¡No quiero ser Princesa! – Capítulo 118: Su palabra deseada

Traducido por Lucy

Editado por Ayanami

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—¡Ah…!

—Lidi.

Como Lidi se desmayó mientras se venía otra vez, la tomé en mis brazos. Comprobando la hora, como era de esperar ya era hora de dormir, así que salí de su interior de un tirón. No puedo evitar ser reacio a separarme.

—Nn.

Tal vez, ella interpretó el movimiento de sacarla como algo placentero, aunque Lidi debería haberse desmayado se le escapó un dulce gemido. Sonreí con ironía al ver cómo mi miembro reaccionaba por sí mismo ante tal expresión. Cuánto la quiero. No hay más que reírse de cómo me lo hicieron notar. Limpié su cuerpo con magia, y aún abrazándola me acosté en la cama. No hay ni un ápice de cautela en ella, mientras duerme con una cara de desgana la abracé con cariño y fuerza a mi pecho. Cuando lo hice, pronto empezó a moverse inquieta. Examiné con atención su expresión para ver si se despertaba, pero no había señales de que hubiera abierto los ojos. Mientras observaba su estado, frunció el ceño y apoyó su frente en mí.

—Me pregunto qué estás soñando…

Parecía divertido, así que sin decir nada la dejé hacer lo que quisiera. Mientras la observaba, por alguna razón su rostro se volvió hosco. No se que es lo que le disgusta, pero revolviéndose dentro de mis brazos cambió su posición muchas veces. Tal vez, al final, encontró una posición agradable, enterró su cara en el fondo de mi cuello y, mostrando una expresión llena de satisfacción, se fue al mundo de los sueños.

—Funyuu…

—Linda…

Mientras ella respiraba de forma tonta en sus sueños, murmuré sin quererlo. Ella estaba durmiendo en mis brazos con una cara inocente, por supuesto que la encontraría linda. Cuando puse fuerza en mis brazos para abrazarla, ella pareció sonreír un poco. Sus labios hilaron palabras.

—Nn… Freed.

Al darme cuenta de que me llamaba por mi nombre mientras murmuraba en sueños, pude notar que mi cara se tiñó de rojo en un instante. Hasta ahora nunca había imaginado que el hablar en sueños de la mujer que amo pudiera tener un poder tan destructivo. Cuando aumenté aún más la fuerza de mis brazos al abrazarla, ella frunció las cejas con dolor.

—Lo siento…

Al notar eso, relajé un poco la fuerza de mis brazos. Aliviada, su cuerpo se relajó y se acurrucó más cerca de mí. Puede ser una acción inconsciente, pero es insoportable estar en el extremo receptor. Incluso sin eso, no es que esté por completo satisfecho. Si es posible, me gustaría saborearla un poco más. Tener que soportar a pesar de pensar que, esta situación era demasiado difícil. Aun así, no tengo ganas de separarme ni un poco.

—Lidi… ¿Cuándo lo dirás?

Confirmando que está dormida, le pregunté. Hoy, ella ha respondido de forma diferente desde el principio, por supuesto que lo he notado desde el principio. La he abrazado muchas veces. Es imposible que no me diera cuenta. Es claro que era diferente de antes, su voz era más dulce y sus ojos estaban teñidos de más calor. Además, a no ser que me equivoque por conveniencia, en verdad podía leer los mismos sentimientos que los míos en sus ojos. Todo el tiempo dejó escapar una voz suplicante que seguro solo le mostraría a su pareja resonó con seducción. Si ella me muestra una apariencia así, mantendré las expectativas pase lo que pase. No puedes decírmelo. Esa única palabra. Mientras pensaba en que la había abrazado y penetré con profundidad en su caliente interior liberando mi semen muchas veces. Ella lo aceptó con felicidad y, sin embargo, no lo dijo. Aunque hubo varias oportunidades para hacerlo, al final se quedó callada. No tengo idea de qué la hace dudar, pero parece que aún no es el momento para ella. Lo espero con tantas ganas y, sin embargo…

No es bueno.

No seas impaciente. Me regañé a mí mismo. Lo sé. No necesito ponerlo en palabras para entenderlo. He decidido esperar. He decidido esperar hasta que se enamore de mí. No había falsedad en esas palabras. Aun así, al ver su dulce coquetería en la práctica, no puedo evitar que mis expectativas aumenten.

—Lidi… te amo —le dije con suavidad, a ella que se entregaba al sueño.

Te amo… Al pensar en ella, tales palabras son insuficientes. No necesito nada más. Lo único que quiero es a ella. Pasé mis dedos por su cabello liso y largo. Ella, que aflojó la boca pareciendo sentirse bien, es igual que un gato complacido. Sin cansarme de ello, la peiné una y otra vez, luego la abracé con fuerza.

Solo hay una cosa que deseo. Por favor, te ruego que te apresures a decirlo. La palabra que deseo. La pedí como si me volviera loco, aun así esperaré con paciencia. Mientras la sostengo en mis brazos cierro los ojos.

Si ese momento llega. Si ella abre la boca con ese sentimiento, y me dice la palabra que deseo, estaré satisfecho.

—Lidi, por favor. Date prisa y dilo.

Porque no necesito nada más. Esperando que llegue ese momento, cada segundo se siente como una eternidad.