La Villana Revierte el Reloj de Arena – Capítulo 84: El escándalo del siglo (5)

Traducido por Maru

Editado por Sharon


Si te hubieras vestido así, habría reconocido que eres el príncipe heredero.

—Señor Asher, lo has pasado mal después de recorrer un largo camino.

—Estaba feliz de camino a verte —dijo él de manera amistosa. Solo podían escuchar su voz, pero podían sentir lo mucho que deseaba ver a Aria—. Y las dificultades deben haber estado con la gente de la mansión.

—Qué persona tan benévola es. —El príncipe heredero podía ser un poco arrogante, pero Asher dijo algo que no quería decirle a la gente que lo rodeaba.

—Mucha gente ha sufrido como dijo, así que por favor mire alrededor de la mansión decorada con todo su corazón.

—Lo haré. Estoy deseando que llegue. ¿Me guiaría?

—Por supuesto. ¿Quién más lo haría excepto yo?

En respuesta, incluso Aria realizó una actuación pretenciosa, dando gran emoción y alegría a aquellos que solo podían escuchar sus voces.

—Señor… Asterope.

Mientras los dos continuaban su inútil charla frente a quienes habían inclinado la cabeza, uno de los ayudantes más cercanos de Asher finalmente le guiñó un ojo, llamándolo por su nombre. Esto se debió a que mientras la conversación avanzaba, ya habían bajado todos los regalos del carro.

El que habló conocía bien a Aria. Era Sorke, el caballero que había conocido en la tienda general. Sorke, cuyos ojos se encontraron con Aria, le rindió un breve y silencioso tributo.

—Oh, lo siento. Todos pueden ponerse de pie.

Solo entonces la gente de la mansión, que levantó la cabeza, identificó el rostro de Asher. A diferencia de los rumores secretos impulsados por el Partido Aristocrático de que tenía mal aspecto,, era brillante y guapo, y trataron de tragarse sus reacciones que estaban a punto de estallar.

¿Qué diablos es esa moneda de oro y plata?

Un regalo inaudito de un carro lleno de grandes regalos les robó la atención. Fue como un cuento de hadas.

—Estos son mi padre y mi madre.

El conde y la condesa, que quedaron brevemente fascinados por la presentación de Aria, se inclinaron de nuevo.

—Escuché que son buena gente. Especialmente que el conde era muy bueno para los negocios. La señorita Aria puede haber heredado esa brillantez. Y la condesa… es una belleza. Pensé que la mujer más hermosa del imperio era Aria, pero en realidad hay dos. Gracias por permitirme visitar de esta manera.

La tensión desapareció un poco del rostro de los condes mientras los felicitaba con halagos como si se hubiera aceitado la boca. Habían estado muy preocupados porque él era el príncipe heredero, pero era muy diferente. La condesa lo miró extasiada con el rostro sonrojado.

—Y aquí… mi hermano Caín y mi hermana Mielle.

Ellos dieron una reverencia cuando fueron presentados. Parecían nerviosos, pero el príncipe heredero podía pasarlo por alto. Como era de esperar, eran nobles, por lo que sabían cómo ocultar su verdadero yo.

—Entiendo.

Sin embargo, la respuesta de Asher fue genial porque reconoció el rostro de Caín. No podía pensar en él como un buen hombre cuando le mostró su posesividad en la corte. Tenía el sucio deseo de poseerla bajo la máscara de proteger a su hermana.

Además, junto a él estaba la Mielle de los rumores. La hermana que había usado trucos sucios para matar a Aria, y la líder de la facción de la princesa Isis.

Debían ser cariñosos, pero tenían un rostro brusco. Asher dio fuerza a sus puños durante un tiempo y, a diferencia de la amabilidad que mostró a la pareja del conde, terminó sus saludos con una mirada rápida.

—Estoy hambriento. Tal vez sea porque he tenido prisa desde la mañana para conocerte.

¿Cómo puede mostrarles esta respuesta satisfactoria? Aria sonrió alegremente ante las palabras de Asher, y el rostro del conde y la condesa se volvió contemplativo. Luego hicieron un escándalo.

—¡Deberíamos habernos trasladado al comedor donde lo arreglamos en el jardín antes de que él lo mencionara!

Caín y Mielle, que no pudieron completar la introducción correctamente y no pudieron moverse debido a la rigidez, fueron puestos a un lado. En primer lugar, estaban en una posición donde no sería extraño que se les ignorase, y ahora lo más importante era el hambre de Asher, así que a nadie le importaba.

—Me alegro de que haga buen tiempo. Hemos organizado un almuerzo en el jardín.

Cuando tomó su mano y se dirigió al lugar del almuerzo, miró hacia atrás y vio a sus hermanos tratando de ocultar sus expresiones de enojo.

El príncipe heredero ha visitado, y no podrás irte primero. ¿Qué tan incómodo es esa posición?

Ellos, que despreciaban a Aria por su origen humilde, ahora se tragaban su ira, incapaces de resistir un estatus superior al que tenían.

Cosechas lo que siembras.

Sintiéndose mejor gracias a Asher, sonrió alegre y con gracia. Era una sonrisa más hermosa que un jardín lleno de lirios. Asher también le sonrió, como si se sintiera mejor. Parecía que los dos ya estaban enamorados del otro a pesar de que recién empezaron a salir. La condesa quedó impresionada por esto, y los miró.

Tan pronto como todos se sentaron a la mesa, la comida comenzó de inmediato y sin demora. Quizás fue porque practicaron todo el día y noche, porque los movimientos de los asistentes eran tan prolijos que no cometieron ni un error.

Los elaborados platillos llenaron las mesas uno tras otros. Eran platos de curso que utilizaban materiales de la más alta calidad. Estaría bien si fuera la cena, pero era demasiado solo para el almuerzo.

Como había dejado todo el manejo de la comida en manos de su esposa, el conde se dio cuenta de su error con el corazón hundido. Parecía pensar que era una ironía. Ante la respuesta inapropiada, el conde tragó saliva, preocupado de que el príncipe heredero no se enojara.

—Me siento profundamente halagado por su tratamiento, ya que es demasiado.

Pero a diferencia de las preocupaciones del conde, Asher estaba agradecido por la comida, y en lugar de quejarse, la disfrutó. Lo miró desconcertado, y la condesa, que no podía captar el ambiente, se ruborizó de alegría, pensando que había sido elogiada por su trabajo.

—No sé si se ajustará a su gusto.

—¿De qué está hablando? Es delicioso.

Aunque no era necesario ganarse su favor, Asher expresó sus sentimientos a la pareja durante la comida. Se comportó como si tuviera la posición más baja allí. A pesar de que tenía una posición hostil como príncipe heredero, el próximo emperador, habló con intimidad. El conde se emocionó, como un discípulo que quería ser elogiado por su maestro.

—Escuché que ha tenido dificultades con el negocio de las pieles.

—Sí. ¡Los impuestos sobre los artículos de lujo son demasiado!

—Oh… podría haberlo ayudado si lo hubiera sabido de antemano. Lamento eso.

—Gracias, esas amables palabras son suficientes. He estado luchando con los impuestos por un tiempo, pero afortunadamente, Aria propuso utilizar los almacenes y he podido reducir los impuestos de manera significativa. Fue un poco de suerte celestial.

Ni siquiera sabes de lo que estás hablando. ¿Quién te ayudo? ¿Aria? En primer lugar, me hiciste sufrir por el tema fiscal.

Mostró su lado tonto, como para demostrar que no era el padre biológico de Aria.

—Oh, es cierto. La señorita Aria es realmente muy inteligente. Supongo que por eso la estoy persiguiendo sin descanso —respondió Asher, con los ojos entrecerrados por la risa.

—Oh, Dios mío.

La condesa ya había pronunciado muchas exclamaciones al punto que ni siquiera podía contar cuántas eran, y la conversación terminó con elogios a Aria. Era una cuestión de rutina. Los personajes principales de hoy eran Aria y Asher, y ella tenía algunos logros encomiables que merecían los halagos. Era bastante natural tomar esas medidas.

El rostro de Mielle estaba pálido, incapaz de llevarse nada a la boca todo el tiempo porque la mesa era incómoda. A veces miraba a su padre felicitando a Aria.

Caín, por otro lado, apretó los dientes debido a la conversación amistosa que estaba sucediendo, y tampoco tocó la comida frente a él. Sin embargo, debido a que tenía miedo por su futuro, no demostró su inconformidad.

—Padre y señor Asher, no digáis eso. Todavía no puedo alcanzar a Mielle. Ella es el mejor espíritu aristocrático que tengo para emular —sonrió Aria, observando a sus hermanos.

¿Quién lo pensaría? Cuando Aria deliberadamente fingió ser lo bastante modesta como para saber que nadie pensaba eso, de repente se convirtió en una atmósfera de agua fría vertida.

Ninguno de ellos tuvo reacciones positivas, pero esto fue suficiente para avergonzar a Mielle. Para alguien que no lo supiera, parecería una santa para encubrir a su hermana que la había dañado, pero Asher, que conocía el verdadero yo de Aria, rompió su silencio y abrió la boca porque se dio cuenta de lo que estaba tratando de hacer.

—¿Es así? No lo sabía en absoluto. Me pregunto qué tipo de persona será para que el elogio de la señorita Aria sea tan grande. El conde debe estar seguro ya que tienes dos hijas sabias.

—Gracias…

El conde respondió secándose la frente con un pañuelo, y Mielle se tragó la vergüenza mientras se sonrojaba. Era mejor ser regañado.

Sin embargo, no podía estar enfadada o alejarse del lugar cuando incluso el príncipe heredero estaba mirando.

Caín, que había visto la situación, intervino para mediar.

—¿No dijiste que estás aquí para obtener el permiso?

El tema de Mielle no era muy importante, por lo que cambió rápidamente. Aria, que estaba mirando la fea escena de Mielle, también parecía curiosa. Quería escucharlo en persona a pesar de que lo estaba esperando.

—Ah, sí.

Asher tampoco parecía tener la menor intención de perder el tiempo en cosas inútiles, y fue al grano. Pensó que sería mejor dar un paseo solo con Aria mientras miraba alrededor de la mansión que este aburrido espectáculo que estaba teniendo con los miembros de su familia.

—Ya me he confesado y tuvimos una cita, pero pienso que sería mejor para mí obtener su permiso formal. Tal vez…

Estaba pidiendo permiso al conde y la condesa, pero su mirada estaba en Aria, como si le estuviera pidiendo permiso.

—Es probable que sea más que eso. He estado hablando con ella de antemano, pero creí que lo mejor sería encontrarnos.

¿Más que eso? Sólo quedaba una cosa más. Aunque lo había esperado, no pudo mostrar ninguna reacción sorprendida de escuchar tal comentario directamente del príncipe heredero. La diferencia entre imaginación y realidad había traído silencio.

¿Qué más puedo decir? No puedo decirle que no aunque quiera. En el jardín donde se había hecho el silencio, Aria respondió en voz baja con una sonrisa.

—¿Qué les parece, conde y señora?

—¡¿Sí?! Sí, sí… —Avergonzado, respondió el conde, tartamudeando pesadamente. Era desconocido si le gustaba o no.

—Su Alteza, no necesita pedir permiso. Si se gustan, entonces eso es lo que deben hacer —respondió la condesa con lágrimas en los ojos como si le hubieran propuesto. Ella oró por un ascenso en el estatus que nadie había logrado.

—Señor Asher, ¿por qué no echas un vistazo al jardín interior que mi madre ha arreglado sola? —le preguntó Aria a Asher, que estaba tomando algunos sorbos de té sin prisas. Las manos de todos se habían detenido, por lo que no parecía que alguien continuara con la comida.

—¿Hay un lugar tan grandioso? Tengo muchas ganas de mirar a mi alrededor.

—Entonces me iré primero.

A pesar de ser quien más debería estar sorprendida por lo que acababa de escuchar, Aria se levantó con una sonrisa brillante, y el conde asintió como una muñeca rota. Junto a él, la condesa se veía triste como si quisiera estar con ella.

Tan pronto como los dos desaparecieron hacia el jardín interior, la condesa ordenó a los criados y doncellas que se dieran prisa y arreglaran un poco más el jardín y la mansión. Aprovechando el hueco, Mielle llamó al conde que se había levantado de su asiento con el rostro ligeramente aturdido.

—Padre. —Su rostro parecía como si hubiera perdido el mundo.

—¿Mielle? ¿Hay algo mal?

¿Ocurrió algo que hiciera que Mielle se viera así? El conde, que no podía recordar, corrió hacia ella, preocupado. Mielle se mostró cautelosa y miró a su alrededor por un momento, y luego dijo en voz baja lo que la molestaba.

—Su alteza el príncipe heredero y Aria nunca coincidirán. ¡De ninguna manera! —Mielle parecía desesperada.

—¿Qué quieres decir? —preguntó el conde, como si no supiera la razón, y ella expresó su opinión.

—Has decidido ayudar a la princesa. ¿Cómo puedes pensar en permitir que mi hermanastra salga con el príncipe heredero? Ayudar a la princesa… ¿no fue eso para probar a su alteza?

—Sí, lo hice.

¿Por qué su respuesta está en tiempo pasado? Mielle frunció el ceño e insistió.

—Además, eres tú quien ha dirigido el Partido Aristocrático. ¡No puedo creer que estés a punto de tener una relación con la familia imperial ahora…! ¿Estás seguro de que no te importa si todos los esfuerzos que has realizado no resultan en nada? ¿Estás pensando en llevar ese tipo de vergüenza? ¡No eres así!

—Mielle.

—Si muestras una apariencia tan decepcionante, estoy segura de que el Partido Aristocrático se dispersará cuando recién vuelven a estar juntos.

—Mielle, sé lo que estás pensando, así que cálmate un poco.

Mielle siguió hablando con gran entusiasmo, y el conde le dio una ligera palmada en el hombro para tranquilizarla. Fue un placer entender completamente su mente aunque él no la entendiera en absoluto.

—Por supuesto, estoy de acuerdo contigo. Pero no es tan fácil decidir. ¿No es el príncipe heredero? Además, le gusta mucho Aria y podemos aprovecharnos de él.

El conde, que parecía estar emocionado, se había dado cuenta de lo que se podía ganar con la relación de Aria y Asher.

—He estado informando al duque, así que tendré que pedirle una opinión. Otros nobles también estuvieron de acuerdo en que sería un desperdicio si lo echamos a patadas.

—¡Padre! —Mielle sostuvo la manga del hombre. No quería que su hermana se casara, así que decidió suplicar—. Por favor, no hagas eso.

—Bueno, iré a ver si hay algo más para lo que prepararme y hablaremos más tarde.

El conde no tenía intención de perder esta rara oportunidad, y fue la persuasión de Mielle la que finalmente fue rechazada. Tomó la decisión después de ver la actitud del señor Asher, como si estuviera listo para presentarle el mundo entero a Aria. Eso le conmovió.

—Mielle.

No era otro que Caín quien llamó el nombre de Mielle mientras miraba la espalda de su padre desaparecer. Debía haber escuchado la conversación del conde y Mielle, porque su expresión era muy seria. La pobre Mielle, que perdió al conde, se aferró a su hermano esta vez. También tenía un rostro tan miserable como si hubiera perdido a su país en una aplastante derrota en la guerra.

—¡Hermano…!

—Sí. Subamos primero a tu habitación.

A diferencia de su hermana, Caín trató de no mostrar lo que estaba pensando. ¿Cómo podía lidiar con el príncipe heredero en persona? Cuanto más se enfadaba, más miserable se sentía.

Además, Aria era su hermana menor, a pesar de que no tenían ningún parentesco consanguíneo en primer lugar, a menos que el conde se divorciara. Y como no había señales de distanciamiento entre el conde y la condesa, estaba casi en un estado de abandono.

Pero Mielle tenía la misión de separar a Aria de Asher, y debía tener éxito esta vez. Después de perder a Emma, ​​ya no tenía escudo, por lo que tuvo que caminar por su cuenta.

—¿No la quieres involucrada con el príncipe heredero?

Caín asintió con la cabeza ante la sencilla pregunta. A diferencia de darse por vencido porque la situación no era la correcta, no podía ocultar sus sentimientos no deseados.

Entonces Mielle, quien le agarró de la manga, lo llevó a un salón vacío porque necesitaba ayuda después de haber perdido a Emma. Y no tenía ninguna duda de que Caín sería un ayudante muy apropiado y útil.

—¡Detengamos a nuestro padre juntos! ¡Nunca la involucraré con el príncipe heredero!

—Mielle… ¿de qué estás hablando? ¿Cómo podemos estar en desacuerdo si se gustan? Incluso si nuestro padre se opone, si siguen adelante, no hay nada que podamos hacer —respondió él, como si no valiera la pena hablar con Mielle, quien estaba ansiosa por persuadirlo.

—¿Qué quieres decir? Si las cosas siguen así, ¡la familia del conde Roscent podría estar en un gran problema! ¡Podríamos ser maldecidos si nos convertimos en traidores!

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