Traducido por Rencov
Editado por Yonile
De regreso a la cámara de piedra, Zhu Yao se entregó a una laboriosa inmersión en su cultivo. Con empeño incansable, absorbió sin cesar la energía espiritual de los rayos púrpuras, mientras estos, poco a poco, se desvanecían en el horizonte.
Con el paso del tiempo, cuando dos rayos se extinguieron por completo, Zhu Yao experimentó, por fin, esa sensación de dolor que ya le resultaba familiar. Sin embargo, la formación de su Núcleo Azoth se reveló como una empresa muy distinta en comparación con la forja de su Fundación. Si bien esta última requería únicamente romper las ataduras de los tendones de su cuerpo, siendo posible aumentar la cantidad de energía espiritual absorbida, la forja del Núcleo Azoth demandaba una labor meticulosa y delicada. Aquí, la energía espiritual debía ser comprimida y almacenada, un proceso que demandaba una cuidadosa atención, ya que el más mínimo error podía hacer añicos uno de los Dantian, y con ello, todo el avance se desmoronaría.
Zhu Yao, en introspección profunda, se percató de que la energía espiritual del rayo se encontraba ya plenamente saturada, expandiéndose en todas direcciones como una tormenta imparable. Continuar así, indudablemente, desgarraría sus meridianos. Sin otra alternativa, debió soportar el terrible dolor, y, guiada por las enseñanzas de su maestro, condujo con parsimonia la energía espiritual hacia su cinnabar, donde, finalmente, emprendió la tarea de comprimirla.
A simple vista, podría parecer una labor sencilla; sin embargo, la práctica demostró ser un desafío de proporciones notables. Zhu Yao no era una experta en compresión, y la energía espiritual nunca había adoptado una forma física. ¿Cómo, entonces, podría disminuir de tamaño a voluntad?
Por más que intentara guiarla a su voluntad, la energía espiritual se resistía a la compresión, aumentando su volumen en un lado a medida que se reducía en el otro, siendo una tarea titánica de control. A menos que hubiera algún medio para dirigir la energía espiritual, evitando que se disipara, y logrando que se concentrara en un único punto.
Tras una meditación profunda, una revelación se apoderó de Zhu Yao. Recordó el concepto de fuerzas centrífugas: si una sustancia giraba continuamente en una misma dirección, se concentraría en un punto central. Similar al movimiento del agua en un vaso cuando se agita en una dirección específica, se formaría un vórtice con un punto central. Por tanto, podría conseguir que la energía espiritual se comprimiera si la guiaba en espiral mientras generaba un punto en el centro.
Llenándose de determinación, Zhu Yao hizo circular la energía espiritual en su cinnabar, moviéndola en un patrón espiral de alta velocidad en una dirección específica. La presión generada en el centro de la espiral logró, como esperaba, que la energía espiritual se concentrara en un punto. Aunque ese punto comenzó siendo minúsculo, a medida que más energía espiritual fluía hacia él, gradualmente se expandía desde el tamaño de un grano de arena a una dimensión semejante a un frijol. No obstante, la energía espiritual en su cuerpo ya se agotaba rápidamente.
Sin más alternativa, siguió absorbiendo con premura la energía espiritual que la rodeaba, permitiendo que esta se incorporara a la espiral en constante movimiento de su cinnabar, expandiendo el pequeño núcleo con cada bocanada. Mientras tanto, los cinco rayos restantes de la cámara de piedra desaparecían a una velocidad que el ojo humano podía percibir.
Cuando Yu Yan entró en la habitación, solo pudo observar cómo el último rayo se desvanecía ante sus ojos. Actuando con premura, arrojó otros tres rayos hacia el firmamento, conteniendo momentáneamente la violenta turbulencia de energía espiritual que amenazaba con desatarse. Luego, giró su mirada hacia su discípula, quien se encontraba en el centro de la sala. Era como si estuviera rodeada por una multitud de diminutas partículas de energía espiritual del rayo, y estas partículas parecían obedecer una orden invisible, danzando a su alrededor en una dirección determinada.
A pesar de la impresionante afinidad de su discípula con la energía espiritual del rayo, era la primera vez que Yu Yan contemplaba partículas de energía espiritual que irradiaban tal resplandor. Parecían girar completamente de acuerdo a su voluntad, siguiendo su dirección con exactitud sorprendente.
El tiempo transcurrió sin que pudiera estimarse cuánto, y solo cuando Zhu Yao sintió que el núcleo en su interior había crecido lentamente hasta el tamaño de una perla, y ya no podía contener más energía espiritual, detuvo su concentración. El Núcleo Azoth había sido forjado con éxito.
Finalmente, Zhu Yao suspiró aliviada y abrió los ojos. Fue entonces cuando notó la seriedad en el rostro de Yu Yan, quien estaba sentado frente a ella.
—¿Maestro? ¿Has venido a proteger la formación? —inquirió.
Yu Yan asintió con una expresión contenida. Luego, alzó su dedo y lo posó en el centro de su frente.
—Relájate. Permíteme examinar tu Dantian.
Un frío intenso se deslizó hacia su cinnabar. Instintivamente, Zhu Yao intentó detenerlo, pero al escuchar las palabras de su maestro, volvió a relajarse.
Yu Yan inspeccionó su cinnabar, y, tal como sospechaba, encontró un núcleo plateado perfectamente redondo flotando en su interior. Estaba saturado de energía espiritual y presentaba destellos purpúreos en su periferia. Al examinarlo detenidamente, notó incluso trazas de marcas púrpuras.
La extrañeza invadió a Yu Yan. Los núcleos Azoth comunes solían tener una forma distinta, con bordes y muescas, resultado de la laboriosa supresión de la energía espiritual, un proceso que requería gran esfuerzo mental, tiempo y energía. Era prácticamente imposible alcanzar la perfección sin el mínimo error. Por lo tanto, las formas de los núcleos Azoth variaban, pero en general, siempre presentaban algún tipo de imperfección.
Sin embargo, el Núcleo Azoth de su discípula carecía de cualquier irregularidad. ¡Era completamente liso!
Yu Yan retiró su mano y observó a Zhu Yao con un gesto pensativo. Cada vez le resultaba más enigmática su discípula.
—Maestro, maestro, ¿cómo lo hice, cómo lo hice? —aunque había logrado formar su Núcleo Azoth, Zhu Yao seguía ansiosa por conocer la opinión de su maestro.
Yu Yan permaneció en silencio durante un breve instante antes de asentir con la cabeza.
—No está mal en absoluto. Tu Núcleo Azoth está mucho más condensado que el de la gente común.
Al recibir tal elogio, Zhu Yao se llenó de júbilo y adoptó una actitud que buscaba halagos y recompensas.
—¡Jajaja! Sabía que era increíble, maestro. Has visto que he formado mi Núcleo Azoth, ¿me otorgarás alguna recompensa?
Zhu Yao extendió su mano, y reveló una expresión que estaba pidiendo elogios y recompensas.
Zhu Yao extendió la mano, con una expresión que clamaba por alabanzas y premios. Yu Yan se sorprendió por un momento, pero luego asintió. Después de todo, sería apropiado recompensarla por haber completado la formación del Núcleo Azoth. Sacó una botella y la depositó en su mano.
Los ojos de Zhu Yao brillaron de inmediato, y destapó la botella para mirar en su interior. Sin embargo, la expresión emocionada en su rostro se tornó en desilusión.
¡Demonios! ¿Por qué son caramelos?
Alzando su vista, miró un cierto maestro que tenía una expresión calmada. ¿Qué hacer? Ella sintió ganas de destruir a su maestro.
—Maestro… —Zhu Yao se sintió tentada a discutir con su maestro acerca de sus métodos de educación. Pero justo cuando se puso de pie, algo bajo su pie la hizo tropezar y caer al suelo.
Al mirar su cuerpo, notó que su ropa, las mangas y los pantalones, se habían vuelto enormes en su figura.
¡Maldición! ¿Por qué he vuelto a ser una niña?
♦ ♦ ♦
La formación del Núcleo Azoth había consumido completamente la energía espiritual de Zhu Yao, lo que la llevó a recuperar su apariencia original, la de una niña de siete años. Habían transcurrido siete años de esfuerzo antes de que finalmente lograra formar su Núcleo Azoth.
Su maestro le explicó que esta transformación temporal en una niña dejaría de ocurrir una vez que su reino se estabilizara. Por ahora, debía enfrentar una gran tribulación de rayos que se desencadenaría al salir de la habitación de piedra. Dado que no podía arriesgarse en su estado actual, su mejor opción era restaurar primero su baterí-, no espera, su poder espiritual antes de enfrentar la tribulación. Gracias a una formación de aislamiento en la habitación, podría mantenerse a salvo de los rayos hasta entonces.
Por lo tanto, no le quedó más opción que continuar meditando y asimilando la energía espiritual. Alzó la cabeza y observó el último rayo púrpura que se desvanecía. En tono jocoso, Zhu Yao comentó:
—No estés ansioso, te comeré más tarde.
En ese instante, el rayo, que había estado emitiendo una luz silenciosa, tembló repentinamente con un coqueteo juguetón, liberando aún más chispas y ruidos. Parecía tan emocionado que parecía haber tomado algún tipo de estimulante.
Zhu Yao se quedó sin palabras. Jamás imaginó que estos rayos tendrían tendencias masoquistas y que se emocionarían tanto al enterarse de que serían consumidos por ella.
El rayo tembló con aún más entusiasmo, lo que llevó a Zhu Yao a incrementar su ritmo y a consumirlo rápidamente.
Después de medio día de intenso esfuerzo, el poder espiritual de Zhu Yao finalmente se restauró, y su cuerpo se llenó de carga…, no, recuperó su forma adolescente. Sin embargo, aún no había absorbido por completo ese último rayo.
—¡Hora de partir! —exclamó Zhu Yao mientras agitaba su mano y salía de la habitación de piedra.
El rayo, en una forma doblada, se sacudió en su dirección, como si se estuviera despidiendo.
La expresión de Zhu Yao se volvió sombría. ¿Podría ser que los rayos también se convirtieran en espíritus?