Matrimonio depredador – Capítulo 14: El rey de los Kurkans

Traducido por Yonile

Editado por Meli


Una bestia que es atada desde que nace no se irá incluso al crecer. La bestia no rompería los grilletes, no porque amara o temiera a su amo, sino porque se había acostumbrado al cautiverio.

Incluso si le enseñaran a liberarse, no lo haría. No porque fuera una bestia tonta, es solo que la idea de los grilletes estaba arraigada en su mente y pensaría que es imposible.

Para Leah, la reina era su grillete al que le había temido toda la vida.

Todas las tragedias comienzan con un amor abrazador. Mientras asistía a un banquete el rey se enamoró a primera vista de una campesina de actitud sincera y sonrisa brillante que lo hipnotizaron. La niña que creció en una pequeña familia de la provincia se convirtió en la reina de Estia.

El simple hecho de ser buena no le permitió sobrevivir en el palacio. Sin nadie que la respaldara, poco a poco perdió la fuerza y se aferró al amor del rey.

En el pináculo de su miseria, nació Leah. Experimentó complicaciones durante el parto y apenas logró dar a luz. Posteriormente, quedó infértil.

Una reina estéril era una vergüenza para la familia real, y el amor una vez flameante se enfrió… El rey débil e impotente cumplió con facilidad las demandas de los nobles codiciosos que querían destituir a la reina. Poco después, fue expulsada del palacio.

Sucedió cuando Leah tenía solo tres años, en ese entonces no comprendió lo que sucedía. Pero las últimas palabras de su madre estaban vívidas en su memoria: «Lo siento Leah, lo siento mucho. Deberías seguir viviendo… No desobedezcas a Cerdina, pase lo que pase».

Y con esas últimas palabras, la reina fue encontrada muerta. La familia real anunció que la abatida reina había decidido poner fin a su vida, pero todos sabían que no era un suicidio.

La ambiciosa condesa Cerdina reemplazó el trono. Su entrada en el palacio real fue tumultuosa.

Llevó consigo al medio hermano de Leah. Había estado en una relación con el rey incluso antes de que la reina anterior fuera expulsada.

Esto hizo que la sociedad de Estia descendiera al caos. El hecho de que la nueva reina no fuera virgen y tuviera una aventura con el rey causó conmoción.

Qué vergüenza…

Sin embargo, con su poderosa familia y el favor del rey, pudo conseguir que su hijo fuera declarado heredero al trono, lo que hizo que el clamor en su contra se desvaneciera.

La muy ambiciosa y astuta Cerdina siempre afirmó: «No sé nada sobre la complicada política y el gobierno. ¿No es suficiente con realizar las tareas domésticas?

Era cruel como una víbora y pudo dominar a los nobles y convertirlos en sus títeres.

Cerdina sabía muy bien cómo manejar a la hija de la reina depuesta. Planeó con cuidado sus movimientos, se aseguró de no hacer nada que pareciera que discrimina a Leah. En cambio, controlaba cada movimiento de la princesa, moldeando su naturaleza y hábitos a su gusto. Poco a poco, aseguró su control sobre la vida de Leah que la llamó «La flor de Estia».

Las palabras de la reina quedaron grabadas en su mente a  temprana edad. Fue el motivo de la obsesión de Leah. Tenía que convertirse en la princesa perfecta; su educación, trabajo y belleza debían ser impecables.

Ella no era diferente a las obras de arte de Estia. Un ganado criado por la reina, y una vez gordo, vendido al mercado. Este fue su propósito desde el principio.

Solo las personas más cercanas a ella sabían la verdad sobre cómo Cerdina abusó de ella en secreto. Los demás eran ignorantes y hablaron bien de la reina y de su naturaleza maternal bondadosa y benevolente.

Leah quería gritarles a esas personas y preguntarles:  ¡¿No me crió perfecta para venderme a ese viejo Byung Gyeongbaek?!

♦ ♦ ♦

Leah se paró frente al espejo:una mujer hermosamente vestida, parecida a una muñeca, la miró fijamente.

Su rostro pálido estaba cubierto con capas de maquillaje brillante. Su cabello fino y sin vida estaba rizado en un peinado recogido. Sus ojos morados parecían aún más vívidos en contraste con el delineador oscuro en sus párpados. En su cuello estaba el collar de diamantes que Byun Gyeonbaek le había regalado, completando la imagen.

—Princesa, terminaré de hacer los ajustes finales a su atuendo.

Leah le dio un pequeño asentimiento en respuesta. La razón de su extraordinaria belleza fue la conferencia con los kurkanos.

El resto del palacio estaba ocupado preparándose para el banquete. Como era de esperar, todos los nobles habían expresado su deseo de asistir al banquete. De hecho, incluso nobles de todos los demás países habían venido para esta ocasión especial.

Todos estaban ansiosos por ver al nuevo rey de los Kurkans y a Byun Gyeonbaek conocerse.

El cobarde Byun salió a la defensiva cuando escuchó que el rey estaría de visita. Él no podría mantener su poder actual si Kurkan y Estia firmaban un tratado de paz.

Se especuló que la reina Cerdina estaba haciendo movimientos para derribar a Byun por el bien del príncipe heredero.

A pesar de la intensa batalla política que se estaba gestando debajo, sobre la superficie, surgió una atmósfera cálida y amigable. Todos estaban emocionados de ver a los kurkanos, que eran conocidos por sus impresionantes y sobresalientes físicos. Las criadas de Leah hablaban de eso todos los días.

Al fin llegó el día de la visita de los kurkanos. El banquete de bienvenida se celebraría al día siguiente. En el primer encuentro solo era para un saludo formal. Cerdina instruyó a Leah para que se vistiera de manera extravagante para mostrar el orgullo de la familia real.

Y así, Leah terminó con este desagradable e incómodo vestido.

Mientras las sirvientas vestían a Leah, la baronesa Sinael se echó a reír mientras charlaba con ellas.

—¿De qué estás hablando? —Leah sonrió.

—Dicen que el rey de los Kurkans es un hombre muy guapo. —respondió la sirvienta con las mejillas sonrojadas

La condesa Melissa, jefa de las doncellas, les dirigió una mirada amenazadora y se aclaró la garganta. Dejaron de parlotear y Leah las tranquilizó con una leve sonrisa.

Nunca fue bueno ser abrumadoramente estricto. En cambio, iluminó la atmósfera ya que todos estaban muy emocionados. Pero justo en ese momento, Leah de repente sintió una gran presión en sus entrañas.

A lo lejos, bajo los cálidos rayos del sol, los barcos se acercaban a la orilla de Estia.

Ellos han llegado.

2 respuestas a “Matrimonio depredador – Capítulo 14: El rey de los Kurkans”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido