La Villana Revierte el Reloj de Arena – Capítulo 115: El resultado de la elección (5)

Traducido por Maru

Editado por Sharon


—Hace tiempo que no nos vemos, ¿verdad?

Era un hecho bien conocido que era el espía del príncipe heredero, por lo que el vizconde Merriart se mostró muy cauteloso y lo miró con enojo.

—¿Ibas a traicionarlos al final? —preguntó Vika mientras reía.

—Sí —afirmó el vizconde, aclarándose la garganta, y la risa de Vika se hizo más espesa.

—¿Nos dejarás un momento?

—¿Quién…? ¿Yo? —se preguntó el investigador, y Vika asintió.

—Sí, terminará pronto.

—Está bien…

¿Cómo se atrevería a desafiar al ayudante más cercano del príncipe heredero?

El investigador se fue pronto, y cuando el caballero, que estaba custodiando la puerta lo siguió, Vika se sentó frente a él.

—¿Cuánto tiempo crees que funcionará esa excusa?

Ante la pregunta burlona de Vika, el vizconde cerró la boca, porque solo estaba haciendo su última resistencia, sabiendo que tampoco funcionaría. Sabía que lo que estaba haciendo ya no le daría tiempo.

—Te daré un consejo por los viejos tiempos.

El vizconde lo miró con los ojos muy abiertos al escuchar que lo ayudaría, pero rápidamente cambió a sospecha. Parecía dudar de qué consejo les daría después de haberlos metido en esta situación. Vika sonrió suavemente como si hubiera leído sus pensamientos.

—¿No sabes que pensé en ti especialmente?

—¿Especialmente? —preguntó el vizconde Merriart, asustado—. ¡Qué palabra tan extraña!

—Oh, no lo malinterpretes. Quiero decir, solo te estaba mirando porque eras bueno en los negocios, así que te di algo de información —dijo Vika con una cara seria, y el vizconde sacó su pecho orgulloso. Recordó que le había dado bastante información en el pasado y que, gracias a eso, su negocio había ido bien. Vika no dejó pasar la oportunidad al verlo relajarse—: Sabes que no puedes salir de manera segura de todos modos, así que tendrás que pensar en reducir el daño tanto como sea posible.

—¿Cómo?

—Es simple, tienes que hacer una divulgación.

¿Divulgar? ¿A quién?

Vika explicó de nuevo cuando vio al otro hombre parpadear y no responder.

—Revela a alguien que niega los cargos, como lo haces tú. Danos los nombres y obtendrás una sentencia reducida. En otras palabras, denuncia a alguien.

—¿Cómo…? ¿Cómo podría hacer algo tan desagradable?

El vizconde estaba enfadado y afirmó que no podía, como si las palabras “revelación o denuncia” despertaran antipatía instantánea. Viéndolo, Vika chasqueó la lengua, diciendo que era tan tonto.

—Incluso si lo revelas, simplemente estás diciendo el pecado tal como es. ¿No sería bueno salvar tu vida mientras dices la verdad en lugar de ser ahorcado mintiendo? Es una vida que termina si mueres de todos modos.

Cuando mencionó que la muerte le esperaba al tonto, el rostro del vizconde palideció notablemente. A diferencia de cuando pensaba en ello solo, la palabra “muerte”, que escuchó de la boca de otra persona, fue suficiente para ponerlo en tensión.

—¿Sobrevivirás después de revelar lo que sabes, o resistirás sin sentido y morirás?

Muerte. Moriré. Si no hago nada, moriré.

El sudor, que manaba de la frente del vizconde Merriart, perdido en sus pensamientos, cayó sobre la mesa, más allá de su mejilla y barbilla. No hubo respuesta, pero sabía que solo había una forma de vivir.

Antes de que Vika saliera de la habitación, agregó un consejo final para fortalecer su decisión.

—Escuché que Oscar, el heredero de la familia del duque de Frederick, tenía garantizada su vida ya que está dispuesto a cooperar.

¡Oscar Frederick! Escuché el rumor, pero ¿realmente sobrevivió haciendo eso?

El vizconde recordó que se había puesto furioso al enterarse de que se había puesto del lado del príncipe heredero y lo habían trasladado al Castillo Imperial. Había sido hace solo unos días, y había maldecido a Oscar por ser cobarde, pero si pudiera salvar su vida… ¿no sería mejor?

—Soy un traidor, pero no quiero perderte, así que espero que tomes una buena decisión. Y lo que recuerda la próxima generación son los sobrevivientes del rebelde, no los que murieron por traición. La vergüenza es por un momento, vizconde. La historia atrae favorablemente al ganador.

Vika dejó tales palabras y se fue sin remordimientos. El investigador y los caballeros regresaron de inmediato, y el interrogatorio que se había detenido comenzó de nuevo.

—¿Qué dice? —preguntó el investigador bruscamente. Parecía sospechoso de su conversación con Vika porque su rostro era muy diferente al de antes.

—Yo… lo contaré todo —repitió el vizconde con obediencia, dejando ir cualquier rasgo de resistencia, y el otro hombre abrió los ojos.

—¿Qué quieres decir?

—Quiero decir… lo que he hecho. Lo admitiré todo y me arrepentiré de mi pecado… y…

El investigador asintió y esperó a que salieran las palabras, ya que aún no terminaba. Ante su reacción, el vizconde tragó saliva y trató de leer su semblante por un momento antes de continuar.

—Y… si digo la verdad sobre lo que otros niegan, ¿podré vivir?

El investigador logró sonreír mientras el vizconde decía lo que había esperado.

—Quizás… porque su alteza es un hombre generoso que perdona errores ligeros, y está garantizado por las leyes del imperio. A los que cooperan en la investigación se les reduce la pena.

El vizconde recibió la respuesta como una soga que le salvaría la vida, e hizo frente a la revelación.

—¿Es este secreto confidencial…?

—Por supuesto, debo informar a su alteza, y el papel tendrá su nombre.

Se mostró reacio a escribir su nombre en un papel, pero pensó que era natural que el príncipe heredero supiera que él, el vizconde, cooperaba. Si hubiera un poco más de tiempo, y si no fuera de por vida, lo habría revisado cuidadosamente, pero no podía permitirse pensar mucho.

—Bueno, lo contaré todo.

Entonces sus ojos decididos se volvieron firmes, listos para vender a los demás y salvarse. No sabía que su crimen era tan grave que no importaba si le reducían la pena. Con el resultado satisfactorio, el investigador le dio al pecador un té caliente y la investigación comenzó a transcurrir sin problemas como si tuviera alas.

♦ ♦ ♦

Los rumores se extendieron rápidamente a la gente arrestada que alguien los había vendido; acompañado con el rumor de Oscar de que si informaban, podrían vivir. La fuente era desconocida, pero era cierta porque el investigador tenía información que nadie sabría a menos que estuviera involucrado.

Pasó un momento antes de que las dudas crecieran entre aquellos que no fueron capturados. Además, la situación empeoró incontrolablemente porque el vizconde, que era el informante, estaba furioso y enojado, fingiendo no serlo.

Sumado al rumor de Oscar, los nobles comenzaron a tener un conflicto. También pensaron que sería mejor suplicar por su vida cooperando.

—¡Oscar no sabe que estamos en una posición diferente!

Caín, que había escuchado el rumor, estaba furioso y su voz sonó en el pasillo silencioso. Su voluntad era mantener la alteza de los nobles hasta el final. Isis, que había estado en una habitación bastante cerca de Caín, escuchó su voz y apretó el puño.

—¿Cómo te atreves…? —dijo con espíritu asesino. Fue traicionada por Lohan, su hermano y los nobles. Todos le dieron la espalda, y ya no podía aceptarlo.

—Todo esto se debe a la señorita Isis. —Mielle, que había sido encarcelada en la misma habitación, seguía acosándola, dejándole toda la responsabilidad y devastando su mente día y noche—. Desde el principio, no debería haberme resistido al príncipe heredero…

Mielle parecía muy enferma. Llorar por lo que hizo en el pasado que no se podía cambiar porque había escuchado algo de Aria justo antes de que la encarcelaran.

¿Qué quiere la mujer malvada? Dijo que quería que me cuidaran. Pero ella es solo la hija de una prostituta que ha escondido su malvado corazón.

Se dio cuenta que la secaría hasta la muerte después de entender las palabras de Aria, que la había defendido durante días, por lo que a veces, se despertaba presa del pánico y no dormía bien por la noche.

—Si… la señorita Mielle hubiera hecho bien lo que te dije desde el principio, ¡esto nunca hubiera sucedido!

Si Mielle hubiera tratado bien a Aria, el príncipe heredero no habría vuelto los ojos hacia ella, y este trabajo no habría salido mal.

—No debería haberte seguido… ¡nos arruinaste a todos! —dijo Mielle, con los ojos llenos de lágrimas, como si no pudiera escuchar las palabras de Isis. Ella parecía estar loca. Esta conversación se había repetido durante días.

—¡Cállate! —gritó Isis, incapaz de seguir soportándolo, porque no estaba en buenas condiciones. Había esperado a un abogado, sintiendo que se le enfriaba la sangre al darse cuenta que todo transcurrió según el plan del príncipe heredero, pero nadie la visitó.

No, no pudo encontrar a nadie, porque todos los que la habían acompañado ya estaban en la misma situación. Además, como todos los demás nobles, le habían quitado sus propiedades, así que solo podía quedarse sentada como una muñeca rota, cayendo en una profunda frustración. Pero de repente escuchó una voz familiar.

—Mielle.

Al levantar la mirada, encontró a Aria, la raíz de todo el asunto. Ahora era tan hermosa como un ángel del cielo, con un vestido brillante que no estaba disponible para Isis y Mielle. A pesar de que era una mujer que la había hecho caer en el infierno, ante su absoluta belleza se quedó sin palabras. La rudeza y la vergüenza que nunca antes había sentido penetraron en todo su cuerpo.

¿Por qué? Es una mujer de origen humilde, pero ¿por qué es tan hermosa? Debería ser ella quien sienta esto, pero ¿por qué estoy yo…?

—¿Estás bien?

Mielle se asustó y gritó en silencio con el tono amistoso de Aria. Era como si hubiera visto un segador.

—Qué pobre eres… Te han lastimado mucho.

Definitivamente eran palabras preocupados, pero como no podía reconocer su intención, Mielle sintió un gran miedo.

—No tienes que preocuparte ahora. ¿Cómo puedo dejar a mi única hermana así?

Aria sonrió e hizo una seña al caballero que la acompañaba. Tenía la llave en la mano para abrir la dura jaula de la prisión.

—Quiero sacarte de aquí ahora mismo, pero no puedo hacerlo hasta que se dicte la sentencia, porque cometiste un crimen…

Entonces, ¿qué es la llave que tiene en la mano? La mirada inquieta de Mielle se volvió hacia la llave, y Aria sonrió.

—Estoy aquí hoy porque me ha preocupado cómo te está yendo. ¿Qué tal beber té juntas?

Tan pronto como Aria terminó, la puerta de la prisión se abrió y entró un caballero sin esperar la aprobación de Mielle. No, no se necesitaba su permiso. Ahora no tenía otra opción porque perdió todo ese poder y estatus.

—¿Té…? —preguntó Mielle, avergonzada, pero en lugar de responder, Aria se fue. Mielle fue apresada por el caballero, y agarrada como un ganado llevado al matadero.

—¿Dónde diablos me llevas …? —gritó pero nadie respondió. La líder Aria simplemente caminaba elegante y constante, como si no se escuchara nada.

¡Quizás…! ¿Me cortarás la cabeza, aunque dijiste que tomarías té conmigo…?

La llevaron a rastras, luchando contra el miedo, pero, afortunadamente, llegó al salón, no al estrado de ejecución. Como si estuviera preparado de antemano, había té, galletas y frutas humeantes. Aria, sentándose primero en un sofá suave y mullido, señaló el otro lado y dijo con ternura:

—¿Por qué estás tan pálida, Mielle? ¿Crees que te voy a hacer daño?

Sus largas y ricas pestañas parpadearon como un pajarito con alas. Los ojos verdes debajo de ellos no tenían la intención de hacer nada.

—No sé por qué estás tan asustada. Piensa en cuándo te hice daño —dijo Aria de nuevo. Sonrió con gentileza con una expresión amable al preguntar por la salud de su hermana.

—¿Qué diablos estás haciendo? —Sin embargo, Mielle, que no bajó la guardia, se sentó con cuidado. Su boca todavía estaba cerrada.

—Piensa en ello —insistió Aria, tomando un sorbo de té.

—No sé… lo que me pides que piense —dijo Mielle, incapaz de comprender su intención, por lo que la otra mujer le explicó con cara amistosa.

—¿Cuándo te hice daño? Estás tan asustada y tengo curiosidad. Te dejé ir cuando trataste de accidentar mi carruaje con Emma. Incluso te di un collar para que te relajaras.

¿Qué…? Cuando Aria de repente sacó su falta pasada, Mielle se endureció estúpidamente.

Entonces, Aria la hizo mirar hacia su pasado de nuevo con un poco más de amabilidad.

—Obviamente, te invité a mi cumpleaños, pero mentiste que no estabas invitada y me avergonzaste frente a las damas. —Aria sonrió y añadió—: Me sorprendió mucho en ese momento.

Fue cuando invitó por primera vez a las damas a una fiesta en el jardín interior. Mielle había intentado deliberadamente insultar a Aria delante de todos, fingiendo ser buena ya que no se había presentado insinuando estar enferma.

—Ha pasado un tiempo, y no fue gran cosa, así que lo olvidé… pero lo recuerdas. Y poco después, Oscar vino a visitarme y te enojaste por celos. Así que lo olvidé. E incluso cuando envenenaste mi té, no te castigaron por nada más, ¿verdad? Eres tú quien realmente lo instigó.

¿Todos sabían que…? Veneno. El veneno. Emma fue sacrificada. ¡Cuando la estúpida Berry me traicionó y todo se arruinó! Si solo Berry lo hubiera hecho bien, lo habría logrado, pero lo arruinó todo como una plebeya que no pudo engañar a su origen. Si hubiera tenido éxito entonces, yo no estaría en esta situación. Y Emma también… habría vivido a mi lado. Mielle pensó que estaba bien con el tiempo, pero cuando recordó a Emma, ​​sus ojos se encendieron. Ella era ridículamente la única que había estado de su lado y había desaparecido ejecutada.

Sus emociones estaban llenas de pensamientos complejos. Aria, que comprobó los ojos húmedos de Mielle, volvió a su primera pregunta.

—Piensa. ¿Qué hice cuando me lastimaste? ¿Tomé represalias?

Mielle finalmente entendió lo que quería decirle y echó un vistazo.

¿Venganza? No. No lo hiciste. Todos mis intentos fracasaron y me avergoncé, pero no ejecutaste venganza ni hiciste lo mismo. Simplemente fui juzgada por la ley tal como fue establecida.

—¿O te dije algo duro?

No. Aunque hubo un matiz de gruñido, ella no culpó, maldijo ni lloró. Mielle acababa de recordar que Aria los había pasado en silencio. Siempre se había sentido mal sola.

—¿Realmente actué como la mujer malvada de los rumores?

Tampoco. En algún momento, comenzó a lucir como una verdadera aristócrata y no había abusado de nadie. Por el contrario, estableció una fuerte relación con los sirvientes de la mansión y creó nuevas fuerzas.

Por supuesto, todo había sido construido para destruir a Mielle por completo, pero ella se avergonzó porque no conocía a su verdadera hermana.

—El caso de empujar a mi padre por las escaleras fue tan grande que no pude evitarlo, pero no me vengué ni me vengaré, usándolo.

Cuando Aria mencionó eso, la cara de sorpresa de Mielle se puso pálida. Había quedado atrapada a su manera, como dijo, pero no había sido herida en absoluto. Además, había insultado a Aria como una mujer malvada muchas veces, pero de hecho, todo fue fabricado.

—La mujer malvada que actuó como si los rumores se extendieran por todo el público…

Tan pronto como la tez de Mielle se puso pálida como si estuviera a punto de fallar, Aria extendió la mano. Con una pequeña mesa en el medio, se acercó a la mejilla de Mielle.

—Mielle, ¿estás bien? Tu cara está pálida… ¿Quieres que llame a un médico?

Ella comenzó a retroceder al sentir el toque repentino, y luego dejó de moverse, sacudiendo lentamente la cabeza, en su tono ansiosamente cálido. Fue tan tierno hasta el punto de olvidar su origen.

—Me alegro si es así. Estaba tan feliz de tener una hermana menor, pero me dolió que siguieras malentendiéndote.

¿Es esto cierto? No importa cómo mire hacia atrás en el pasado, solo traté de lastimarte.

Ante sus ojos sospechosos, Aria continuó.

—Así que no tienes que ser tan cautelosa. Aunque no somos hermanas cariñosas, no quiero abandonar a quien se convirtió en mi hermana menor, sino salvarte.

Maru
Qué buena actriz. Aria por el Oscar jajaj

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