Traducido por Sharon
Editado por Ayanami
Cuando Ning Xi regresó a su apartamento, sacó la maleta de metal que guardaba en su gran armario. Luego de verificarla, sacó todo lo que guardaba dentro con cuidado. Mirando la hora en su celular, guardó las cosas dentro de su mochila y se apresuró a bajar de nuevo.
No muy lejos, Lu Jingli estaba resportándole a Lu Tingxiao usando un auricular.
—Ning Xi regresó a su apartamento y bajó cinco minutos después. Actualmente estamos en la avenida Xijiang, dirigiéndonos hacia las afueras… Se detuvo luego de media hora.
Lu Jingli miró las casas que podía ver, y su expresión se tornó sorprendida.
—¿Eh? ¿No estamos en el lugar donde vive el director de utilería, Zhang Qiang? ¿Qué está tramando viniendo aquí sola? Seguramente… no pretende hacerlo entrar en razón, ¿verdad? ¡Eso es demasiado inocente!
—Cambia a las cámaras espía —comandó el hombre del otro lado de la llamada con un tono frío y hostil.
—Oh, oh, cierto, casi olvido que tenemos eso —exclamó Lu Jingli, apresurándose a agarrar la laptop desde el asiento trasero—. Hermano, dame unos momentos y te pasaré el video a través de la llamada.
Ni siquiera había terminado de hablar cuando se dio cuenta de que su laptop no estaba respondiendo. Su expresión se oscureció al instante y, cuando habló, lo hizo sin aliento.
—Hermano, hackeaste mi computadora… ¡Te dije que usaría mi teléfono para pasarte el video! ¿¡Podrías dejar de ser tan impaciente!?
♦ ♦ ♦
Aunque Zhang Qiang tenía un buen salario por su trabajo en el equipo de producción, como le gustaba apostar, no solo no tenía nada ahorrado, sino que debía dinero. Por ello vivía en este distrito de mala muerte.
Ning Xi había escuchado esto de la persona misma, cuando estuvieron hablando después de beber con todo el grupo de producción.
Después de golpear la puerta tres veces, no escuchó ningún movimiento desde adentro.
Siguió golpeando hasta que escuchó un golpe, y el sonido de zapatos arrastrándose contra el suelo. Luego, la puerta de metal fue abierta con fuerza.
—¡¿Quién mierda es?! ¡¿Molestando a esta hora, es que quieres morir?! —Exclamó, pero al notar que la persona que estaba frente a él era Ning Xi, su expresión cambió de repente.
—Señor Zhang, espero que se encuentre bien desde la última vez que nos vimos —le sonrió Ning Xi con una expresión animada.
Zhang Qiang quería cerrarle la puerta, pero en cuanto los engranajes de su cabeza comenzaron a moverse, cambió de idea y habló en un tono perezoso.
—Me estaba preguntando de quién se trataba, ¡pero es la gran belleza Ning! ¡Entra!
Una vez dentro, el fuerte y consistente olor del alcohol, calcetines sudorosos y moho le llegaron de inmediato. El poder asesino de este olor podía compararse al ataque del Pequeño Bollo de la mañana…
—Siéntate donde quieras —dijo Zhang Qiang, prendiendo un cigarrillo. Sus ojos pantanosos estaban pegados al cuerpo de Ning Xi, mirándola de arriba a abajo sin disimular.
Ning Xi se sentó en la única silla que había en el cuarto, y fue directamente al punto.
—No voy a hacer un largo preámbulo. Estoy segura de que el señor Zhang sabe por qué estoy aquí. Necesito una declaración de su parte, y que diga la verdad. Fue Ning Xueluo quien hizo todo por su cuenta, y nunca te chantajee para lastimarla.
Zhang Qing rió mientras actuaba como si supiera de sus intenciones.
—Lo lamento, pero lo que le dije a los reporteros es exactamente la verdad. —Tenía una expresión desvergonzada en el rostro mientras un brillo radiante surgía desde lo profundo de su mirada—. A menos que pagues el precio correcto…
Ning Xi entrecerró la mirada ligeramente. Había esperado que sucediera algo como esto.
Después de conseguir el dinero de Ning Xueluo, era claro que Zhang Qiang no llegaría muy lejos. Continuaría apostando, y perdería todo lo que consiguió en poco tiempo. ¡Ahora incluso quería tomar ventaja de ella!