La Tierra está en línea – Capítulo 104: Buscar un martillo para conseguir un martillo

Traducido por Shisai

Editado por Meli


Ruan Wangshu no era un nombre famoso, pero Lian Yuzheng era una de las cantantes femeninas más populares de China y conocida también en el extranjero, antes de que la Tierra se pusiera en línea.

Tang Mo acababa de adivinar que el líder de la organización Tian Xuan era uno de los dos jugadores que intentaron despejar el tercer piso de la torre negra. Entonces la torre negra les dijo sin rodeos: «Amigos, están pensando demasiado».

—¿No has oído el anuncio de la torre negra? —Tang Mo miró a Fu Wensheng.

—No he oído nada.

—Ruan Wangshu y Lian Yuzheng superaron el modo difícil del segundo piso, eso anunció la torre negra. Deben haberse unido y atacado la torre. —Tang Mo agarró la piedra y la golpeó suavemente contra el suelo. Entrecerró los ojos—. ¿Solo los jugadores que pasaron al segundo piso habrán oído este anuncio?

Hace tres meses, cuando Tang Mo superó el primer piso de la torre negra en modo difícil, solo Fu Wenduo oyó el anuncio, no así Luo Fengcheng y los demás. En aquel momento, el polizón supuso que solo los jugadores que superaron el juego de ataque a la torre podían oír la noticia, ahora era similar.

Como desafiar el tercer piso de la torre negra no tenía nada que ver con la misteriosa y poderosa organización de Tian Xuan, los tres no volvieron a hablar del tema.

Entonces, Fu Wenduo relató a detalle lo sucedido en Beijing.

—La mayoría de los jugadores de Beijing son independientes y no han creado demasiadas organizaciones. Una de las organizaciones más poderosas es la llamada Tian Xuan. Cuando me fui de Beijing hace cuatro meses, todos los miembros eran polizones.

Lian Yuzheng es un jugador oficial, no un polizón, pensó Tang Mo.

Sin embargo, en los últimos cuatro meses, la organización había crecido a un ritmo rápido. Quizá ya no se conformaba solo de polizones.

En el oscuro aparcamiento, trazaron un plan utilizando un mapa aproximado de Beijing. No tenían intención de chocar con la organización Tian Xuan. Beijing era muy grande y Fu Wenduo quería encontrar, dentro del país, pistas relacionadas con la torre negra dentro del país. Mientras que Tang Mo quería encontrar a su amigo.

Tras establecer un plan para los días siguientes, se tomaron un descanso. A la mañana siguiente, se marcharon en el coche.

El jeep negro circuló a gran velocidad por la autopista, avanzando hacia el norte a medida que el cielo se oscurecía. Cuando estaban a punto de llegar a Beijing, unas voluminosas nubes negras cubrieron el cielo, casi oscureciéndolo. Tras entrar en la séptima vía de circunvalación, cayó por fin la lluvia torrencial que se venía gestando desde hacía tiempo.

Fu Wenduo encendió el limpiaparabrisas, pero el agua caía como una cascada. El mundo entero estaba envuelto en una espesa precipitación y niebla, con una visibilidad limitada a solo cien metros. Giró el volante a la izquierda y entró en un supermercado local de recuerdos.

—¿Nos refugiamos de la lluvia? —preguntó Fu Wenduo.

No era conveniente conducir hasta Beijing en esas condiciones meteorológicas.

—Sí, esperaremos a que termine de llover —concordó Tang Mo.

Se detuvieron en el supermercado. El lugar era de especialidades locales, pero la comida hacía tiempo fue robada. En los mostradores vacíos había esparcidas estatuas de porcelana y objetos de jade que nadie quería.

Esperaron dos horas y la lluvia fue amainando poco a poco. Por fin dejó de llover y reanudaron la marcha hacia Beijing.

Condujeron dos manzanas antes de que Fu Wenduo entrase en una gasolinera. Tang Mo se bajó del coche mientras el polizón se dirigía al interior. Echó un vistazo al quiosco abandonado que había al otro lado de la carretera y vio una pequeña hilera de bungalows.

—Iré allí a ver si hay comida. Nos estamos quedando sin suministros y el quiosco podría tener un mapa más detallado de Beijing —gritó Tang Mo.

—De acuerdo —contestó Fu Wenduo detrás del cristal de la gasolinera.

Fu Wensheng se sentó detrás del asiento del conductor y observó cómo Tang Mo cruzaba la calle en dirección a un pequeño bungalow.

El ex bibliotecario entró en la casa y echó un vistazo. Encontró algunas galletas y aperitivos en la caja de almacenaje del dormitorio. En las pequeñas tiendas y supermercados ya no había comida, solo las zonas residenciales tenían recursos. Buscó en cada habitación y al final encontró un montón de rompope, galletas y un trozo de chocolate.

Tang Mo se lo pensó y se guardó el chocolate en el bolsillo antes de salir. Caminó hasta el borde de la calle y vio que, a lo lejos, Fu Wenduo buscaba gasolina. Supuso que Fu Wensheng le ayudaba, ya que no lo veía.

Se dirigió al quiosco. La brumosa llovizna le mojó pelo. Mientas caminaba, intentó recordar la dirección de la casa de su amigo. Cuando estuvo en Beijing, este lo guió todo el tiempo y no memorizó la dirección ni la calle.

Parece que hay un WalMart y una plaza cerca de su puerta… 

De repente, sintió que una oleada de calor le recorría el cuerpo. Miró a su alrededor, pero no había nada inusual.

¡Qué demonios!, tosió para intentar calmar el calor maligno.

Pisó un charco y frunció el ceño al ver que sus zapatos estaban mojados. Cuando trató de moverse, su cuerpo se congeló por un instante, antes de ir hacia un lado para evitar un cuchillo de plata que voló delante de sus ojos.

—Maldita sea, ¿cómo se enteró? No hay tiempo. ¡Solo mátalo!

Tang Mo abrió los ojos de par en par, aún no asimilaba lo ocurrido cuando otro cuchillo atravesó el aire y cortó sus pestañas. Se echó hacia atrás y utilizó la mano como apoyo. Su espalda estaba cerca del quiosco, preparado para contraatacar.

Todo sucedió demasiado rápido. Tras los dos cuchillos, una sombra negra se precipitó desde detrás a una velocidad que era invisible a simple vista.

Tang Mo quiso abrir la pequeña sombrilla para defenderse, pero cuando se llevó la mano a la cintura, descubrió que la había dejado en el coche.

¡Maldita sea!

La figura estaba frente a él, levantó las manos para cubrir su cabeza y un feroz puño se estrelló contra su codo.

Tang Mo soltó un gemido mientras volaba tres metros hacia atrás. Levantó la cabeza, pero antes de que pudiera ver el aspecto del enemigo, otro cuerpo surgió detrás de un bungalow, apuntando un cuchillo hacia su cabeza. Sacó su fósforo gigante y la larga y afilada cuchilla dejó una marca blanca.

Al momento siguiente, otras dos figuras emergieron detrás de un bungalow. Cuatro personas lo atacaron desde diferentes direcciones. Uno de ellos levantó un arma y disparó hacia sus cejas. Un fuerte tiroteo llenó la calle vacía. En la gasolinera, Fu Wenduo levantó la cabeza y miró a lo lejos.

—¿Qué está pasando? —Fu Wensheng gritó, con expresión horrorizada, mientras Fu Wenduo, a la velocidad de un rayo, salió corriendo.

Los enemigos eran más poderosos de lo que Tang Mo imaginó. El hombre de mediana edad que los lideraba era físicamente fuerte. Daba poderosos puñetazos, obligándolo a moverse rápido para esquivarlos. Otra persona, desde el lateral, utilizaba un cuchillo largo para bloquearle la huida, obligándole a entrar en un callejón sin salida. Una persona más atacó con un cuchillo volador. Solo un joven delgado se escondió en la distancia, disparando de vez en cuando con la pistola.

Se unieron para exponer sus debilidades. Parecían conocer todas sus acciones. Cada vez que él encontraba una oportunidad para contraatacar, la otra parte escapaba de inmediato.

—Viene Fu Wenduo. Lo detendremos. ¡Viejo Liu, te lo dejaré a ti! —gritó el hombre fuerte.

Los párpados de Tang Mo se crisparon al oírlo. Aprovechó que tres personas se giraron para enfrentar con Fu Wenduo, e hizo surgir fuego de su palma derecha y se giró para golpear al viejo Liu, este lo esquivó y lo pateó en el hombro.

El cuerpo de Tang Mo salió volando hacia la pared del quiosco y el feo hombre sonrió con sarcasmo.

Con Fu Wenduo, siendo bloqueado por el resto, el viejo Liu levantó un largo cuchillo y se acercó al ex bibliotecario, que no tenía hacia dónde retroceder.

—¿Qué vas a hacer? —se burló el hombre.

Entonces, el viejo Liu se puso rígido, su ataque cesó y el arma quedó a solo diez centímetros de la cabeza del joven. Un escalofrío le recorrió la columna vertebral al tiempo que Tang Mo se tumbaba en el suelo y gritaba:

—¡Destrúyelo en nombre de las estrellas, jaque mate!

El viejo tembló cuando Tang Mo sacó un arma y disparó una bala. Su forma física era excelente y evitó el impacto, pero nunca imaginó que la bala se curvaría y lo atravesaría entre las cejas, dejando un agujero oscuro y sangrante.

Fu Wenduo luchaba contra las tres personas, cuando oyó los disparos y luego vio a un hombre caer al suelo. Tang Mo se levantó del suelo y corrió a ayudarlo.

—¿Qué demonios fue esa habilidad? —exclamó el fuerte hombre de mediana edad.

—¡Solo quedan tres oportunidades!

Tang Mo alcanzó al grupo. Fu Wenduo, pateó el pecho del hombre fuerte, empujándolo frente a su compañero que levantó el fósforo gigante, lo restregó contra el suelo y creó chispas. Estaba a punto de golpear al hombre cuando el tiempo se detuvo.

En el cielo, la lluvia cesó.

El aire se calmó y la sangre que manaba de la frente del viejo Liu se solidificó en el suelo.

En la calle desierta, todo se detuvo. Era como si una persona hubiera pulsado el botón de pausa mientras el mundo se convertía en un retrato lluvioso.

Tres segundos después, Tang Mo salió de un bungalow con un montón de aperitivos y galletas. Tocó el chocolate que llevaba en el bolsillo, hacía mucho que no comía dulces, pero como había un niño de doce años en el coche, estaba dispuesto a darle un tercio.

Mientras caminaba, intentó recordar la dirección de su amigo.

—¿Parece que hay un WalMart en su puerta? También hay una plaza cerca…

Sus pasos se detuvieron. Inclinó la cabeza con una expresión extraña. Después de mirar durante un segundo, tosió y continuó avanzando. Su pie derecho pisó un pequeño charco. Tang Mo frunció el ceño y estaba a punto de sacar el pie cuando de repente se movió hacia un lado. Una bala pasó junto a su mejilla y atravesó la ventana del quiosco.

—¡Viejo Liu, viejo Jiu, mátenlo directamente!

♦ ♦ ♦

La autora tiene algo que decir:

Viejo Liu: ¡¿Todavía tienes una historia de fondo?! Ja, ja, ja

Un minuto después…

Viejo Liu: ¿Cuál es tu poder?

Mo Tang: ¡Mi poder se llama “Pide el martillo” [cara de indiferencia]!

Señor Fu: Dale a mi Tang Tang un 666.


Shisai
¡Por eso parece que predicen sus movimientos! ¡Están en un bucle de tiempo! Supongo que les quedan dos oportunidades más, ¿será una habilidad o un accesorio?

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