Matrimonio Oculto – Capítulo 147: Pequeño Tesoro destruye la casa

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


Ning Xi, ¿qué debería hacer? No soy tan bueno como piensas que soy. Algunas veces, realmente me aterra cuando me miras con tanta confianza. ¿Qué haré si llega el día en que descubres que no soy quien piensas…? ¿Me dejarás entonces?

♦ ♦ ♦

Temprano en la mañana, cerca de las 5 A.M., Lu Tingxiao despertó por el sonido del timbre. Cuando abrió la puerta, descubrió a un ansioso Lu Jingli mirándolo.

—Hermano, ¡no me regañes! ¡Esta vez es una verdadera emergencia! ¡Si no vas a casa ahora mismo, Pequeño Tesoro destruirá la casa! ¡No pudieron contactarse con Ning Xi, así que me llamaron a mí!

En ese momento, Ning Xi se levantó por la conmoción e intervino.

—¿Qué le sucedió a Pequeño Tesoro? ¡Regresaré de inmediato! —Dicho eso, tomó su mochila e incluso ayudó a Lu Tingxiao a empacar en diez segundos—. ¡Rápido, vamos!

Los tres se apresuraron de regreso a la residencia Lu.

Cuando entraron a la propiedad, Ning Xi miró hacia adelante sin expresión.

—¿Qué clase de situación es esta? ¿Qué es eso?

Había figuras humanoides, pequeñas y de un blanco brillante, caminando caóticamente por todos lados. Ning Xi se frotó los ojos y miró la escena asombrada, sintiendo que acababa de pisar una dimensión paralela.

—¿No puedes adivinarlo? —Parpadeó Lu Jingli—. Son robots.

—¡Por supuesto que sé eso! —Ning Xi estaba a punto de enloquecer—. ¡¿Pero por qué hay tantos robots?!

—Es uno de los pasatiempos de Pequeño Tesoro —dijo Lu Jingli, sintiendo dolor de cabeza—. Ha pasado tiempo desde que los sacó para jugar. ¿No es genial? En el momento en que se agita, los saca. Es como si estuviéramos en una fortaleza rodeada por zombies…

En el área que podían ver, ya había más de veinte robots destruyendo todo. Cavando en el suelo, corriendo enloquecidos, estrellándose contra los árboles, aplastando flores… Uno de ellos incluso tenía una sirvienta en los brazos…

Acompañando la escena estaban los gritos de los sirvientes. Todo era un completo desastre…

Viendo que la sirvienta estaba a punto de caerse de las manos del robot, Ning Xi se apresuró a abrir la puerta del auto y corrió hacia ella, arreglándoselas para atraparla antes de que chocara contra el suelo.

—¿Te encuentras bien, Wanwan?

Ella se palmeó el pecho, aún asustada. Luego se giró hacia Ning Xi con una mirada agradecida.

—¡Gracias, señorita Xi! ¡Ha regresado! ¡Por favor, vaya a ver al pequeño maestro!

En la Residencia Lu, todos los sirvientes, en especial las mujeres, fueron cautelosos en aceptar la presencia de Ning Xi, pero ninguno se atrevió a mostrarle estos sentimientos de frente. Solo Wanwan interactuaba más con ella luego de entregarle regularmente el jugo del pequeño maestro personalmente durante las horas de trabajo en el estudio. Por ello, y después de ver que no estaba usando al pequeño maestro y el claro cariño que el niño le expresaba para molestar a los sirvientes, la sirvienta tenía una buena opinión de Ning Xi. Por el contrario, la joven incluso tenía una actitud humilde y modesta.

Después de observar a Ning Xi salvar a la damisela en peligro sin poder moverse, Lu Tingxiao, aún dentro del auto, puso una expresión de arrepentimiento. Lu Jingli, a su lado, sacó la cabeza por la ventana y lloró resentido:

—¡Querida Xiao Xi, no se supone que hagas eso! ¡Tomaste mi papel de caballero! —En ese momento, uno de los robots atrapó su brazo—. ¡Ow! ¡Ayuda…! ¡Hermano, sálvame! ¡Apaga esta cosa, rápido!

Lu Jingli, que estaba llorando por la oportunidad de ser un héroe, ahora pedía ayuda. Lu Tingxiao lo miró con una expresión que decía que quería ayudarlo, pero no podía.

—Pequeño Tesoro modificó el programa la última vez. Necesitaré una hora para infiltrarme.

—¡Una hora! ¡Mi brazo se va a romper! ¡Ah, ah, ah, dueleee!

—¿Dónde está Pequeño Tesoro ahora? —Intervino Ning Xi apresuradamente.

—Debería estar en el cuarto de control —dijo Lu Tingxiao, saliendo del auto rápidamente—. Te llevaré.

—¡Bien! —Y con eso, los dos se apresuraron hacia su destino. Lu Jingli observó sus figuras desaparecer con grandes expectativas.

—¡Apresúrense!

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