No quiero ser amada – Capítulo 44: Estaré bien

Traducido por Maru

Editado por Sharon


El príncipe heredero no creyó en Rihannan y no pudo ahondar en sus pensamientos, en su dolor y sufrimiento. Falló en mirarla realmente. No pudo ver que una casa vivía dentro de ella. Tenía secretos encerrados dentro; su casa era grande y hermosa pero… llena de habitaciones secretas y escondites que alguna vez estuvieron llenos de risas inocentes y alegría convertidos en desesperación.

—Puedes irte ahora. No tengo nada más que decir —dijo, riéndose de lo que él pensó era mera jactancia.

Rihannan se inclinó.

—Voy en camino, Su Alteza. —Se dio la vuelta y caminó hacia la puerta, pero de repente se detuvo al colocar su mano sobre la puerta—. La caída del Príncipe Heredero…

El príncipe heredero levantó la cabeza.

¿Mmmmm?

—Le digo esto de antemano por la posibilidad de que no pueda volver. Quiero despedirme de usted, Su Alteza, como miembro de la sangre real de Crichton. Que viva una vida larga y próspera.

El príncipe heredero se echó a reír.

—Sí, de hecho, no quiero ser enterrado en las manos de mi querido pariente de sangre. Lo digo en serio. Dimitri se parece a su padre y tiene talento para la diplomacia. Espero que su persuasión valga la pena. Tú vales más como reina de Arundell que como peón para jugar.

Rihannan sonrió levemente e inclinó la cabeza. Cuando se volvió, con la espalda hacia él, la sonrisa en sus labios se desvaneció.

Dentro de un año… dentro de un año… todo el desastre sangriento se desenmarañará.

Al salir de la habitación del príncipe heredero, Rihannan se mordió los labios con fuerza.

Maru
Y cómo espero que llegue ese día.

♦ ♦ ♦

Docenas de barcos flotaban pintorescamente en el mar tranquilo y violento. Los fuertes vientos que hundieron los barcos de Crichton desaparecieron sin dejar rastro. El clima era soleado y despejado cuando el barco de Arundell atracó en el puerto.

A diferencia del pintoresco paisaje del mar, la atmósfera en el puerto era severa y de alta tensión sabiendo que su propio barco podría llegar en cualquier momento y teñir el mar con su propia sangre.

Hoy era su último día para responder a las demandas del rey de Arundell. Si algo se volvía inesperado, el puerto se convertiría inmediatamente en un campo de batalla.

Y así, los nativos de Crichton esperaron a que llegara el enviado del palacio. Rezaron mucho por la llegada segura del mensajero.

Mientras tanto, un grupo llegó al puerto. Había un carruaje con el sello real de Crichton y la guardia personal del rey escoltando a ambos lados.

El General Chris, a cargo del mantenimiento y la paz del puerto, corrió inmediatamente hacia ellos. El carruaje se detuvo lentamente y la puerta se abrió. Una mujer se bajó del carruaje. Llevaba un abrigo caro y guantes de cuero de alta calidad. El General supuso que tenía un estatus noble… eso y el carruaje con el sello real indicaban su gran importancia.

Él presentó sus respetos.

—Bienvenida. Gracias por venir.

Rihannan miró al General con calma mientras la saludaban él y los soldados cercanos.

—¿Eres el General Chris?

—Sí, señora. ¿Cuál es su nombre y estado?

—Mi nombre es Rihannan Alessin. Mi tío es el príncipe Preibius, un pariente de la familia real. Estoy aquí para encontrarme con el rey de Arundell bajo las órdenes del príncipe heredero.

—¿Vino a ver al rey de Arundell? —preguntó, sorprendido. Pensó que un cacique vería y negociaría con el rey de Arundell o entregaría la carta del rey. No esperaba que una joven noble fuera la encargada.

—Aquí están todos los detalles. Entrégale esto al rey Igor.

La carta fue sellada con dos leones uno frente al otro, una prueba innegable de la orden del príncipe heredero.

—Como desee, señorita Rihannan. Por favor, espere un momento para recibir la respuesta de la otra parte.

El General entregó de inmediato la carta al soldado a cargo de la comunicación. Mientras tanto, Rihannan fue guiada a una sala VIP. En el camino hacia allí, su mirada aterrizó brevemente en el barco atracado en el puerto. En algún lugar de esa nave estaba Igor.

Recordando los horribles recuerdos del pasado, el terror invadió brevemente su mente. Frente al príncipe heredero, valientemente dijo que había superado su miedo, pero no era cierto. Tenía miedo de él, miedo de Igor. Ella no quería morir en un lugar frío lleno de soledad similar al pasado. Al menos esperaba un descanso tranquilo con cálidas despedidas de sus seres queridos.

¿Era mucho pedir?

¿Estaba bien pedir felicidad?

—Mi señorita, ¿está bien? ¿Hay algún inconveniente? —preguntó un soldado preocupado mirando la cara pálida de Rihannan, quien respiró hondo.

No, no había nada que temer. Ese hombre en ese barco era diferente del hombre de su vida pasada. En esta vida actual, nunca le había hecho daño. Ella no necesita tener miedo.

—Estoy bien. —Rihannan sonrió.

Pronto, los dos llegaron a la sala VIP.

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