La Tierra está en línea – Capítulo 67: Desprecio de los Detectives

Traducido por Shisai

Editado por Meli


Tang Mo compró, por dos monedas de cobre, la ubicación del muelle a un hombre fornido que llevaba una falda de flores. 

El Circo Extraño celebraría, dentro de siete días, un espectáculo nocturno sorpresa. Habían alquilado un lugar en la plaza más concurrida del Reino Subterráneo para montar su carpa, que estaba a solo cinco kilómetros del muelle.

Caminaron durante veinte minutos antes de ver la lona de los barcos. Se miraron uno al otro antes de asentir. Tang Mo se apretó la máscara, metió las manos en los bolsillos y caminó a paso ligero hacia el muelle, mientras Fu Wenduo desapareció.

Tang Mo mantuvo un ojo en todo lo que le rodeaba, atento a posibles jugadores, pero no encontró ninguno. Así que en calma, se dirigió con éxito al barco más grande con un llamativo cartel que decía «Circo Extraño». Entró en la cubierta.

—¿Este es el barco del Circo Extraño? —preguntó y dos tripulantes que estaban en cubierta se volvieron hacia él, observando las letras sobre su cabeza.

—¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Por qué vienes hasta ahora? Estornudo ya estuvo aquí y le dimos su dinero Señor B, así que no sea perezoso. ¿Dónde está el Señor A? —gritó enfadado uno de ellos.

—Le duele el estómago y fue al baño —contestó en voz baja.

—Date prisa y llévate a ese monstruo —le ordenó el tripulante más alto, mientras agitaba las manos—. Es ruidoso y no puedo dormir bien. El jefe ha ido al palacio a darle una carta de invitación a los reyes. Antes de irse, me dijo que no llevaran a ese monstruo asqueroso al circo antes de la noche sorpresa. Recibió información de que intentarán robarlo.

—¿No podemos llevar al monstruo al circo durante los próximos siete días? —cuestionó Tang Mo con el ceño fruncido. 

—Por supuesto —intervino el tripulante de estatura baja—. Esos ladrones han puesto trampas. ¿Quieres enviar al monstruo hacia ellos?

—¿Entonces solo puedo llevar al monstruo al circo el séptimo día?

—Para ser más precisos, en la tarde del séptimo día —corrigió el alto.

—No puede ser ni un segundo antes —aclaró el otro.

—La jaula del monstruo está justo ahí. Le recuerdo que tiene aversión a la luz. Si lo pones a la luz durante diez minutos, se deshidratará y morirá. No lo dejen morir o el jefe los diseccionará —comentó el empleado alto.

—Lo sé… —Tang Mo respondió y se dirigió hacia la dirección que le señalaron.

El carro tenía tres metros de altura, dos de ancho y cuatro de largo. Estaba colocado con firmeza en la cubierta del barco. Trató de empujarlo utilizando el 50% de su fuerza, pero solo lo arrastró medio metro. Entonces oyó un ruido sordo dentro del carruaje.

—¿Y el caballo? —inquirió al darse cuenta que el carruaje constaba de una jaula negra cubierta por una pesada tela.

—Vaya, ¿quieres un caballo? —contestó enfadado el tripulante alto—. Fuimos muy buenos al proporcionar un vehículo y ¿ahora quiere un caballo?

—Ignóralo —dijo el empleado bajito y tiró de su compañero para hablar solo con él—. Es un detective que ni siquiera puede tirar del carro. No sé por qué el jefe les pagó tanto por vigilar a este monstruo. Pero si se queja, ¿no tendremos que cuidarlo nosotros? ¿No puedes dejarlo correr? Vete, si alguien intenta robarlo, solo dale un puñetazo en la nariz… Vayamos a beber en la Taberna Banana por la noche.

Tang Mo, hizo caso omiso de sus palabras y tiró del carro con ambas manos. La pesada criatura volvió a golpear la pared de la jaula. Estabilizó su fuerza y dejando tras de sí las profundas huellas del carruaje sobre el suelo, se alejó del barco y del muelle.

Los transeúntes los miraban con curiosidad. Pero solo un pequeño hombre, de mediana edad, llamó su atención entre la multitud. Este, al darse cuenta de que lo observaba, salió corriendo, algo que lo hizo sonreír.

Tras un largo rato y unas cuantas vueltas en la calle, Tang Mo desapareció en un sinuoso callejón.

Colocó el carruaje en un edificio abandonado. Se retorció el cuello, aflojó el cuerpo y se sentó en el suelo para descansar. Esperó con paciencia y diez minutos después, dos hombres fueron arrojados a sus pies. 

—¿Solo dos? —le preguntó a Fu Wenduo.

—Solo tenía un cómplice. Caminó por el muelle durante cinco minutos antes de encontrar a su compañero. Entonces los agarré —le explicó.

Tang Mo se ajustó la máscara, se acercó a los dos jugadores malheridos y les dio una patada. Deseaba actuar como Mosaico, Mario, Pinocho, Santa o… Entonces sonrió al acordarse de un jugador. 

—¿Tú eres el ladrón que quiere robar el monstruo?

—¿Qué monstruo? —cuestionó el de estatura baja—. No somos ladrones. ¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué nos golpean y nos atan? Somos ciudadanos del Reino Subterráneo. Han violado nuestros derechos civiles y serán buscados por los guardias del reino

¿Derechos civiles de los clandestinos?, se preguntó Tang Mo se preguntó, pero entonces recordó que era normal que alguien que hubiese superado el primer piso de la torre negra tuviera esa información.

—Son ladrones. —Tomó un palo y sonrió como lo hacía Bai Ruoyao—. Los guardias del reino los atraparán primero.

—¿Qué te hace pensar que vamos a robar algo?

—¡Sí! ¿Qué te hemos robado?

Ninguno de los capturados parecía notar las letras que flotaban sobre sus cabezas.

—Si los dejamos ir, seguirán intentando robar el monstruo. Víctor, ¿los matamos? —sugirió Fu Wenduo.

Tang Mo se sorprendió ante el nombre. Ignoró la extraña sensación que apretaba su corazón y aceptó. 

—Entonces mátalos, Tang Ji.

Los dos jugadores abrieron los ojos sobresaltados. 

—No, nos maten. No estamos tratando de robar nada. Somos ciudadanos comunes y corrientes…

Dos estridentes golpes se escucharon cuando Fu Wenduo los golpeó con un par de afilados cuchillos. 

—¿Tienes alguna herida? 

—No.

—Pensé que atraparíamos a más jugadores —se quejó Tang Mo con el ceño fruncido, fijó sus ojos en el hombre más pequeño—. Solo este sujeto fue tan estúpido como para exponerse, los demás deben estar muy bien escondidos, observando en silencio.

Su estrategia al separarse había sido desconcertar a los veintiún jugadores, quienes al solo ver a uno de los blancos y desconocer el paradero del otro, no se atreverían a actuar, aun ante la valiosa recompensa de una Moneda de Oro del Rey que significaba uno de ellos. 

Además, querían apoderarse de quienes fueran a corroborar la noticia que se había extendido por todo el Reino Subterráneo, sobre el arribo del extraño monstruo al muelle.

—El resto tenía más curiosidad por el carruaje y lo que llevaba. Excepto este tipo —Tang Mo se quitó la máscara y suspiró impotente—. Su línea de visión se detuvo en mi cuerpo durante un minuto. Quería observarme a mí más que a la caja y ver qué tipo de fuerza tengo para valer una Moneda de Oro del Rey.

—Es una pena que solo él fuera tan estúpido —comentó Fu Wenduo.

—¿Qué hay de su fuerza?

—Es fuerza pura. Él es un poco peor que Jack. —Señaló al hombre alto y luego al otro—. Este hombre tiene una fuerza muy pobre y su habilidad es un gorrión volador, ruidoso, pero me ocupé de él antes de que usara su ataque sónico.

—Parece que ellos serán la media entre los que han superado el primer piso —especuló y luego de un momento, observó a Fu Wenduo—. ¿No necesitas quitarte el casco para respirar?

—No —respondió en voz baja.

—No hay jugadores cerca —confirmó Tang Mo, después de todo, había utilizado la habilidad de «Un hombre rápido» para evitar que los rastrearán. 

Con los dos jugadores desmayados y el cielo oscureciendo. Decidieron que era momento de ver el aspecto del monstruo. Fu Wenduo sujetó una esquina de la tela negra que cubría la jaula y se volvió para mirar a Tang Mo quien lo instó a que continuara.

El gigante monstruo quedó expuesto, tenía forma de serpiente y se agachaba en la jaula, intentando escapar a través de los barrotes, se petrificó al notar a los hombres, luego de cinco minutos, levantó la cabeza para verlos bien.

Tang Mo suspiró, la mirada de Fu Wenduo recorrió el cuerpo frente a él. 

—¿Es una lombriz de tierra? —preguntó Tang Mo con recelo.

—Sí, es una gran lombriz de tierra.

—Esta lombriz es demasiado grande. Hay valor en mostrarla como un tesoro del circo. Pero…

—¿Has oído esa voz hace un momento? —lo interrumpió Fu Wenduo.

—Lo he oído…

—¿Conoces a esta gran lombriz de tierra?

—La conozco —afirmó Tang Mo , después de observar con detenimiento al monstruo que no paraba de llorar—. Hace dos meses, participé en una instancia de tipo S, un nivel asignado por Luo Fengcheng. La misión principal era matar al miembro del circo que custodiaba a la lombriz de tierra y al final la dejé ir.

—¿Es la que dejaste ir?

—Si no me equivoco, es la misma. —Miró a la criatura—. Es tan estúpida y grande. No debería haber una segunda como ella.

—Háblame de esa instancia.

Shisai
¿La recuerdan? Donde había que matar a Bill

Le explicó hasta el último detalle sobre lo que enfrentó en la instancia «Mata a Bill», cualquier cosa podría ser importante para él y su compañero en los próximos siete días.

En el oscuro edificio, la gran lombriz de tierra lloró porque tenía hambre y quería ver a su madre. Su llanto era falso, pero aún cuando descansaba por momentos, no dejó de golpear su cabeza contra la jaula, intentando escapar.

♦ ♦ ♦

Al mismo tiempo, en una cabina junto al muelle, cinco jugadores estaban reunidos alrededor de una mesa de arena cuadrada. 

Una joven con el pelo corto golpeó la mesa, agarró una rama y empezó a dibujar líneas con rapidez, poco a poco, un mapa incompleto del Reino Subterráneo apareció sobre la mesa. Tenía la forma de una larga franja, que partía del muelle y llegaba hasta una amplia calle.

—Ha desaparecido aquí, —indicó la mujer cuando terminó de dibujar—. Lo estaba siguiendo con el viejo Li pero en un abrir y cerrar de ojos, desapareció y se esfumó.

—Sí, te prometo que no pestañeé —afirmó el aludido—. Simplemente desapareció en medio del camino.

—Antes, conocí a un monstruo de la torre negra que era muy rápido —expresó luego de un momento un hombre de gafas.

—Capitán, ¿qué hacemos ahora? —intervino de nuevo la mujer—. Lo hemos perdido y puedo garantizar que no somos el único equipo que lo ha hecho. Creo que tres de los cinco grupos siguieron al Señor B.

—¿Cinco equipos? —preguntó un joven—. ¿No había solo cuatro equipos siguiendo al Señor B?

—Estás siendo estúpido de nuevo, —se burló el viejo Li—. Pequeño Chen, había un hombre en el muelle que fue descubierto y que ya debió haber sido capturado por los señores A y B. Y supongo que todos aquí estamos agrupados, así que debió arrastrar a su equipo con él. Es probable que todos hayan sido asesinados por los dos detectives.

—Oye, yo no estoy a cargo de eso. —El pequeño Chen se tocó la cabeza e hizo reír a todos con sus siguientes palabras—: Este tipo de cosas, las sabe al capitán y a la hermana Lin. Yo solo lucho.

El hombre extendió la mano y dibujó un círculo en el mapa de arena, cerca de la calle donde Tang Mo desapareció. Lo borró y dibujó uno más grande. 

—La razón para que desaparecieran en esta zona, debe ser porque ahí está su escondite. El circo está por aquí. Uno vigila el circo por si envían al monstruo. Los demás vendrán conmigo a explorar este perímetro mañana.

—¡Está bien!

—¿El Señor A y el Señor B son personas clandestinas? —cuestionó Lin, la chica de cabello corto—. Capitán, pensé que podrían ser jugadores como nosotros.

—La posibilidad es demasiado baja —respondió el hombre de gafas.

—Lin, la instancia de reunión de la «Noche Sorpresa del Circo Extraño» solo convocó a los jugadores que han superado el primer piso. En este mundo, aún nadie ha superado el tercer piso de la torre negra, sin embargo, hay quienes han superado el segundo piso, bien podrían ser el Señor A y el Señor B, que tendrán que enfrentarse a veintiún jugadores. Sería imposible que ganen, aunque hayan despejado el segundo piso —dijo el viejo Li.

—Sí, como ha dicho el capitán, la equidad es el principio más importante en un juego de torre negra. Es imposible que dos jugadores compitan contra veintiuno. A menos que la torre negra piense que pueden derrotarnos. ¿Pero cómo sería posible? No creo que la diferencia entre el primer y el segundo piso sea tan grande —añadió el pequeño Chen.

—Solo estaba especulando… —concedió Lin Yi.

—¿Es el sexto sentido de una mujer? —se burló el viejo Li—. No hace falta que lo digas. Es bueno que haya una mujer en el equipo, je, je, je… ¡eh!

La joven salió de la habitación y se dirigió en dirección al circo.

♦ ♦ ♦

En la Taberna Banana, a medida que el cielo se oscurecía, un sinfín de personas clandestinas entraban para pedir el vino de plátano picante. Todo el lugar olía a sangre, sudor de los hombres y pies.

En un estrecho y poco iluminado salón privado, un hombre calvo terminó de beber un vaso de vino de plátano, descubrió una mano rota con un anillo en el dedo corazón, se lo quitó, frente a un hermoso joven que estaba a su lado y lo miraba con curiosidad. 

—La Taberna Banana no es cuidadosa.

—Piérdete, estoy bebiendo. —El calvo empujó al adolescente—. ¿No sabes que los menores de edad no pueden beber?

El joven se lamió los dientes. 

—¿He matado a gente y aún así no puedo beber?

El calvo lo ignoró.

Había otras dos personas en la sala, también bebían vino de plátano. Una joven cogió el vaso y lo probó antes de dejarlo a un lado. 

—¿Está bien si hoy no seguimos al Señor B? Si esconde al monstruo y lo envía al circo el último día, las posibilidades de éxito serán menores —argumentó.

—Hay otros cuatro equipos. —El calvo apartó la mano que había intentado comerse, al parecer solo podía beber vino de sangre—. Ellos rastrearán al Señor B, descubriremos dónde está y los matamos. 

—¿A quién vamos a matar mañana? —Aplaudió emocionada una guapa adolescente—. Les he puesto micrófonos a tres idiotas.

—Elige al azar. ¿A quién quieres matar?

La mujer se cruzó de brazos y miró con frialdad a las tres personas que tenía delante. 

—El Señor B, me resulta un poco familiar, como si lo hubiera visto antes en algún sitio.

—¿Has visto a ese? —inquirió el calvo—. ¿Qué instancia fue?

—No lo recuerdo —contestó ella, después de pensarlo en silencio por un rato—. He participado en demasiadas.

—Ese Señor B tenía cubierta la mitad de la cara, pero la otra parte se veía bien —habló por primera vez un hombre de mediana edad—. Oye, tiene una carita blanca, ¿no deberías recordar algo así?

—¡Piérdete! —le gritó enfadada.

—De acuerdo, la gente clandestina no parece diferente de los humanos. —El calvo cambió el tema—. Los ojos de la carita blanca se parecen a los de alguien de China. ¿Cómo se llamaba…? Ese tipo popular, a mi ex novia le gustaba.

—Quiero matarlo, sacarle los ojos y arruinar lentamente su apariencia. —Sonrió con malicia el adolescente.

La joven miró a las tres personas antes de levantarse y salir de la asquerosa Taberna Banana.

Situaciones similares se presentaron en los demás equipos, algunos de tres personas y otros cuatro.

La habilidad de «Un hombre rápido» resultó ser efectiva para pasar desapercibidos. El primer día, habían logrado ocultar la gran lombriz de tierra y sorprender a los veintiún jugadores.

♦ ♦ ♦

Debido a su mejora física, Fu Wenduo no necesitaba dormir. Se sentó, inmóvil, en el suelo junto a la jaula. Tang Mo pensó que estaba durmiendo dentro del casco. Se acercó con suavidad a la jaula y miró al monstruo.

Las acciones de la lombriz en la jaula se detuvieron. Giró su fea cabeza hacia Tang Mo, intentando reconocerlo.

Unos instantes después, la lombriz frotó su fea cabeza contra los barrotes de acero, como si quisiera tocar a Tang Mo. Este extendió la mano y le tocó la cabeza. 

Se preguntó si las lágrimas de la lombriz podrían ayudar a curar las heridas, en secreto, pensó en cómo hacer para conseguirlas.

—¿Quién es esta persona clandestina? —dijo una voz—. Me parece un poco familiar. Tengo hambre, quiero comer. Su mano parece deliciosa…

Tang Mo retiró la mano cuando la lombriz la mordió. La miró con desprecio, hace apenas dos meses la había salvado y ahora lo atacaba. Se preparó para golpearla y tomar sus lágrimas, pero una carcajada lo distrajo.

—¿No estabas durmiendo…?

—No puedo dormir durante estos siete días —le contestó. 

—Ahora hemos escondido esta lombriz de tierra. —Tosió dos veces antes de continuar—: Los jugadores no deberían hacer mucho ruido durante los primeros cuatro días. Creen que somos personas clandestinas y que este es el Reino Subterráneo. Es nuestro territorio y no actuarán precipitadamente. Intentarán obtener más información. El último día es el decisivo. En el séptimo día, tenemos que enviar la gran lombriz de tierra al circo. Conocerán nuestra posición y atacarán.

Fu Wenduo asintió y le preguntó: 

—¿Quieres descansar?

—Dormiré un rato —aceptó, él no podía dejar de dormir por tanto tiempo.

—Yo vigilaré.

Tang Mo se sentó a lado de Fu Wenduo. Se apoyó en un pilar roto y cerró los ojos. Debían estar cerca para actuar ante un ataque sorpresa.

La gran lombriz de tierra golpeó la jaula antes de quedarse dormida.

Más tarde, Fu Wenduo se sorprendió cuando la cabeza de Tang Mo se recargó en su hombro. Estiró una mano y lo empujó hacia atrás.

Tang Mo se despertó en cuanto su cabeza se tambaleó, pero su compañero lo había empujado tan fuerte, que avergonzado, se negó a abrir los ojos. Se apoyó en el pilar y siguió durmiendo.

La noche pasó y el sol brilló sobre la tierra. 

Al despertar, Tang Mo, agarró la tela negra y cubrió la jaula.

—Qué hambre, ¡mamá…! —se quejó la lombriz, golpeando su cuerpo contra la jaula. Llevaba tres días sin comer.

Tang Mo y Fu Wenduo echaron un vistazo a los alrededores, estaban casi a la mitad de la capital del Reino Subterráneo, muy lejos de donde lo habían visto, por eso no encontraron a ningún jugador.

—El plan fue exitoso. Mientras no haya accidentes, no podrán encontrar este lugar —comentó Tang Mo—. La parte más importante de este juego no es cómo derrotar a los veintiún jugadores. Es enviar a la gran lombriz de tierra al circo. Tenemos que pensar en cómo llegar ahí en seis días.

Tang Mo nunca tuvo la intención de enfrentarse a todos los jugadores, aún con Fu Wenduo a su lado, la probabilidad de éxito era de un 30%.

Lo que quería era ganar el juego.

Estaban a medio camino y la última parte sería en el séptimo día.

—Cuando limpié la instancia de tipo S, descubrí que esta lombriz de tierra puede cavar un agujero muy rápido. Así que en estos seis días, podemos…

¡Ding dong! Como los detectives más poderosos del Reino Subterráneo, los astutos Señor A y Señor B han jugado con los estúpidos ladrones. Los veintiún jugadores humanos están indignados por haber sido menospreciados. 

Estúpidos humanos, ¿esto es todo lo que tienen?

Se activa el efecto del «Desprecio de los Detectives».

El «Desprecio de los Detectives» se activa cada tres días al mediodía. Los veintiún jugadores pueden conocer la ubicación del monstruo.

¡Ding, dong! Jóvenes de la Tierra, derroten con valentía al Señor A y al Señor B, ¡ayuden a salvar al pobre monstruo!

Fu Wenduo y Tang Mo no se lo esperaban.

♦ ♦ ♦

La autora tiene algo que decir:

Tang Tang: $%@&, no me detengas. ¡Quiero matar a la torre negra! Me apoyé accidentalmente en el hombro del Viejo Fu y me apartó. ¡Ahora la torre negra también me está causando problemas!

Viejo Fu: …# En realidad empujé la cara de mi esposa #


Shisai
Torre negra: Los pondré contra 21 jugadores que pasaron el primer piso. También la torre negra: Tsk, estos tontos, les diré la ubicación del monstruo o seguirán dando vueltas.

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