Traducido por Maru
Editado por Tanuki
Corregido por YukiroSaori
—Sé mía.
—Me niego.
Louise respondió rápidamente mientras miraba a la otra persona. Aunque el demonio no demostró estar enfadado cuando escuchó la respuesta de Louise o cualquier expresión en particular, la miró y dijo:
—Lo que sea. Hay suficiente tiempo. Una vez que te das cuenta de que no llegará ayuda, no tienes más remedio que aceptarme.
—No importa cuánto tiempo pase, nunca te aceptaré. No importa cuántas veces vengas, mi respuesta sigue siendo la misma —dijo ella en un tono duro, pero el demonio no respondió, solo dijo que vendría de nuevo y desapareció del lugar.
Mientras estaba sentada en una silla, Louise miró fijamente el lugar donde estaba el hombre con brillantes ojos verdes por un rato, pero sabiendo que el hombre no volvería, todo su cuerpo estaba drenado de fuerza y dejó escapar un suspiro tembloroso. Pero tan pronto como su tensión se aflojó, aquellos que fueron reprimidos por su fuerza de voluntad aparecieron en su mente. Ambas manos en sus rodillas comenzaron a temblar.
Lo que Louise estaba reprimiendo era su miedo al demonio. Ella no podía mostrarle sus debilidades como princesa, por lo que tuvo la suerte de no tener que fingir tales emociones todos los días, y así se evitaba exponer su comportamiento vergonzoso frente al demonio. Sin embargo, su miedo nunca desapareció.
Si tan solo ese hombre pareciera un simple humano. Entonces Louise no habría sentido tanto miedo. Sin embargo, el hombre era el más poderoso entre los demonios humanoides: el demonio también era el rey. Frente a esa persona con abrumadores poderes mágicos, sentiría un miedo que rompería su orgullo en pedazos. Justo ahora, lo sintió con solo pensarlo.
El Rey Demonio la secuestró del castillo de Schwarze y la encerró en esta habitación de la torre alta. Todos los días, él venía a verla y le pedía que fuera suya, pero nunca la había lastimado. Por eso, después de un mes de estar encerrada en este lugar, estaba casi acostumbrada a esto.
Sin embargo, el instinto humano de Louise nunca olvidó temer al Rey Demonio. Los humanos estaban instintivamente aterrorizados por los demonios, ya que los demonios nacían para ser odiados por los humanos. Era el rey de una raza diferente que estaba en conflicto con los humanos durante cientos de años, tal vez fue un instinto que se ha cultivado contra el Rey Demonio, que se podía decir que era sinónimo de miedo.
La apariencia del hombre también la inducía a sentir miedo. Se decía que el Rey Demonio que aparecía en los “Cuentos del héroe”, un libro que fue escrito para contar el éxito de generaciones de héroes, tenía una apariencia hermosa y fascinante. Sin embargo, la apariencia de ese demonio que decía ser el Rey Demonio de la era actual está lejos de ser atractiva.
Su rostro se veía duro, lo que se podía comparar con un ser humano de mediana edad. Su gran cuerpo era todo músculos, lo que era algo en común con los guardias imperiales al mando de su hermano mayor. En otras palabras, era lo que Aria describía como “macho”.
Pensando en eso, cuando recordó esas palabras, una sonrisa apareció en el rostro rígido de Louise. El miedo la abandonó y se reveló la alegría que originalmente poseía.
Mientras se reía, volvió los ojos hacia el juego de té que estaba colocado en la mesa. El juego de té le recordó a cierta mujer.
—Desafortunadamente, parece que lo que enfatizaste estaba mal, Aria.
Lo que le vino a la mente fue Aria Milford, su doncella, quien apretó el puño y dijo con énfasis:
—¡El Rey Demonio es guapo sin lugar a dudas! ¡Esa es la ruta común! ¡Es una promesa!
Fue cuando las doncellas estaban hablando con ella en su habitación. Aria insistió con tanta seriedad que las otras doncellas casi retrocedieron. Habiendo visto al Rey Demonio de esta era presente, Aria estaba equivocada, pero de alguna manera su afirmación siempre aparecería en su mente y disiparía el miedo que paralizaba su corazón. Ese recuerdo no dejó de hacerla sonreír.
—Estoy bien. Todavía estoy bien —se dijo a sí misma, se golpeó el pecho con las manos temblorosas y se levantó de la silla.
El Rey Demonio no tenía ninguna razón para venir aquí hoy. El Rey Demonio venía a encontrarse con Louise solo una vez al día, pero nunca se quedaba mucho tiempo. Él siempre decía que fuera suya y luego se marcha cuando ella me negaba.
Pero ella no lo sabía. Que el poder del Rey Demonio era demasiado poderoso y perdería la vida si se quedaba demasiado tiempo a su lado. Por esa razón, el Rey Demonio vendría manteniendo sus poderes al mínimo y luego se iría de inmediato. El Rey Demonio estaba haciendo eso por consideración hacia ella, pero ella no sabía nada de eso.
Louise se acercó a la única ventana de la habitación, estiró los brazos y empujó para abrirla. La suave luz del sol brillaba directamente en la habitación con intensidad. Solo por eso, la atmósfera lúgubre de la habitación cambió por completo y soltó un suspiro de alivio. La ropa de cama y el mobiliario de la habitación eran de colores vivos de acuerdo a sus gustos, pero rodeados de paredes grises, todo parecía aburrido. Los colores finalmente se recuperaron después de ser golpeados por la luz del sol.
Louise miró por la ventana abierta. Trató de mirar más allá. Porque si miraba los castillos negros y grises que se extendían bajo sus ojos, le recordaba mucho a su situación actual.
—Me pregunto, ¿cómo están todos? ¿Cómo está la barrera? Aria estaba a salvo, ¿verdad?
Ella creía que estaban a salvo, pero como estaba aquí, no tenía forma de saberlo.
—Todos también… están preocupados por mí.
Aria debía estar llorando. En ese momento, Aria sola estaba cerca de Louise y el Rey Demonio secuestró a Louise debajo de sus narices.
En ese momento. Louise no pudo reaccionar. Una fuerte vibración sacudió la habitación. Al analizarlo, esa conmoción debió deberse a la destrucción de la barrera. Louise, que pensó que era solo un simple terremoto, le ordenó a Aria que examinara los daños de otras habitaciones. Cuando Aria llegó a la puerta, la ventana y la pared se derrumbaron repentinamente y apareció una sombra sobre el humo que se elevaba.
¿Quién es?
Mientras se distraía, un brazo grueso y musculoso la agarró.
Los gritos de Louise resonaron.
—¡Princesa!
Los gritos de la histérica Aria se superpusieron a los de ella.
No podía recordar claramente lo que pasó después de eso. Cuando volvió en sí, ya estaba confinada en una de las habitaciones de esta alta torre del castillo del Rey Demonio. El hombre, que era el rey demonio Glydios, le dijo que se convirtiera en su esposa. Sin embargo, no había forma de que Louise aceptara tal cosa, así que rechazó al hombre mientras luchaba contra el miedo en su corazón, y cuando lo notó, había pasado casi un mes desde el día en que fue secuestrada.
Quizás si fuera una dama promedio, ya podría haber perdido gran parte de su cordura debido al miedo. Pero fuera afortunada o no, su orgullo como princesa la hizo superar su miedo.
Louise nació como la segunda princesa del Reino de Schwarze. Era la hija más pequeña y creció siendo amada por sus padres, su hermana mayor, sus hermanos mayores y también por el primer ministro. Sin embargo, en lugar de ser mimada por todos, fue estrictamente educada. Le inculcaron que ser la princesa del país es un orgullo y una responsabilidad. Hizo lo que le dijeron, porque tiene un objetivo. Era su hermana mayor, Mariage.
Una vez que Louise pudo entender, Mariage ya era conocida por ser la “princesa perfecta”. Además de su belleza e inteligencia, los sirvientes y los ciudadanos la amaban por su personalidad muy amable y sus modales elegantes. Sin embargo, no nació con inteligencia, sino que se adquirió gracias a sus esfuerzos. Por eso Louise aspiraba a ser como Mariage; ella era su mujer ideal.
Incluso hoy, superando su miedo, sus pensamientos fueron:
Si fuera la hermana mayor, nunca perdería la compostura, incluso en momentos como este. Ella estaría absolutamente decidida.
Sin embargo, Louise también tenía sentimientos complejos hacia Mariage. Louise sabía que era inferior a Mariage en todo, por lo que no sintió celos ni envidia. Pero cuando los demás los compararon a los dos, ella, que buscaba la perfección, no pudo evitar sentirse herida.
—La princesa Mariage puede entender fácilmente.
—Cuando la princesa Mariage tenía la edad de la princesa, ya lo hacía…
—Princesa, por favor emule a su alteza Mariage correctamente.
No era que no estuviera haciendo todo lo posible. Pero no importaba cuánto esfuerzo hizo, todavía no podía imitar la imagen de la “princesa perfecta” y estaba agotada. Además, fue desafortunado que Louise estuviera rodeada de muchas doncellas que una vez sirvieron a Mariage, por lo que mencionaban mucho a su antigua maestra.
Aunque pretendía mantener la calma en su exterior y se esforzaba al máximo, el círculo vicioso de referirse a Mariage persistía sin cesar. En esos momentos, deseaba fervientemente evitar cruzar miradas con ella.
Fue la reina, su madre, quien percibió sus sentimientos. Una vez que comprendió la situación, tomó medidas drásticas para cambiar el círculo de personas que rodeaban a Louise. Optó por asignarle a una joven doncella a su lado, alguien que pudiera actuar como su amiga. Además, al asignar a chicas recién llegadas al castillo como aprendices, quienes nunca habían servido a Mariage, se aseguraba de que no mencionaran el nombre de Mariage frente a Louise. Esas chicas fueron Aria y Belinda.
No compararon a Mariage y Louise. Adoraban puramente a Louise, su maestra.
—Me gusta mucho, princesa.
―¿La princesa Mariage? Creo que la princesa perfecta es maravillosa. Pero cuando recién comenzaba como aprendiz, su doncella me regañó por mis comentarios descuidados y fuiste tú, princesa, quien me dijo: “Me gusta mucho el discurso franco de Aria”. No fue la princesa Mariage. Entonces, para mí, es la “princesa perfecta”.
—Y-Yo también. ¡Me gusta la princesa que disfruta hablar y reír con nosotras…!
No queriendo perder contra Aria, Belinda también levantó la voz.
¡Oh, esas palabras me salvaron en ese momento…!
Qué feliz estaba Louise cuando fue reconocida por sí misma y no como una sombra de Mariage. Seguramente, esas dos no sabían que Louise estaba profundamente conmovida. Debido a demasiada felicidad, solo pudo decir un simple gracias.
Louise apretó los labios y volvió sus ojos decididos por la ventana. Quizás ella no fuera liberada a menos que mataran al Rey Demonio. Y hasta donde Louise sabía, solo los héroes podían matar al Rey Demonio. Y el Rey Demonio siempre era derrotado por el héroe. Entonces, solo podría ser rescatada por el héroe.
Pero no sería pronto. Mientras trataba de recordar la información sobre el héroe que, según Aria, estaba escrita en el Hero Times, analizó con calma. El héroe ya había derrotado a cuatro de los principales demonios de bronce. Todavía necesitaban vencer a los otros tres antes de poder enfrentarse al Rey Demonio, lo cual era cierto al menos en los “cuentos de héroes”. Si ese era el caso, entonces les tomaría tiempo. Sería una guerra prolongada. Podría sucumbir a sus miedos y perder la cordura. Ella podría rendirse. Pero…
Louise tocó su pecho y murmuró. Había una luz intensa en sus ojos.
—No me rendiré, Aria. Nunca cederé, de modo que tú y Belinda dirán: “Nuestra princesa es increíble”. Ante la situación que sea, me mantendré firme como la hermana mayor. Así que espérame, porque volveré.
Louise no sabía que sus palabras de determinación fueron llevadas por el viento incluso más allá de la barrera del castillo del Rey Demonio.
♦ ♦ ♦
El que escuchó la voz fue el héroe, que vino del pueblo vecino para salvar a Louise.
—La que ella anhela, la princesa valiente.
Greed mencionó desapasionadamente la condición y las palabras de la princesa a sus amigos. Dado que es raro que él elogie a una mujer, tal vez ella fuera bastante admirable.
Rufaga, que fue informado de las palabras de la princesa por el espíritu del viento, asintió.
—Sí. Definitivamente quiero salvarla por todos los medios.
Hubo alguien que se interesó por lo que estaban diciendo. Era Rufus, el mago del grupo.
—Debe sentirse impotente al estar sola enfrentándose al enemigo, ¿verdad? Siendo una princesa, apuesto a que seguramente se animará a sí misma.
Rufus, que también era un príncipe, de alguna manera podía relacionarse con los sentimientos de la princesa. Ser miembro de la realeza era a veces un arma de doble filo. No podía expresar sus quejas incluso si lo deseaba. Solo podías mantenerlo adentro.
—Debemos rescatarla pronto y enviarla a casa donde pueda sentirse débil sin tener que preocuparse.
Al principio, fue simpatía y admiración. Todavía tenía que saber que pronto se produciría un gran cambio.
♦ ♦ ♦
Desde la mañana de ese día, Louise sintió una especie de premonición. Su corazón estaba trastornado por una especie de presagio. A diferencia de lo habitual en el que no podía evitar mirar por la ventana, se sentó quieta en su silla. El Rey Demonio aún no la había visitado hoy. Pensó que ya debería haber aparecido, por lo que se sintió ansiosa.
¿Quizás, pasó algo?
Pensando en eso, se levantó de su silla y luego escuchó algo desde afuera. Si eso fue realmente desde el exterior, Louise no podía saberlo ya que estaba confinada. Estaba fuera de la puerta que nunca podrá abrir.
¿Es un demonio o tal vez alguien más allá de esa puerta…?
Sin embargo, si era un demonio, no necesitaba entrar a la habitación por la puerta. El Rey Demonio de la era actual que cuidaba de Louise, que aún no había aparecido, tampoco usaba la puerta. Simplemente entraba a la habitación a través de la magia de teletransportación por su propia voluntad.
Entonces fuera de esta puerta, ¿qué…?
Mientras mantenía sus ojos en la puerta, Louise se retiró gradualmente. En ese momento, se escuchó una voz desde el exterior de la habitación y Louise se detuvo en seco.
—¿Princesa? ¿Está la princesa Louise, la segunda princesa del Reino de Schwarze, ahí?
A diferencia de los demonios, claramente era una voz que pertenecía a un humano. Pero Louise no pudo responder de inmediato. Si la persona que estaba afuera de la puerta era consciente de que era cautelosa, continuó.
—Somos las personas solicitadas por su majestad, el rey de Schwarze, para rescatar a la princesa. Mientras el héroe lucha contra el Rey Demonio, la llevaré a un lugar seguro. Princesa, romperemos esta puerta. Dado que es peligroso, ¿podría mantenerse alejada de la puerta?
La voz estaba compuesta y no pudo detectar ningún disgusto o cálculo.
—Sí. Entiendo.
Louise quería arriesgarse. Incluso si la engañaban, podría tener la posibilidad de escapar si salía de aquí.
—Me he movido.
Ella le informó a esa persona, por si acaso, inmediatamente después de que se alejó un poco de la puerta. Se preguntó si la puerta se rompería y se haría pedazos. Sin embargo, a diferencia de aquella vez cuando el Rey Demonio demolió la pared de la habitación de Louise en el castillo de Schwarze, fue una magia que requirió un control delicado, rompiendo solo la puerta sin afectar las estructuras circundantes.
El corazón de Louise latía más rápido.
Con anticipación y ansiedad, miró donde una vez estuvo la puerta.
Una persona apareció de más allá de los restos de la puerta que cayeron como arena y escombros al suelo.
Una persona. Sí, es un humano. No es un demonio con ojos rojos. Es un humano con un inconfundible cabello negro.
El primero que entró en la habitación fue un hombre que vestía una túnica de color oscuro. El color era diferente de los que se usaban en Schwarze pero lo reconoció de inmediato como una túnica de mago.
El hombre no estaba solo, porque dos mujeres, una de ellas con una armadura, lo seguían. Pero Louise no le prestó atención a esas dos durante un tiempo. Porque su atención fue robada por el mago que estaba justo frente a ella.
—¿Está bien?
El hombre tenía una sonrisa de alivio mientras miraba a Louise. Había una pizca de preocupación en sus brillantes ojos marrones.
—Estamos aquí, así que todo está bien ahora.
—Sí, sí.
Respondiendo con labios temblorosos, Louise asintió. Quería decir que el intenso latido del corazón se debía al alivio de su ansiedad de que el Rey Demonio pudiera venir a buscarla pronto.
Como princesa, está decidida a casarse por interés nacional. Por eso, esto era definitivamente diferente.
—Gracias por venir a rescatarme. Pero… Si viene el Rey Demonio, por favor no penséis en mí y escapad. No desperdiciéis su vida.
Louise les dijo mientras sostenía una sonrisa digna que era apropiada para una princesa. Durante este tiempo, ella no lo supo. Que esas palabras conmoverían el corazón de Rufus, el hombre frente a ella, y le traerán un nuevo destino.
La princesa cautiva estaba ligada al mago que vino a rescatarla, y los dos vivieron felices para siempre…
Pero su historia de amor, era una historia diferente.
al final el rey demonio era todo un caballero xD
Ahora, me siento mal por el Rey demonio, porque los villanos no pueden tener in final feliz?
Es porque no es un ikemen?
O es porque es Macho?
Pobre señor demonio (。ŏ﹏ŏ)ಥ╭╮ಥ