Traducido por Sharon
Editado por Ayanami
Maldición, ¡al final, usar la conversación para distraerme no sirvió para nada! ¿Por qué de repente este tipo comenzó a coquetear conmigo sin advertencia?
La parte más aterradora era que él permaneció sentado a su lado con una expresión sonriente, sin haber notado lo que había hecho. ¿Era esta la famosa dimensión del coqueteo donde uno podía arrojar sus mejores movimientos sin pretender nada? Cielos…
Su mente estaba en tal grado de confusión, que ni siquiera podía entender sus extraños pensamientos.
—¿Otra vez te sientes mal? —Preguntó Lu Tingxiao con una expresión tensa. Ning Xi se frotó la cabeza que había comenzado a dolerle.
No era algo tan simple como “sentirse mal”. La ola había aumentado otra vez, y era peor que antes. Ahora mismo, en su visión, Lu Tingxiao se había convertido en uno de los protagonistas de un manga shoujo. Incluso tenía su propia música de fondo y efectos especiales de pétalos de cerezo flotando…
Su racionalidad interior peleó intensamente contra el brillo rosa seductor. Sentía que estaba a punto de ser poseída por el diablo.
Viendo que la respiración de Ning Xi se había acelerado, y que el sudor comenzaba a cubrir su cuerpo, la expresión de Lu Tingxiao cambió de repente.
—¿Dónde exactamente te sientes mal? ¿No estabas bien hace un momento? ¿Qué… clase de “malestar” tienes? ¿Es… eso… o algo más?
Sus palabras eran un poco incómodas, porque acababa de recordar que ella acababa de decir que él era más aterrador que los afrodisíacos. Ese era el elogio más grande que alguien le había dicho alguna vez.
Con ojos enrojecidos, Ning Xi lo miró fijamente sin parpadear. Siendo observado por tal mirada, Lu Tingxiao sintió que un fuego estaba a punto de consumir su cuerpo.
Ning Xi sacudió su cabeza con fuerza y se arrojó sobre la cama detrás suyo. Miró al techo, indefensa.
—Ay, supongo que tendré que soportarlo hoy… Lu Tingxiao, si no puedo contenerme más, recuerda que puedes noquearme.
—En realidad, puedo… —comenzó Lu Tingxiao, pero Ning Xi lo interrumpió de inmediato.
—Detente, detente, ¡no digas nada más! Por favor, Gran Jefe Lu, ¡ten piedad! ¡Esta pequeña ya no puede soportar más de tu coqueteo!
—¿De qué estás hablando? —Dijo Lu Tingxiao, levantando una ceja—. Estaba a punto de decir que puedo irme.
—Uh… Oh… —Ning Xi se rascó la nariz, avergonzada. Luego murmuró—: Pero… Si tuviera que esperar sola… ¡M-Me aburriría!
Estaba demasiado avergonzada para decir que tenía miedo de quedarse sola. Sin embargo, Lu Tingxiao comprendió su actitud, y le habló con gentileza.
—¿Por qué no vamos a casa entonces?
Casa…
Ning Xi se congeló por un momento. En el momento en que escuchó esas palabras, de inmediato pensó en la residencia Lu, como si fuera natural.
—Olvídate de eso, si voy como estoy ahora… —No quería manchar ese lugar con su situación actual. En ese momento, sus ojos cayeron sobre los documentos y la laptop que Lu Tingxiao había colocado en la cama—. ¿Por qué no sigues con tu trabajo? Estaré bien después de meditar un poco y ajustarme.
—Muy bien —sonrió él.
El ritmo regular de dedos tipeando en el teclado resonaron por el silencioso cuarto, como la nana más gentil del mundo. La expresión de Ning Xi se volvió más tranquila y cerró sus ojos.
Después de detectar que la respiración de la persona a su lado se había vuelto suave y rítmica, Lu Tingxiao se detuvo y la cubrió con cuidado con una manta.
—Lu Tingxiao… —murmuró la chica, tomando sus dedos subconscientemente. El cuerpo del CEO se congeló, y su expresión se volvió indescifrable.
Lo había llamado por su nombre.
—Sí, estoy aquí. No tengas miedo.
Lu Tingxiao se inclinó y besó los labios de la chica con una expresión gentil. Sin embargo, había una nube oscura mezclada…