿qué tanto se parecía a su dueño?

—Lo siento, Sir Leon.

—Está bien. A menudo asustó a los animales pequeños, por lo que esto me hace feliz.

Nero se puso completamente cómodo mientras se acurrucaba alrededor del cuello de Sir Leonhard, como si fuera una bufanda negra. Sir Leonhard sonrío y gentilmente acarició la cabeza del gato, listo para dejarlo ahí hasta que se hartara. Pero no podía imaginar que eso ocurriera fácilmente considerando lo cómodo que se veía Nero.

¿No me digan que ahora mi mascota es mi rival? Aunque es un macho.

— ¿Deberíamos proseguir?

Con el gato en su hombro, Sir Leonhard miró el mapa, seguí su ejemplo.

El tema del día de hoy era, naturalmente,  el Señor Oscuro. Nuestro objetivo ideal era localizar el templo donde ha sido sellado.

—La historia dice que el templo que estamos buscando debería estar en esta área ¿cierto?

Sir Leonhard dibujó un enorme círculo cerca de la frontera con Laptah.

—Sí, se supone que debe haber una villa cerca de la frontera.

Incluso resumiendo un lugar cerca de la frontera, la brecha era enorme.

Encontrar una villa que cumpliera con las condiciones y, además, un templo en las afueras olvidado en el tiempo, no iba a ser un paseo en el parque. Sin duda vamos a invertir mucho tiempo investigando todas las villas distribuidas en la frontera, además, no podía abandonar la búsqueda de la medicina.

—Hasta cierto punto, no tenemos más opción que pedir ayuda, incluso si encontramos algunos detractores.

—En efecto.

A pesar de estar de acuerdo, no tenía idea de cómo hacerlo. Estaba en un callejón. Pero a diferencia de mí, Sir Leonhard ya tenía una solución preparada.

—De hecho, el oficial a cargo del fuerte al noreste, es un viejo amigo mío. Por aquí, —Hizo un ademán mientras apuntaba a la esquina superior del mapa. —Pensé en pedirle si podía echar un vistazo cuando tengan que hacer ejercicios de guerra. ¿Qué opinas?

—Yo… lo aprecio, pero ¿es aceptable? ¿No será una molestia para su trabajo?

—No necesitas preocuparte. Después de todo, ellos sólo estarán haciendo ejercicios de sus prácticas y patrullas. Además, hay una pequeña situación que me preocupa.

¿Mm?

¿Qué quería decir con eso? Lo miré llena de interrogantes, pero no me dio una respuesta. Bien, supongo que debe ser algo que no me puede decir ahora. Confiaba en él, por lo que no lo mencioné de nuevo. Cuando fuera necesario, y llegue el momento, estaba segura de que él me lo diría.

—En ese caso, por favor ocúpese de ello.

Incliné mi cabeza profundamente y asintió con firmeza.

—Ahora, acerca de la medicina…

Se detuvo y me miró ansioso. Él sabía que estaba deprimida después de que Greog me dijo que no me involucrara con la investigación. Estuve en silencio en el carruaje todo el camino de vuelta a casa, y probablemente lo había preocupado bastante.

—Al parecer, Lord Georg y Michael ya partieron.

Para buscar la medicina, ambos se dirigieron al Reino de Flamme.

Como aprendiz de mago, asumí que Michael tendría sus movimientos restringidos, pero a diferencia de Theo y Lutz, él había sido beneficiado con una módica cantidad de libertad. Puesto que no podía usar magia ofensiva, al parecer no era considerado una amenaza. Su túnica era de un color diferente por esa razón.

—Me dejaron atrás. —Solté con una sonrisa, pero su expresión no se iluminó.

—Princesa… —dijo pensativamente.

—Oh, no me estoy quejando —me apuré para negar con mi cabeza. —No significa que me haya dado por vencida.

Parecía sorprendido. — ¿Huh?

—Por supuesto que estoy triste, pero sí pienso acerca de ello, siempre estuve preparada para este desarrollo.

— ¿Preparada dice? —Preguntó, perplejo.

—Sí, eso es correcto. —Asentí. —Mientras sea una princesa. Naturalmente todos intentarán mantenerme fuera de peligro. Sí sólo me diera por vencida, se terminaría todo. Finalmente lo entendí. Sí no confío en mí, nada comenzará a menos que yo lo inicie.

Y que si me dejan de lado, no espero que nadie me dirija tomándome de la mano. En el fondo, si quiero algo, yo debo dar el primer paso.

Esperaba poder cambiar el futuro. Y me prometí no darme por vencida con Sir Leonhard.

Es por eso, que debía volverme más fuerte. Lo suficientemente fuerte como para avanzar, sin importar lo que pasara.

—No quiero rendirme… ¿me ayudarías?

Con una mano presionada a mi corazón, qué estaba palpitando de los nervios, miré a Sir Leohard. Él sonrió gentilmente devuelta, mirándome como si estuviera presenciando el crecimiento de un niño.

Pese a que no estaba satisfecha, ¿cómo no podría ser feliz al recibir una sonrisa tan cálida de su parte?

—Por supuesto. —me tranquilizó. —Colaboro con usted por esa misma razón, es por eso que, si no me dice nada, me preocuparé.

Suspiré aliviada.

14 respuestas a “La Princesa derriba banderas – Capítulo 55: La petición de la princesa reencarnada”

  1. Gracias por la traducción espero con ansias con el proximo, no se porque me a dado algo con el gato negro se que es un gato pero me da algo de mala espina D:

  2. Muchas gracias por la traducción!
    Por otro lado, cada vez que veo las interacciones entre Leon y Rose me acuerdo del inicio de la novela y las dudas ne hacen dolor el corazón :c

  3. Antes que nada muchas gracias por la traducción y a la patrocinadora.

    Dios me encanta esta novela!
    Rose, de muestra que puedes valerte por ti misma y no te dejes tratar como una muñeca de porcelana que podría romperse.

Responder a Nadia Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido