No quiero ser amada – Capítulo 6: Vete

Traducido por Maru

Editado por Sharon


Cuando el rey, que después se convertiría en el compañero y marido, hizo una investigación exhaustiva, una búsqueda premeditada que comenzó para detener el poder de la reina, el conde Alessin fue atrapado. Para entonces, el joven rey, que acababa de empezar a hacerse cargo de los asuntos de Estado, tenía mucho espíritu y vigor para hacer todo lo que pudiera para escapar de las garras de su madre durante la limpieza convergente.

Ambos, el joven rey y la reina no tenían una buena relación a pesar de su parentesco sanguíneo. Ella, quien debería haber gobernado, no le era fácil dejar su poder durante el proceso de convergencia, que era el mayor obstáculo para el nuevo rey.

Esa era también la razón por la que él fue hostil hacia Rihannan desde el principio hasta el final, exceptuando por supuesto, su primer encuentro.

Rihannan era la pariente y ahijada de la reina, y mantenía lazos de sangre con las fuerzas de Crichton que estaba intentando ahuyentar.

Aunque la verdad del asunto era su amistad abierta cuando se conocieron por primera vez. Parecía el florecimiento de una nueva relación, pero tan pronto como se supo la identidad de Rihannan, él cambió. Desde entonces, siempre la miró con una mueca y como una extraña.

—¿De qué lado estás? ¿Del mío, tu marido, o la reina?

Recordando su penetrante y fría voz, frunció sus labios. Habría sido bueno elegir un lado, pero fue imposible. La reina era como una madre para ella, reemplazando la soledad en su corazón de su madre fallecida, y el joven rey era el hombre que ya había robado su corazón desde su primer encuentro.

Y Rihannan lo entendía.

Comprendía los sentimientos de la reina que pudo haber gobernado pero perdió el derecho por su hijo, y entendió los miserables sentimientos de su marido, quien fue aplastado bajo la sombra de su madre que tenía más poder que él.

Rihannan intentó salvar su relación fallida y meditar entre ambos, pero por todo lo que pelearon, fue peor.

Mirando atrás, había una cosa que jamás comprendió. El único asunto en el que levantó la mano fue al castigar al conde Alsessin cuando hizo esa ambiciosa investigación de impuestos. Con su gestión, numerosos nobles cayeron en la trampa, el conde Alessin incluido.

Entonces, ¿por qué paró a la mitad?

—Bienvenido, conde Alessin.

La puerta se abrió de repente y su padre entró.

Rihannan movió su cuerpo inclinado frente a la barandilla de las escaleras y dio un paso al frente. Pero sus pasos fueron pocos. Al contrario que su anterior vida, no sintió ningún regocijo por su regreso ni se dio prisa en bajar.

Se quedó en una posición superior a la del conde, viendo en silencio cómo caminaba agarrado de la mano de una niña pequeña de edad cercana a la suya.

—Saludos, conde Alessin. Esta niña…

El conde sonrió brillantemente mientras daba su abrigo al viejo mayordomo.

—Es mi hija. No tuve más remedio que dejarla afuera en ese entonces.

—¿Sí? ¿Qué…?

Los ojos del mayordomo se abrieron atónitos, y poco después miró hacia Rihannan. La vio sobre las escaleras, sola.

Rihannan lo miró con ojos tristes.

El viejo mayordomo siempre había servido a la mansión por el tiempo que ella podía recordar. Siempre fue justo e imparcial. Con su juicio justo, echó un vistazo a la mala conducta del conde Alessin. Eventualmente, varios años después, el conde lo echó de la mansión sin una carta de recomendación.

Arruinó la vida de ese hombre.

La cara del viejo mayordomo, que rápidamente comprendió la situación, se puso lívida.  Echó una mirada empática hacia la joven e inocente Rihannan mientras ella miraba la escena desde las escaleras intentando resolver las cosas.

—Conde, acaba de llegar. Vayamos y…

—Rihannan, baja aquí. ¡Déjame presentarte a tu hermana!

El conde Alessin llamó a su hija, que para entonces, estaba en las escaleras. No le importaba esconder sus efusivas emociones.

Rihannan, con sus ropas blancas y su largo cabello plateado tenía un rostro pálido. Parecía demacrada y pequeña como si no hubiera comido mucho desde la muerte de su madre.

—Dije que bajes. Esta es Leticia, mi hija y tu hermana. Por ciertas razones, tuvo que vivir fuera, pero vivirá con nosotros en esta mansión desde ahora.

—Fuera.

—¿Qué?

Rihannan miró fríamente al conde.

—Vete de mi casa, padre… junto con tu hija.


Maru
Oh, se lió. Se lió bien. La discusión que quería va a comenzar muajajajaja. ¡Echa a esos imbéciles, Rihannan!

10 respuestas a “No quiero ser amada – Capítulo 6: Vete”

  1. ¡Pum! Un your face bitch 😌

    ¡Que bien! ¡Yeiii! Es que ese tipo desespera, ¡Y eso que sólo llevo unos pocos capítulos de la novela! ¿¡Me van a sacar canas verdes!? Uff, quizás heh..

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